Se
acercan los carnavales. Las fiestas más importantes de la ciudad. El fin de los
cuatro días de carnaval es marcado por el inicio de la cuaresma cristiana. El
miércoles de ceniza. Después de la cuaresma vendrá la semana santa. Otros
cuatro días dedicados a fiestas más que todo pero que también tienen un matiz
sagrado.
Estos
días especiales, al igual que todas las celebraciones cristianas, son antiguas celebraciones paganas cristianizadas para abolir costumbres antiguas que celebraban los ciclos
de la naturaleza. La semana santa marca el inicio de la temporada de lluvias
aunque ha perdido la exactitud que tenía por efecto del desastre ecológico por
el que estamos pasando.
Cuando
mi pueblo festeja sus tradiciones, yo también las festejo ya que también son
mis tradiciones. Como ya he dicho anteriormente practicar una religión de
origen oriental no me hace oriental. Culturalmente no cambia nada en mí así que
éstas también son mis fiestas, igual que en navidad cuya celebración analizamos en un apunte anterior.
Yo
también celebro estos días a mi modo. Es decir los adapto a mi práctica.
Durante los carnavales puedo celebrar con amigos, bailar y festejar como ellos.
Exceptuando la ingesta de licor, bailo en las calles, le tiro harina de maíz
a los otros en la cara, los mojo con agua y me disfrazo si hay la ocasión.
Cuando
llega el miércoles de ceniza hago un recuento del año pasado y empiezo a buscar
nuevo material para estudiar este año. Al llegar la semana santa dedico esos
días al estudio de las enseñanzas, a conocer cultura y folclor budista y a ver
películas budistas. También si tengo la oportunidad, me retiro a un lugar fuera
de la ciudad a profundizar la práctica. Como si fuera un Uposatha especial.
Para
los cristianos, el miércoles de ceniza marca el inicio de su período de
reflexión y concentración en su doctrina. Se supone que deben ayunar, no
ingerir alcohol, aumentar las prácticas de devoción y algunas cosas más en
preparación para la semana santa que son los días más sagrados y de mayor
dedicación espiritual. En mi caso el ciclo es inverso. El fin de los carnavales
marca una preparación de la nueva disciplina del año. Autoevaluación y preparación.
Pero la semana santa en lugar de marcar la cúspide y el fin del período de
devoción, marca el inicio.
Estos
días sagrados que uso como un retiro intensivo en la práctica son el inicio de
un período de mayor observación del Dhamma y de una preparación para el día más
sagrado del año. Vesak, que se celebra en la luna llena del mes de mayo. El
Vesak es la máxima celebración budista y es marcado por el calendario lunar. La
semana santa también es marcada por un patrón lunar que la ubica en abril, así
que semana santa y Vesak suelen estar separados por casi un mes de distancia. Durante
este mes, que podría ser el equivalente a mi período de observación, hago los
preparativos de la práctica de todo el año, teniendo en cuenta que la
importancia de Vesak lo hace prácticamente el año nuevo budista. De esta manera
celebro los ciclos de la naturaleza, festejados por la tradición de mi pueblo,
de manera acorde al calendario budista tal y como se hace en oriente. Es el
momento en el cual se actualiza mi calendario anual.
Incluso
no celebro el año de la era común, es decir el cristiano, sino que registro el
año nuevo budista según Vesak, que aunque no es el mismo en todas las
tradiciones budistas (la diferencia es alrededor de diez años a lo mucho) es el
aniversario del nacimiento del Buda. Así que nosotros en realidad estamos más
de quinientos sesenta años adelantados al calendario cristiano.
A
este período del año que comprende más o menos un mes le he llamado El Mes de
Refugio. Es la preparación para programar y afrontar el año nuevo con todas las
promesas y retos que trae. Durante el Mes de Refugio hago énfasis tanto en las
Nobles Verdades y el Noble Camino como en los Cinco Preceptos. Busco hacer
retiros en cada momento que me sea posible. Rediseño mi altar cambiando algunas
cosas y haciendo mejoras. Y procuro hacer lecturas nuevas que me dispondré a
estudiar durante todo el año nuevo. Nuevos Suttas y libros de budismo. Es un
mes muy divertido y emocionante. Es como preparar el equipaje para un viaje.
El
mes de refugio es solo un ejemplo de cómo adapto las fiestas de mi pueblo a mi
práctica. Es el mejor ejemplo porque es la celebración más importante del año.
De la misma manera, a mitad de año hago otra celebración que corresponde al
cese de actividades del comercio y que es temporada de descanso y turismo. Este
receso de actividades suele coincidir con la celebración del día del Dhamma en
julio, de manera que hago una celebración especial durante la semana y realizo
un retiro si es posible.
Voy
celebrando las festividades locales con las budistas. Es fácil hacerlas encajar
porque suelen coincidir o estar muy cerca. Esto es así porque como ya
comentamos, las festividades cristianas son en realidad cristianizaciones de
celebraciones locales que siguen los ritmos de la naturaleza. En el budismo
casi todas las celebraciones importantes son regidas por el calendario lunar
así que la coincidencia o cercanía es casi siempre la misma.
Así
podemos programar nuestro propio calendario budista a comienzo de año marcando
todas las festividades y fechas de
dedicación, estudio y retiro con anticipación para así preparar una celebración
realmente digna, bien hecha y muy agradable. Con la emoción y la disciplina que
todo día sagrado se merece. Esta costumbre ayuda a afianzar la práctica de las
enseñanzas ya que el hecho de vivir en países occidentales cristianizados nos
dificulta más adquirir y mantener nuestras propias costumbres budistas. Así
creamos cultura y tradición. De esta manera nos será mucho más fácil inculcar
nuestros valores budistas a nuestros hijos cuando tengamos familia.
Este
es un pequeño aporte práctico para la gran Sangha solitaria que está regada por
el mundo. Recibe actualizaciones de este blog en nuestra página de facebook Apuntes de un Budista: https://www.facebook.com/Apuntes-de-un-Budista-889433734581728/?view_public_for=889433734581728