miércoles, 27 de junio de 2018

La estupidez en el budismo.


Este articulo tiene como objetivo dar una perspectiva más abierta y general de cómo se está propagando el budismo en occidente y de la forma como los occidentales estamos asimilando esta doctrina, que no es muy cercana a la forma como se practica el budismo en los países orientales de donde viene. Está dirigido a las personas que recién empiezan a indagar sobre el budismo, especialmente a los jóvenes que entran al budismo buscando un maestro que los guíe y cuyas fuentes de investigación tristemente son las páginas de internet y no las bibliotecas. Contiene puntos de vista que pueden chocar y ser incómodos para algunas personas pero son más que todo puntos de vista personales basados en las investigaciones y en la experiencia de un practicante laico que quiere ayudar a otros practicantes a ubicarse dentro del amplio mundo budista. Este artículo es básicamente una guía de lo que NO es budismo y se toma como tal en el mundo del budismo occidental. Espero que les pueda ahorrar errores y tiempo en su camino como practicantes del Dhamma.

El Dhamma es perfecto. Los budistas somos imperfectos. Precisamente por eso somos budistas, porque tenemos muchas falencias e ignorancia y necesitamos el Dhamma de Buda para arreglar dichas falencias y superar nuestra ignorancia. En el momento en el que hayamos superado nuestra ignorancia ya no necesitaremos del Dhamma y deberemos dejarlo ir como a una balsa que usamos para cruzar el río del sufrimiento pero que no llevaremos con nosotros al llegar a la otra orilla, tal como nos lo explica el Buda. La diferencia entre alguien que practica el Dhamma y alguien que no lo hace es que el practicante es consciente de su ignorancia y ha escogido el Dhamma de Buda para superarla. 

Las enseñanzas de Buda están volviéndose muy populares en todo el mundo y podemos decir que ya han llegado a casi todos los rincones del mundo occidental. Como en todo, las primeras veces no suelen ser las mejores y se toman más como los primeros pasos de un bebé. Torpes y erráticos.

La escalera.

Un budista comprende que el aprendizaje y la práctica del Dhamma deben ser asimilados y realizados con la misma mentalidad con la que se sube una escalera. Peldaño por peldaño, entendiendo que una vez que se ha utilizado un peldaño para subir al siguiente nivel, se debe dejar atrás. Abandonarse y afianzarse bien en el siguiente peldaño al tiempo que se prepara para irlo abandonando también, para continuar subiendo a través de toda la escalera. No debe haber aferramiento a cada paso que se da dentro del budismo. Todo lo contrario, ya que esta es una enseñanza fundamental del Dhamma, el desapego. Más que todo nos estamos refiriendo aquí a las formas. A los aspectos externos, llamativos y superficiales de la práctica.

Pondré mi ejemplo para explicarlo mejor. Mi primer contacto con el budismo fue a través del budismo tibetano. Pensaba que esa era la única forma de budismo y lo estudié así. Hubo cosas que no me parecieron coherentes ni prácticas y algunas me parecieron contradictorias así que abandoné la idea. Luego entendí que el budismo tibetano es solamente una de las tantas escuelas budistas que hay, y seguí estudiando. Así fui conociendo el mundo budista desde el budismo tibetano, pasando por el zen, el nichiren, el chan, y así hasta llegar al Theravada. Esta tradición me pareció más coherente, más clara y más certera en cuanto a la forma más directa de llegar al núcleo de las enseñanzas del Buda y en la manera más efectiva de aplicarlas a mi vida en el mundo real más allá de los aspectos estrictamente doctrinales o ceremoniales. Así, mis escalones desde el inicio hasta llegar a la resolución final de hacerme budista y mi práctica budista como estilo de vida fue así: Primer escalón budismo tibetano, segundo escalón budismo zen, tercer escalón nichiren, y así hasta llegar al Theravada que viene siendo otro nuevo primer escalón ya que ahí termina mi búsqueda y empiezo a practicar budismo de lleno. No a meter cosas bonitas del budismo en mi vida sino a meter mi vida en la práctica de la doctrina del Buda. Mantenga esta idea en mente.

Conforme voy avanzando en la práctica voy entendiendo que el budismo no es estático. Se trata totalmente de movimiento. Es como la electricidad, su materia es energía en constante movimiento. Todo lo contrario de una piedra pesada estática y milenaria como se suele pensar románticamente que deben ser las religiones. También he entendido que las formas exteriores, los rituales, las expresiones culturales y religiosas también son peldaños que se deben ir superando y dejando atrás gradualmente. Sobre todo porque somos demasiado tendientes a aferrarnos a éstas, olvidando que solo son señales y ayudas para llegar a la enseñanza y no la enseñanza en sí. Somos muy susceptibles a quedarnos en las formas porque nos identificamos con ellas a nivel emocional y es tan fácil quedarnos en ellas que se nos vuelven zonas de confort. Usamos las formas ceremoniales, los rituales y a los líderes religiosos para reemplazar figuras de autoridad que hemos perdido sin comprender que no las necesitamos. Pero el Buda es totalmente claro en cuanto a que estas expresiones son solo formas carentes de importancia o formas de fortalecimiento del ego.

Tratemos de entender esto. Las tradiciones son como el juego de té, la tetera, la bandeja, la taza. Hay de muchas formas y materiales. Porcelanas, metales, elementos preciosos, arte excepcional. En cambio el té, que son las enseñanzas del Buda, es el mismo. La taza de té puede cambiar y ser cualquiera, pero el té, el Dhamma, es el que todos debemos beber para superar el sufrimiento. Aferrarse a las tradiciones es darle más importancia a la taza de té y poner el té en segundo lugar y a veces ni siquiera lo tenemos realmente en cuenta. De esta manera podemos ver que en mi caso, empecé por el budismo tibetano y termine en el Theravada, pero de la misma manera otra persona pudo haber iniciado en el Theravada y terminado en el tibetano. Eso no importa. En lo que a nosotros concierne, ambos vamos a la misma cima pero nuestras escaleras son diferentes teniendo en cuenta todos somos diferentes y los peldaños que usamos para ir subiendo son solo eso, peldaños, y no nos aferramos a ellos.

Mi meta al practicar el budismo Theravada es superar también la tradición Theravada de la misma manera que dejé atrás el tibetano. En el momento en el que me identifique con mi tradición de práctica y que crea que es la más perfecta y mejor que todas las demás, en ese momento perdí el sentido de la práctica del Dhamma y caí en la fantasía de las formas y en la trampa de mi ego. Entonces me habré quedado estancado en la escalera, puliendo, contemplando y adornando un peldaño como un tonto que no avanza por estar limpiando un escalón de piedra o un pedazo de madera. Entonces sin darme cuenta me quedo atrapado en otra forma de mi propio ego y he perdido de vista la cima de la montaña en la que se encuentra el Buda. He perdido el camino al Nibbana.

Nuestro problema con la práctica del Dhamma es precisamente ese. El quedarnos estancados en las formas bonitas del budismo. Llevamos esta fijación hasta la estupidez llegando a aferrarnos a creencias ridículas como que mi tradición es la única verdadera y las demás se acercan pero están equivocadas o que la única manera de llegar a la iluminación es a través de un hombre iluminado al cual debo someterme y creerle todo sin importar nada porque es un “hombre iluminado”.

El budismo en su forma superficial y cómoda puede ser un lugar común, una zona de confort y un cliché. El internet ayuda mucho a que esto sea así. Se puede ver fácilmente en los grupos y foros de budismo en las redes. La gente se dedica a subir imágenes bonitas con frases confortantes que en su mayoría, no solo no fueron dichas por el Buda, sino que muchas veces le contradicen.

Hay incluso fuertes peleas y discusiones por cosas tan absurdas como la valía de una tradición sobre otra, el uso de drogas, defender lamas o líderes que se hacen de títulos monacales sin practicar ni siquiera un solo precepto budista. Lamas que se casan, beben licor, viven como laicos y cobran grandes sumas de dinero por decir obviedades y estupideces en prosa poética en un retiro para celebridades.

Cosas como defender el vegetarianismo como si fuera una ley e incluso pensar que la ingesta de carne es un acto inmoral incluso en los animales carnívoros. He visto a un monje que dice tener un gato al que según él, ha convertido en vegetariano. Lo que el hombre está haciendo es dañarle el sistema digestivo al animal, y además obviando el hecho de que cuando no lo tiene a la vista, el gato sale a cazar y a comer proteína, como lo hace todo carnívoro, para poder sobrevivir ya que los gatos simplemente no están evolucionados para procesar alimentos vegetales por más que se les den de comer verduras cocidas en baño maría. Esa obsesión con el vegetarianismo es uno de los símbolos de la estupidez en el budismo. Para una mayor claridad sobre este tema lee el artículo Veganismo y vegetarianismo en el budismo .

La costumbre de expresar el ser budista subiendo continuamente imágenes bonitas con frases cursis es un síntoma de personas débiles, cortas de creatividad y emocionalmente infantiles. Personas atrapadas en la estética de lo cursi y la inmadurez del lenguaje. Cuando estas personas tienen que enfrentarse a verdaderos problemas de la vida como un accidente, una enfermedad, una pérdida o una muerte, simplemente se quiebran. Se caen en pedazos y se hunden en la autocompasión y en la desesperación ya que todas esas imágenes bonitas de Buda con frasecitas para mejorar tu vida en realidad no sirven para nada. El budismo no sirve en imágenes bonitas con frasecitas prácticas por la misma razón que la obesidad no se supera con infusiones de yerbas indias ni aparatos comprados por televentas.  

La meditación es otro punto que se convierte en un verdadero cliché. Se ha deformado de una manera asombrosa. La gente empieza por consumir la propaganda estadounidense sobre las proezas de los monjes budistas y termina creyendo que meditar es desarrollar poderes mentales mágicos a través de los cuales algún tipo de extrañas ondas cerebrales de bondad y bienestar viajan desde la cabeza del meditador iluminado a través del tiempo-espacio hacia “todos los seres sintientes” que sufren, muletilla que usan los monjes occidentales para adornar la pereza física y mental de levantar su delicado trasero del cojín y salir de sus cómodos templos a hacer algo de verdad útil por la gente que sufre en el mundo real.


La forma de budismo zen enseñada por el maestro Tich Nhat Hanh se llama budismo comprometido. No se trata de fantasiar con meditaciones mágicas sino de usar las enseñanzas de Buda en relación directa con las personas, lo cual sí es budismo real. El maestro Hanh dice, debes luchar contra el sufrimiento, debes ir donde el sufrimiento está. Uno siempre sabe dónde está la gente que sufre. Hay que salir de la casa, llegar a donde está el sufrimiento y hacer algo que ayude, así sea poco. Eso es una verdadera práctica del Dhamma en lugar de quedarse aplastando un cojín de satín deseándole felicidad a “todo los seres sintientes”, lo que de hecho y para ser francos no es más que otro intento hipócrita de disimular la pereza y la cobardía de actuar escondiéndose tras una fachada religiosa. Creer que los mantras son como palabras mágicas que generan cambios positivos a distancia de manera metafísica es exactamente igual que creer que el agua adquiere propiedades curativas y protectoras porque un hombre en un vestido negro le pasa la mano por encima en forma de cruz. Dejar de creer en una cosa para creer en la otra es algo simplemente tonto.

La base de toda esta nueva falsa doctrina, falsa en el sentido en que en realidad no se hace nada, es la misma herramienta que nos puede llevar la doctrina a lugares donde nunca antes había llegado. Internet. Las redes sociales, ya lo habíamos comentado, son solo un medio para un fin. Si la persona basa su práctica budista en sus interacciones de Facebook, en su grupillo de Whatsapp, en frases que llegan a su Twitter, pues en realidad no está haciendo nada. Simplemente alimentando un ego imaginario e infantil. Ser budista no se trata de asegurarse de que todo el mundo sepa que eres budista.


Otro efecto desorientador del internet es esa necesidad de abarcarlo todo y hacer armonizar todas las religiones con el budismo como queriéndolo convertir en un moderno tipo de panteísmo dentro del cual puede caber cuanta creencia absurda y traída de los cabellos. Esta idea es traída de la espiritualidad psicodélica de los sesentas en la cual embaucadores gigantescos como Deepack Chopra y Osho amasan millonarias fortunas explotando la necesidad emocional de las clases media y alta de países occidentales. En resumen, hacen budismo para cristianos, de manera que se pueda anexar una cosa con la otra sin que haya incómodas contradicciones uniéndolo todo con el pegante de la metafísica poética que empieza hablando de partículas y del universo y termina hablando de tu alma. Para comprender este fenómeno lee la serie de artículos de Peligros dentro del budismo en este blog.

El buen budista ama el hinduismo.

Este mismo intento de mezcla se suele hacer con la espiritualidad Hinduista, lo cual es una de las ideas más risibles y contradictorias. Se pretende hacer creer que el Hinduismo y el budismo son como hermanitos espirituales que concuerdan en casi todo. El budismo no llegó a tener un verdadero arraigo en la India primero por la cuestión teísta. 

En el budismo, los dioses son personajes secundarios sin mayor importancia mientras que en el hinduismo son la base y el cuerpo de toda la doctrina. Pero más que todo, si a algo se dedicó el Buda durante todos sus años de prédica fue a darle duro al hinduismo en todas sus áreas. Las más fundamentales y las más superficiales. El Buda se enfrentó a las más altas autoridades del hinduismo, brhaamanes, reyes, altos sacerdotes, y a todos los desautorizó revelando las falencias de esta doctrina. Los indios siempre han sido supremamente aferrados a sus tradiciones familiares y al aparecer un maestro nuevo con ideas contradictorias desautorizando las bases de su creencia, se aferraron más a sus doctrinas y rechazaron el budismo, de la misma manera que lo hicieron con el cristianismo a pesar de todos los intentos de los misioneros protestantes durante la ocupación del imperio británico.

Conceptos hinduistas como el determinismo en el cual se cree en cosas como que la persona que llega siempre es la correcta, lo que sucede es lo único que podía suceder, cualquier momento que comience es el momento correcto y cuando algo termina, termina, son dulces irresistibles para los occidentales porque es un sistema de creencia que funciona exactamente igual que el sistema cristianismo en el cual todas las cosas, lo bueno y lo malo, es responsabilidad de Dios y nosotros no tenemos más que esperar a ver qué nos toca (Todo lo que pase es voluntad de Dios). Esta idea, en la cual también se basa la despreciable idea de las castas, es totalmente contraria a la enseñanza de Buda.

El Buda por su parte destruye totalmente dicho determinismo al cual se condenan los hindúes y los cristianos desde que nacen. El Buda explica que no hay determinismo o sea destino, ya que las personas tenemos el poder de cambiar nuestro kamma y escoger la dirección por la cual queremos ir. En la doctrina budista el determinismo es símbolo de derrota, de renuncia a la acción. El budismo reemplaza el destino y los dioses por la ética y la conducta moral, partiendo de la idea de que las acciones correctas y la conducta virtuosa tienen como consecuencia la destrucción del kamma negativo y la generación de kamma positivo, cambiando así el destino de la persona SIN IMPORTAR el kamma que traiga. Pero esto tiene un costo que el hinduismo y el cristianismo niegan.

A diferencia de estas dos religiones, el budismo te obliga a asumir las consecuencias de tus actos y a responsabilizarte por tu conducta en este mundo. Decir que las cosas pasan porque tienen que pasar y que lo que es de uno tarde o temprano ha de llegar es evadir la responsabilidad por lo que le pasa a uno en la vida. Es negarse a tomar las riendas de la propia existencia. Quedarse ahí sentado a oler las flores porque las cosas llegan solas y lo malo hay que aguantarlo con la cabeza agachada esperando la misericordia de los dioses es una actitud cobarde y derrotista. Nadie salva a nadie, dice el Buda, y cada uno se salva a sí mismo. Esto quiere decir que no hay destino, que hay que asumir las consecuencias de las acciones propias y que el destino se forja con la fuerza del espíritu y el ejercicio de la ética y la compasión. En el corazón de la doctrina budista, no hay ningún dios que tenga el poder de darle o quitarle nada a uno. Todo lo que nos pasa en la vida es por causa de nuestras decisiones, de la manera como trabajamos nuestro kamma y de nuestras acciones.

Pero muchas veces esto es demasiada responsabilidad e implica demasiado gasto de energía para personas acomodadas frente a un computador. Es más fácil llamarse budista subiendo postales de Buda al Facebook. Este es solamente un pequeñísimo ejemplo de todas las diferencias fundamentales que tiene el budismo con las religiones teístas, más que todo con el hinduismo que tanto les gusta a los budistas new age. Además de eso, esas ideas deterministas si se aplican a la realidad resultan simplemente ridículas como por ejemplo esa de que la persona que llega a tu vida siempre es la persona correcta. Por ejemplo, ¿una mujer que es violada por tres hombres en un callejón oscuro ¿se levantará después de la paliza y pensará que esas tres personas que la violaron eran las personas correctas en el momento correcto? Sin duda, más de un imbécil dirá que en efecto así es, pero obviamente los estúpidos que afirman eso no han conocido nunca a una mujer violada y ni siquiera pueden imaginar lo horrible del acto de la violación. Cualquiera diría que este es un ejemplo exagerado y excepcional, pero la vida no es un jardín de rosas y las cosas malas no son excepciones. Pasan todos los días. El objetivo de las religiones no es disfrutar cuando todo es bonito sino todo lo contrario, brindar soporte y fortaleza cuando la vida se torna cruel. Los budistas de Facebook prefieren ignorar este hecho y quedarse en su jardín imaginario de rosas virtuales.

Las personas que toman como ciertas todas esas pequeñas leyes bonitas que les hacen sentir bien son personas con un enorme desconocimiento del mundo y de la naturaleza humana. Son personas que viven en pequeñas burbujas de seguridad y comodidad. Personas que por más que lean sobre budismo en sus pantallas, no conocen el Dhamma porque no conocen el sufrimiento de los demás, solo el suyo. Se niegan a conocer el sufrimiento del otro. Lo niegan. Lo ocultan bajo imágenes cursis y frases compasivas. Son personas que no son capaces de ensuciarse las manos y que sienten asco y temor hacia las personas en condiciones mucho más desfavorables que las suyas. Viven en la ilusión del mundo como dice el Buda, y carecen de la compasión porque ni siquiera son capaces de presenciar el sufrimiento ajeno, mucho menos hacer algo para disminuirlo. Como hemos comentado infinidades de veces en este blog, el budismo es una doctrina de acción, de conducta para  con el otro en la vida real. Una persona cuya vida espiritual se basa en talleres de meditación y grupitos de Facebook no es un budista, es un tonto que se engaña así mismo atrapado en una existencia vacía que intenta llenar inútilmente con ortopedias sociales. Esa es la principal trampa del budismo en occidente. No hay budismo virtual, no hay budismo de redes sociales. Si no se practica en la vida real, en uno mismo y con los demás, no se está haciendo nada más que engordar el ego.

El budismo se ha convertido en una nueva mercancía de consumo igual que todo lo que llega a occidente. El budismo en realidad se basa en meditación, en estudio y en practicar lo que enseñó el Buda. No hace énfasis en cual de todas las tradiciones es la mejor o la cierta. Esas peleas son para cristianos y demás teístas. En el budismo todas las tradiciones son solo caminos hacia el Nibbana. El budismo no trata ni tiene que ver con hacer yoga, con ser vegetariano, con una posición moral superior, con una mente más especial que la de los demás, con ser más inteligente, con armar élites espirituales, con costosos retiros de meditación, con gente rapada y en túnica ordenada en antiguos templos orientales. El título de Lama no garantiza que se trate de un ser iluminado. Muchas veces ni siquiera son budistas. De hecho la palabra Lama se ha convertido en sinónimo de sospecha, superstición y timador. Cualquiera que adore a un Lama o a un monje como si fuera un dios y no soporte que se le ponga en duda, perdió el sentido del budismo y en lugar de eso tiene un ego enorme y sensible. Por eso los fanáticos son tan fáciles de irritar. El Dalai Lama y otros verdaderos maestros budistas advierten constantemente sobre este punto, es decir, repiten lo que el Buda mismo dijo hace más de dos mil quinientos años. No todo el que lleve la túnica amarilla es digno de ser llamado monje. Mantenga esto en cuenta cada vez que le hablen de un lama o un maestro budista.



En resumen, nuestra principal fuente de información para aprender budismo, el internet, no es una mala herramienta sino una buena herramienta mal usada. Es un error por ejemplo enfrascarse en extensas y pesadas discusiones en un foro. El Buda mismo advirtió que no se debe caer en discusiones extensas y sin sentido sobre cuestiones de creencia en el Dhamma. Una manía que por cierto, tienen muchos monjes en oriente.

Entonces, ¿Qué hacemos?

Ante este confuso panorama ¿Cuál sería la mejor manera de aprovechar internet para aprender budismo? En realidad es bastante simple. Menos es más. Empiece por conseguir Suttas traducidos y  secciones del Canon Pali. Compre libros de maestros budistas como el Dalai Lama, Tich Nhant Han, Ajahn Brahm y otros grandes maestros budistas. Estúdielos concienzudamente y saque sus notas.

Sea autodidacta. No se desespere por estar solo. Ese es el anzuelo de los tontos, la urgencia por ser un budista main stream. No le crea a la moda ansiosa de las “comunidades”. La gente que no es capaz de estar consigo misma en realidad no está capacitada para estar con otras personas. Si usted no está desesperado por estar acompañado, podrá usar internet de manera correcta para contactar a otros budistas que sí pueden aportarle algo útil. Intente contactar a algún monje o alguna comunidad que tenga la guía de un monje y plantéele las dudas que tenga después de haber estudiado los textos. No es garantía de que sea un buen aporte pero de todas maneras será mucho mejor que meterse a un foro de Facebook.

Establezca una rutina de práctica y empiece a desarrollarla gradualmente pero sin obsesionarse con el ritualismo. Recuerde que ese es el principal problema del budismo occidental. Manténgalo simple y práctico para usted. Lo importante son los cambios en la mente. Si logra cambiar su mente, todo lo demás cambiará.  



El siguiente es un consejo práctico en el que insisto constantemente, sobre todo para las personas nuevas interesadas en el budismo. No, no y (no) se fundamente en foros de internet ni grupos de Facebook para aprender sobre budismo. Los foros de internet NO son una fuente de información útil sino todo lo contrario. Son fuente de desinformación, confusión y contradicciones. Fuera de que son una gran galería de los egos más enormes de internet haciendo gala de una religión que consiste en disminuir el ego. Olvídese de Facebook para discusiones sobre religión. Facebook está lleno de gente igual o más ignorante que usted pero que está totalmente convencida de que posee el conocimiento de un ermitaño budista de los Himalayas. Facebook puede servir para buscar gente que quiera conformar un grupo de estudio de personas iguales a usted y para informarse sobre eventos o noticias sobre el budismo. Para algo más que eso, no pierda su tiempo en redes sociales. En su mayoría y por su mal uso, son fuente de ilusiones y embrutecimiento.

No se desespere por encontrar un maestro. No es imprescindible. Es más, incluso si solo tiene acceso a un maestro budista ordenado en su ciudad, no lo tome como su maestro sólo porque no hay más. Evalúelo y asegúrese que en verdad sea budista, y después asegúrese de que sea el maestro adecuado para usted. No todo maestro puede enseñar a todo practicante. Tiene que haber una afinidad y una empatía particular. Si no siente eso, no se fuerce a ser su discípulo. Someterse solamente por un título es un error. No terminará bien. Esta es una enseñanza que los maestros budistas de oriente  constantemente hacen a los practicantes de occidente. La práctica del budismo no depende de tener o no un maestro. Depende de la disciplina del practicante. Además, no hay mayor maestro que el mismo Buda.

Sea paciente. El budismo sin paciencia es como una hamburguesa sin carne. O sin imitación de carne. Uno no se hace budista de un día para otro. Hacerse budista es como hacerse maratonista. Se practica, se cambia la dieta, se persiste hasta que se alcanzan las marcas requeridas y se corre a ritmo de carrera. Hasta que se consigue hacer de la práctica una costumbre. Recuerde no usar las redes sociales como muletilla para ser budista. Un buen practicante usa internet para sacar información y practicarla en su vida. No necesita revisar el Facebook todos los días ni subir cursilerías creyendo que está compartiendo algo. Es más, la verdadera práctica del budismo le enseñará a disminuir las horas que le dedica a los aparatos electrónicos y a compartir con las personas con las que tiene contacto real.

Como hemos visto, la clave para sacarle el jugo al budismo siendo un occidental en un mundo cristiano es ir a las fuentes confiables (Libros, no Facebook) y mantenerlo simple. No buscar a alguien más sabio que le venda budismo en una exótica presentación oriental ni pertenecer a un grupo de locos como la SGI o los seguidores de Osho (Ver artículos Peligros dentro del budismo). Espero que estas simples claves le sean útiles para poner a prueba la efectividad del budismo o para mejorar su práctica.

Quiero dar un gran saludo a todos los lectores que han estado pendientes del blog y pedirles que sigan enviando sus preguntas, comentarios y propuestas para más investigaciones y nuevos artículos. Muchas gracias por su fidelidad. Como siempre, todos los comentarios, aportes y quejas son bienvenidos.