ESTO TAMBIÉN PASARÁ
Esta frase se ha hecho
muy popular entre los budistas occidentales, incluso podemos decir que se ha
puesto de moda. Esta frase se conoce por una leyenda budista, (o supuestamente
budista, se le atribuye al zen pero en realidad no lo sé) en la cual se le
regala a un gobernante un anillo con estas palabras grabadas, entonces las usa
para enfrentar los tiempos de paz y abundancia como también los tiempos de
escasez y guerra. Se relaciona con la impermanencia en cuanto a que describe en
la práctica la manera correcta de enfrentar todos los eventos importantes de la
vida, los considerados positivos y negativos, sin aferramiento. Aunque es una
verdad muy relacionada con la doctrina de la impermanencia, es una frase que ha
sido profundamente malinterpretada.
Aunque también se aplica
a situaciones positivas como ya comentamos, se ha adoptado básicamente como
muletilla para referirse a las situaciones consideradas negativas o difíciles.
Se ha convertido en una especie de fórmula mágica para quitarle importancia o
significado a los obstáculos o situaciones que producen miedo y sufrimiento,
sugiriendo indirectamente que las cosas malas pasarán rápido y sin dejar
ninguna consecuencia importante, para dar paso a cosas buenas y beneficiosas
que, aunque también son pasajeras, durarán más tiempo porque son “buenas”. Esto
es una tergiversación y una malinterpretación de una enseñanza budista.
Las personas que usan
esta frase como mantra en situaciones difíciles realmente no saben enfrentar
los problemas de la vida y buscan recetas mágicas para evadir el miedo que
sienten en el presente, enfocándose en un futuro benévolo que desean que venga
pronto para reemplazar la mala situación a la que se están enfrentando, pero de
la que desean escapar. Es una evasión temporal en la que sitúan su mente en el
futuro para hacer más llevadero el presente indeseado. Siguen atrapados en el más básico de los Samsaras.
El que parece espiritual, pero no lo es.
El verdadero significado
de esta frase es, como bien lo dice, que todo es pasajero. Pero no se refiere
únicamente o especialmente a las cosas malas o difíciles de la vida. Esta
comprensión de las cosas se debe aplicar a todo, a los eventos negativos y a
los positivos por igual y sin distinción. No es un vidrio para romper en caso
de emergencia, es un fuego que debemos encender todos los días. Es fácil decir
“esto también pasará” cuando hay una pandemia mundial. Pero es más difícil
decir “esto también pasará” cuando acabamos de ser promovidos o estamos en la
euforia del amor.
“Esto también pasará”
tampoco significa que no debemos sentir emociones y que debamos ser totalmente
neutros ante cualquier situación. Eso es un error muy grande que también he
escuchado decir frecuentemente entre los budistas occidentales. Nuestra
humanidad y todo lo que ella contiene es ineludible. Es inevitable sentir
miedo, ansiedad, alegría y euforia. La clave con esta frase es que nos dice que
no debemos darle prioridad a ningún sentimiento sobre otro. No quiere decir,
como ya comentamos, que no debamos sentir emociones. En lugar de eso, significa
que nosotros debemos trabajar por conseguir el CONTROL sobre nuestras
emociones. El Maestro y yo tenemos sentimientos y son los mismos. Rabia,
pasión, miedo, tristeza, etc. La diferencia entre el Maestro y yo es que mis
emociones me controlan a mí, en tanto que el Maestro controla sus emociones,
sin importar lo fuertes que sean. Esa es la diferencia, la clave para soportar
las adversidades de la vida.
“Esto también pasará” significa
que, a pesar de que en algunas situaciones me surgen un tipo de emociones y en
otras me surgen otro tipo que son distintas o contrarias, me esforzaré por
estar enfocado en lo que realmente es importante. En el control de mi mente y
en el servicio a los demás. Si se sigue bien el entrenamiento para conseguir
estos objetivos, la ansiedad y el miedo serán obstáculos menores, la lucidez de
la mente tomará el control de los sentimientos y podremos ser capaces de ver
las oportunidades de fortalecernos y madurar al momento de enfrentar crisis vitales.
La trampa del “esto
también pasará” es que supuestamente es una enseñanza del desapego. No apegarse
a lo que está aconteciendo para estar en paz. Pero esto es falso. Lo que en
realidad está fomentando el “esto también pasará” es la otra cara de la moneda
del apego. La aversión. Aversión al momento presente que significa un problema
del cual deseamos escapar.
Ver el anillo cuando las
cosas están bien da una sensación de tranquilidad en el presente debido a la
idea plástica de que lo estás dejando pasar, pero no es así. Estás tan enfocado
en ese sentimiento placentero para conservarlo porque sabes que no va a durarte
para siempre, y te remites a la tranquilidad. Ver el anillo cuando las cosas
están mal es un atajo mental lejos de la situación actual, pensando en un
tiempo futuro en el cual ya no tengas que estar enfrentando lo que tienes en
frente. Esto que está pasando ahora y que me genera ansiedad, pasará como una
tormenta sobre un viajero bien protegido. La tormenta seguirá su camino y
eventualmente desaparecerá, pero yo saldré de mi protección y seguiré mi camino
como si las tormentas no existieran. Sin peligro de sufrir ningún daño
importante porque la tormenta ya ha quedado atrás. Esto una trampa del ego.
En lugar de sentir miedo
y decir, “esto también pasará”, refúgiate en el Dhamma y di: Esto “ESTÁ PASANDO”.
Está pasando “AHORA”. No pienses que pasará quedándose en el pasado mientras tú avanzas a donde no pueda alcanzarte. Debes decir “esto está pasando ahora, en
este momento”. Sé que esto que está pasando, no será así para siempre porque es
impermanente, pero YO TAMBIÉN SOY IMPERMANENTE, y el hecho de que esto vaya a
pasar, no significa que yo pase por ello y quede igual que antes. Esto puede
cambiarme. Tiene el potencial para cambiarme. Va a cambiarme. Y existe la
posibilidad de que me cambie de un modo no deseable porque yo no soy especial.
Soy impermanente. Considera que el presente te puede afectar pero si te aferras
al Dhamma, no importa cómo pueda afectarte una situación, siempre vas a tener
la fuerza para adaptarte, para mejorar y para vivir y aceptar el cambio. Sin
importar que te suceda algo que jamás esperaste que te pasara. Cualquiera que
sea el resultado, practicar el Dhamma te mantendrá preparado para ello.
No hables en futuro
cuando te enfrentes a un problema. Habla en presente. Siempre en presente.
Tenemos un problema. Tengo un gran problema. Sí, también pasará, pero aúun no ha
pasado, está pasando, y debemos enfrentarlo ahora. El pasado no importa y el
futuro no existe, no te refugies en él. No seas cobarde y no te escondas detrás
de frasecitas ridículas que te dicen lo que quieres escuchar. Se un verdadero
practicante del Dhamma. No digas “esto también pasará”, di “esto está pasando y
voy a hacer algo al respecto en lugar de sentarme a esperar a que pase”. La
práctica del Dhamma no admite actitudes temerosas y complacientes como esa.
¿Cuál es la verdadera
fórmula para superar el miedo en momentos de crisis? Practicar el Dhamma, es
decir, servir a los demás. Crisis significa que todos necesitamos ayuda. Y esto
significa que tenemos cientos de oportunidades de practicar el Dhamma porque
tenemos cientos de oportunidades de ayudar a quienes lo necesitan.
Ahora muchos estamos con
nuestras familias. Podemos hacer lo que usualmente no hacemos por ellos más aun
cuando nos parece que son insoportables y que no se lo merecen. Las relaciones
familiares no siempre son fáciles y por eso son un reto excelente para practicar
la compasión que enseña el Buda.
Ahora tenemos tecnología
para ayudar a otras personas a la distancia. Muchas personas están solas en
estos momentos difíciles. Podemos enseñar, dar consuelo, hacer reír, transmitir
conocimiento. Intentar subirle el ánimo a la gente en lugar de sentarnos a
disparar veneno contra el gobierno porque no tiene idea de lo que está haciendo
y la situación empeora. Ahora que tenemos el espacio, podemos estudiar
detalladamente las Enseñanzas del Buda sobre el uso correcto del lenguaje y
practicarlas como no se nos había ocurrido antes.
El Buda nos enseña a
enfrentar nuestros miedos con sus Enseñanzas. El Dhamma está hecho
especialmente para este tipo de situaciones. El sufrimiento es la materia prima
de la fortaleza. Sin sufrimiento, el camino al Nibbana no tendría sentido. Esta
crisis es una excelente oportunidad para evaluarnos a nosotros mismos y
averiguar si en realidad somos verdaderos practicantes del Dhamma, o
simplemente somos unos simples turistas buscando cosas bonitas para anexar a
nuestra vacía “vida espiritual”.
Para concluir y cambiando
un poco de tema, hay muchas fuentes budistas en estos días. Y muchas de estas
fuentes no son verdaderos de budistas. Una forma fácil de saber si estás en el
lugar equivocado es la siguiente. Si en el lugar en el cual estás estudiando
budismo siempre te dicen cosas “positivas”, buenas, lindas y agradables, pero
jamás te exigen, te enseñan disciplina, ni te encuentras nunca con nada que
choque contigo a nivel personal, entonces te aseguro que estás en el lugar
equivocado. El Dhamma de Buda no fue hecho para hacer sentir bien a la gente,
está hecho para enseñar la verdad última y para enseñar a llevar una vida
recta, verdaderamente ética y de servicio. Sin duda trae muchísimos beneficios
y mejora la calidad de vida. Pero si el Dhamma que estás estudiando jamás te reta,
te incomodan, te exige, incluso si jamás te ofende, no es el Dhamma real. No es
el Buda real. Y ésta verdad también es muy necesaria en momentos de crisis
porque es precisamente en estos momentos de crisis en los cuales los impostores,
los farsantes y los mercaderes aprovechan más.
Aprovechemos cada día
practicando las Enseñanzas de nuestro Maestro y refugiándonos en las Tres
Joyas. Bendiciones.
Para estar atento a nuestros temas mira la página Apuntes de un budista
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