jueves, 6 de febrero de 2020

Maltrato de animales en países budistas




La pregunta de la que hablaremos es la siguiente, ¿por qué hay tanto maltrato animal en países budistas? Hablamos de países asiáticos como Japón, China y similares.

Japón, por ejemplo, aun insiste en la práctica de caza de ballenas. Un comercio que genera indignación y rechazo a nivel mundial. Hay que tener en cuenta que cuando hablamos de Japón como un país cazador de ballenas no nos estamos refiriendo a toda la sociedad japonesa, sino al gremio de la industria pesquera y al gobierno que aprueba esta industria. En la cultura china en general el respeto a los animales no es muy común. Esto se ve en la manera en la que almacenan seres vivos antes de su consumo y el consumo de algunos animales que no se consideran básicos para la dieta humana como el consumo de animales depredadores como la serpiente. En estos dos casos, que pudieran ser los más populares, hay que hacer una salvedad. Japón y China son países de tradición budista, pero no son países budistas.  

Japón es sintoísta y a la vez budista. Estas dos religiones son la base de la vida espiritual de Japón. El sintoísmo o también llamado Shinto, es la religión nativa de los japoneses. Aunque la tradición budista japonesa es muy antigua, actualmente el budismo está decayendo en Japón. Los monjes se han visto forzados a crear nuevas estrategias de reactivación de la fe budista en Japón ya que las nuevas generaciones parecen no tener interés espiritual alguno. Esto tiene como consecuencia que el budismo sea un factor cultural al cual la sociedad recurre para casos tradicionales muy puntuales como las bendiciones del hogar, de uniones maritales, de los niños y para los funerales. Pero la práctica en sí del budismo parece haberse relegado estrictamente a los monjes y a las comunidades laicas activas.



 En cuanto a China hay que mantener presente dos cosas. Primero, China ha estado bajo el régimen del partido comunista desde hace más de setenta años. El comunismo considera toda religión como nociva para el pueblo y ha luchado siempre contra ella. Por eso culturalmente el budismo ha sido en principio una práctica oculta que ha podido irse exteriorizando a través de las décadas a medida que el sistema comunista revela sus fallas y se ve obligado a abrirse a las condiciones del mundo libre. De ahí se pasa de reprimir el budismo, a explotarlo como medio de capitalización con los turistas occidentales.  Parecido a lo que hace el régimen comunista cubano con el dólar y las playas de la isla.

Los grandes avances en libertad religiosa en China están empezando a ser dirigidos hacia la dirección contraria ya que el gobierno chino ha empezado de nuevo a reprimir el budismo. Templos e imágenes budistas de gran antigüedad e importancia incalculable para la humanidad están siendo destruidos en estos momentos por miedo a que la fe budista se renueve de tal manera que ponga en duda la autoridad del partido comunista en China.

Imágenes de Buda decapitadas por el gobierno comunista chino

Culturalmente lo que impera en China es una sociedad de consumo en la cual el hombre es el centro de todo y por tanto puede disponer de todos los animales para su beneficio sin tomar en cuenta nada más que el bienestar humano, pensamiento heredado de la ideología socialista. Eso ha hecho que a pesar de la presencia del budismo, los chinos sean capaces de consumir casi cualquier animal. Incluso animales sagrados como la tortuga. Y en algunos lugares la forma en que los animales son sacrificados es realmente horrenda. También es sabido que consumen animales que para nosotros son culturalmente sagrados como el perro y el gato. Aunque éstas prácticas si están presentes en China hasta el día de hoy, hay que aclarar que no son muy extendidas y en realidad son rarezas presentes en algunos lugares apartados del país. Se podría decir que son la excepción y no la regla. Hablamos del consumo de perros y gatos o animales bastante más exóticos.

El segundo punto que hay que tener en cuenta en cuanto a China es que es un país extremadamente grande. Es el tercer país más grande del mundo y el más poblado del mundo. China es tan grande que una persona que vive en un extremo del país tiene problemas para comunicarse con otra persona del otro extremo del país porque los dialectos de sus respectivas regiones se han desarrollado de manera tan particular que pareciera que han tomado diferentes caminos. Aunque la raíz de la lengua China es básicamente la misma, en China hay muchos dialectos según cada región, y el tamaño del país hace que algunas regiones casi no tengan contacto con otras. Por lo tanto, no es muy acertado afirmar que lo que ocurre en un lugar o región de China ocurra igualmente en todo el país. Cosa que si podría ser más plausible en otros países más pequeños.

En cuanto religión, China es también taoísta y confusionista, siendo estas dos las religiones nativas de la China desde las eras imperiales, y que junto con el budismo, subsisten hasta ahora a pesar de su violenta historia política. Por lo tanto, aunque China es un bastión mundial del budismo y parte central de la cultura budista, no podemos afirmar contundentemente que China sea un país budista.

Por esta razón, y a pesar de que la historia y la tradición del budismo en China sea fácil de identificar, el budismo como práctica espiritual real no está fuertemente integrada a la vida del ciudadano promedio. Así que las prácticas de compasión y respeto hacia los animales no son muy arraigadas en la China actual, aunque no están ausentes.

Sin embargo, el que un país sea absolutamente budista en su tradición y cultura no es garantía de que no se maltrate a los animales. Un ejemplo de esto es Tailandia.

Tailandia es un país absoluta y totalmente budista. Las estatuas de Buda y los templos budistas están en todas partes y los monjes budistas son tratados con un honor y un respeto muy elevado. Tal vez más de lo que deberían. Sin embargo, a los animales en Tailandia no les va muy bien. Hay reportes de que a los tigres se les droga en los santuarios para poder posar junto a monjes budistas como si fueran inofensivos peluches gigantes ante los turistas. Los elefantes son maltratados constantemente para hacer espectáculos o aparecer en festivales.




Una de las prácticas más desagradables de la cultura tailandesa viene del mismo budismo. En la doctrina budista, se dice que liberar a un animal de su cautiverio genera buen karma y es ejercitar la compasión con los animales. Debido a esto, algunos comerciantes inescrupulosos capturan ranas, peses, tortugas, pájaros y demás animales pequeños, los meten en bolsas plásticas cerradas que se ponen al inclemente sol y el calor asfixiante para que los turistas los compren y los liberen, semejando un ritual barato budista para obtener buen karma y buena suerte.

Después, los comerciantes vuelven a capturar a los mismos animales vendiéndolos una y otra vez a los estúpidos turistas que siguen el juego solo para tomarse una foto para sus redes sociales y experimentar la “compasión budista”. Esa práctica se ve más que todo cerca de los templos budistas más grandes que están en las ciudades más turísticas de Tailandia. Recordemos que Tailandia es un destino turístico mundial. En otros países como Birmania, Laos y Vietnam que también son budistas, se pueden ver prácticas similares contra los animales.

Como ésta, son varias las prácticas de irrespeto y crueldad hacia los animales que hasta el día de hoy suceden en países que consideramos budistas o en países que sí son budistas. ¿Por qué ocurre esto? Lo primero que se nos ocurre hacer es culpar a la tradición religiosa, pero viéndolo así el problema está mal enfocado. En realidad, no estamos analizando una cuestión religiosa, estamos tratando con una cuestión cultural.

Cultura y religión no son lo mismo. Religión en términos prácticos es la doctrina, las normas y enseñanzas de una creencia enfocadas desde lo espiritual y que rigen la vida ética y moral de un pueblo. La cultura por su parte, es el conjunto de normas y costumbres, no establecidas explícitamente por una autoridad, sino por circunstancias sociales y por las condiciones ambientales, económicas e históricas de un grupo social que comparte un mismo territorio y una misma lengua.

La cultura se desarrolla y cambia a través del tiempo. La religión se adapta a la cultura, pero mantiene su estructura ética.

Le religión tiene una guía clara, doctrina y autoridad, y unos lineamientos éticos claros y definidos. La cultura no. La cultura se va desarrollando, moldeando y adaptando a nuevas condiciones constantemente. Y depende del clima social, la economía y la psicología del pueblo.

La cultura puede adaptarse a las formas y principios de una religión a través de los rituales, los días festivos o sagrados, la jerga religiosa e incluso la política. Pero esta adaptación no garantiza la cabal adopción de la religión por parte del pueblo. Analicemos esto desde el contexto de nuestra sociedad para entenderlo mejor.

Con el cristianismo en occidente pasa lo mismo que con el budismo en oriente. Los fundamentos éticos y morales del cristianismo son claros, fáciles de comprender y sencillos de aceptar. Hablamos desde el punto de vista de la práctica del creyente, no tanto de la teología, cosmología y demás perspectivas que pudiéramos llamar de estudio o académicas, las cuales no tenemos por qué mencionar.

Desde el punto de vista del cristiano creyente, las enseñanzas de Jesús no tendrían ninguna confusión en cuanto a su aplicación en la vida real y diaria. En cuanto a código moral y social por así decirlo. Jesús dijo que hay que amar a los enemigos. Dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, renunciar a la violencia, ayudar al prójimo, respetar a los padres y a las personas mayores, respetar al cónyuge y renunciar al adulterio, respetar los bienes ajenos y otros tantos asociados también a los diez mandamientos de Moisés.

Podemos decir que nuestros países hispanoparlantes son cultural, tradicional y religiosamente cristianos. Y bastante. Ahora, preguntémonos honestamente. Las enseñanzas de Jesús y de los diez mandamientos anteriormente mencionadas ¿Son practicadas en nuestras sociedades con el mismo nivel, frecuencia e intensidad con que se predica la doctrina cristiana? ¿Es normal, común y corriente ver dichas prácticas en un practicante cristiano? Sea católico, protestante, evangélico, ¿Son conocidos los cristianos por amar a sus enemigos y mostrar ánimos pacifistas hacia sus contrarios? Aparte de las beneficencias católicas que, y puedo dar testimonio de ello, a estas alturas son negocios con el Estado y prácticas vacías que no combaten la pobreza ¿Es habitual en el cristiano de fe salir de su casa para alimentar a una persona de la calle? ¿O vestir a alguien desnudo o visitar una prisión sin tener ninguna intervención de alguna institución, programa, pastoral o iglesia y solo por su propia y cristiana voluntad? Estoy seguro de que sí los hay. Pero si somos honestos, tendremos que contestar que no, éstas no son prácticas propias del cristiano promedio.

De hecho, muchas prácticas de los grupos cristianos suelen hacer lo contrario. En los frentes sociales, políticos y religiosos, no podemos decir que la actitud de los grupos cristianos sea acorde a lo que Jesús enseña. Las expresiones de hostilidad hacia sus contrapartes, implícitas y explicitas, son frecuentes en sus campañas. La caridad no es un valor cristiano que se practique de manera autónoma, y la paz no es una práctica regular. Ni siquiera entre ellos.

¿Quiere decir esto que el cristianismo es falso, inútil o mal hecho? No. Quiere decir que el cristianismo, al igual que el budismo en oriente, es muy popular pero NO SE ESTÁ PRACTICANDO. No se está haciendo lo que el hombre dijo que se hiciera. Otro tanto pasa con el Buda en oriente.

Hemos recibido nuestras herencias religiosas como emblemas culturales y nacionales, pero de la doctrina, de la práctica real y de la disciplina ética y moral, poco o nada nos queda. Si en oriente se tomara el Dharma en serio, prácticas maliciosas como la de los liberadores de animales en los templos de Tailandia no podrían ser. O en Japón y en China habría una fuerte oposición al maltrato contra ciertas especies y se reaccionaría abiertamente y en masa contra ciertas prácticas comerciales. Pero esto no está sucediendo porque los orientales poseen el budismo, pero no lo están usando. Por eso los monjes y maestros han tenido que modernizar el lenguaje budista, para que pueda tener impacto en una sociedad cada vez más mecanizada y mentalmente hueca.

La chica que hizo esta pregunta, por qué los animales son maltratados en países budistas, tiene en parte una visión de la verdad y una visión falsa. Aun idealizamos mucho a las culturas orientales budistas imaginando una utopía religiosa y social. Si tal milagro fuera cierto el budismo ya sería una bandera de todos los países democráticos y libres, pero no lo es. El apellido “budista” no arregla las cosas, solo nos exige más responsabilidad sobre nuestros actos.

He escuchado a una persona decir que pensaba que el budismo sí era una religión de verdadera paz y compasión, pero que al ver lo que hacen los tailandeses con los animales en nombre del budismo cambió de idea, y ahora piensa que el budismo es igual de hipócrita que el cristianismo, o que el misógino islam.

No podría decirle mucho a esa persona. Personalmente no saldría en defensa del budismo. No habría mucho que decir a alguien que se para cinco minutos frente a un templo budista y decide sentenciar una doctrina de más de dos mil quinientos años por presenciar la cruel avaricia de un comerciante pobre. Si se está programado para ver el lado contaminado de las cosas sin hacer más preguntas, sin ir más allá y buscando sentenciar todo sistema ético porque mi propia tradición religiosa me ha decepcionado y me es desagradable pues, no hay demasiado con lo cual trabajar.

El problema adicional con el budismo es que aquí se le idealiza demasiado. Y cuando surgen noticias que no concuerdan con esa imagen idealizada de santidad absoluta que la gente quiere tener pues se va de un extremo a otro como disparado por un resorte. Entonces se ven las noticias sobre los monjes opulentos que viajan en un jet como estrellas de rock, sobre los tigres drogados, sobre el monje terrorista en Birmania, sobre el Dalai Lama comiendo pescado por orden de su médico, sobre un lama tibetano que terminó siendo un estafador y un abusador sexual y ya está. Todo el budismo es hipócrita y los budistas no caben en más que dos categorías. Mentirosos o ingenuos.

El mundo es cruel y la crueldad hace de nosotros seres crueles, incluso cuando buscamos la justicia y la bondad. Como estamos heridos, buscamos justicia absoluta contra la injusticia absoluta, y ni una ni otra cosa existe. Existe la ignorancia en el mundo y también el sufrimiento. Pero tenemos armas contra ellos. El budismo, y también el mismo cristianismo, si se aprenden y se practican correctamente, nos pueden hacer verdaderos luchadores contra la injusticia y nos pueden quitar esa visión distorsionada que tenemos del mundo de nuestras propias doctrinas.

Las religiones, los libros sagrados o las enseñanzas en sí, no son puras ni malévolas. No son el bien ni el mal. Solo son herramientas que están ahí para que las personas las usemos. Una Biblia o un Canon Pali no pueden hacer nada. Son solo objetos inanimados que carecen de voluntad. Son las personas que las portan las responsables de usarlas según como las personas que los legaron, enseñaron que debían usarse. Seguir o no las Enseñanzas de nuestros Maestros es asunto de nosotros, no de nuestros Maestros ni de sus Enseñanzas. No puedes culpar a Jesús porque un idiota entra a un bar de homosexuales masacrando a personas inocentes con un arma automática. Tampoco puedes culpar al Buda porque un estúpido avaricioso tortura animales al pie de un templo por dinero.

El budismo es nuestra guía. Y es consciente de la frustración que nos generan estas acciones de ignorancia. Debemos entonces aferrarnos a nuestra guía y practicar el bien como forma de lucha contra el mal que nos afecta. Nosotros no tenemos por qué defender el Dharma. El Dharma se defiende solo. Nuestro trabajo es practicar, no defender nada. Además, responder a esta pregunta diciendo que eso no es budismo y que el verdadero budismo es de tal otra persona que sí hace cosas lindas, es caer en el viejo juego de lo bueno y lo malo. De blanco y negro.

¿Cómo podemos responder si alguien nos pregunta sobre la crueldad contra los animales en sociedades budistas? Pues como debemos responder a todo. Con humildad y honestidad. Podemos simplemente decir que lamentamos que eso ocurra y que lo rechazamos totalmente, pero que en lo que nuestra creencia y nuestra práctica concierte, (en nuestra práctica personal) esas cosas no son correctas. Y que si la persona de verdad quiere saber de qué está hecho realmente el budismo, pues que estemos dispuestos a mostrarle nuestra práctica. Nuestra propia práctica personal y real. Y que si gusta, puede tomar esta práctica como un fundamento más fiable que una noticia macabra o un caso de crueldad expuesto en internet. No somos santos, no flotamos ni brillamos en la oscuridad y cometemos muchos errores. Pero hay errores que no cometemos porque creemos en lo que hacemos y trabajamos por lograr una disciplina que nos mantiene a salvo y bien. Una disciplina ética, moral y espiritual. Y que nos esforzamos para mantenerla día a día. Eso es todo.  


página de facebook de Apuntes de un budista

martes, 4 de febrero de 2020

El Dhammapada


Una pregunta habitual sobre el Dhammapada es la referente a las traducciones. Algunas personas observan que el Dhammapada no es el mismo cuando lo leen de varias fuentes, y se preguntan si hay algún error o si hay una traducción más exacta o mejor que otra.


La respuesta es no. Todas las traducciones del Dhammapada al español son válidas, útiles y contienen la verdad. ¿Por qué entonces son tan diferentes?

Las diferencias corresponden a los procesos de traducción. Algunos conceptos, palabras o ideas del lenguaje canónico o antiguo no tienen equivalencia o traducción a las lenguas actuales. Es decir que no existen en nuestro idioma. Por lo tanto, los traductores deben hacer un esfuerzo extra para interpretar los conceptos de manera que sean más entendibles, comprensibles y asimilables para los hispanohablantes teniendo en cuenta también su cultura y sus códigos lingüísticos.

En algunas traducciones podemos incluso ver palabras como pecado, infierno, cielo, y demás palabras que teniendo en cuenta la cosmología budista, no tienen correlación con ella pues son términos cristianos. Esto es a propósito ya que el traductor busca códigos fáciles de entender para el lector que, si bien no son literalmente correspondientes a la traducción del Pali, sí dirigen al lector hacia el objetivo al que el texto original desea ir. Es decir, hacia la comprensión ética de la Enseñanza.

Las distintas traducciones del Dhammapada están diseñadas para distintos tipos de lectores occidentales. Las traducciones van desde las más sencillas, para las personas que menos información tiene sobre las Enseñazas Budistas o que no tiene ninguna referencia de la jerga budista; hasta otras más especializadas que incluso pueden incluir términos en Pali o Sánscrito, o expresiones que son de uso común y fácil comprensión para el practicante y el estudiante habitual.

También hay que tener en cuenta que algunos textos deben pasar por varios procesos de traducción antes de llegar al español. Por ejemplo, hay textos budistas, no solo el Dhammapada, que antes de ser traducidos al español fueron traducidos a otros idiomas como el chino, el japonés, el inglés, etc.

Incluso hay textos que antes de llegar al español han pasado primero hasta por seis idiomas diferentes. Es un camino muy largo desde oriente hasta nuestras manos, pero la práctica ha demostrado que las Enseñanzas de Buda son tan perfectas que aun con este largo viaje, los textos mantienen su validez y más importante aún, la efectividad en la práctica, ya que cualquiera sea la traducción del Dhammapada que tengas, si haces uso de ella correctamente, el resultado será el mismo que obtendrá una persona que lo sabe leer en su idioma original. Eso demuestra la sacralidad, la pureza, la objetividad, la verdad y la funcionalidad de las Enseñanzas.

¿Qué hacer entonces? No hay que temer a confusión alguna. Los Maestros recomiendan hacer lo siguiente. Conseguir todas las ediciones del Dhammapada en español que estén a tu alcance. Leerlas hasta comprender e introyectar el factor común a todas ellas, y después escoger la edición del Dhammapada que haga más profunda tu comprensión y con la que más sientas afinidad. No es difícil ya que no son demasiadas y son relativamente fáciles de conseguir. Las hay en físico, en pdf e incluso hay una aplicación de teléfono del Dhammapada.  

Podemos ver entonces que este texto sagrado es útil en todas sus presentaciones. Es un texto muy práctico, fácil de leer y fácil de conseguir, por tanto es un texto fundamental que no debe faltar en la biblioteca de un practicante de las Enseñanzas.

Bendiciones.