La pregunta de la que hablaremos es la siguiente, ¿por
qué hay tanto maltrato animal en países budistas? Hablamos de países asiáticos
como Japón, China y similares.
Japón, por ejemplo, aun insiste en la práctica de caza
de ballenas. Un comercio que genera indignación y rechazo a nivel mundial. Hay
que tener en cuenta que cuando hablamos de Japón como un país cazador de
ballenas no nos estamos refiriendo a toda la sociedad japonesa, sino al gremio
de la industria pesquera y al gobierno que aprueba esta industria. En la
cultura china en general el respeto a los animales no es muy común. Esto se ve
en la manera en la que almacenan seres vivos antes de su consumo y el consumo
de algunos animales que no se consideran básicos para la dieta humana como el
consumo de animales depredadores como la serpiente. En estos dos casos, que
pudieran ser los más populares, hay que hacer una salvedad. Japón y China son
países de tradición budista, pero no son países budistas.
Japón es sintoísta y a la vez budista. Estas dos
religiones son la base de la vida espiritual de Japón. El sintoísmo o también
llamado Shinto, es la religión nativa de los japoneses. Aunque la tradición
budista japonesa es muy antigua, actualmente el budismo está decayendo en
Japón. Los monjes se han visto forzados a crear nuevas estrategias de
reactivación de la fe budista en Japón ya que las nuevas generaciones parecen
no tener interés espiritual alguno. Esto tiene como consecuencia que el budismo
sea un factor cultural al cual la sociedad recurre para casos tradicionales muy
puntuales como las bendiciones del hogar, de uniones maritales, de los niños y
para los funerales. Pero la práctica en sí del budismo parece haberse relegado
estrictamente a los monjes y a las comunidades laicas activas.
Los grandes avances en libertad religiosa en China
están empezando a ser dirigidos hacia la dirección contraria ya que el gobierno
chino ha empezado de nuevo a reprimir el budismo. Templos e imágenes budistas
de gran antigüedad e importancia incalculable para la humanidad están siendo destruidos
en estos momentos por miedo a que la fe budista se renueve de tal manera que
ponga en duda la autoridad del partido comunista en China.
Imágenes de Buda decapitadas por el gobierno comunista chino
Culturalmente lo que impera en China es una sociedad
de consumo en la cual el hombre es el centro de todo y por tanto puede disponer
de todos los animales para su beneficio sin tomar en cuenta nada más que el
bienestar humano, pensamiento heredado de la ideología socialista. Eso ha hecho
que a pesar de la presencia del budismo, los chinos sean capaces de consumir
casi cualquier animal. Incluso animales sagrados como la tortuga. Y en algunos
lugares la forma en que los animales son sacrificados es realmente horrenda.
También es sabido que consumen animales que para nosotros son culturalmente
sagrados como el perro y el gato. Aunque éstas prácticas si están presentes en
China hasta el día de hoy, hay que aclarar que no son muy extendidas y en
realidad son rarezas presentes en algunos lugares apartados del país. Se podría
decir que son la excepción y no la regla. Hablamos del consumo de perros y
gatos o animales bastante más exóticos.
El segundo punto que hay que tener en cuenta en cuanto
a China es que es un país extremadamente grande. Es el tercer país más grande
del mundo y el más poblado del mundo. China es tan grande que una persona que
vive en un extremo del país tiene problemas para comunicarse con otra persona
del otro extremo del país porque los dialectos de sus respectivas regiones se
han desarrollado de manera tan particular que pareciera que han tomado
diferentes caminos. Aunque la raíz de la lengua China es básicamente la misma,
en China hay muchos dialectos según cada región, y el tamaño del país hace que
algunas regiones casi no tengan contacto con otras. Por lo tanto, no es muy
acertado afirmar que lo que ocurre en un lugar o región de China ocurra
igualmente en todo el país. Cosa que si podría ser más plausible en otros
países más pequeños.
En cuanto religión, China es también taoísta y
confusionista, siendo estas dos las religiones nativas de la China desde las
eras imperiales, y que junto con el budismo, subsisten hasta ahora a pesar de
su violenta historia política. Por lo tanto, aunque China es un bastión mundial
del budismo y parte central de la cultura budista, no podemos afirmar
contundentemente que China sea un país budista.
Por esta razón, y a pesar de que la historia y la
tradición del budismo en China sea fácil de identificar, el budismo como
práctica espiritual real no está fuertemente integrada a la vida del ciudadano
promedio. Así que las prácticas de compasión y respeto hacia los animales no
son muy arraigadas en la China actual, aunque no están ausentes.
Sin embargo, el que un país sea absolutamente budista
en su tradición y cultura no es garantía de que no se maltrate a los animales. Un
ejemplo de esto es Tailandia.
Tailandia es un país absoluta y totalmente budista.
Las estatuas de Buda y los templos budistas están en todas partes y los monjes
budistas son tratados con un honor y un respeto muy elevado. Tal vez más de lo
que deberían. Sin embargo, a los animales en Tailandia no les va muy bien. Hay reportes
de que a los tigres se les droga en los santuarios para poder posar junto a
monjes budistas como si fueran inofensivos peluches gigantes ante los turistas.
Los elefantes son maltratados constantemente para hacer espectáculos o aparecer
en festivales.
Una de las prácticas más desagradables de la cultura
tailandesa viene del mismo budismo. En la doctrina budista, se dice que liberar
a un animal de su cautiverio genera buen karma y es ejercitar la compasión con
los animales. Debido a esto, algunos comerciantes inescrupulosos capturan
ranas, peses, tortugas, pájaros y demás animales pequeños, los meten en bolsas
plásticas cerradas que se ponen al inclemente sol y el calor asfixiante para
que los turistas los compren y los liberen, semejando un ritual barato budista
para obtener buen karma y buena suerte.
Después, los comerciantes vuelven a capturar a los
mismos animales vendiéndolos una y otra vez a los estúpidos turistas que siguen
el juego solo para tomarse una foto para sus redes sociales y experimentar la “compasión
budista”. Esa práctica se ve más que todo cerca de los templos budistas más
grandes que están en las ciudades más turísticas de Tailandia. Recordemos que
Tailandia es un destino turístico mundial. En otros países como Birmania, Laos
y Vietnam que también son budistas, se pueden ver prácticas similares contra
los animales.
Como ésta, son varias las prácticas de irrespeto y
crueldad hacia los animales que hasta el día de hoy suceden en países que
consideramos budistas o en países que sí son budistas. ¿Por qué ocurre esto? Lo
primero que se nos ocurre hacer es culpar a la tradición religiosa, pero
viéndolo así el problema está mal enfocado. En realidad, no estamos analizando
una cuestión religiosa, estamos tratando con una cuestión cultural.
Cultura y religión no son lo mismo. Religión en
términos prácticos es la doctrina, las normas y enseñanzas de una creencia
enfocadas desde lo espiritual y que rigen la vida ética y moral de un pueblo.
La cultura por su parte, es el conjunto de normas y costumbres, no establecidas
explícitamente por una autoridad, sino por circunstancias sociales y por las
condiciones ambientales, económicas e históricas de un grupo social que
comparte un mismo territorio y una misma lengua.
La cultura se desarrolla y cambia a través del tiempo.
La religión se adapta a la cultura, pero mantiene su estructura ética.
Le religión tiene una guía clara, doctrina y
autoridad, y unos lineamientos éticos claros y definidos. La cultura no. La
cultura se va desarrollando, moldeando y adaptando a nuevas condiciones constantemente.
Y depende del clima social, la economía y la psicología del pueblo.
La cultura puede adaptarse a las formas y principios
de una religión a través de los rituales, los días festivos o sagrados, la
jerga religiosa e incluso la política. Pero esta adaptación no garantiza la
cabal adopción de la religión por parte del pueblo. Analicemos esto desde el
contexto de nuestra sociedad para entenderlo mejor.
Con el cristianismo en occidente pasa lo mismo que con
el budismo en oriente. Los fundamentos éticos y morales del cristianismo son
claros, fáciles de comprender y sencillos de aceptar. Hablamos desde el punto
de vista de la práctica del creyente, no tanto de la teología, cosmología y
demás perspectivas que pudiéramos llamar de estudio o académicas, las cuales no
tenemos por qué mencionar.
Desde el punto de vista del cristiano creyente, las
enseñanzas de Jesús no tendrían ninguna confusión en cuanto a su aplicación en
la vida real y diaria. En cuanto a código moral y social por así decirlo. Jesús
dijo que hay que amar a los enemigos. Dar de comer al hambriento, dar de beber
al sediento, renunciar a la violencia, ayudar al prójimo, respetar a los padres
y a las personas mayores, respetar al cónyuge y renunciar al adulterio,
respetar los bienes ajenos y otros tantos asociados también a los diez
mandamientos de Moisés.
Podemos decir que nuestros países hispanoparlantes son
cultural, tradicional y religiosamente cristianos. Y bastante. Ahora,
preguntémonos honestamente. Las enseñanzas de Jesús y de los diez mandamientos
anteriormente mencionadas ¿Son practicadas en nuestras sociedades con el mismo
nivel, frecuencia e intensidad con que se predica la doctrina cristiana? ¿Es
normal, común y corriente ver dichas prácticas en un practicante cristiano? Sea
católico, protestante, evangélico, ¿Son conocidos los cristianos por amar a sus
enemigos y mostrar ánimos pacifistas hacia sus contrarios? Aparte de las
beneficencias católicas que, y puedo dar testimonio de ello, a estas alturas
son negocios con el Estado y prácticas vacías que no combaten la pobreza ¿Es
habitual en el cristiano de fe salir de su casa para alimentar a una persona de
la calle? ¿O vestir a alguien desnudo o visitar una prisión sin tener ninguna
intervención de alguna institución, programa, pastoral o iglesia y solo por su
propia y cristiana voluntad? Estoy seguro de que sí los hay. Pero si somos
honestos, tendremos que contestar que no, éstas no son prácticas propias del cristiano
promedio.
De hecho, muchas prácticas de los grupos cristianos
suelen hacer lo contrario. En los frentes sociales, políticos y religiosos, no
podemos decir que la actitud de los grupos cristianos sea acorde a lo que Jesús
enseña. Las expresiones de hostilidad hacia sus contrapartes, implícitas y
explicitas, son frecuentes en sus campañas. La caridad no es un valor cristiano
que se practique de manera autónoma, y la paz no es una práctica regular. Ni
siquiera entre ellos.
¿Quiere decir esto que el cristianismo es falso,
inútil o mal hecho? No. Quiere decir que el cristianismo, al igual que el budismo
en oriente, es muy popular pero NO SE ESTÁ PRACTICANDO. No se está
haciendo lo que el hombre dijo que se hiciera. Otro tanto pasa con el Buda en
oriente.
Hemos recibido nuestras herencias religiosas como
emblemas culturales y nacionales, pero de la doctrina, de la práctica real y de
la disciplina ética y moral, poco o nada nos queda. Si en oriente se tomara el
Dharma en serio, prácticas maliciosas como la de los liberadores de animales en
los templos de Tailandia no podrían ser. O en Japón y en China habría una
fuerte oposición al maltrato contra ciertas especies y se reaccionaría abiertamente
y en masa contra ciertas prácticas comerciales. Pero esto no está sucediendo
porque los orientales poseen el budismo, pero no lo están usando. Por eso los
monjes y maestros han tenido que modernizar el lenguaje budista, para que pueda
tener impacto en una sociedad cada vez más mecanizada y mentalmente hueca.
La chica que hizo esta pregunta, por qué los animales
son maltratados en países budistas, tiene en parte una visión de la verdad y
una visión falsa. Aun idealizamos mucho a las culturas orientales budistas
imaginando una utopía religiosa y social. Si tal milagro fuera cierto el
budismo ya sería una bandera de todos los países democráticos y libres, pero no
lo es. El apellido “budista” no arregla las cosas, solo nos exige más
responsabilidad sobre nuestros actos.
He escuchado a una persona decir que pensaba que el
budismo sí era una religión de verdadera paz y compasión, pero que al ver lo
que hacen los tailandeses con los animales en nombre del budismo cambió de idea,
y ahora piensa que el budismo es igual de hipócrita que el cristianismo, o que
el misógino islam.
No podría decirle mucho a esa persona. Personalmente
no saldría en defensa del budismo. No habría mucho que decir a alguien que se
para cinco minutos frente a un templo budista y decide sentenciar una doctrina
de más de dos mil quinientos años por presenciar la cruel avaricia de un comerciante
pobre. Si se está programado para ver el lado contaminado de las cosas sin
hacer más preguntas, sin ir más allá y buscando sentenciar todo sistema ético
porque mi propia tradición religiosa me ha decepcionado y me es desagradable
pues, no hay demasiado con lo cual trabajar.
El problema adicional con el budismo es que aquí se le
idealiza demasiado. Y cuando surgen noticias que no concuerdan con esa imagen
idealizada de santidad absoluta que la gente quiere tener pues se va de un
extremo a otro como disparado por un resorte. Entonces se ven las noticias
sobre los monjes opulentos que viajan en un jet como estrellas de rock, sobre
los tigres drogados, sobre el monje terrorista en Birmania, sobre el Dalai Lama
comiendo pescado por orden de su médico, sobre un lama tibetano que terminó
siendo un estafador y un abusador sexual y ya está. Todo el budismo es
hipócrita y los budistas no caben en más que dos categorías. Mentirosos o ingenuos.
El mundo es cruel y la crueldad hace de nosotros seres
crueles, incluso cuando buscamos la justicia y la bondad. Como estamos heridos,
buscamos justicia absoluta contra la injusticia absoluta, y ni una ni otra cosa
existe. Existe la ignorancia en el mundo y también el sufrimiento. Pero tenemos
armas contra ellos. El budismo, y también el mismo cristianismo, si se aprenden
y se practican correctamente, nos pueden hacer verdaderos luchadores contra la
injusticia y nos pueden quitar esa visión distorsionada que tenemos del mundo
de nuestras propias doctrinas.
Las religiones, los libros sagrados o las enseñanzas
en sí, no son puras ni malévolas. No son el bien ni el mal. Solo son
herramientas que están ahí para que las personas las usemos. Una Biblia o un
Canon Pali no pueden hacer nada. Son solo objetos inanimados que carecen de
voluntad. Son las personas que las portan las responsables de usarlas según
como las personas que los legaron, enseñaron que debían usarse. Seguir o no las
Enseñanzas de nuestros Maestros es asunto de nosotros, no de nuestros Maestros
ni de sus Enseñanzas. No puedes culpar a Jesús porque un idiota entra a un bar
de homosexuales masacrando a personas inocentes con un arma automática. Tampoco
puedes culpar al Buda porque un estúpido avaricioso tortura animales al pie de
un templo por dinero.
El budismo es nuestra guía. Y es consciente de la
frustración que nos generan estas acciones de ignorancia. Debemos entonces
aferrarnos a nuestra guía y practicar el bien como forma de lucha contra el mal
que nos afecta. Nosotros no tenemos por qué defender el Dharma. El Dharma se
defiende solo. Nuestro trabajo es practicar, no defender nada. Además,
responder a esta pregunta diciendo que eso no es budismo y que el verdadero
budismo es de tal otra persona que sí hace cosas lindas, es caer en el viejo
juego de lo bueno y lo malo. De blanco y negro.
¿Cómo podemos responder si alguien nos pregunta sobre
la crueldad contra los animales en sociedades budistas? Pues como debemos
responder a todo. Con humildad y honestidad. Podemos simplemente decir que
lamentamos que eso ocurra y que lo rechazamos totalmente, pero que en lo que
nuestra creencia y nuestra práctica concierte, (en nuestra práctica personal) esas
cosas no son correctas. Y que si la persona de verdad quiere saber de qué está
hecho realmente el budismo, pues que estemos dispuestos a mostrarle nuestra
práctica. Nuestra propia práctica personal y real. Y que si gusta, puede tomar
esta práctica como un fundamento más fiable que una noticia macabra o un caso
de crueldad expuesto en internet. No somos santos, no flotamos ni brillamos en
la oscuridad y cometemos muchos errores. Pero hay errores que no cometemos
porque creemos en lo que hacemos y trabajamos por lograr una disciplina que nos
mantiene a salvo y bien. Una disciplina ética, moral y espiritual. Y que nos
esforzamos para mantenerla día a día. Eso es todo.
página de facebook de Apuntes de un budista
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