jueves, 10 de enero de 2019

Ocho claves para un budista de ciudad. (Comunicación en Foros budistas)


En este artículo trataremos el tema de la pésima comunicación que estamos teniendo en los foros budistas. Analizaremos las manías más nocivas que tenemos al comunicarnos en la comunidad budista en redes y observaremos una estrategia de ocho puntos o prácticas que nos pueden servir para contrarrestar la mala comunicación que estamos teniendo actualmente.

Un fundamento de la práctica budista dice que las enseñanzas se deben reflejar en todos los aspectos de la vida del practicante, ya que si éstas no se ven reflejadas en la conducta de quien estudia las enseñanzas, pues simplemente no es un practicante del Dhamma. Esto no quiere decir que un budista deba mantener la conducta dictada por las enseñanzas como una ley a la cual se debe someter y que debe llevar con impecable ejecución a riesgo de hacer quedar mal al budismo. Lo que esto quiere decir es que la práctica del Dhamma tiene como consecuencia natural un cambio en la mentalidad y en la conducta del practicante que poco a poco se ve reflejada en todas sus áreas personales. Como cuando se cambia el curso de un río desde su cauce.

Si observamos las interacciones entre budistas en los foros, podemos ver que gente que se llama a sí misma budista aún tiene los mismos condicionamientos hostiles de una persona común en su pensar y en su lenguaje. Muchos estudiantes budistas, unos más que otros, aún tenemos mucho que mejorar en muchas áreas en las cuales tenemos grandes fallas y que según la lógica de la práctica, ya deberíamos haber superado o al menos empezado a superar.

En términos de interacción en el medio virtual estaríamos hablando directamente del lenguaje, área que representa una gran parte de la conducta ética y que también manifiesta en gran medida un pensamiento recto acorde a las enseñanzas. Creo que muchos podríamos hacer un breve autoanálisis y aceptar sin mayor discusión que en este punto y en varios otros estamos fallando. Por lo tanto no está demás realizar un pequeño ejercicio de práctica por medio del cual podemos evaluarnos y ejercitar varios puntos débiles que tenemos pendientes.

Creo que la mayoría de las veces cuando interactuamos entre nosotros por medio de internet olvidamos el recto lenguaje por completo. Un hecho fundamental en nuestras interacciones es que simplemente nunca pensamos en el otro cuando estamos escribiendo algo. No se nos cruza por la mente pensar en las personas que leerán nuestras palabras. Simplemente nos importa dejar nuestro punto en claro y luego defenderlo con garras y dientes. Así poco a poco el lenguaje se va haciendo cada vez más áspero hasta que los argumentos se dejan de lado y nos empezamos a agredir directamente.

Por esta razón he creado una tabla con algunos puntos importantes que más bien son recordaciones de acciones no éticas que solemos realizar casi sin darnos cuenta y que necesitamos mejorar como parte de la ética dentro del Dhamma. Estos puntos no tienen por qué aplicarse únicamente al ámbito virtual o de interacción a través de aparatos. De hecho son mucho más útiles si se tienen en cuenta en el contexto real con las personas que nos rodean. Son ocho puntos que he llamado  Ocho claves para el lenguaje en la ciudad. Un título tal vez un poco excéntrico pero directo. Son claves para el lenguaje en la ciudad porque desde el punto de vista cultural son costumbres ofensivas que tenemos al comunicarnos y que no suelen verse en personas del campo ya que allí la tecnología no tiene un impacto tan directamente negativo y lejos de la ciudad el ego virtual mengua mucho. Estas son manías de citadinos para definirlo con franqueza. He escogido ocho puntos específicos que me parecieron más generales, pero seguramente otra persona reconocerá útil trabajar solo algunos de estos puntos u otros totalmente distintos. El ejercicio depende de la profundidad de la autoevaluación que cada uno pueda hacer y de los puntos débiles que pueda identificar en sí mismo, de los cuales sacara sus propias claves para mejorar.

Ocho claves para budistas de ciudad.

1.     Diferencia entre argumentar y criticar.
2.     La única respuesta a las ofensas es el silencio.
3.     No decir ni escribir insultos.
4.     No criticar otras tradiciones budistas.
5.     No corregir a otros budistas sin que lo hayan pedido.
6.     No dar tu opinión sin que te la hayan pedido.
7.     Ser honesto y franco sin ser ofensivo.
8.     El humor es para compartir y unir, no para herir y dividir.

Primero. Diferencia entre argumentar y criticar:

Este punto se trata saber diferenciar una persona con la cual se puede debatir de una persona que solo quiere ganar discusiones. A la hora de iniciar un debate debemos estar seguros de que la persona con la cual vamos a hablar es un argumentador, un debatiente. No una persona con una identidad ideológica cerrada. Es decir, una persona que no quiere debatir sino dejar claro que su postura ideológica es la única correcta, que no tiene intención de ceder ante otra y que su objetivo es imponerla por medio de una lógica radical y blindada.

Es relativamente fácil detectar cuando una persona participa en una conversación para compartir argumentos, y cuando simplemente está recibiendo los argumentos de los otros para ir pensando cómo los va a contradecir sin hacer un análisis real. No le interesa llegar a una verdad más clara ni mejorar su conocimiento sobre el tema, ni mucho menos aportar al conocimiento de los demás. Solo le interesa convencer. Son personas de mente cerrada que no consideran por ningún motivo la posibilidad de cambiar de opinión ya que aceptar estar equivocado o cambiar de punto de vista les es equivalente a perder, ser humillados, derrotados he incluso insultados. Nos referimos los fanáticos. Personas que en lugar de considerar una idea como simplemente útil y viable para sí mismos, como se hace en un mundo plural, piensan que su idea debería ser ley para todos y que quienes no la sigan no solo están equivocados sino que son inmorales o estúpidos.

Diferenciar entre argumentar y criticar significa que cuando vamos a hablar de un tema con otra persona podamos entrar en debate teniendo en mente la posibilidad de que podemos cambiar de opinión. Porque pensemos por un momento, si no contemplamos la posibilidad de estar equivocados y la opción de cambiar de opinión ¿Para qué debatimos?, ¿Qué sentido tiene debatir? Ciertamente ninguno. Esa es la diferencia entre debatir y querer imponerse a otros. Por eso hay que participar en los debates de manera libre, sin ataduras psicológicas a ninguna ideología. Firmes en lo que creemos si así lo consideramos, pero teniendo siempre presente la realidad de que no poseemos la verdad absoluta y de que siempre podemos mejorar nuestro conocimiento. Otra razón menos noble es que si ya definimos todo y no consideramos más posibilidades de cambio, la vida sería realmente carente de sorpresas y absolutamente aburrida.

Entonces, ¿Qué es argumentar?

Argumentar significa que tú y yo nos sentamos en una misma mesa. Tú pones tus argumentos sobre ella y yo pongo mis argumentos también. Los intercambiamos y analizamos con una óptica mucho más profunda ya que tú puedes analizar mejor mis argumentos porque no tienes mi subjetividad y yo analizo los tuyos con esa misma ventaja. Luego intercambiamos impresiones, nos sentamos uno junto al otro y hombro a hombro comparamos nuestras conclusiones proyectándolas a la realidad. Es decir, tú y yo trabajamos hacia el mismo objetivo de averiguar cuál de todos los argumentos que están sobre la mesa se acercan más a la realidad y cómo. De esta manera no estamos en un concurso de quién tiene la razón y quien está equivocado. En lugar de eso entramos en el juego de cómo tu conocimiento más el mío nos puede acercar un poco más a la realidad, y esa suma de conocimiento siempre va a ser beneficioso para los dos. No importa que al final encontremos que uno de los dos haya estado equivocado y tenga que reevaluar sus posturas. Al contrario, entonces podemos decir que uno de los dos salió de uno visión equivocada y ahora ha mejorado su conocimiento. Esto es argumentar.

Segundo: La única respuesta a las ofensas es el silencio:

Este punto está relacionado con el primero. Cuando uno ya se ha dado cuenta de que la persona que interviene en una discusión no es un debatiente sino un fanático, la mejor respuesta es siempre el silencio. El Buda recomienda que de la misma manera en la que uno debe acercarse a las personas sabias, debe alejarse de las necias. El peor castigo que uno le puede aplicar a una persona de mente rígida o provocadora es el silencio. Intentarán generar una reacción con largas líneas retadoras y algunas veces insultantes, pero tarde o temprano se cansarán y renunciarán. El Buda dice que el insulto es como un regalo. Lo único que hay que hacer es no recibirlo y el regalo del insulto regresará a su dueño. Por eso la única respuesta a las ofensas es el silencio.

No es muy difícil reconocer cuando alguien hace una pregunta con una doble intención. No para plantear una duda que realmente tenga sino para generar discordia o buscar que alguien de una respuesta que ya ha anticipado para luego contradecirle o criticarle. Por ejemplo: Si el budismo enseña el desapego, ¿Por qué hay que darle dinero a los monjes? Y alguien le responde que para el mantenimiento de los templos y el sustento de los monjes ya que estos no pueden tener trabajos. Entonces la persona pone la noticia de los monjes con dinero viajando en avión privado del escándalo de Tailandia y pregunta que si eso es lo que el budismo enseña. Este es un ejemplo muy rústico pero son preguntas que aparecen en los foros. El objetivo no es discutir algún tema del Dhamma sino implemente criticar el budismo y crear contradicciones para etiquetar rápidamente al budismo o a los budistas con algún juzgamiento previo. De nuevo lo mejor es regalar silencio cuando uno se percata de las intenciones negativas de quién pregunta.

El dicho popular de “el que calla otorga” es una provocación vulgar para darle atención a una persona mal intencionada. En su lugar reemplace esa frase por otra que dice “es mejor darle la razón a un idiota y dejarlo solo que sentarse a discutir con él”.

Tercero: No decir ni escribir insultos:

Parece una obviedad pero es algo que hay que decir. Específicamente no hacer argumentos Ad Hominem. Es decir dejar de lado el argumento del que se está hablando para enfocarse en la persona que expone el argumento. Por ejemplo alguien pregunta, ¿Cuál es el mejor ritual o mantra para superar una situación muy difícil? Y alguien contesta: Que pregunta tan absurda. Los rituales o mantras no son algo importante en la verdadera práctica del Dharma. Deberían clasificar mejor las publicaciones y no dejar publicar preguntas tontas.

Cuando la persona dice como en este ejemplo que la pregunta es tonta, está diciendo que la persona que la hizo es tonta. No toma en cuenta la pregunta en sí, ni le interesa contestarla. En lugar de eso lo que quiere es dejar clara su opinión sobre la pregunta, su juzgamiento sobre la pregunta. Y de paso su opinión hacia la persona que la hace. No hay ninguna contribución a la pregunta porque simplemente no hay interés en contestar. Independientemente de si su argumento es o no cierto o cercano a las Enseñanzas desde lo racional, no hay nada de práctica en la respuesta. Como hemos dicho lo mejor es dejar la intervención de esta persona sin ninguna respuesta ya que precisamente eso es lo que buscan. Confrontación.

Otro tipo de personas que buscan generar discordia o provocación son los que simplemente quieren tomar el pelo o bromear. Por ejemplo: Estando meditando accidentalmente me he iluminado. Después de haber llegado a la iluminación ¿Qué sigue? ¿Tengo que hacerme monje?
Esta pregunta es simplemente una tomadura de pelo o provocación para que alguien se moleste por el menosprecio o la banalización de la iluminación. Otra vez lo único que hay que hacer es simplemente nada. Ignorar el comentario y buscar algo mejor que hacer.

Como vemos la mejor defensa en cuanto a las personas que participan en los foros pero que no quieren o no saben argumentar es siempre el silencio. Tan simple como suena. Cuando alguien quiera obsequiar malas intenciones tú le regalas silencio. Esto es difícil porque se suele tener el impulso de contestar a las provocaciones y confrontar a alguien que según nuestro entender ha tocando un nervio sensible o algo que nos es importante o sagrado. Pero si lo miras bien, ésta persona nos está ayudando.

La práctica del Dhamma en principio consiste en la disminución del ego. Cuando sentimos el deseo de contestar a alguna de estas provocaciones lo que está pasando es que nuestro ego está reclamando justicia porque le han herido. Precisamente es una muestra de la vigencia de nuestro ego reinante. Responder con silencio y dejar en blanco el comentario cuando tienes un fuerte impulso de contestar es un buen ejercicio de aplacamiento del ego.

Cuarto. No criticar otras tradiciones budistas:

Este punto también parece simple pero es muy acorde al anterior, aunque no se refiere a lo mismo. Tenemos una fuerte tendencia a la clasificación de las cosas y también a la identificación con todo lo que nos hace bien o nos genera afecto. A veces olvidamos los verdaderos objetivos de las tradiciones: llevar el Dhamma a lugares en donde no ha llegado, establecer las enseñanzas en una sociedad y mantenerlo a través de las generaciones. Eso es todo. Además del agregado que tenemos los occidentales de escoger las tradición que mejor nos ayude a practicar o incluso crear una nueva forma de tradición en nuestras tierras, las tradiciones son solo conductos del Dhamma cuyas diferencias no modifican ni interfieren con la práctica de las enseñanzas.

Un exceso de apego a una tradición es también un generador de ego tóxico, a pesar de lo mucho que se hable sobre la diminución del ego. Estamos hablando de dos cosas. Primero de que cuando hablemos sobre el Dhamma, no expongamos nuestras ideas siempre y solamente a través de la visión de la tradición que practicamos porque si lo hacemos así seguramente chocaremos con una forma de práctica distinta a la nuestra. Y segundo, cuando nos encontremos con una persona así, muy aferrada a su tradición y muy sensible a lo que se diga u opine sobre ella, lo mejor es dejarla en paz. No tiene sentido criticar a otro practicante budista que está aferrado a las formas. Obviamente es un error de interpretación pero seguramente podremos coincidir en que en algún momento de nuestra práctica todos pasamos por ahí. Podemos decir que es una fase. Y si una persona realmente se ha quedado aferrada a las formas pues es un trabajo que le concierne solo a ella. De hecho, intentar hacerle disminuir la importancia de la tradición frente a la práctica tendrá el efecto contrario, más aferramiento. Así que como una forma de respeto y de convivencia, es bueno no criticar las otras tradiciones.

Esto no quiere decir que aprobemos algo con lo que no estamos de acuerdo o que guardemos silencio cuando algo está mal. Somos humanos y cometemos errores. Por ejemplo, la corrupción de la institución monástica en Tailandia y Birmania es una realidad, así como los falsos lamas y la venta de títulos monacales por parte de algunos templos tibetanos a occidentales con dinero. Son temas reales que los budistas deberíamos estudiar, comentar y debatir sanamente con el objetivo de que no vayan a ocurrir nuevamente en otros lugares. Pero una cosa son las tradiciones que heredaron estos países y otra distinta es lo que los monjes que las representan hacen en la actualidad. Las tradiciones son las formas culturales de la sabiduría. Eso es puro e incorruptible. Pero los monjes que las guardan no son incorruptibles y pueden fallar mucho. Eso hay que tenerlo claro.

Volviendo al punto, la mejor forma de compartir nuestra tradición con nuestros hermanos budistas es presentándola con humildad y admirando las demás tradiciones budistas así como esperamos que se aprecie la nuestra. Y teniendo siempre claro que todos sin importar la tradición dentro de la cual practiquemos, nos basamos en las mismas enseñanzas y en el mismo Buda. El Buda fue claro en esto y anticipó un problema que pasa mucho en las religiones teístas. No dejó más sucesor que las propias enseñanzas. Con esta jugada maestra cortó de raíz cualquier mal entendido que pudiera generar división en la Sangha como ocurre en la tradición cristiana por ejemplo.

De esta manera podemos ver ejemplos como el del maestro Sheng Yeng, un gran Maestro de la tradición Mahayana Chan que enviaba novicios hasta el Tíbet para que aprendieran budismo Vajrayana de las escuelas tibetanas y también el idioma tibetano. Como hemos comentado en anteriores oportunidades, cualquier budista de cualquier tradición puede entrar a cualquier templo budista de cualquier país del mundo y presentar sus respetos al Buda sin que haya ningún problema. A pesar de las diferencias entre tradiciones, tenemos esa gran ventaja que nos une a todos.

Quinto. No corregir a otros budistas sin que lo hayan pedido.

Este punto ya no es tan obvio aunque debería serlo en cualquier situación. Muchas veces alguien dice algo, una opinión, un comentario suelto, un dato, o incluso un argumento. Automáticamente alguien detecta un error de interpretación o de exactitud canónica o histórica, de cualquier tipo, y lo corrige de manera inmediata como si se tratara de un maestro a su discípulo. Interrumpe el flujo de comunicación y desvía la conversación hacia el error detectado.

Ciertamente no es malo aclarar algunos puntos mientras van surgiendo y uno tiene una información más amplia. La cuestión es la forma en la que lo hacemos. Irrumpir con correcciones de un momento a otro sobre algo que no es el tema de discusión sino algún detalle del otro es una forma de irrespeto. Si no se trata de algo primordial en la conversación lo mejor es dejarlo pasar y comentarlo posteriormente.

Una forma muy elevada de respeto es no corregir los comentarios de otros cuando estos NO LO HAN PEDIDO. Los foros son precisamente para eso, para compartir dudas sobre punto particulares y pedir otros puntos de vista, otras opiniones y diferentes respuestas. Pero muchas veces damos explicaciones o respuestas que nadie ha pedido. Por ejemplo: Alguien escribe o dice: “Un saludo a todos, Namaste.” Y alguien le contesta: Namaste significa mi alma saluda a la tuya. Ese es un saludo védico de la cosmología Indú. En el budismo no hay alma por lo tanto Namaste no es una forma de saludo budista y de hecho no tiene nada que ver con el budismo. Buen día.

En este ejemplo práctico podemos ver que la persona que interviene contesta a una pregunta que nadie ha hecho. Ni siquiera se está hablando de un tema, simplemente se está saludando. Estas personas, rastreadoras de errores, sienten la necesidad de limpiar los comentarios en los foros. Esto en realidad no es que sea malo en sí. Lo malo es la forma en que se hace. Sin permiso. Lo más apropiado sería preguntarle a la persona, tal vez en privado, si puede aceptar un comentario sobre su aporte. Puede que le diga que no, pero también puede responder que sí y en ese caso se abriría una puerta hacia un verdadero debate sobre formas y palabras asociadas al budismo, lo cual sería muy interesante y provechoso.

La cuestión aquí es el valor del respeto. No importa tanto quién tiene la información correcta. Recordemos que aquel concurso pernicioso de quién tiene la razón y quién está equivocado no tiene ningún sentido. Lo que importa es la práctica del Dhamma en nuestro trato con los demás. El Recto Lenguaje, Tercer grado del Noble Óctuple Sendero y el primer escalón de la Ética budista, que es sin duda el tema que estamos tratando.

Nuestra mente suele asimilar tan rápido los mensajes que no nos detenemos a contextualizar el momento en el que sentimos la necesidad de corregir a alguien. Al hacerlo tan rápido y sin haberlo pedido, lo que queda es la impresión de un sentir de superioridad por parte quien corrige.

Una forma correcta de llevar a cabo esta intención de corregir es aprovechar el deseo de ayudar a otras personas tal vez más jóvenes o más inexpertas en el Dhamma, en las que uno pueda sentir un verdadero deseo de aprender. Pero en lugar de entrar a corregir como si se tuviera algún tipo de autoridad lo mejor es ofrecer una ayuda de manera discreta. Por ejemplo, se le puede decir a una persona joven que esté hablando de algún tema: Hola, he visto que tienes interés por un tema x. Yo tengo alguna información al respecto. Si quieres te puedo compartir algunos archivos, páginas o referencias que me han servido mucho y que seguro te pueden servir bastante. Si te interesa te puedo ayudar con mucho gusto. Este tipo de actitud suele llamarse “servicio en el Dharma” y consiste en ayudar a otros a mejorar su práctica budista de manera espontánea y desinteresada.

Eso es muy distinto a aparecer de repente dándole una cátedra de corrección al pobre mozalbete por una palabra mal puesta y luego acomodar explicaciones largas en un espacio pequeño para que la persona maneje la misma información que yo tengo y de la manera que yo la manejo. 

El punto es que podamos ver el irrespeto de corregir a personas que NO han pedido que las corrijamos. Nos percatemos cuando tenemos el impulso de hacerlo y desarrollemos la costumbre de preguntar antes de aportar. Ponte en el lugar del otro e imagina que estás en medio de una conversación presentando un argumento, y de repente alguien te interrumpe para anotar algo que dijiste mal pero que no tiene real importancia en lo que al tema se refiere, como un dato menor, un nombre o algo parecido. No te aporta nada, ni ayuda a la conversación. Todo lo contrario, la interrumpe, te hace sentir mal y la persona que interrumpe queda como un pretencioso.

Hay que diferenciar cuando se está corrigiendo algo que creemos que está mal y cuando se está conversando sobre un tema de lleno. Son dos casos distintos. En el primero interrumpes a un hablante para criticarlo, cortar el tema y resaltar un error. En el segundo los dos estamos hablando del mismo tema y estamos compartiendo información sobre lo mismo, por lo tanto aquí sí hay lugar para traer información nueva y más verás si la tenemos, ya que el tema que estamos tratando lo exige. De esta manera no estamos corrigiendo a nadie, lo que estamos haciendo es compartiendo información que el otro no tiene sobre lo que ambos estamos hablando. Esto es una conversación normal, común y corriente.

Queda claro entonces que del pensamiento vienen las palabras y también las acciones como explican las Enseñanzas. Dos personas pueden realizar la misma acción, dar información, pero si la intención es distinta, el efecto también lo es. Si uno quiere imponer su conocimiento terminará generando molestia y demostrando su egolatría. Si el otro quiere honestamente ofrecer una ayuda, el buen lenguaje permite hacerlo saber de manera amable. Un mismo mensaje, dos intenciones distintas, dos formas de actuar diferentes. Así pues es algo muy beneficioso el recordar no corregir a nadie que no lo haya pedido y ofrecer ayuda de manera amable cuando lo consideremos.

También debemos recordar que cuando estemos buscando alguna ayuda la pidamos con amabilidad y sencillez, y respondamos con agradecimiento. Pero eso es algo que sí se suele ver en los foros así que nos será fácil tomar la costumbre.

Sexto. No dar tu opinión sin que te la hayan pedido:

Este punto es sin duda la astilla en el dedo más profunda en cuanto a los foros budistas. Este si es un verdadero reto. Una queja común es que los foros se han convertido en una imparable galería de egos que desfilan tratando de demostrar mayor experiencia, conocimiento y dominio del Dharma y de cualquier elemento asociado al budismo. El arte de dar mi opinión sin que nadie me la haya pedido, es la marca reina del ego budista.

Aquí el enunciado es simple y se explica solo. Se relaciona directamente con todos y cada uno de los puntos trabajados hasta ahora. Y al parecer es algo simplemente inevitable para algunos foristas de profesión. La debida comprensión de este punto puede limpiar y mejorar mucho nuestro uso del lenguaje y por ende nuestro trato con todas las personas de nuestro entorno.

Al principio puede parecer una limitante. Si no doy mi opinión sin que nadie me la pida, ¿De qué vamos a hablar? ¿Quién va a poner el tema? De nuevo estamos dejando de lado los contextos apropiados para nuestras intervenciones. En cuanto a los intercambios de opinión que surgen a raíz de una pregunta, no  hay mucho que decir. Alguien hace una pregunta abierta al grupo y los interesados responden. Ahora, que las opiniones se den de forma respetuosa o despectiva ya es otro tema, pero aquí la confusión es nula puesto que sí hay alguien pidiendo opiniones.

Otra situación es cuando la conversación no inicia por una pregunta sino por una afirmación, un postulado, un argumento, un texto o material de lectura. He incluso por un saludo casual como vimos en un ejemplo anterior. Dar tu opinión sin que te la pidan es muy parecido a corregir cuando nadie ha pedido corrección, solo que es peor. En el caso de las correcciones no pedidas la excusa es un supuesto error de alguien sobre quien inicia la intervención de manera inesperada. Aquí no hay ninguna excusa, por lo que la intervención se basa en nada más y nada menos que mi propio deseo de dar mi opinión sin más motivo que mi opinión misma por considerarla de tal importancia que simplemente es necesaria para que los demás puedan comprender el tema. ¿A qué nos suena esto?

Veamos un nuevo ejemplo. Supongamos que se está hablando sobre el budismo tibetano. La conversación va alrededor del Vajrayana, budismo tántrico, escuelas tibetanas, etc. Se está hablando del sistema del lamaísmo y de los rituales que el Lama realiza en cierta tradición específica. Entonces alguien interviene y dice: La verdad es que el budismo tibetano es el más supersticioso de todos los budismos. Son demasiado ritualistas y hasta tienen fetiches con un montón de objetos que consideran sagrados cuando la sola noción de objeto sagrado choca con lo que enseña el budismo. Creo que es un buen budismo para empezar pero eso del tantrismo y demás anexos hindúes y creencias mágicas no viene al caso en la verdadera práctica budista, es decir, en la verdadera practicidad del budismo.

La persona que aporta este comentario en realidad no está entrando en el tema del que se estaba hablando, que eran los rituales que un lama realiza. En lugar de eso da su opinión sobre el budismo tibetano pensando que como el tema está dentro del budismo tibetano, su opinión es necesaria y acorde a la conversación. Ni siquiera en el caso de que el tema hubiese sido si el budismo tibetano es supersticioso o no esa intervención habría tenido validez, ya que en ese caso se estaría hablando de por qué el budismo tibetano es o no supersticioso, es decir se estaría intercambiando información sobre algunos elementos del budismo tibetano que pudieran considerarse como supersticiosos antes de sacar las conclusiones. Por lo general el dar una opinión que nadie ha pedido suele apuntar a criticar negativamente en lugar de construir, o a simplemente hacer notar mi sabiduría y conocimiento sobre el tema, buscando demostrar algún tipo de jerarquía dentro de la comunidad budista.

Se podría afirmar que dar una opinión de la nada podría ser otra forma de iniciar una conversación sobre un tema de una manera indirecta. Pero de ser así lo que se estaría haciendo es hacer una pregunta sin signos de interrogación. Por ejemplo se puede iniciar diciendo: Opino que el vegetarianismo debería ser hoy en día una nueva práctica reglamentada en todas las tradiciones budistas.

Este enunciado u opinión no es una pregunta, sin embargo está proponiendo una pregunta. Funciona igual. Es como si dijera: Creo que el vegetarianismo debería ser observado en todos los templos budistas. ¿Ustedes que opinan? ¿Están de acuerdo?, ¿en desacuerdo?, ¿no les importa?, ¿qué rico chicharron? Es un enunciado que está pidiendo la opinión de los foristas, por lo tanto es pertinente ya que su propósito es acorde con el objetivo de los foros.

Muchas veces las opiniones no pedidas no apuntan tanto a un tema en sí sino a una persona en específico. Una persona cuya intervención no me gustó, que considero equivocada o que simplemente quiero confrontar con un argumento más fuerte que le va a vencer por su propio peso sin necesidad de que yo lo defienda. Es como un tipo de superioridad indirecta. Pasivo agresivo como dicen los millennials ahora.

Por ejemplo: El tema de la discusión es la reencarnación o renacimiento. Los participantes en la discusión son personas interesadas en este tema, creen en él o les parece interesante desde algún punto de vista. Pero entonces llega una persona y apunta lo siguiente: La reencarnación no es real. No existe. Por ejemplo en el libro Buena pregunta, buena respuesta, se dice que la reencarnación es un hecho científico, que está comprobado y que ya no hay duda al respecto. ¿Cuándo ha ocurrido esto? ¿A qué hora la comunidad científica ha dicho que se ha comprobado irrefutablemente el renacimiento? Jamás. Esto es falso. Es solamente otro intento de ocultar el miedo a la muerte igual que la eternidad y el cielo para los cristianos. Además eso es una herencia cultural del hinduismo. En realidad a pesar de que los monjes que escribieron la biografía del Buda repiten lo del renacimiento una y otra vez, el Buda mismo descartó dicha idea.

Como podemos ver, de nuevo pasamos de estar hablando de un tema, el renacimiento, sus mecanismos, su lugar en la cosmología budista, su significado profano y profundo, a dar una opinión sobre el renacimiento. Una opinión que nadie ha pedido porque están hablando personas a las que la reencarnación les interesa, les parece algo bueno o creen en ella. Entonces, ¿Por qué esta persona a la que el renacimiento le parece algo absurdo y sin sentido, da su opinión sobre el renacimiento en una charla donde el renacimiento es algo interesante? Precisamente porque para esta persona el renacimiento no es interesante. Y como no es interesante para esta persona, intenta quitarle el interés a los que sí la tienen. Es decir, intenta imponer su opinión por encima de los que piensan distinto a él.

Estas opiniones en los foros son tan comunes como escribir sentado. Abundan tanto que es la principal razón por la cual se dice que los foros budistas aumentan el ego. Suelen ser discordantes y fuera de lugar en la charla. Por ejemplo, en el mismo ejemplo de la charla sobre renacimiento, uno de los participantes que sí está participando en la discusión también puede tener una opinión diferente a la de los que sí creen en el renacimiento. La diferencia es que la persona que sí está participando en la conversación, sí está en la misma sintonía de los participantes de la charla. Este caso es distinto porque cuando la persona que sí está metida en la charla da su opinión diferente sobre el renacimiento, los demás han seguido el hilo de sus argumentos y esperan la opinión del participante que piensa distinto, ya que la conversación ha madurado en dirección a esa parte de la discusión, las opiniones a favor y en contra. En contraste, la persona anterior dispara su opinión sin tener en cuenta el ritmo de la charla ni el momento en el que se encuentre. Además insinuando de alguna manera que el creer en la reencarnación o renacimiento es propio de gente ingenua o poco instruida.

No se trata de que estemos todos de acuerdo en todo. Se trata de querer conversar y compartir con nuestras coincidencias y diferencias. Siempre con respeto.

Una vez más e igual que en los casos anteriores, no hay mayor premio para estas perlas de sabiduría gratuitas que el más sencillo y solemne silencio. En este caso más que en cualquier otro, el no contestar a su opinión no pedida genera en el maestro del lado oscuro una sensación de insatisfacción e indignación que no demorará en hacerle repetir su opinión otra vez, ahora con el doble de argumentación. Y luego otra vez, ahora con artículos de apoyo, y de nuevo una vez más, ahora con un archivo PDF. Todo esto mientras le va saliendo una nueva cana y otro cabello símbolo de su frustrada juventud se va cayendo. Eventualmente, el maestro del lado oscuro se despide deseando que todos los demás sigan felices en su ignorancia y dando las buenas noches.

Séptimo. Ser honesto y franco sin ser ofensivo:

Mejorar el uso del lenguaje y tratarnos mejor como comunidad no significa que empecemos a aceptarlo todo y a decir que todo está bien y es correcto sin importar las locuras que se digan. Eso sería un despropósito y además una falta total de carácter. Los foros son para compartir información y realizar debates y discusiones sanas y provechosas.

Ahora, si alguien dice algo que según la información que tenemos está errado o tenemos la certeza de que es información falsa, pues es también parte del Recto Lenguaje decir siempre la verdad y descubrir la mentira.

Una vez  en una discusión sobre Osho en la cual yo comentaba su doctrina y pasaba información sobre su secta y sus delitos, una persona me dijo que un buen budista no debería hacer críticas dañinas y no debería hablar mal de nadie, y que el Buda nunca había hecho acusaciones contra nadie porque eso era contrario al Dhamma. Desafortunadamente esto no es cierto y corresponde a una malinterpretación de lo que es ser correcto y otros temas como el pacifismo, tema del que hablaremos próximamente.

No es cierto que denunciar a alguien o juzgar a alguien es contrario a las Enseñanzas. La idea en sí es absurda. Es como decir que no existen los delincuentes, los asesinos y los ladrones. Por más interpretaciones distintas que se les den a las conductas destructivas de las personas en ignorancia, éstas nunca dejan de ser delitos, crímenes y acciones dañinas. Y por tanto deben ser rechazadas y denunciadas públicamente para que tengan sanción social y sean detenidas. El robo siempre será robo, el homicidio siempre será homicidio y la violencia intencional siempre será violencia intencional. Además, pensar que el Buda jamás denunció ni criticó a nadie es un error garrafal.

Claro que el Buda habló duramente contra varias personas. Precisamente por eso es el Buda, porque tuvo el carácter de hablar con franqueza de las cosas que estaban mal y de las personas que las hacían. El Perfecto en más de una ocasión se paró frente a reyes, brahamanes, ascetas y gentiles, y les señaló de frente las acciones dañinas que hacían y las costumbres basadas en la ignorancia que debían ser corregidas o eliminadas. Precisamente por eso el Buda pasó por varios intentos de asesinato, porque el peso de sus palabras era tal que hacía tambalear costumbres y establecimientos religiosos y políticos que llevaban siglos conservándose. También es posiblemente por eso mismo que la India no conservó la práctica del Dhamma de Buda y se aferró las costumbres védicas evolucionándolas en lo que conocemos como el Hinduismo actual. Esa idea de que en el budismo todo es tierno, bonito e inofensivo es consecuencia de un fenómeno psicológico de algunos grupos occidentales que denominamos budismo de burbuja, tema del que hablamos en el artículo anterior.

El Buda sí habló abiertamente de lo que es incorrecto y nos dejó todo ello claramente explicado en sus enseñanzas. Nosotros debemos seguir su ejemplo, debemos detectar, exponer y rechazar la ignorancia y la injusticia en donde quiera que se presente. ¿Cuál es la cuestión que nos separa del Buda? Que lo estamos haciendo mal.

Puede que nuestra intención de denunciar lo dañino sea correcta, pero la forma en la que lo estamos haciendo, es decir nuestro lenguaje y nuestra forma de pensar, no es la enseñada por el Buda. Nosotros por lo general le soltamos el seguro a la escopeta y nos despachamos disparando contra el objetivo como si fuera una misión bélica. Cuando el Buda denunciaba una práctica incorrecta o reprendía a una persona por sus malas acciones, lo hacía siempre usando el lenguaje como las enseñanzas dicen que debe usarse. De manera correcta. De manera perfecta. Es decir y atención a esta clave “sin odio”. De manera simple, clara, directa y amable aun cuando el asunto sea serio. Esto es lo que nos falta, más aun si estamos hablando con otros miembros de nuestra comunidad.  

Una palabra clave que debemos tener en cuenta en nuestras interacciones como si fuera un mantra sagrado es la Asertividad. La asertividad es la capacidad de decir cosas que son contrarias a nuestro receptor de manera clara y directa sin herir ni ofender al contrario. Es el arte de establecer posiciones contrarias sin generar enfrentamiento. La comunicación asertiva es la base del ejercicio del debate tal y como lo describimos anteriormente. Investigar y leer el concepto de la asertividad desde la psicología (no desde los libros de auto ayuda porque terminarás hablando como Barni el dinosaurio) es un gran punto de partida para empezar a ejercitar el Recto Lenguaje.

Debemos tener tres cosas claras. Primero debemos decir siempre la verdad y ser honestos en todo momento. Segundo jamás contestar ni hablar desde el odio o con ánimo de revancha. Y tercero hablar solo con personas con actitud de verdaderos practicantes del Dhamma y dejar de lado a las personas belicistas. Estos tres puntos nos ayudarán mucho a mejorar la calidad de los foros budistas. Sobre todo porque aceptémoslo,  responderle a una persona sembradora de discordia y división es una tentación tan poderosa que preferimos mil veces responderle a un maestro del lado oscuro que a una persona con verdadera actitud budista. Es un mal que todos tenemos.

Por último.

Octavo. El humor  es para compartir y unir, no para herir y dividir.

Hablaremos aquí de un pésimo vicio que nos aqueja a varios. El sarcasmo y la ironía. Confieso que no tengo mucho derecho a denunciar el uso del sarcasmo en su forma más provocadora pero puedo comentar los móviles y las consecuencias de su uso por experiencia propia.

El humor nocivo, el humor negro aplicado a otra persona, es un arma infantil que se usa cuando uno ya ha renunciado al debate y a compartir ideas y argumentos. Es una forma insolente de decirle al otro, mira, ya no voy a discutir contigo porque está claro que jamás nos pondremos de acuerdo. En lugar de eso me burlaré de ti con un humor pesado, ácido y mal intencionado para hacerte sentir mal y evitar que te vayas pensando que has ganando la discusión.

De todas las formas de discurso divisorio, y el Buda habla claramente de este tipo de lenguaje, el sarcasmo y la ironía son de las más efectivas. Podría decir que bien usadas podrían hacer que una persona te deje de hablar de por vida ya que pueden tener una capacidad para herir de una manera mucho más profunda y fuerte que un insulto común. El humor negro requiere ingenio y siempre tiene algo de verdad. Los creadores de memes ofensivos hacen imágenes que muchas veces dan en el clavo pero su objetivo no es informar ni sacar a alguien de su error, sino ridiculizar usando la verdad como un dedo acusador de ignorancia.

El problema con el sarcasmo es el siguiente, puede ser muy pero muy divertido. En realidad genera endorfinas el destruir a una persona devolviéndole sus propios argumentos en su contra bañados en la deliciosa salsa del humor mal intencionado. Genera una oscura sensación de justicia. Delicioso. El problema es que estamos atentando contra nuestra propia creencia pues estamos generando odio. Estamos apartando a una persona de la comunidad pues al herirlo se aferrará más a su creencia radical, y a final de cuentas eso también nos envenena a nosotros. Además esto sin duda es un generador de mal karma. El Buda jamás, en ninguna situación, aprobaría el uso de la ironía, el sarcasmo o el humor negro para atacar a otra persona sin importar el estado mental en el que se encuentre. La propuesta entonces es simple. Tomar este ingenio macabro, tomar el sarcasmo y la ironía y echarlos a la basura para no volver a usarlos jamás. Así de simple. Eso se remplaza por el más sencillo silencio como lo hemos venido explicando. Y eso es todo.

El humor entonces debe ser un generador de unión, debe ser usado para lo que se supone que es, para reírnos con nuestros compañeros y no para burlarnos solos. La burla aísla y genera rechazo. El buen humor une y hace a la persona metal y físicamente más atractiva para los demás. Los grandes monjes por ejemplo suelen ser personas de un humor excelente. Suelen hacer chistes y crear un ambiente de concordia y risa que hace sentir cómodos a todos los que les rodean. Podemos ver muchos ejemplos de esto en los grandes maestros de nuestra era. La propuesta en resumen sería desechar todo aquello que nos separa y multiplicar todo aquello que nos une.

Conclusión.

La necesidad de mejorar nuestro lenguaje, de practicar el Noble Óctuple Sendero como se supone que debemos hacerlo, hace que prestemos particular atención a la forma en la que nos estamos tratando entre nosotros. Haré una comparación incómoda como suelen serlo todas. He notado que en los foros cristianos el uso del lenguaje no suele tener el tipo de fallas que estamos viendo en los foros budistas. Puede sonar a golpe bajo pero también podemos tomarlo como un ejemplo de cómo una comunidad religiosa laica se comunica.

Abordamos los foros budistas como espacios para encontrar la verdad, y malinterpretamos esto pensando que dentro de todo el universo budista debe haber una sola verdad absoluta, haciendo de los demás pensamientos doctrinas falsas como pasa en el cristianismo, en el que una vertiente se separa de las otras basándose en la premisa de que es la verdadera y las demás son falsas. Recordemos que en el budismo no hay lugar para tales posturas ideologistas. Si hay una comunidad religiosa que en teoría debería estar unida más allá de cualquier diferencia dogmática es el budismo porque las diferencias son de forma, pero el núcleo de las enseñanzas, el Dhamma y el Maestro Buda, son los mismos para todos. Por lo tanto, afirmar que un cierto tipo de budismo es malo o falso da pie a muchos radicales cristianos que nos señalan y les dicen a sus seguidores, mírenlos, no son diferentes a nosotros y se dicen mejores que nosotros. Insisto, una cosa son las tradiciones budistas, las distintas formas del Dhamma, y otra los líderes que tenemos actualmente. No confundamos una cosa con la otra.

Espero que estas ideas puedan contribuir a una mejor comunicación entre nosotros, a mejorar nuestro aprendizaje del Dhamma y a ver nuestras fallas para que podamos practicar el Noble Óctuple Sendero con toda la buena intención y seriedad que merece. Les envío un gran saludo de año nuevo.