miércoles, 8 de diciembre de 2021

Proyecto de navidad y año nuevo. Los 53 Sutras de Buda (que en realidad son 54)

                            

Hace tiempo mientras navegaba por internet, vi títulos de algunos videos sobre los 53 sutras de Buda. No le presté atención ya que no hay 53 sutras oficiales de Buda, así que me sonó a mercadotecnia barata. Tiempo después, vi uno de esos videos por la curiosidad de saber de qué se trataban los 53 sutras de Buda. Resultó ser un libro de algunos fragmentos del Dhammapada más otras cosas que parecían fragmentos de otros documentos y unas explicaciones que al parecer no tenían mucho sentido. Mi curiosidad sobre el tema persistía debido al número 53 ya que estaba pensando en un proyecto de práctica que involucraba precisamente ese número. Así que investigué un poco sobre los supuestos 53 sutras de Buda que se promocionaban por ahí.

Como lo venía sospechando, los famosos 53 sutras de Buda no eran más que otro fraude creado por Osho. Tenemos bien claro que todo lo producido por Osho y su industria son patrañas y falsedades, así que el libro de los 53 sutras de Buda no puede ser usado para la práctica budista y debe ser descartado como material de estudio. Como ya hemos comprobado de sobra, las obras de Osho consisten en un 70% de verdad y un 30% de palabrerías sin sentido. El asunto es que ese 30% de tonterías puede hacer que el 70% de verdad confunda al lector llevándolo hacia prácticas incorrectas y peligrosas. Osho hizo un “corta y pega” de buena parte del Dhammapada y luego rellenó los huecos con fragmentos aleatorios de otros textos, y mentiras contradictorias de su propia inspiración. Luego, como era lo usual, se lo atribuyó todo a él mismo. Osho es sin duda, el más clásico de los falsos gurúes.  

Volviendo al proyecto del 53, el estar en diciembre y en navidad me hizo pensar en crear un proyecto de organización para practicantes solitarios que programara, organizara y estructurara el estudio de las Enseñanzas durante todo el año. Como un programa de clases. Un tipo de cronograma anual sobre el cual el practicante solitario pudiera continuar trabajando si por alguna razón perdía el paso.

Muchas veces me ha pasado que hago un programa de estudio con algún material, pero algo imprevisto sucede y me veo obligado a interrumpirlo. Posteriormente cuando lo quiero retomar, no encuentro orden o ya perdí el hilo y lo descarto o intento iniciar uno nuevo. Así que me interesó crear una estructura a la cual pudiera acostumbrarme cada mes durante todo el año para así poder mantener fresca la motivación, el estudio y el orden.

De ahí el interés en el número 53. Un año tiene entre 52 y 53 domingos dependiendo de dónde caigan los domingos y si es año bisiesto, así que el objetivo fue construir un programa anual de 53 textos budistas, Sutras budistas reales, los cuales serán estudiados semanalmente, cada domingo durante todo el año. De esta manera, cada domingo lo dedicaré a la lectura y el estudio de un texto sagrado previamente definido, y de lunes a sábado meditaré sobre dicho texto y experimentaré con el mismo en mi vida cotidiana anotando los resultados y reflexionando sobre la experiencia. Esto me mantendrá todo el año ocupado en el Dharma sin necesidad de romperme la cabeza buscando un material de estudio y acomodando el tiempo para trabajarlo.

Este cronograma no es rígido y está abierto a cambios, de manera que si uno de los textos me resulta más denso de lo esperado, puedo dedicarle otra semana y saltarme el siguiente, continuando el calendario sin sentir que me estoy atrasando. Uno es su propio jefe. Como todo lo que se hace por primera vez, este es un prototipo que mejorará según se vaya implementando.

Estos 53 Sutras están organizados de la siguiente forma:

Del número 1 al 36 está compuestos de textos sagrados del Canon Pali.

Del 37 al 40 está compuesto por Sutras Mahayana.

Del 41 al 53 está compuesto por los 26 capítulos del Dhammapada dedicando dos capítulos por semana.

Esta distribución obedece a mis condiciones, prácticas y necesidades específicas. Un practicante solitario que practique dentro de una tradición en específico, seguramente usará todos los Sutras de su tradición. O simplemente variar los sutras o también podría dividir un Sutra muy largo en varias secciones para estudiarlo en varias semanas. Todo debe acomodarse a las necesidades y condiciones del practicante.  

En mi caso, el uso del Dhammapada al final del año obedece a que en el último trimestre del año, en los meses de octubre, noviembre y diciembre, empiezan las fiestas más importantes, el comercio se acelera, hay muchas cosas para hacer y el tiempo de dedicación al estudio puede verse afectado por cuestiones exteriores. Los capítulos del Dhammapada son cortos y concisos, así que puedo realizar un estudio profundo con un material poco extenso en los días en los que el tiempo debe economizarse. Este suele ser mi caso así que por eso elegí esta organización, además del hecho de que el Dhammapada es un texto sumamente práctico e importante que uno debe mantener a la mano y leer durante todo el año. Rematar el año dedicándole los últimos días de estudio al Dhammapada es una excelente forma de cerrar el ciclo anual.

La mayoría de los textos del Canon Pali los encontré en las páginas bosquetheravada.org, buddhispano.net y suttacentral.net. Los textos Mahayana los he conseguido en páginas de budismo y cursos en línea que he realizado. El Dhammapada es fácilmente adquirible en formato electrónico. 

El Sutra número 54 es el Sutra que se estudia en la última semana del año y en la primera semana del año. Es el Sutra de finalización e inicio del ciclo anual. Hace la transición entre el año viejo y el año nuevo. Este Sutra número 54 es el Sutra del corazón. Un texto de una profundidad e importancia enormes. De esta manera uno organiza su calendario budista.




La lista completa de los sutras para el calendario budista es la siguiente: 

    -Suttas del Cánon Pali-

1.  Dhammacakkappavattana Sutta (Discurso de la puesta en movimiento de la rueda de la      doctrina).

2.  Satipattana Sutta.

3.  Ariyapariyesana Sutta.

4.  Abhaya Raja Kumara Sutta.

5.  Acinteyya Sutta (Discurso sobre los impensables).

6.  Adanta Sutta.

7.  Ambalatthika Rahulovada Sutta.

8.  Avaranata Sutta.

9.  Anattalakkhana Sutta.

10. Singala Sutta.

11. Cakkavatti Sutta.

12. Vitakkasanthana Sutta.

13. Mahatanhasankhaya Sutta.

14. Canki Sutta.

15. Bahitika Sutta.

16. Nibbedhika Sutta.

17. niruttipatha Sutta.

18. Pathama Dutiya Tatiya Bodhi Sutta (3 Discursos de la iluminación).

19. Puttamamsupama Sutta (Discurso de la carne del hijo).

20. Sakunagghi Sutta (Discurso del Halcón).

21. Makkata Sutta (Discurso del mono).

22. Vipallasa Sutta (Discurso de las distorsiones).

23. Titthayatana Sutta.

24. Kesamutti Sutta (Kalama Sutta).

25. Culamalunkya Sutta - Discurso menor a Malunkyaputta (Símil de la flecha).

26. Uttiya Sutta.

27. Bahiya Sutta (Pali/Esp).

28. Silava Sutta (22.122. Discurso sobre el virtuoso).

29. Sutava Sutta (22.123. Discurso sobre el instruido).

30. Mahasupina Sutta.

31. Madhupiṇḍika Sutta.

32. Culagosingha Sutta.

33. karaniya-Metta Sutta.

34. Kosambiya sutta.

35. Meghiya Sutta.

36. Maha Mangala Sutta.

    -Sutras Mahayana-

37. Sukhavati vyuha sutra amitabha.

38. Sutra de la Enseñanza.

39. Sutra del arbusto de arroz.

40. Sutra del diamante.

    -Dhammapada-

41. Capítulos 1-2

42. Capítulos 3-4

43. Capítulos 5-6

44. Capítulos 7-8

45. Capítulos 9-10

46. Capítulos 11-12

47. Capítulos 13-14

48. Capítulos 15-16

49. Capítulos 17-18

50. Capítulos 19-20

51. Capítulos 21-22

52. Capítulos 23-24

53. Capítulos 25-26

 

54. Sutra del corazón.

Los Sutras tienen entre cinco y diez páginas en promedio, algunos más algunos menos. La mayoría son muy cortos para facilitar su estudio semanal. Este cronograma se proyecta fijando cada Sutra en cada domingo de la semana. Como ya comenté, puede estar sujeto a cambios como cambiar una semana de estudio por alguna celebración importante como el Vesak, y también se pueden intercambiar Sutras de lugar, o cambiarlos por otros que no estén. Esta es una estructura básica sobre la cual el practicante solitario puede proyectar el trabajo de todo el año y hacer un calendario budista propio. Se le anexan las celebraciones más importantes del año y otras ajenas al budismo como el cumpleaños, cumpleaños de seres queridos, celebraciones como graduaciones, reuniones y celebraciones familiares, las fiestas nacionales y obviamente la navidad.

Este es el proyecto que implementaré desde este nuevo año. Espero que te sirva para inspirarte a trabajar constantemente todo el año y que te ayude a mantener una disciplina, motivación y aspiración fuerte aprovechando el espíritu de año nuevo. Si tienes más ideas o recomendaciones para crean un buen calendario budista no dudes en comentar. Sigue nuestras publicaciones en nuestra comunidad de Facebook Budismo PSL

 Bendiciones y felices fiestas.


martes, 23 de noviembre de 2021

Tengo miedo de que la práctica budista haga mi vida aburrida.

 


Existe una inquietud en las personas interesadas en la práctica budista. Sobre todo en la gente joven. Es la idea de que la práctica budista hace la vida aburrida. Al parecer, las prácticas referentes a la disciplina ética, el compromiso de servicio y lo que aparentemente se interpreta como privaciones de cosas placenteras, hace que mucha gente dude en tomar este camino de forma definitiva a pesar de sentir una fuerte necesidad de iniciar la práctica.

Por otra parte, esto contrasta con las cualidades atractivas del budismo manejadas en el imaginario popular como la idea de paz instantánea, el arquetipo paternal del maestro poseedor de todas las respuestas, el discurso pacifista, el minimalismo, la mística de la estética oriental y otras tantas cosas bonitas. A eso se le puede añadir otras ideas asociadas y un poco hollywoodenses como personas y objetos sagrados, habilidades especiales como poderes mentales, levitación, resistencia sobre humana y otras tantas fantasías animadas de ayer y hoy.

Además de esto, cuando se le dice al estudiante que todas esas cosas bonitas que se ven en los grupos y las redes sociales no conforman en núcleo de la práctica budista, y que la cuestión de la disciplina ética, los preceptos morales y demás sí lo hacen, pues la persona suele pensarlo todavía más. Y empieza a temer que su vida como practicante budista puede terminar siendo algo profundamente aburrido, haciendo que desista siquiera de intentarlo.

Hay que aclarar esta duda. Todo se trata de un mito ochentero. La idea de que la práctica budista es un compilado de cosas bonitas, filosofías lindas y estímulos agradables a los sentidos es falsa. Es de hecho una tontería. Pero la idea de que tomar los preceptos, hacer un compromiso ético y llevar una vida apegada al código moral budista tiene como resultado una vida aburrida, es una idea todavía más falsa y más tonta que la anterior.

La práctica budista no es aburrida en absoluto. Si la ves o la sientes de esa forma, es porque no la has entendido o practicado correctamente. La destrucción de la ilusión de ese “budismo de salón” que tanto hemos criticado en este blog, ese budismo vacío y plástico creado para turistas, banal, ridículo e inactivo, es fundamental para practicar un budismo real. Ese budismo de moda no es practicable más allá de un tiempo corto. No tiene sustento. En el momento en el que el sufrimiento verdadero se aparece en la vida y embiste como un bus sin frenos, todas esas estupideces de imágenes bonitas, olores agradables, postraciones, dibujos sagrados y sonrisas amables de un hombre calvo en túnica, se van al demonio.

La parte que supuestamente es aburrida es la parte que verdaderamente sirve y funciona cuando la vida se pone difícil y el sufrimiento aparece.  

Tener un código ético y una estructura moral suena a ser una persona aburrida. Lo mismo pasa con la palabra doctrina de la que hablamos en un artículo anterior. Ser ético y disciplinado suena a cambiar libertades por privaciones y placeres por sacrificios. No hay tal cosa en el budismo. Los cinco preceptos y la doctrina del Dhamma te protegen contra los males del mundo. Principalmente los excesos, todos ellos. Uno no se priva de algo aguantando el deseo de tenerlo como si fuera una tortura. Uno comprende y asimila la importancia de alejarse del mal una vez es reconocido gracias a las Enseñanzas budistas. Y luego se aparta de él por el más simple y elemental sentido común. Por eso dejamos de beber licor por ejemplo. Esto no es una privación. Es un privilegio. Una mejora sustancial. Si el dejar de ingerir licor significa una privación y un sacrificio para ti, de nuevo, no has entendido el Dhamma. No has comprendido las leyes de la vida de la forma como las Enseñó el Buda. Y por lo tanto, vas a creer que seguir tomando licor es algo bueno. 

Uno no se priva de nada, uno deja de hacerse daño. Veámoslo con un ejemplo práctico:

Supongamos que eres consumidor habitual de un producto X y que lo has consumido hasta hacerlo una costumbre en tu vida. Pero luego gracias a avanzados estudios científicos, te enteras de que ese producto X produce cáncer. Entonces tu dejas de consumir ese producto. No importa lo habituado que estés a consumirlo o las ganas que te den de consumirlo. La comprensión de la nueva información que tienes hace que dejar de consumir este producto no signifique ningún sacrificio ni represente privación alguna ya que te estás alejando de un daño potencial muy grave. El cáncer es algo serio y si tienes información nueva sobre él, cambiarás tus hábitos fácilmente sin que esto represente un problema. Las ganas y los sentimientos asociados a ese producto X seguirán estando en ti. Pero teniendo en cuenta el conocimiento nuevo que tienes sobre el producto, estos sentimientos y costumbres no lograrán hacerte regresar a ese viejo hábito. Porque no eres estúpido y no te quieres morir de cáncer. El principio con el budismo es exactamente el mismo. Tenemos una información que no teníamos antes (el Dhamma), y actuamos en consecuencia. De nuevo, por el más simple y elemental sentido común. No por un mandato divino ni por una orden de un ser superior. Nos apartamos de hábitos que son dañinos porque ahora comprendemos de manera más profunda qué tan dañinos son, cosa que no hacíamos antes. Y por eso los dejamos. No son privaciones, son mejoras. Es conocimiento y sabiduría, no reglas.

Ahora, vamos a la práctica. ¿Cuáles son las supuestas limitaciones de la práctica budista que hacen la vida del practicante algo aburrido? La primera que se suele nombrar es el licor. Ya comentamos que la comprensión básica de los cinco preceptos aclara ese problema. Puedes leer los artículos sobre estos preceptos en este blog, específicamente el artículo sobre el quinto precepto budista, Consumo conciente. 

Otro tanto es ser vegetariano. Otro clásico mito occidental. No es obligatorio ser vegetariano y mucho menos vegano para ser budista. También puedes leer por qué no es obligatorio ser vegetariano en el budismo en el artículo de ¿Hay que ser vegetariano?

En pocas palabras, la prevención ante el budismo es básicamente la misma que hacia el cristianismo o hacia cualquier otra religión organizada. El temor de convertirse en un mojigato, moralista, purista y conservador que termina desmeritando todo tipo de diversión hasta convertirlo todo en algo banal o en algo dañino o maligno. Satanizar la diversión. Por definición no oficial, ser religioso es ser aburrido porque la religión suele decir que el mundo está mal y que debes apartarte de él. De ahí viene el miedo a adoptar la forma de vida budista. Y esto, obviamente, es un error.

Sí es cierto que tenemos esta similitud con las otras religiones en el sentido en el que entendemos que muchas cosas del mundo están mal y que por lo tanto, debemos apartarnos de ellas. No es necesario ser religioso para saber eso. Algunas modas son dañinas como la adicción al internet, a los dispositivos electrónicos, a los juegos o al porno. Las drogas y el licor son perjudiciales para la salud física y mental. Andar con personas que viven en círculos y actividades sospechosas es algo a evitar. Y así hay muchas cosas para las cuales no necesitamos una revelación espiritual para entender que debemos apartarnos de ellas. Es simple sentido común.

La diferencia es que las doctrinas religiosas nos dan una estructura sólida, clara y estable para conducirnos en el mundo de forma segura sin pensar mucho en ello. Es como adquirir un amigo que te dice que no seas estúpido cuando sabes perfectamente que tiendes a tomar decisiones estúpidas, aun sabiendo que son estúpidas. Son guías de principios básicos, muchas veces generales y presentes en casi todas las tradiciones espirituales que nos procuran un bien.

Obviamente está la otra cara de la moneda de la religión organizada. La manipulación, la coerción, el chantaje emocional, la tortura psicológica, la corrupción, etc. Nadie niega eso. Pero tampoco se puede negar que un cambio hacia una fe religiosa realizada de una forma honesta y concienzuda, no solo puede mantener a una persona en un lugar seguro en medio de todo el caos de la vida, sino que también puede sacar a mucha gente de lugares oscuros o de una destrucción segura. Las cosas no son mal hechas, simplemente son mal usadas.    

El contraste con el cristianismo es que esté sí puede ser fácilmente llevado a un extremo en el que efectivamente la vida se vuelva una prisión ridícula cercada por estupideces imaginarias. Pero según la realización de la práctica del Dhamma en la vida real, esto difícilmente podría suceder con el budismo.

Cuando uno se hace budista, la capacidad de disfrute de las cosas no es muy distinta. Y cambia para mejor porque se adquiere la capacidad de disfrutar más muchas cosas sencillas que antes uno no tomaba en cuenta.

Sin embargo, si hay un cambio en la percepción del mundo y en la forma en la que interpretamos lo que comúnmente conocemos como placentero y displacentero, y como bueno o malo para nosotros. Para decirlo de alguna manera, adquirimos un tipo de comprensión profesional de lo que es el disfrute de las cosas y del efecto que pueden tener sobre la mente. Y entendemos con más claridad y profundidad los mensajes y significados que los estímulos del mundo nos envían.

Nos entrenamos para poder distinguir la realidad de la fantasía. Y para detectar cuándo una emoción generada por un estímulo externo empieza a adquirir un tono o una fuerza que de antemano sabemos no es sana, para poder suspender ese estímulo inmediatamente y mantener el control de nuestra mente. Constantemente competimos con el mundo por el control de nuestra mente y el Buda nos da todo lo que necesitamos para mantener la influencia negativa del mundo a raya. Poco a poco adquirimos una independencia mental para decidir qué consumir y qué no. Nos entrenamos continuamente para poner lo que necesitamos por encima de lo que queremos o deseamos, sin importar qué tanto queramos o deseemos eso que ya sabemos que no es conveniente para nuestra mente. Usamos las Enseñanzas del Buda como el factor regulador de nuestra vida y cómo la guía que nos indica cómo comportarnos y qué decisiones debemos tomar en casos determinados.

En sí no tenemos reglas inamovibles o normas fijas generales que debamos seguir a rajatabla. Lo que tenemos son técnicas de autorregulación que usamos con libertad de criterio sustentados dentro del conocimiento del Dhamma que vamos adquiriendo. La expresión “un budista no puede…” hacer tal cosa o tal otra, no tiene lugar en la práctica. Al menos yo no he encontrado algo así en lo que llevo de estudio. No hay un “no puedes”, hay un “no deberías”, y se te explica claramente por qué no deberías hacer tal cosa o sí deberías hacer tal otra. Y todo tiene una razón lógica y un sentido práctico. Así que realmente no sabría identificar de dónde sale la duda de que el budismo es aburrido. En mi caso, el efecto ha sido totalmente contrario a esto. Mi vida se ha hecho mucho más divertida desde que practico budismo.

Además de la práctica regular que hacemos en nuestra vida diaria, el mundo budista es muy interesante. El arte budista es muy amplio y últimamente se han hecho películas y documentales sobre budismo muy bien hechos y entretenidos. Las biografías de los grandes maestros de todas las escuelas son muy interesantes e inspiradoras, y nos dan claves nuevas para practicar el budismo en nuestro tiempo.

Nosotros mismos podemos ser generadores de arte como parte de nuestra práctica budista. Por ejemplo si te gustan los japa malas, puedes hacer el tuyo en lugar de comprarlo. Esto le da un significado mucho más profundo que el que le das a un mala comprado. También puedes hacer decoraciones y manualidades inspirados en el arte budista. Hay muchas cosas para hacer. Como la construcción de tu altar, la fabricación de velas artesanales, modificación de elementos decorativos, pintura, atuendos, etc. Hay todo un mundo de arte para explotar con inspiración budista. Esto puede ser de gran ayuda para personas que se encuentran en lugares en los que los confinamientos regresan. Son actividades extremadamente terapéuticas.

Los maestros budistas recomiendan que además de tener una profesión, uno debe tener un oficio. Es decir, una actividad manual que genere experticia y mediante la cual se beneficie a otros directamente. Es decir, un arte.

Espero que esta información te haya sido útil y que explotes al máximo tu potencial búdico en todas las áreas de tu vida. Síguenos en nuestra página de Facebook Budismo PSL


domingo, 7 de noviembre de 2021

Budismo y aborto.


En este artículo hablaremos sobre el tema del aborto. No nos referiremos al aborto desde el punto de vista legal, político ni social. Abordaremos el tema enfocándonos en el contexto de las Enseñanzas budistas. Lo cual no significa que ignoraremos totalmente los contextos externos ya que en la práctica esto es imposible. Pero veremos el tema desde el barco del Dharma, no desde la caótica tormenta del mundo y sus confrontaciones.

Esta pregunta atormenta a los budistas de hoy. ¿Qué posición toma el budismo frente al aborto? ¿Está a favor? ¿Está en contra?

Para empezar con nuestro análisis, creo necesario tomar en cuenta el contexto cristiano en el cual vivimos ya que sin duda afecta nuestra perspectiva del tema de forma indirecta. Hemos dicho que vamos a abordar el tema desde el punto de vista budista lo más que se pueda, pero nuestro contexto cristiano tiene un peso suficiente en temas como este como para que sea necesario aclarar su efecto en nuestro análisis con el objetivo de definir diferencias y concordancias.

En el cristianismo el tema se resuelve fácilmente. La respuesta es no. El aborto no está bien visto, no es defendible, no tiene ninguna justificación y no hay debate entre ellos. Para los cristianos el asunto no dura más de cinco minutos en explicarse y definirse, y una vez tratado el tema siguen trabajando según los parámetros de su doctrina sin mayor reparo. Desafortunadamente para nosotros, la cuestión no es así de simple.

El Buda no habló sobre el tema del aborto de forma directa. Por esta razón trataremos el tema basándonos únicamente en las Enseñanzas budistas que apuntan a nuestras dudas sobre el valor de la vida y de la libertad humanas. No hablaré sobre opiniones, argumentos ni posiciones específicas propias del debate en el mundo ya que el objetivo es que cada uno de nosotros comprenda lo más posible las Enseñanzas del Buda y nos basemos en ellas para tomar una decisión honesta y clara.

Aunque el Buda no se refirió específicamente a la práctica del aborto, sí comentó varios aspectos referentes al inicio de la conciencia humana en el proceso de formación de la vida según algunos pasajes del Canon Pali. En el Maha Tanhasankhaya Sutta, el Buda dice que la concepción depende de tres factores: Unión del padre y de la madre, la fertilidad de la madre y que el ser esté listo para renacer. La unión de estas causas en un momento específico y ligados a unas condiciones propicias, darían inicio a la unión de todos los factores que componen al ser humano, entre ellos la conciencia. El pasaje de este Sutta explica que la conciencia inicia en el momento de la concepción. Esto se evidencia con más claridad en otro pasaje del Maha Nidana Sutta, en el cual se explica que si la conciencia no entra en el vientre de la madre, el elemento mental y el físico no pueden unirse correctamente dentro de la matriz. En otro pasaje se explica que en el momento de la concepción se juntan seis elementos, uno de ellos la conciencia, que conformarán al ser humano. En el Vinaya monástico también se menciona que con la aparición de la concepción también aparece la primera mente. La primera forma de conciencia en la matriz de la madre. Por tanto, podemos decir que la existencia humana tiene dos componentes básicos: Uno físico y otro mental. Y que el componente mental predomina en la ecuación ya que es en la mente donde surge la conciencia que tiene el potencial de llegar a la iluminación.

Recordemos que todos estos conceptos están estrechamente ligados con la doctrina de la interdependencia y el surgimiento dependiente, así que son bases sólidas y bien establecidas en las Enseñanzas budistas.

Entendiendo que la conciencia está presente desde el momento de la concepción, ¿Significa esto que el ser humano está presente desde el principio y que por lo tanto, deberíamos estar en contra del aborto? Pues no es así de simple. Esto podría hacer creer que tendríamos que estar en la misma posición que los cristianos, pero nuestros fundamentos no son los mismos.  

Para los cristianos desde el punto de vista espiritual, en el momento de la concepción ya todo está listo y completado. Ellos tienen el concepto de alma. Es decir que cuando la concepción se realiza, la integración espiritual de la persona ya está hecha, completa e intacta, ya que ellos creen que desde el momento de la concepción, el alma ya está presente. Y el alma creada por Dios, es decir la persona, es eterna, permanente e independiente desde el momento en el que Dios le da vida en el vientre de la madre. Por lo tanto, para ellos no hay diferencia alguna entre un óvulo recién fecundado y un humano adulto. Según su doctrina, ambos están en las mismas condiciones espirituales y por lo tanto, deben ser tomados como iguales.

Esto, como ya sabemos, es totalmente distinto en el budismo. Según las Enseñanzas budistas, las personas no somos creaciones personales, permanentes e independientes, sino seres conformados por varios factores en un proceso continuo. Una manera más práctica de explicarlo es que en realidad los seres vivos, incluyendo los humanos, somos procesos de evolución y desarrollo físico y espiritual. Nuestra existencia convencional y última deviene de unas causas y condiciones anteriores a nosotros que se juntan, como ya hemos visto según los pasajes mencionados del Canon Pali, para que den origen a nuestro ser como lo conocemos.

Esto quiere decir que cuando la concepción ocurre, la conciencia que interviene en el proceso es aun muy incipiente. No hay sentir, ni percepción, ni formaciones mentales, ni otros elementos esenciales para la formación de un ser humano completo. Por lo tanto, no podemos hablar de una igualdad espiritual ni física entre un embrión y un humano ya formado como sí hacen los cristianos en lo que se refiere al aspecto espiritual. En términos técnicos podemos decir que en el momento de la concepción solo existe una conciencia desarrollada a un 1%. Esto significa que aunque sí existe un tipo de conciencia primaria en el momento de la concepción, esta conciencia no es la misma que la de un ser que ya llega a estar lo suficientemente desarrollado como para poder sobrevivir fuera del útero materno.

Hay un paralelo físico y espiritual en el desarrollo del ser desde el momento de la concepción. Mientras las condiciones se terminan de armonizar y los elementos se organizan dentro de la matriz de la madre, la conciencia también va creciendo y desarrollándose a medida que pasa por las distintas etapas de la gestación. Es un karma que aún puede variar y tomar otros rumbos como pueden ser distintas causas de aborto espontáneo. Por lo tanto, no es lo mismo discutir el aborto para un embrión recién fecundado que para uno de tres semanas, o para un feto de catorce semanas, o para un ser de ocho meses. Técnicamente, los casos serían distintos.  

¿Cuándo se podría decir entonces que una conciencia está lo suficientemente madura como para considerarse completamente como una persona y no como un potencial?

La respuesta puede variar según el maestro al que se le pregunte. Pero teniendo en cuenta que durante la formación del ser humano en la matriz, la conciencia es un proceso de desarrollo paralelo al del cuerpo, es válido creer que una conciencia primaria está lo suficientemente desarrollada para ser considerada más allá de un potencial cuando ya tiene una base funcional de los seis sentidos. Apoyándonos en la ciencia, esto significaría que la diferencia se haría cuando el sistema nervioso central ya está formado y funcionando en un nivel básico en el que el cerebro ya puede percibir estímulos. Esto sería alrededor de las catorce semanas. Es decir, en el momento en el que, aun en un nivel muy bajo e inferior, ya es un ser sintiente. En el budismo es muy importante la consideración hacia un ser cuando tiene la capacidad de sentir sufrimiento y gozo. En las primeras etapas de la gestación, esta capacidad no está presente.

Esto podría dar pie a dos posiciones. Primero, a la posición de que aunque la conciencia sea mínima y no esté desarrollada, hay conciencia, y por lo tanto hay un individuo que debe respetarse como todos los demás. Lo cual sería concordar en la práctica con el punto de vista cristiano. Y segundo, que como los procesos y los niveles de desarrollo varían según el tiempo en el que se aborden, no habría mayor objeción en interrumpir de forma temprana un proceso que traería grandes dificultades y limitantes con el objetivo de evitar karmas muy negativos y perjudiciales.

El proceso de desarrollo de la conciencia que inicia en la concepción continúa durante toda la vida y puede avanzar hasta su máximo potencial o estancarse en el camino y permanecer incompleto. La máxima evolución de este desarrollo de la conciencia, es la realización del Nirvana.

La elección de la mujer.

Una gran parte de la discusión sobre el aborto recae sobre la responsabilidad ética de la mujer en cuanto a su decisión de abortar o no. A la mujer se le hace un juzgamiento ético y moral desde un extremo y desde el otro según la decisión que tome o las políticas de Estado que apoye. Está en medio de un fuego cruzado y como consecuencia muchas mujeres se han radicalizado sobre un tema que aunque tiene implicaciones sociales, al final de cuentas se trata de una decisión personal, íntima y privada que a lo sumo debería incluir al menos al hombre con el cual se ha embarazado. Si es que así lo considera.

El Buda explica que nadie puede hacerse responsable por las acciones de otro. Cada uno debe responder por su propio karma y nadie puede responder por el karma de otros. La mujer debe tomar su decisión e inevitablemente recibir los resultados de las decisiones que tome. Para bien o para mal.

Tomemos un ejemplo de un país en el cual el aborto está despenalizado. Hablando de una de las llamadas tres causales de despenalización, cuando el embarazo implica un alto riesgo de muerte para la madre. Se trata de una mujer joven que tiene otros hijos pequeños y su esposo. El embarazo es muy riesgoso y las posibilidades de que muera son muy altas. Las consecuencias de no realizar el aborto implican el riesgo de que la mujer muera y deje a su esposo viudo con hijos pequeños sin su madre. Esto sería un terrible karma para todos. En tanto que realizar el aborto puede tener como resultado que la mujer continúe viviendo, estando con sus hijos hasta que crezcan y al lado de su esposo viviendo una vida larga e incluso, si las condiciones cambian y los médicos lo consideraran viable, podría pensar en la posibilidad de tener otro hijo después. Un karma muy diferente al anterior.

Por otro lado, podemos ver un caso que se dio en Colombia en el que una mujer se realizó un aborto estando ya en las etapas finales de la gestación, mientras el padre luchaba por todos los medios legales para que lo tuviera y se lo entregara para criarlo él solo. Incluso ya le había puesto el nombre. Este karma por otro lado, seguramente tendrá consecuencias muy negativas por el grado de desarrollo de conciencia y de capacidad de sentir del ser, y por la negativa a entregárselo al padre quien lo deseaba, estaba haciendo todo para tenerlo y también debió haber tenido voz y voto en tales circunstancias ya que el embarazo fue concebido dentro de una relación de pareja.

Así que como vemos, para bien o para mal, es la mujer quien debe decidir sobre el karma que genera, más allá de temas políticos, sociales o religiosos. Y asumir las consecuencias de las decisiones que tome. Cualquiera que estas sean.   




¿Qué posición deberíamos tomar entonces?

A diferencia de los polos opuestos que se dan en el mundo sobre este tema, para nosotros sería muy difícil dibujar una línea roja tras la cual esté lo acertado o lo incorrecto. Aunque en principio, el acto de abortar es matar, las condiciones en las que se hace y las razones para hacerse varían en cada caso. Cada persona tiene su propia historia. No estamos en capacidad de mostrar qué es lo correcto o incorrecto a todas las personas bajo el mismo fundamento ético en este caso.

Eso sería como penalizar exactamente igual a todas las personas involucradas en una muerte sin saber quién generó una muerte por accidente, quien causó una muerte por defender su vida o la de una persona indefensa, y quien causa una muerte con la intención de asesinar por odio o avaricia. La penalidad debe detenerse y analizar cada caso antes de dejar caer la misma condena sobre todos por igual. Ninguna democracia libre aplica la misma condena por muerte en todos los casos. En el budismo la situación es semejante. Este rechazo al maniqueísmo social, político y religioso es una característica fundamental de la práctica budista. Evitar los radicalismos y las posiciones extremas es una advertencia constante en el budismo. Personalmente, creo que el Buda dejó este tema así por una buena razón.

Para otros grandes dilemas éticos que siempre han afectado a la sociedad, sí podemos tomar una decisión definitiva sin entrar en análisis ni discusiones. Para temas como el consumo de drogas (por el simple hecho de que acaban con el trabajo de la meditación más que por cuestiones éticas), como la explotación comercial de animales, como el uso del sexo como comercio, como la violación de los derechos de los demás, como la producción y el comercio de armas y otra gran cantidad de temas, la doctrina budista sí da una explicación clara y definida de por qué se deben hacer unas cosas y evitar hacer otras.

¿Qué dicen los maestros?

He conocido las declaraciones y puntos de vista de varios monjes occidentales. Curiosamente, algunos de los monjes que he tenido la oportunidad de escuchar, que tampoco es que hayan sido demasiados, también están polarizados en este tema y toman posiciones más a favor de un lado y en contra del otro. He escuchado monjes feministas que apoyan el aborto en todos los casos privilegiando la decisión de la mujer sin importar las circunstancias y las razones para hacerlo. Y también he escuchado monjes que rechazan la práctica del aborto sin importar razones ni circunstancias aludiendo a la generación de un karma muy negativo por acabar con la posibilidad de una vida humana, la cual según la cosmología budista, es extremadamente difícil de conseguir.

Estos monjes y monjas, de ambos lados de la discusión, son de todas las escuelas y tradiciones. En ambos casos. Por lo tanto, no se podría decir que una tradición tiende más para un lado y que esta otra tradición tiende más para el otro. Hay monjes liberales y conservadores en todas las escuelas. También debo decir que no he visto ningún monje que se haya metido de lleno a una campaña proselitista a favor o en contra de alguna postura. Simplemente dan su opinión cuando se les pregunta, y ya.

Sin embargo, a través de algunos medios de comunicación podemos ver que en oriente y en occidente sí hay monjes que en realidad no lo son, y que usan su posición y su túnica para apoyar causas políticas en nombre del budismo, lo cual está desaprobado por el mismo Buda. Esto siempre hay que advertirlo ya que mucha gente escucha a estas personas pensando que esa es la posición oficial de todo el budismo organizado frente al aborto. Cosa que no es cierta.

También he escuchado de monjes que evitan estos dos extremos y que proponen un análisis más profundo en lugar de un juzgamiento a priori. Monjes muy humildes de bajo perfil y monjes muy notables. Su Santidad El Dalai Lama ha dicho que, aunque el aborto sigue siendo un acto de matar, considera que hay casos complejos en los cuales se debe recurrir a una excepción. Esta respuesta sintetiza en gran medida la posición a la que parece apuntar el budismo en cuanto al aborto, y apoya la tesis de que debemos abandonar los extremos ideológicos y ver más allá de los afanes proselitistas.

Retomando la pregunta de, ¿qué posición deberíamos tomar entonces?, creo que la respuesta más precisa sería que no tomaras una posición, sino que tomaras tú propia posición, respetando la del otro. Ahora, tu posición debe estar basada en la guía de las Enseñanzas y de los maestros de mayor sabiduría. Veo difícil el que toda la comunidad budista tome una sola posición en bloque frente al aborto como sí pueden hacerlo las demás comunidades religiosas. Nuestro habitual análisis de las causas y condiciones nos impide ser tan simplistas y nos protege de todo tipo de radicalismos.

Así que la respuesta sería que te des una pausa. Estudia el Dharma con la razón y considéralo todo con compasión. Y haz buen uso de las Enseñanzas en la vida real, en tu vida diaria. Recuerda las doctrinas del Karma, de la originación dependiente, de la vacuidad y todos los demás pilares de la práctica, y refúgiate siempre en el sentido de la gran misericordia del Buda antes de opinar, apoyar, decidir o tomar una posición definitiva.

No tenemos por qué tener exactamente la misma opinión sobre el tema. Yo he realizado un ejercicio de análisis del tema y he tomado una posición personal sobre el aborto. Si otro hermano practicante tiene una opinión distinta a la mía, no hay razón alguna para entrar en conflicto. Esa es una gran ventaja del budismo. La otra es que con el aprendizaje vamos madurando y cada vez que cambiamos de opinión lo hacemos para mejorar y superar una opinión errada o simplemente incompleta. Así que en realidad, no hay pérdida en nuestro proceso de aprendizaje, y toda nuestra experiencia en la práctica tiene como resultado un avance hacia el desarrollo espiritual y la comprensión de nuestro mundo.

Sé que esta respuesta no será satisfactoria para muchos. Por lo general nos gustan las cosas hechas, preparadas y listas para consumir. No nos gusta mucho tener que trabajar en nuestro sentido crítico, formarnos a nosotros mismos y hacernos responsables por nuestras propias opiniones y decisiones. Preferimos pagarle a otro por decirnos qué debemos hacer y ahorrarnos ese estrés. Nos gusta la homogeneidad, las categorías simples y obedecer. Incluso cuando nuestra consigna es no obedecer a nadie, buscamos a alguien que nos diga que no debemos obedecer a nadie y luego le seguimos a todas partes. Es curiosa la naturaleza humana, sobre todo en la etapa en la que adquirimos conciencia social y sentimos un deseo insoportable de cambiar el mundo porque nadie más querrá ni podrá hacerlo, solo nosotros. Igual a como lo sintió la generación anterior en su momento. Y la anterior a esa. Y la que le antecedió a aquella… Hacer la diferencia, como repiten los gringos cada vez que recogen un papel del suelo y lo botan en una caneca.

Así que las recomendaciones que doy a los budistas frente al tema del aborto son las siguientes:

Miremos cada caso con detenimiento antes de tomar una opinión definitiva en todos los casos. No veamos a la mujer como un instrumento de extorsión emocional y social para apoyar o atacar ideologías políticas extremistas que tienen sus propias agendas (no permitamos que nos adoctrinen a través de este tema ni de ningún otro). Prestémosle mucha más atención a la ciencia y quitémosle nuestra atención a las redes sociales. Pesemos las circunstancias con la razón, no con el corazón. Con sentido común y no con idealismos religiosos ni pasiones políticas. Si conocemos a una mujer que se encuentre en este dilema, no le estampemos nuestra opinión en su cara como si fuéramos sus jueces. A lo mucho podemos brindarle nuestra opinión y apoyo si es que ella así lo permite. No antes. Si no estamos de acuerdo con su decisión, apartémonos sin generar confrontación ni odio. No tenemos autoridad ni capacidad para intervenir en las decisiones ajenas. Recuerda que nadie puede responder por el Karma de otro. Sin importar qué decisión tome la mujer, nuestro pensamiento debe apuntar siempre hacia la compasión (compasión budista), y nuestra práctica debe apuntar siempre a servir a los otros en lo que podamos, lo cual es la base de la práctica budista. Todas estas recomendaciones están en concordancia con la opinión dada por el Dalai Lama sobre el tema del aborto.

Espero que este aporte te sea útil y que aclare un poco este tema desde la práctica budista. Recuerda que puedes enviar tus preguntas a budismopsl@gmail.com y hacer parte de nuestra comunidad en nuestra página Budismo PSL

sábado, 9 de octubre de 2021

¿Por qué fracasan las misiones?


Ahora mismo podemos decir que hay una cantidad considerable de cursos en línea sobre budismo. Sin duda esto es algo bueno. Sin embargo, tengo la impresión de que las misiones budistas no prosperan. Al parecer se quedan en pequeños nichos casi familiares que se sostienen solo con retiros de grupos pequeños, pero nada baratos. Además de eso, tengo la impresión de que el budismo occidental, al menos el que se está enseñando virtualmente desde hace ya algunos años, ha caído en un bucle. Una tendencia circular en la cual se está atorando más y más.

Los cursos de budismo buscan más que todo traer personas nuevas al Dharma. Y en parte, aunque ese es el objetivo, creo que también es el origen del estancamiento. Constantemente vemos anuncios de cursos de introducción al budismo. Cada dos o tres meses los cursos de introducción al budismo se disparan y aparecen variedades de cursos introductorios a veces con temas alternos como la meditación o mindfulness, el amor universal, las relaciones de pareja, etc. La cuestión es que, por más tiempo que lleve el grupo enseñando, la mayoría de los cursos suelen ser introductorios. No se avanza. Siempre es introducción al budismo con tal tema. Lo que me da la impresión de estancamiento es que raras veces los grupos se renuevan y gente que lleva tiempo en el grupo, incluso años, básicamente repite una y otra vez una nueva introducción al budismo, al parecer sin avanzar. 

Es cierto, como ya dije, que el objetivo es traer nuevos practicantes a los grupos. Pero al parecer, los tiempos no concuerdan con los temas de los cursos y la causa de esto pueden ser los números. La cantidad de personas que asiste a los cursos puede ser buena. Pero en contraste, la cantidad de personas nuevas que ingresan a la sangha y permanecen en la práctica es muy baja. La mayoría de las sanghas están conformada por personas que ya hacen parte integral del grupo hace tiempo y que promocionan la misma cosa una y otra vez. Por eso insisten tanto con lo de la introducción al budismo. Porque básicamente el grupo es el mismo y la gente nueva llega y se va. Las sanghas terminan siendo una puerta giratoria.  

Al parecer, ese es precisamente el origen de que se repita tanto la palabra introducción en los cursos de budismo. La consolidación de nuevos miembros es muy lenta y poco estable. Es decir que de supongamos treinta personas que ingresen, solo uno se establece, haciendo que los números de nuevos miembros estén siempre en rojo. Claramente esto es solo una especulación. No hay estudios ni registros conocidos que confirmen o descarten esta tendencia. Pero según comentarios de personas que están en diversos grupos y mi propia experiencia, es muy posible que así sea.

Otro factor que hace pensar esto es el escuchar a personas que llevan mucho tiempo en una sangha. Sus charlas sobre el Dharma son también introductorias y algunas veces, me disculpo por decirlo, de un nivel infantil. Ven al budismo como una doctrina tan dulce y delicada que lo explican siempre como si se enseñara solo a niños. Al parecer piensan que esa es la única forma en la cual el occidental del común puede entender el Dharma desde cero. Pero no parece ser el caso porque no parece estar funcionando.

Volviendo al tema de las introducciones, es como si se hubiera llegado a un acuerdo no consiente ni voluntario entre las sanghas, en el que internet solo es usado para buscar nuevos miembros porque los grupos no dejan de ser peligrosamente pequeños. Y que los cursos que siguen a lo básico se hacen con membresía y de forma privada, si es que se hacen. No lo sé. Eso es algo que seguramente podrán responder las personas que hacen los retiros y hacen parte de las sanghas de forma integral y activa, porque si hay cursos que no sean de introducción al budismo casi no se ven. Si es que se ven.  

Una de las razones más frecuentes por las cuales no hago retiros ni cursos, además del alto costo de la mayoría, es que ya sé de qué tratan los cursos. De nuevo, "introducción al budismo". No significa esto que me sienta sobre calificado para realizar uno de estos cursos. Por lo general investigo antes y estoy en contacto con alguna de las personas que participa en el grupo o que ya ha participado en ese curso, porque se repiten mucho, y tengo la posibilidad de conocer los temas de antemano. Y tampoco es que desprecie la enseñanza de un monje, pero hay que ser sinceros. Cuando uno se ha tomado la molestia de estudiar en serio por algún tiempo considerable, así sea de forma autodidacta, llega un momento en el que hay temas que ya no hay por qué tratar desde cero. A modo de introducción o de forma elemental y básica.

Una cosa son las Cuatro Nobles Verdades enseñadas como introducción al budismo, desde cero, para personas que no son budistas y no tienen ninguna práctica en absoluto; y otra cosa es ver las Cuatro Nobles Verdades enseñadas por un monje para personas que ya llevan algún tiempo de estudio, ya conocen los fundamentos de la doctrina y ya han iniciado, aunque sea de manera básica una práctica personal y continua. Todos somos estudiantes, pero una cosa son matemáticas de bachillerato y otra son las matemáticas de primero de primaria. En internet al parecer, la mayoría de los cursos son de primero primaria. Y los budistas de vieja data, según representan sus Sanghas, hablan como profesores de primero primaria, incluso a personas que se supone que ya tienen un tiempo considerable en la práctica. Incluso entre ellos mismos. La observación es que el contenido de las charlas y las conversaciones es prácticamente el mismo en todos los casos. Siempre introductorio. Incluso en grupos donde no hay neófitos.

Esto no quiere decir que se quiera discriminar a los nuevos que llegan por primera vez. Sino que no se ven posibilidades de progreso real para nadie. Ni para los nuevos ni para los que ya han iniciado su práctica realmente. Seguramente los cursos avanzados serán en secreto (si así es, no podría comprender por qué) para los estudiantes más antiguos, porque nunca se ven promocionados.

Podemos suponer que la razón de que los cursos sean siempre de introducción al budismo, o lo sean en su mayoría, es que las personas abandonan y no se unen a la sangha. Y por lo tanto, posteriormente no hay a quién hacerle la continuación del proceso, por lo cual este se vuelve a reiniciar en la fase de introducción en otro intento de captar nuevos miembros casi desde cero. Es decir, los cursos no progresan y por lo tanto no se pueden continuar ni culminar. Entonces, la observación no está en los cursos en sí, en el material, sino en la forma en la cual se está enseñando. Porque no está funcionando. La gente no continúa con la práctica y no se une a la sangha. Algo está fallando en ese proceso.

Otra práctica que no sé si sea común pero que he visto en tres casos personalmente, es que uno encuentra un grupo budista que ofrece actividades libres, pero esto resulta siendo una estrategia de mercadeo. Aclaro que esto sí es experiencia personal pero no necesariamente debe marcar una tendencia mayoritaria, aunque no dudo que haya más grupos denominados como budistas en otros países que también hagan lo mismo.

Se presentan como budistas y te invitan a sus actividades. En los casos en los que estuve fueron dos de budismo tibetano y uno de budismo chan. El modus operandi es que hacen actividades culturales tradicionales de los países de los que vienen estos budismos como sesiones de tai chi, qui gon, acupuntura en el caso del chan; y bendiciones de malas, bendiciones de maestros, meditaciones guiadas, ceremonias y rituales culturales en el caso tibetano. A esto le anexan cosas como yoga, reiki, charlas de vegetarianismo y demás cursos alternativos que dictan los miembros del grupo. Cuando al fin viene un curso de budismo, cuando por fin vamos a escuchar y a trabajar las Enseñanzas del Buda, el curso es pago. Y cuando uno averigua qué van a enseñar y desde qué perspectiva se va a abordar, el tema es Introducción al budismo. Siempre.

Y honestamente, esta idea de usar actividades de culturas orientales como carnada para después salirte con un curso pago de introducción al budismo cuyo contenido puedes conseguir gratis en internet pues, no tiene sentido. Lo promocionan como “cursos gratis del Budadharma”, y luego te salen con ese chorro de babas. No sé de dónde sacan que eso realmente va a funcionar para levantar una misión.

De nuevo, hablo por experiencia propia y estoy seguro de que no es así en todas partes. También he tenido experiencias muy positivas de una buena enseñanza del Dharma. Pero por internet, no en persona.

Hay que anotar que mi ciudad no ha sido un lugar afortunado en cuanto a la enseñanza budista. De todos los intentos que han llegado a la ciudad a través de los años, que han sido varios, tres o cuatro, todavía no ha habido uno solo que haya sido de enseñanza directa, abierta y honesta. Todos le han puesto un pero al estudiante. Y todos terminan saboteándose a sí mismos de alguna forma hasta hacerse desaparecer.  

Hace poco vi una entrevista a un monje de Bogotá. Es una misión de budismo tibetano. La iniciaron en los 80s. El monje decía que a través de los años, les había dado la iniciación a más o menos tres mil personas. Y que los miembros activos de su sangha en la actualidad, los verdaderamente activos, difícilmente llegaban a ser cien.

¡Cien personas de tres mil iniciaciones! ¡En cuarenta años de enseñanza! Claramente algo está fallando. Evidentemente, a los procesos de enseñanza les está faltando algo.

De todas maneras existe la crítica válida y particular, a riesgo de sonar puntilloso, de que en las escuelas tibetanas occidentales suelen soltar las iniciaciones y los títulos monacales como si fueran premios de cajas de cereales. Y las consecuencias han sido evidentes porque el budismo tibetano está repleto de Lamas que por un lado han salido delincuentes y abusadores, y por el otro terminan renunciando al monacato por las razones más mundanas y ridículas. Dicho sea de paso... 

A pesar de esto hay que decir que aunque los grupos tibetanos llevan la batuta con ese problema, las comunidades zen, chan y otros también tienen el mismo problema de estancamiento y de fijación en las introducciones.

Está más que claro que el otorgar una iniciación o un título monacal, no aseguran para nada la permanencia de una persona dentro de la práctica ni de la sangha.

¿Por qué todo tiene que ser siempre un curso? Es cierto que una misión necesita dinero, y mucho. Pero acostumbrar al estudiante a dar dinero por recibir el Dharma como un servicio más, es acostumbrarlo a poner dinero de por medio entre él y el Dharma. Es rebajar el Dharma a otra moda comercial como el yoga o el mindfulness.  Y eso es algo con lo que siempre he estado en desacuerdo y siempre se me ha malentendido.

Una misión necesita dinero. Hay que pagar el alquiler de un espacio amplio y cómodo, hay que pagar servicios, herramientas de trabajo de enseñanza, mantenimiento físico y técnico. Para traer un monje hay que pagarle sus boletos de avión, alojamientos, alimentación, uso de servicios, etc. A los laicos que dictan charlas también se les debería pagar, que no siempre es el caso pero algo se les debería reconocer. Y para todo ello se necesita dinero, y bastante. Esto es lógico, justo y necesario. Pero creo que por el Dharma en sí, por la Enseñanza del Buda, no se debería pagar nada. Y es aquí donde la gente no me entiende así que permítanme explicarme:

Para una misión se necesita dinero, y ese dinero debe venir de los laicos que aportan donaciones y si se quiere, pagos fijos para poder levantar y sostener la sangha. Pero insisto en que para iniciar una sangha de forma verdadera, con convicción, sin sombra de duda y con total convencimiento, uno debe saber a qué le está metiendo su dinero. Es decir, uno debe saber que al proyecto al que uno le está metiendo recursos, si es un Dharma budista de verdad. Uno debe tener sentido de pertenencia y compromiso personal con el proyecto. Y para poder hacer eso, no se necesita dinero. Sólo se necesita un monje honesto y un grupo comprometido. Tenemos los medios para dar clases gratuitas en las cuales la gente pueda iniciarse de forma remota pero directa con un monje, y pueda saber de forma real de qué trata el Dharma. Sin secretos tontos ni cursos especiales ni membresías ni nada de esas estupideces. De manera que los estudiantes puedan tener la seguridad de que ya están practicando el budismo de forma real. O al menos que su guía es confiable.  

Decir que si no se tiene toda una infraestructura lista, con templo, monje y toda la vitrina montada, no se puede enseñar el Dharma, es una mentira. No se necesita tener todo eso para enseñar y formar un grupo comprometido. Muchos monjes enseñan el Dharma gratis por internet todos los días sin cobrar un peso.

La fundación de las sanghas debería iniciar por la enseñanza honesta y gratuita del Dharma (porque no es ninguna sabiduría secreta ni nada por el estilo). Contando con un monje comprometido y con un grupo serio que ya esté de acuerdo, sí se puede pensar seriamente en hacer una sangha en cualquier ciudad. Sí se le puede empezar a cobra a la gente con seguridad porque entonces sí sabrían fuera de duda que lo de la sangha va en serio y que si son parte de ella.

Entonces sí se podría empezar a juntar recursos para realizar un proyecto con seguridad en el que todos los involucrados sepan de qué se trata. Sin cursos ocultos ni enseñanzas privadas. Un inversionista debe saber hasta el último detalle del proyecto en el cual invierte. De esa forma sí puede haber disciplina y continuidad. Después de que haya sentido de pertenencia y de propiedad y una relación de confianza entre los miembros, una sangha tiene una verdadera oportunidad de consolidarse.  

Pero aquí se hace todo al revés. Una persona se mete a una sangha virtual. Se vuelve budista, contacta con un monje del que se hace discípulo y se compromete. Empieza a promocionar el budismo superficial e indirectamente por redes sociales. Con un misterio ridículo como si fuera santería o algo así. Por fin se trae al monje con plata de la sangha de la que viene el mismo monje y con plata del discípulo local para hacer una charla. La charla efectivamente se vende y la gente llega a escuchar al monje. Pero después de la charla, el monje se regresa al lugar del que vino, la gente que fue a la charla regresa a su vida normal, y el idiota que trajo al monje queda con un par de estudiantes universitarios medio fanáticos que igual lo van a dejar tirado cuando la segunda adolescencia se les pase, y con una gran cantidad de dinero desperdiciada en un curso de budismo que a final de cuentas no sirvió para nada.

Ha pero eso sí, queda la página de Facebook con algunos seguidores para promocionar la siguiente charla para el próximo año en la cual pasará exactamente lo mismo.

Y sangha, nunca hubo ni habrá…

Estos eventos en los que se trae a un monje de tal país para que de una charla de budismo nunca atraen practicantes potenciales. Atraen a cristianos aburridos y sentimentales que buscan algo bonito para anexar a su vida al igual que el reiki, la magia de los cristales y demás cosas exóticas. Ven al budismo como otro ornamento espiritual que genera sensaciones bonitas y que arregla una o dos tonterías de psicología doméstica. Pero estas personas nunca consideran ni de cerca la posibilidad de practicar budismo. Lo sé porque al final de las charlas a las que he ido se los he preguntado. No ven al budismo como una doctrina de vida. Y en menos de un mes, habrán olvidado todo lo que el monje les dijo en aquella amena y cordial charla

Estos eventos no son más que entretenimiento para turistas. Es muy iluso pensar que de esa manera, a punta de charlas fugaces, sin continuidad ni profundidad, la gente va a tomar al budismo en serio y se van a juntar recursos para hacer una sangha.

Hay que ser verdaderamente tonto para creer aquello, pero así son los grupos budistas que he conocido. O más bien los intentos de budismo que he conocido.

Mi postura es que uno debe apoyar las campañas con donaciones, pero que las donaciones deben ser coherentes con la calidad del Dharma que se enseña. Y para eso, el Dharma debe enseñarse gratis.

Pero si uno no sabe realmente qué se enseña, de qué están hablando y de qué manera lo enseñan, ¿Por qué iba uno a pagar por ello? ¿Solamente por el título de “budista”? ¿Pagaría usted por una enseñanza espiritual de la cual no sabe nada más allá del obvio título? Porque el que un curso se llame budista, no significa que lo sea. Hoy en día venden de todo con el apellido de budismo.

Es más. ¿Pagaría usted por una enseñanza espiritual? ¿Le suena que esta venta tiene sentido? Vender lo espiritual. Ni siquiera los cristianos hacen eso. El cristiano te enseña todo el evangelio si tú lo dejas, y después de que te muestra en qué cree y cómo lo cree, es que te invita a su iglesia y ahí pagas. Aquí el sistema es al revés.

Atraen a la gente con el letrero de budismo. Pero cuando preguntas exactamente de qué trata el curso y qué enfoque tiene, no te dicen. Para eso debes pagar a ciegas. Lo guardan como si se tratara de algún conocimiento trascendental esotérico por el que solo puedes acceder si valoras tu desarrollo espiritual según parámetros económicos. Como si fuera algo super secreto y casi inaccesible. Cuando lo que están vendiendo es, adivinen, una introducción al budismo. Y para que quede claro y seamos verdaderamente honestos, las introducciones al budismo no tienen nada, y en verdad, absolutamente nada que no se pueda conseguir en internet. Y lo siento, pero por más que te digan que no es lo mismo leerlo o verlo en una charla grabada a que te lo explique un monje, aquello no es cierto. Una introducción básica al budismo que puedes conseguir en cualquier página, el cualquier pdf y en cualquier video, no necesita de ningún monje para ser útil.

Estoy hablando de introducciones al budismo al primer nivel, no de la práctica budista en sí. No estoy afirmando que la educación virtual sea exactamente igual a la educación de un monje en persona. También se me malentiende mucho este punto. Siempre va a ser mejor tener una instrucción de un monje en persona. Siempre. Pero en cuanto a introducciones y fundamentos básicos, una buena dedicación autodidacta funciona perfectamente para adoptar una práctica bien establecida. Si no fuera así, sería imposible para nosotros ser budistas sin un monje, y obviamente sabemos que eso no es cierto. Las tradiciones no iniciáticas son tan válidas como las iniciáticas. Si esto no fuera así, la mayoría de los occidentales tendríamos que resignarnos admirar el budismo desde lejos porque de aquí a que finalmente se instale un monje budista en nuestra ciudad, nos tocarían las campanas.

Estas formas fallidas de fomentar el budismo suceden en varios grupos y en varios países, no solamente en mi experiencia sino en la de muchos otros. Seguramente para mucha gente esto no justifique ningún análisis y no tengan problema con ello. Que te cobren por algo espiritual sin más información que el nombre y que puedes conseguir gratis en internet es una práctica usual en occidente, y los mismos consumidores lo justifican. Tal vez se pague realmente por la compañía y por el sentido de pertenencia. Tal vez se pague simplemente por una tarde de buenos consejos para la vida y hacerte de un grupo de amigos fácilmente, lo cual tampoco está mal. Aunque al menos en los casos nombrados esto no funciona porque después del curso, no te vuelven a llamar sino hasta la apertura del siguiente curso. Tal vez en otros grupos sí se pague por pertenecer de forma automática a una comunidad. Alguna ganancia tiene. Siempre es una buena oportunidad de aprender mejor.

En resumen, esta duda viene de observar que el budismo ya tiene más o menos cincuenta años de haber llegado a muchos de nuestros países, y todavía no arranca. Han tenido mucho más crecimiento y éxito varias sectas locas que el propio budismo. E insisto que algo se está haciendo mal o no se está haciendo porque a este ritmo, va a ser más fácil hacerse testigo de Jehová que budista, lo cual sería una vergüenza.

Esta observación viene de una gran cantidad de estudiantes solitarios que preguntan, insisten y esperan que surja una sangha en su lugar de residencia para poder practicar con asesoría y en un lugar seguro. Internet debe ser solo una herramienta para conseguir los objetivos, pero nos estamos volviendo ciber dependientes. Exactamente igual a la gente del común. Y como ya ha sido demostrado, cualquier cosa que dependa de la tecnología, se termina estancando o perdiendo. Si Facebook un día conecta mal un cable y todas las cuentas se van al demonio, todos los proyectos desaparecen en un segundo y la gente entra en crisis. No es diferente con los estudiantes que dependen mayormente de internet para su práctica.

¿Qué opinas de este análisis? ¿Has tenido experiencias similares? Cuéntanos tu punto de vista y contribuye a fortalecer la sangha mundial.

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