viernes, 29 de marzo de 2019

Siete ideas equivocadas acerca del budismo.

En este artículo aclararemos algunos malos entendidos respecto a lo que se cree que son condiciones imprescindibles para ser budista. Estas ideas asociadas al budismo vienen de la cultura popular y de la falta de información en cuanto al Dhamma. Algunos puntos son prácticas que pueden o no ser parte de la práctica budista y otras son simplemente ideas asociadas al budismo.


Estas siete ideas son:

1.     Hay que creer en la reencarnación o renacimiento.
2.     Hay que creer literalmente en la biografía del Buda.
3.     Hay que tener un maestro.
4.     Hay que ser vegetariano o vegano.
5.     Hay que ser ateo.
6.     Ser pacifista es aguantarlo todo.
7.     Hay que tener un “estilo de vida budista”.

Al ver otras religiones solemos pensar de manera automática que funcionan de la misma manera en que funciona la doctrina cristiana. Pensamos que debe haber unas condiciones, rituales o requisitos básicos para poder ser de tal o cual religión. Algo así como aprobar un examen o adquirir una membresía. El budismo es distinto en ese sentido porque la mayor importancia se da en el aspecto de la práctica literalmente hablando, no tanto de la creencia. Incluso, el budismo es tan amplio que algunas creencias pueden variar de un país a otro pero la práctica básicamente es la misma. Es decir, nuestra creencia fundamental es creer, después de haberlo comprobado por propia experiencia, que las enseñanzas de Buda sí funcionan. Es decir que nuestra doctrina en realidad no se basa en creer o no en el Buda o en lo que enseñó, sino en SABER por cuenta propia que lo que Él enseñó en realidad si funciona. Esa es nuestra principal creencia. Todo lo demás puede ser asimilado en un segundo plano simplemente porque no es fundamental para nuestro ideal de iluminación aunque es muy importante para identificarnos como comunidad.

Como podemos ver, en la cultura popular existen algunos puntos que la gente del común suele creer que son condiciones para ser budista. Estos son factores que por lo general son malinterpretaciones de la cultura, exageraciones o simplemente inventos sacados de etiquetas caricaturescas de lo que es ser un budista. A continuación veremos cada uno de estos puntos.


1.   Hay que creer en la reencarnación o renacimiento.

No es obligatorio creer en la reencarnación como condición para ser budista. Muchas personas dentro y fuera del budismo creen en la reencarnación como un proceso natural. Otras entienden la reencarnación, o el “renacimiento” hablando desde el punto de vista budista, como una interpretación cultural de la cosmología budista heredada de las religiones védicas hinduistas en las cuales nació y creció Siddhartha Gautama. Por lo tanto, no solo no es extraño que se hable de reencarnación o renacimiento en la biografía del Buda sino que sería raro que no se hablara de ello, por lo cual es totalmente entendible desde el punto de vista histórico y cultural sin que necesariamente sea tomado de forma literal.  

A manera de ejemplo podemos decir que si Siddhartha en lugar de haber nacido al norte de la India hace más de dos mil quinientos sesenta años hubiese nacido en Suramérica hace trescientos años, no estaríamos hablando de reencarnación o renacimiento, ni de los dioses brahamanes ni de castas; sino de cielo e infierno, de Dios y del diablo, del limbo, etc. Por tanto, se puede entender que la cuestión de la reencarnación era un tema social muy fuerte e imposible de eludir en el tiempo y contexto cultural de Buda lo cual nos puede explicar las referencias a la reencarnación en la cosmología budista. La reencarnación, reinterpretada como renacimiento en el budismo, es un concepto prebudista. No originado en la doctrina budista. Por consiguiente no es obligatorio creer en el renacimiento para ser budista. Algunos piensan que de hecho es mucho más fructífero y poderoso entender esta vida como única e irrepetible para poner más atención en ella, disfrutarla más y poner más esfuerzo en alcanzar la iluminación ya que no hay segundas oportunidades.

Paradógicamente, entre más tardío y reciente es el budismo como por ejemplo en las escuelas tántricas del budismo Vajrayana, más fuerte es la creencia literal en el renacimiento. Pero entre más se profundiza en el budismo temprano, menos se cree en ello. Incluso hasta llegando a descartar totalmente esta creencia como una enseñanza budista.

Aun así la reencarnación o renacimiento es un elemento espiritual que siempre está presente en la cultura budista y es una explicación bastante satisfactoria a muchos fenómenos mentales  y trascendentales de la naturaleza. La interpretación budista del renacimiento es una teoría muy sofisticada y bien formulada. Da respuestas a muchas preguntas pero lo importante es que no se haga tanto énfasis en ella como para que las otras vidas sean más importantes que ésta que estás viviendo. Las enseñanzas de Buda siempre apuntan al aquí y ahora. Creas o no en el renacimiento, el principal objetivo de tu atención debe ser  la práctica del Dhamma en el presente.

2.     Hay que creer literalmente la biografía de Buda.

La biografía de Buda está llena de eventos extraordinarios, milagros, proezas sobrehumanas y tantos eventos fantásticos que no tiene nada que envidiarle a cualquier crónica de fantasía. Muchas personas tomas estos relatos como reales de la misma forma que un cristiano puede creer en la biblia como algo histórico. Sin embargo, muchos otros interpretan estos elementos fantásticos en la biografía del Buda como una exaltación simbólica de la figura del Maestro, fundamental para la construcción y crecimiento de la tradición budista, pero no como hechos literales que deben tomarse como ciertos. Al igual que muchos cristianos toman la biblia y sus hechos fantásticos como metáforas, muchos budistas interpretan estos relatos como símbolos sagrados de las enseñanzas del Maestro y como forma de respeto y devoción a Su persona.  No de forma literal.

3.     Hay que tener un maestro.

Estar bajo la tutela y guía de un maestro ordenado es una condición en algunas tradiciones del budismo iniciático, como las ya mencionadas escuelas tántricas del Vajrayana o budismo tibetano. Sin embargo no todas las tradiciones son iniciáticas y la mayoría no tienen como condición tener un maestro con un linaje remoto para ser budista. Esta condición se hace mucho más flexibles en países occidentales donde no hay templos, permitiendo que incluso puedas practicar budismo tibetano sin tener un maestro guía, pero obviamente haciendo todo lo posible por conseguir uno.

En términos generales no es una condición tener un maestro para ser budista. El Buda nos dejó como máximo maestro al propio Dhamma. Literalmente dijo que no debía haber mayor maestro y guía que sus enseñanzas, así que cualquier persona puede practicar el budismo solo, si las circunstancias así se lo exigen aunque siempre es mejor buscar el apoyo de otros. De hecho el hacer y tener una Sangha es siempre una opción mucho mejor que practicar solo en caso de no tener un maestro.

4.     Hay que ser vegetariano o vegano.

No es obligatorio se vegetariano para ser budista. La dieta sea vegetariana o no, no es impedimento ni condición para practicar el Dhamma. Sin embargo actualmente ya que tenemos los medios y la capacidad de elección sobre nuestros hábitos de consumo, el vegetarianismo es una opción muy recomendable para anexar a la práctica budista ya que está en total armonía con la práctica de compasión y respeto hacia los animales y como parte del consumo consciente.

El vegetarianismo es una excelente adición a la práctica budista. Aun así no es obligatoria y cualquier practicante budista que coma carne puede practicar las enseñanzas y realizar la iluminación sin ningún problema en absoluto. Para una mayor claridad de  todo lo referente al vegetarianismo en el budismo, cómo se promociona actualmente y qué dijo el Buda al respecto, mira el artículo Vegetarianismo en el budismo que podrás encontrar en las primeras entradas de este vlog.

5.     Hay que ser ateo.

Creer en un dios o el ser ateo no tiene ninguna importancia en cuanto a ser un practicante del Dhamma de Buda. Ambos, ateos y creyentes, pueden ser budistas por igual. Esto no conlleva ninguna contradicción. El Buda mismo dejó este punto en claro. Cuando le preguntaron sobre el tema de los dioses y el más allá, Él aclaró que no había venido a hablar de eso. Él ha venido solo a hablar de dos cosas, el sufrimiento y cómo superarlo. Todo lo demás son temas secundarios. Y si analizamos esto en el mundo real podemos ver que es cierto. El tener o no una creencia en supramundos o deidades no interviene un ápice en cuanto a enfrentar el sufrimiento ni en nuestro comportamiento. Las cárceles en su mayoría están llenas de personas que creen en Dios sin que esto haya evitado que hagan daño. Igualmente el ser ateo no es garantía de ética y buena conducta. El Buda de manera muy sencilla y con el ejemplo enseñó que no importa lo que uno crea o no crea, eso de hecho eso un derecho inalienable, lo que importa es lo que uno haga en la sociedad, la virtud, la conducta correcta y vivir para hacer el bien. Esto es precisamente practicar el Dhamma y para ello las creencias o no creencias no son necesarias.
  
Al poner el tema del teísmo en un segundo plano, el Maestro evita discriminar a las personas entre creyentes y no creyentes para que puedan acceder a sus enseñanzas. Además de eso evita que las personas discriminen a otros y a sí mismas por causa de estos conceptos haciendo que el Dhamma sea practicable para literalmente cualquier persona, beneficiando así a la mayor cantidad de seres posibles.

Obviamente el tener una creencia en algo divino puede ayudar a fortalecer una conducta ética, pero no es garantía de ética ni tampoco es imprescindible para ser ético. De igual manera se puede estudiar e interpretar el budismo desde un punto de vista totalmente racional sin que esto interfiera en la realización de la práctica ni en los beneficios que ella trae. De esta manera podemos ver que en una mesa budista, creyentes y ateos pueden compartir en paz sin que ninguno ataque o agreda al otro.

Así que puedes creer en Dios, creer en las deidades de las tradiciones budistas o simplemente ser ateo y tomar estas referencias como culturales y simbólicas, y ser budista.

6.   Ser pacifista es aguantarlo todo.

El budismo enseña a practicar el pacifismo pero este concepto está terriblemente mal entendido y se confunde con unas posturas mentales que van de lo absurdo a lo ridículo. Ser pacifista significa que uno se niega a ser un generador de discordia o de violencia. Implica tener una intención de unidad entre las personas y de promover la armonía y la convivencia.

Mucha gente cree que ser pacifista es ser tolerante al extremo. Es ser impasible frente a la violencia de otros incluso en situaciones de abuso. Se interpreta que una persona pacifista es alguien que ha renunciado a defenderse física y verbalmente. Esto es incorrecto. Muchas de las más importantes artes marciales del mundo tienen un trasfondo budista. El budismo exige la defensa tanto de la propia persona como de los demás. Esto es así porque el principal instrumento para proteger a otros es uno mismo, así que la defensa de uno mismo es fundamental para poder ejercer la protección de los demás, por tanto no es permitido para un budista dejar que otros le hagan daño. El concepto de mártir sacrificado por los demás a través de su propia derrota y dolor no es un concepto budista y es contradictorio con las enseñanzas del Buda. Los budistas usan la fuerza solo para defenderse cuando es necesario y hay varios ejemplos de esto.

Antiguamente en el Japón, los monjes budistas que peregrinaban entre las aldeas portaban un elemento de defensa llamado Khakkhara. Este elemento religioso era una vara de metal con una punta en un extremo rodeada de una forma circular dentro del cual colgaban unos aros.  El Khakkhara hacía un sonido particular al moverse haciendo que su sonido anunciara la presencia de un monje. El Khakkhara tenía dos usos, uno religioso y otro defensivo. En esos tiempos eran muy comunes los ladrones y salteadores que sorprendían a los viajeros en los caminos. Cuando un ladrón acechaba a un lado del camino esperando a su víctima y escuchaba acercarse el sonido del Khakkhara tenía dos opciones. Respetar al monje y dejarlo pasar, o prepararse para luchar contra él y vencerlo para poder robarle. Los monjes tenían un entrenamiento especial para usar el Khakkhara en una pelea para defenderse de los delincuentes y debido a su disciplina eran muy buenos defendiéndose.



También podemos ver como los monjes Shaolin de China manejan el arte del Kung Fu y lo enseñan a los laicos en sus templos.

La gente piensa erróneamente que un budista no puede trabajar en ningún oficio en el cual se porte armas, suponiendo que un policía, un soldado o un guardia de seguridad no pueden practicar el Dhamma. Esto haciendo alusión a lo dicho por el Buda en cuanto a no trabajar con venenos porque era una forma de asesinato muy común en su época, y relacionando los venenos con las armas porque son la forma más común de asesinato en la actualidad. Esto no es verdad. Entre los oficios que El Buda describió como incorrectos como el de fabricante y  comerciante de venenos; el ser soldado, guardia o guerrero no estaba entre ellos y hay una razón para eso. La misma que la de los monjes guerreros descritos anteriormente. Estos son oficios de defensa de la sociedad y son necesarios porque los Estados necesitan organismos de reacción ante la violencia y el crimen. Los delincuentes siempre van a existir y las cárceles también, por lo tanto se necesitan representantes de la ley que protejan y defiendan al pueblo y estos son los soldados y policías.

En principio esa es la función del policía y el soldado. Las fuerzas de seguridad son necesarias para todos los pueblos, interna y externamente; en la antigüedad y actualmente. Obviamente hay policías y soldados que no son éticos y hacen el mal, pero definir el oficio del policía y del soldado como malignos por generalización es una forma de pensar muy obtusa e infantil.

Está prohibido en el budismo ejercer la violencia y destruir, pero también es incorrecto permitir la destrucción de otros. Un budista practicante debe ser consciente del uso de la fuerza siempre regida y guiada por el código de ética budista que son los cinco preceptos y las Nobles Verdades. Los países budistas también tienen policía y ejército. Decir que un budista no puede pertenecer a la fuerza pública puede sonar muy bonito e idealista en occidente, pero en oriente la sola idea es motivo de risa. En un país budista, todo el mundo puede ser budista, sin discriminación.


El budismo no solo nunca contradice el sentido común y la naturaleza humana sino que los aclara y fortalece. Si alguien te ataca, lógicamente debes defenderte. La diferencia es que debes entrenarte para hacerlo sin odio y sin miedo ya que estos son los elementos que generan violencia y destrucción. Como un maestro de artes marciales que solo usa su fuerza para defenderse y someter a su oponente sin dañarlo en la medida de sus posibilidades, un budista debe hacer lo mismo sin temor a la ridícula idea de que ejercer la fuerza en defensa propia es equivalente a perder los puntos ganados en tu tarjeta de pacifismo budista. El pacifista extremo negado a defenderse porque “eso es antibudista” no es más que una tonta caricatura occidental.

7.     El modo de vida budista.

Este punto me causa gracia en particular y me ha pasado  algunas veces con algunas personas.

Una vez estaba en casa con unos amigos preparándonos para hacer un trabajo. Pregunté si les molestaba que pusiera algo de música y me dijeron que no había problema. Entonces puse Heavy Metal que es lo que normalmente escucho. Luego de un rato, uno de ellos me dijo que cuando dije que iba a poner música, él se imaginó que iba a poner algún tipo de música de la India con instrumentos tradicionales y cosas bien espirituales tipo templo del lejano de oriente. Le pregunté por qué pensó eso. Me contestó que porque soy budista.

Mucha gente piensa que cuando alguien se hace budista se convierte en algún tipo de oriental/occidental metafísico espiritual o algo así. Creen que uno llena su casa con decoración oriental, caracteres chinos o japoneses, imágenes de dioses con cabezas de animales, le da al Feng Shui, celebra el año nuevo chino, anda en túnicas de colores y demás cosas ridículas que han visto en las películas (y en youtube).

La verdad es que no. Ser budista no es convertirse en una copia oriental ni ser un oriental de segunda. No es una moda. No tienes que “budizar” tu casa ni dejar de consumir cosas que consume la gente común como música, películas, libros ni nada por el estilo. Cultura y práctica religiosa no son lo mismo. Tu cultura es lo que te ha nutrido desde pequeño, son los códigos sociales, históricos y tradicionales que conforman tu mundo y eso no tiene por qué cambiar. Mucho menos falsearse si te haces budista.

Si examinas las redes sociales vas a notar que hay personas que se hacen llamar budistas y se aseguran de que todo el mundo se entere posteando frases cursis y postales ridículas en sus redes, cambiándose el nombre a algo como Dharmachary Rimpochebodhi Taralechuga o cualquier cosa por el estilo que suene bien mística (cuando en realidad se llaman Brayan Ramón o María del Socorro). Se toman fotos con batas de colores en postura de meditación y comparten videos de PETA. El punto es que ser budista ahora está de moda y hace parte de esos perfiles superficiales y banales de persona “única, especial e irrepetible” fabricados en serie.

Según algunas personas que viven a través de aparatos electrónicos, para ser budista hay que ser vegano, animalista militante, pacifista radical furioso, fitnes, influencer, metafísico tántrico iniciático, tener el pelo largo, vestir con pijamas indias, hacer yoga, tener tatuajes de mandalas, ser de izquierda (menuda idiotez), apoyar a todas las minorías al mismo tiempo sin reparar en lo que pidan, escuchar música oriental que ni los orientales escuchan, fastidiar a cualquiera que se coma un chicharrón delante de ti, creer en la homeopatía, curación con cristales, reiki y cuanta ocurrencia hippie sesentera, ser feminista (de tercera ola o feminazi milenial), escuchar música ambiental, comprar todo lo que sea oriental y demás formas de consumismo  que la industria espiritual comercial vende actualmente.   

Antes de ser budista yo escuchaba Metal, veía películas de terror y leía novelas de misterio. Ahora que soy budista escucho Metal, veo películas de terror y leo novelas de misterio más otras cosas. El ser budista no cambia la identidad cultural ni personal. Al contrario, te hace apreciar más el mundo en el que vives y te hace caer en cuenta de que vivir quejándose de lo que te rodea no tiene sentido.

Este es el punto que más risa me ha causado ya que algunas veces cuando alguien se da cuenta de que soy budista ya sea porque me vio un libro, una prenda o algo por el estilo, en seguida me trata con una amabilidad gratuita y automática. Y empieza a hablarme de comida vegana y de cuanta cosa rara asocia con los budistas. Cuando explico que no soy vegano, no vinculo la práctica con ninguna ideología política,  no creo en pseudociencias ni en teorías de conspiración extraterrestre, y no compro todo lo que traiga un estampado de Buda, les cambia la cara como si estuvieran frente a una contradicción y hasta me preguntan si de verdad soy budista. Brillan los clichés tontos tatuados en las mentes de la gente.

Y por eso mismo es bueno aclarar estos puntos porque mucha gente de verdad cree que estos arquetipos ficticios o perfiles idealistas o estereotipos son verdad, y que son condiciones exigidas dentro del budismo. La verdad es que ser budista es ser uno mismo dentro una práctica. Eso es todo. Claro que hay cambios y algunos muy radicales como dejar de tomar licor, no volver a tocar productos como Coca-Cola, Nutella, Nike, KFC, McDonals y otros tantos por razones tanto éticas como de salud, y otras cosas concernientes a hábitos personales y formas de pensar. Pero estos cambios no significan dejar de ser uno mismo para ser una “versión budista oriental” de uno mismo. Son cambios de desarrollo personal (en el sentido real, no de youtube). En pocas palabras es madurar dejando atrás comportamientos dañinos y mentalidades dependientes.

La explicación de estos siete puntos son el resultado de tantas preguntas tontas que me han hecho varias personas de buena fe y por falta de información. Espero que sean útiles para budistas que empiezan a practicar, para que budistas con experiencia compartan con otros, para personas interesadas en empezar a conocer el budismo y también para divertirnos un poco.