Estas
siete ideas son:
1.
Hay que creer en la reencarnación o
renacimiento.
2. Hay
que creer literalmente en la biografía del Buda.
3. Hay
que tener un maestro.
4. Hay
que ser vegetariano o vegano.
5. Hay
que ser ateo.
6. Ser
pacifista es aguantarlo todo.
7.
Hay que tener un “estilo de vida budista”.
Al
ver otras religiones solemos pensar de manera automática que funcionan de la
misma manera en que funciona la doctrina cristiana. Pensamos que debe haber
unas condiciones, rituales o requisitos básicos para poder ser de tal o cual
religión. Algo así como aprobar un examen o adquirir una membresía. El budismo
es distinto en ese sentido porque la mayor importancia se da en el aspecto de
la práctica literalmente hablando, no tanto de la creencia. Incluso, el budismo
es tan amplio que algunas creencias pueden variar de un país a otro pero la
práctica básicamente es la misma. Es decir, nuestra creencia fundamental es
creer, después de haberlo comprobado por propia experiencia, que las enseñanzas
de Buda sí funcionan. Es decir que nuestra doctrina en realidad no se basa en
creer o no en el Buda o en lo que enseñó, sino en SABER por cuenta propia que
lo que Él enseñó en realidad si funciona. Esa es nuestra principal creencia.
Todo lo demás puede ser asimilado en un segundo plano simplemente porque no es
fundamental para nuestro ideal de iluminación aunque es muy importante para
identificarnos como comunidad.
Como
podemos ver, en la cultura popular existen algunos puntos que la gente del
común suele creer que son condiciones para ser budista. Estos son factores que por
lo general son malinterpretaciones de la cultura, exageraciones o simplemente
inventos sacados de etiquetas caricaturescas de lo que es ser un budista. A
continuación veremos cada uno de estos puntos.
1. Hay que creer en la
reencarnación o renacimiento.
No
es obligatorio creer en la reencarnación como condición para ser budista.
Muchas personas dentro y fuera del budismo creen en la reencarnación como un
proceso natural. Otras entienden la reencarnación, o el “renacimiento” hablando
desde el punto de vista budista, como una interpretación cultural de la
cosmología budista heredada de las religiones védicas hinduistas en las cuales
nació y creció Siddhartha Gautama. Por lo tanto, no solo no es extraño que se
hable de reencarnación o renacimiento en la biografía del Buda sino que sería
raro que no se hablara de ello, por lo cual es totalmente entendible desde el
punto de vista histórico y cultural sin que necesariamente sea tomado de forma
literal.
A
manera de ejemplo podemos decir que si Siddhartha en lugar de haber nacido al
norte de la India hace más de dos mil quinientos sesenta años hubiese nacido en
Suramérica hace trescientos años, no estaríamos hablando de reencarnación o
renacimiento, ni de los dioses brahamanes ni de castas; sino de cielo e
infierno, de Dios y del diablo, del limbo, etc. Por tanto, se puede entender
que la cuestión de la reencarnación era un tema social muy fuerte e imposible
de eludir en el tiempo y contexto cultural de Buda lo cual nos puede explicar
las referencias a la reencarnación en la cosmología budista. La reencarnación,
reinterpretada como renacimiento en el budismo, es un concepto prebudista. No
originado en la doctrina budista. Por consiguiente no es obligatorio creer en
el renacimiento para ser budista. Algunos piensan que de hecho es mucho más
fructífero y poderoso entender esta vida como única e irrepetible para poner
más atención en ella, disfrutarla más y poner más esfuerzo en alcanzar la
iluminación ya que no hay segundas oportunidades.
Paradógicamente,
entre más tardío y reciente es el budismo como por ejemplo en las escuelas
tántricas del budismo Vajrayana, más fuerte es la creencia literal en el
renacimiento. Pero entre más se profundiza en el budismo temprano, menos se
cree en ello. Incluso hasta llegando a descartar totalmente esta creencia como
una enseñanza budista.
Aun
así la reencarnación o renacimiento es un elemento espiritual que siempre está
presente en la cultura budista y es una explicación bastante satisfactoria a
muchos fenómenos mentales y trascendentales
de la naturaleza. La interpretación budista del renacimiento es una teoría muy
sofisticada y bien formulada. Da respuestas a muchas preguntas pero lo
importante es que no se haga tanto énfasis en ella como para que las otras
vidas sean más importantes que ésta que estás viviendo. Las enseñanzas de Buda
siempre apuntan al aquí y ahora. Creas o no en el renacimiento, el principal
objetivo de tu atención debe ser la
práctica del Dhamma en el presente.
2.
Hay
que creer literalmente la biografía de Buda.
La
biografía de Buda está llena de eventos extraordinarios, milagros, proezas
sobrehumanas y tantos eventos fantásticos que no tiene nada que envidiarle a
cualquier crónica de fantasía. Muchas personas tomas estos relatos como reales
de la misma forma que un cristiano puede creer en la biblia como algo
histórico. Sin embargo, muchos otros interpretan estos elementos fantásticos en
la biografía del Buda como una exaltación simbólica de la figura del Maestro,
fundamental para la construcción y crecimiento de la tradición budista, pero no
como hechos literales que deben tomarse como ciertos. Al igual que muchos
cristianos toman la biblia y sus hechos fantásticos como metáforas, muchos
budistas interpretan estos relatos como símbolos sagrados de las enseñanzas del
Maestro y como forma de respeto y devoción a Su persona. No de forma literal.
3.
Hay
que tener un maestro.
Estar
bajo la tutela y guía de un maestro ordenado es una condición en algunas
tradiciones del budismo iniciático, como las ya mencionadas escuelas tántricas
del Vajrayana o budismo tibetano. Sin embargo no todas las tradiciones son
iniciáticas y la mayoría no tienen como condición tener un maestro con un
linaje remoto para ser budista. Esta condición se hace mucho más flexibles en
países occidentales donde no hay templos, permitiendo que incluso puedas
practicar budismo tibetano sin tener un maestro guía, pero obviamente haciendo
todo lo posible por conseguir uno.
En
términos generales no es una condición tener un maestro para ser budista. El
Buda nos dejó como máximo maestro al propio Dhamma. Literalmente dijo que no
debía haber mayor maestro y guía que sus enseñanzas, así que cualquier persona
puede practicar el budismo solo, si las circunstancias así se lo exigen aunque
siempre es mejor buscar el apoyo de otros. De hecho el hacer y tener una Sangha
es siempre una opción mucho mejor que practicar solo en caso de no tener un
maestro.
4.
Hay
que ser vegetariano o vegano.
No
es obligatorio se vegetariano para ser budista. La dieta sea vegetariana o no,
no es impedimento ni condición para practicar el Dhamma. Sin embargo
actualmente ya que tenemos los medios y la capacidad de elección sobre nuestros
hábitos de consumo, el vegetarianismo es una opción muy recomendable para
anexar a la práctica budista ya que está en total armonía con la práctica de
compasión y respeto hacia los animales y como parte del consumo consciente.
El
vegetarianismo es una excelente adición a la práctica budista. Aun así no es
obligatoria y cualquier practicante budista que coma carne puede practicar las
enseñanzas y realizar la iluminación sin ningún problema en absoluto. Para una
mayor claridad de todo lo referente al
vegetarianismo en el budismo, cómo se promociona actualmente y qué dijo el Buda
al respecto, mira el artículo Vegetarianismo en el budismo que podrás encontrar
en las primeras entradas de este vlog.
5.
Hay
que ser ateo.
Creer
en un dios o el ser ateo no tiene ninguna importancia en cuanto a ser un
practicante del Dhamma de Buda. Ambos, ateos y creyentes, pueden ser budistas
por igual. Esto no conlleva ninguna contradicción. El Buda mismo dejó este
punto en claro. Cuando le preguntaron sobre el tema de los dioses y el más allá,
Él aclaró que no había venido a hablar de eso. Él ha venido solo a hablar de
dos cosas, el sufrimiento y cómo superarlo. Todo lo demás son temas
secundarios. Y si analizamos esto en el mundo real podemos ver que es cierto.
El tener o no una creencia en supramundos o deidades no interviene un ápice en
cuanto a enfrentar el sufrimiento ni en nuestro comportamiento. Las cárceles en
su mayoría están llenas de personas que creen en Dios sin que esto haya evitado
que hagan daño. Igualmente el ser ateo no es garantía de ética y buena
conducta. El Buda de manera muy sencilla y con el ejemplo enseñó que no importa
lo que uno crea o no crea, eso de hecho eso un derecho inalienable, lo que
importa es lo que uno haga en la sociedad, la virtud, la conducta correcta y
vivir para hacer el bien. Esto es precisamente practicar el Dhamma y para ello
las creencias o no creencias no son necesarias.
Al
poner el tema del teísmo en un segundo plano, el Maestro evita discriminar a
las personas entre creyentes y no creyentes para que puedan acceder a sus
enseñanzas. Además de eso evita que las personas discriminen a otros y a sí
mismas por causa de estos conceptos haciendo que el Dhamma sea practicable para
literalmente cualquier persona, beneficiando así a la mayor cantidad de seres
posibles.
Obviamente
el tener una creencia en algo divino puede ayudar a fortalecer una conducta
ética, pero no es garantía de ética ni tampoco es imprescindible para ser
ético. De igual manera se puede estudiar e interpretar el budismo desde un
punto de vista totalmente racional sin que esto interfiera en la realización de
la práctica ni en los beneficios que ella trae. De esta manera podemos ver que
en una mesa budista, creyentes y ateos pueden compartir en paz sin que ninguno
ataque o agreda al otro.
Así
que puedes creer en Dios, creer en las deidades de las tradiciones budistas o
simplemente ser ateo y tomar estas referencias como culturales y simbólicas, y
ser budista.
6. Ser pacifista es aguantarlo
todo.
El
budismo enseña a practicar el pacifismo pero este concepto está terriblemente
mal entendido y se confunde con unas posturas mentales que van de lo absurdo a
lo ridículo. Ser pacifista significa que uno se niega a ser un generador de
discordia o de violencia. Implica tener una intención de unidad entre las
personas y de promover la armonía y la convivencia.
Mucha
gente cree que ser pacifista es ser tolerante al extremo. Es ser impasible
frente a la violencia de otros incluso en situaciones de abuso. Se interpreta
que una persona pacifista es alguien que ha renunciado a defenderse física y
verbalmente. Esto es incorrecto. Muchas de las más importantes artes marciales
del mundo tienen un trasfondo budista. El budismo exige la defensa tanto de la
propia persona como de los demás. Esto es así porque el principal instrumento
para proteger a otros es uno mismo, así que la defensa de uno mismo es
fundamental para poder ejercer la protección de los demás, por tanto no es
permitido para un budista dejar que otros le hagan daño. El concepto de mártir
sacrificado por los demás a través de su propia derrota y dolor no es un
concepto budista y es contradictorio con las enseñanzas del Buda. Los budistas
usan la fuerza solo para defenderse cuando es necesario y hay varios ejemplos
de esto.
Antiguamente
en el Japón, los monjes budistas que peregrinaban entre las aldeas portaban un
elemento de defensa llamado Khakkhara. Este elemento religioso era una vara de
metal con una punta en un extremo rodeada de una forma circular dentro del cual
colgaban unos aros. El Khakkhara hacía
un sonido particular al moverse haciendo que su sonido anunciara la presencia
de un monje. El Khakkhara tenía dos usos, uno religioso y otro defensivo. En
esos tiempos eran muy comunes los ladrones y salteadores que sorprendían a los
viajeros en los caminos. Cuando un ladrón acechaba a un lado del camino
esperando a su víctima y escuchaba acercarse el sonido del Khakkhara tenía dos
opciones. Respetar al monje y dejarlo pasar, o prepararse para luchar contra él
y vencerlo para poder robarle. Los monjes tenían un entrenamiento especial para
usar el Khakkhara en una pelea para defenderse de los delincuentes y debido a
su disciplina eran muy buenos defendiéndose.
También
podemos ver como los monjes Shaolin de China manejan el arte del Kung Fu y lo
enseñan a los laicos en sus templos.
La
gente piensa erróneamente que un budista no puede trabajar en ningún oficio en
el cual se porte armas, suponiendo que un policía, un soldado o un guardia de
seguridad no pueden practicar el Dhamma. Esto haciendo alusión a lo dicho por
el Buda en cuanto a no trabajar con venenos porque era una forma de asesinato
muy común en su época, y relacionando los venenos con las armas porque son la
forma más común de asesinato en la actualidad. Esto no es verdad. Entre los
oficios que El Buda describió como incorrectos como el de fabricante y comerciante de venenos; el ser soldado,
guardia o guerrero no estaba entre ellos y hay una razón para eso. La misma que
la de los monjes guerreros descritos anteriormente. Estos son oficios de
defensa de la sociedad y son necesarios porque los Estados necesitan organismos
de reacción ante la violencia y el crimen. Los delincuentes siempre van a
existir y las cárceles también, por lo tanto se necesitan representantes de la
ley que protejan y defiendan al pueblo y estos son los soldados y policías.
En
principio esa es la función del policía y el soldado. Las fuerzas de seguridad
son necesarias para todos los pueblos, interna y externamente; en la antigüedad
y actualmente. Obviamente hay policías y soldados que no son éticos y hacen el
mal, pero definir el oficio del policía y del soldado como malignos por
generalización es una forma de pensar muy obtusa e infantil.
Está
prohibido en el budismo ejercer la violencia y destruir, pero también es
incorrecto permitir la destrucción de otros. Un budista practicante debe ser
consciente del uso de la fuerza siempre regida y guiada por el código de ética
budista que son los cinco preceptos y las Nobles Verdades. Los países budistas
también tienen policía y ejército. Decir que un budista no puede pertenecer a
la fuerza pública puede sonar muy bonito e idealista en occidente, pero en
oriente la sola idea es motivo de risa. En un país budista, todo el mundo puede
ser budista, sin discriminación.
El
budismo no solo nunca contradice el sentido común y la naturaleza humana sino
que los aclara y fortalece. Si alguien te ataca, lógicamente debes defenderte.
La diferencia es que debes entrenarte para hacerlo sin odio y sin miedo ya que
estos son los elementos que generan violencia y destrucción. Como un maestro de
artes marciales que solo usa su fuerza para defenderse y someter a su oponente
sin dañarlo en la medida de sus posibilidades, un budista debe hacer lo mismo
sin temor a la ridícula idea de que ejercer la fuerza en defensa propia es
equivalente a perder los puntos ganados en tu tarjeta de pacifismo budista. El
pacifista extremo negado a defenderse porque “eso es antibudista” no es más que
una tonta caricatura occidental.
7.
El
modo de vida budista.
Este
punto me causa gracia en particular y me ha pasado algunas veces con algunas personas.
Una
vez estaba en casa con unos amigos preparándonos para hacer un trabajo.
Pregunté si les molestaba que pusiera algo de música y me dijeron que no había
problema. Entonces puse Heavy Metal que es lo que normalmente escucho. Luego de
un rato, uno de ellos me dijo que cuando dije que iba a poner música, él se
imaginó que iba a poner algún tipo de música de la India con instrumentos
tradicionales y cosas bien espirituales tipo templo del lejano de oriente. Le
pregunté por qué pensó eso. Me contestó que porque soy budista.
Mucha
gente piensa que cuando alguien se hace budista se convierte en algún tipo de
oriental/occidental metafísico espiritual o algo así. Creen que uno llena su
casa con decoración oriental, caracteres chinos o japoneses, imágenes de dioses
con cabezas de animales, le da al Feng Shui, celebra el año nuevo chino, anda
en túnicas de colores y demás cosas ridículas que han visto en las películas (y
en youtube).
La
verdad es que no. Ser budista no es convertirse en una copia oriental ni ser un
oriental de segunda. No es una moda. No tienes que “budizar” tu casa ni dejar
de consumir cosas que consume la gente común como música, películas, libros ni
nada por el estilo. Cultura y práctica religiosa no son lo mismo. Tu cultura es
lo que te ha nutrido desde pequeño, son los códigos sociales, históricos y
tradicionales que conforman tu mundo y eso no tiene por qué cambiar. Mucho menos
falsearse si te haces budista.
Si examinas las redes sociales vas a notar que hay personas que se hacen llamar budistas y se aseguran de
que todo el mundo se entere posteando frases cursis y postales ridículas en sus
redes, cambiándose el nombre a algo como Dharmachary Rimpochebodhi Taralechuga
o cualquier cosa por el estilo que suene bien mística (cuando en realidad se
llaman Brayan Ramón o María del Socorro). Se toman fotos con batas de colores
en postura de meditación y comparten videos de PETA. El punto es que ser
budista ahora está de moda y hace parte de esos perfiles superficiales y
banales de persona “única, especial e irrepetible” fabricados en serie.
Según
algunas personas que viven a través de aparatos electrónicos, para ser budista
hay que ser vegano, animalista militante, pacifista radical furioso, fitnes, influencer, metafísico tántrico iniciático, tener el pelo
largo, vestir con pijamas indias, hacer yoga, tener tatuajes de mandalas, ser
de izquierda (menuda idiotez), apoyar a todas las minorías al mismo tiempo sin
reparar en lo que pidan, escuchar música oriental que ni los orientales
escuchan, fastidiar a cualquiera que se coma un chicharrón delante de ti, creer
en la homeopatía, curación con cristales, reiki y cuanta ocurrencia hippie
sesentera, ser feminista (de tercera ola o feminazi milenial), escuchar música
ambiental, comprar todo lo que sea oriental y demás formas de consumismo que la industria espiritual comercial vende actualmente.
Antes
de ser budista yo escuchaba Metal, veía películas de terror y leía novelas de
misterio. Ahora que soy budista escucho Metal, veo películas de terror y leo
novelas de misterio más otras cosas. El ser budista no cambia la identidad
cultural ni personal. Al contrario, te hace apreciar más el mundo en el que
vives y te hace caer en cuenta de que vivir quejándose de lo que te rodea no
tiene sentido.
Este
es el punto que más risa me ha causado ya que algunas veces cuando alguien se
da cuenta de que soy budista ya sea porque me vio un libro, una prenda o algo
por el estilo, en seguida me trata con una amabilidad gratuita y automática. Y
empieza a hablarme de comida vegana y de cuanta cosa rara asocia con los
budistas. Cuando explico que no soy vegano, no vinculo la práctica con ninguna ideología política, no creo en pseudociencias ni en teorías de
conspiración extraterrestre, y no compro todo lo que traiga un estampado de Buda, les cambia la cara como si estuvieran frente a una contradicción y
hasta me preguntan si de verdad soy budista. Brillan los clichés tontos
tatuados en las mentes de la gente.
Y
por eso mismo es bueno aclarar estos puntos porque mucha gente de verdad cree
que estos arquetipos ficticios o perfiles idealistas o estereotipos son verdad,
y que son condiciones exigidas dentro del budismo. La verdad es que ser budista
es ser uno mismo dentro una práctica. Eso es todo. Claro que hay cambios y
algunos muy radicales como dejar de tomar licor, no volver a tocar productos
como Coca-Cola, Nutella, Nike, KFC, McDonals y otros tantos por razones tanto
éticas como de salud, y otras cosas concernientes a hábitos personales y formas
de pensar. Pero estos cambios no significan dejar de ser uno mismo para ser una “versión
budista oriental” de uno mismo. Son cambios de desarrollo personal (en el
sentido real, no de youtube). En pocas palabras es madurar dejando atrás
comportamientos dañinos y mentalidades dependientes.
La
explicación de estos siete puntos son el resultado de tantas preguntas tontas
que me han hecho varias personas de buena fe y por falta de información. Espero
que sean útiles para budistas que empiezan a practicar, para que budistas con
experiencia compartan con otros, para personas interesadas en empezar a conocer
el budismo y también para divertirnos un poco.
Muy bueno!! gracias por compartirlo!! saludos desde Argentina!!
ResponderBorrarGracias por leer. Saludos hasta Argentina.
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