En este artículo hablaremos sobre el tema del aborto. No nos referiremos al aborto desde el punto de vista legal, político ni social. Abordaremos el tema enfocándonos en el contexto de las Enseñanzas budistas. Lo cual no significa que ignoraremos totalmente los contextos externos ya que en la práctica esto es imposible. Pero veremos el tema desde el barco del Dharma, no desde la caótica tormenta del mundo y sus confrontaciones.
Esta
pregunta atormenta a los budistas de hoy. ¿Qué posición toma el budismo frente
al aborto? ¿Está a favor? ¿Está en contra?
Para
empezar con nuestro análisis, creo necesario tomar en cuenta el contexto cristiano
en el cual vivimos ya que sin duda afecta nuestra perspectiva del tema de forma
indirecta. Hemos dicho que vamos a abordar el tema desde el punto de vista
budista lo más que se pueda, pero nuestro contexto cristiano tiene un peso suficiente
en temas como este como para que sea necesario aclarar su efecto en nuestro
análisis con el objetivo de definir diferencias y concordancias.
En
el cristianismo el tema se resuelve fácilmente. La respuesta es no. El aborto
no está bien visto, no es defendible, no tiene ninguna justificación y no hay
debate entre ellos. Para los cristianos el asunto no dura más de cinco minutos
en explicarse y definirse, y una vez tratado el tema siguen trabajando según
los parámetros de su doctrina sin mayor reparo. Desafortunadamente para
nosotros, la cuestión no es así de simple.
El
Buda no habló sobre el tema del aborto de forma directa. Por esta razón
trataremos el tema basándonos únicamente en las Enseñanzas budistas que apuntan
a nuestras dudas sobre el valor de la vida y de la libertad humanas. No hablaré
sobre opiniones, argumentos ni posiciones específicas propias del debate en el
mundo ya que el objetivo es que cada uno de nosotros comprenda lo más posible
las Enseñanzas del Buda y nos basemos en ellas para tomar una decisión honesta
y clara.
Aunque
el Buda no se refirió específicamente a la práctica del aborto, sí comentó
varios aspectos referentes al inicio de la conciencia humana en el proceso de
formación de la vida según algunos pasajes del Canon Pali. En el Maha
Tanhasankhaya Sutta, el Buda dice que la concepción depende de tres factores:
Unión del padre y de la madre, la fertilidad de la madre y que el ser esté
listo para renacer. La unión de estas causas en un momento específico y ligados
a unas condiciones propicias, darían inicio a la unión de todos los factores
que componen al ser humano, entre ellos la conciencia. El pasaje de este Sutta
explica que la conciencia inicia en el momento de la concepción. Esto se
evidencia con más claridad en otro pasaje del Maha Nidana Sutta, en el cual se
explica que si la conciencia no entra en el vientre de la madre, el elemento
mental y el físico no pueden unirse correctamente dentro de la matriz. En otro
pasaje se explica que en el momento de la concepción se juntan seis elementos, uno
de ellos la conciencia, que conformarán al ser humano. En el Vinaya monástico
también se menciona que con la aparición de la concepción también aparece la
primera mente. La primera forma de conciencia en la matriz de la madre. Por
tanto, podemos decir que la existencia humana tiene dos componentes básicos:
Uno físico y otro mental. Y que el componente mental predomina en la ecuación
ya que es en la mente donde surge la conciencia que tiene el potencial de
llegar a la iluminación.
Recordemos
que todos estos conceptos están estrechamente ligados con la doctrina de la
interdependencia y el surgimiento dependiente, así que son bases sólidas y bien
establecidas en las Enseñanzas budistas.
Entendiendo
que la conciencia está presente desde el momento de la concepción, ¿Significa
esto que el ser humano está presente desde el principio y que por lo tanto,
deberíamos estar en contra del aborto? Pues no es así de simple. Esto podría
hacer creer que tendríamos que estar en la misma posición que los cristianos,
pero nuestros fundamentos no son los mismos.
Para
los cristianos desde el punto de vista espiritual, en el momento de la
concepción ya todo está listo y completado. Ellos tienen el concepto de alma.
Es decir que cuando la concepción se realiza, la integración espiritual de la
persona ya está hecha, completa e intacta, ya que ellos creen que desde el
momento de la concepción, el alma ya está presente. Y el alma creada por Dios,
es decir la persona, es eterna, permanente e independiente desde el momento en
el que Dios le da vida en el vientre de la madre. Por lo tanto, para ellos no
hay diferencia alguna entre un óvulo recién fecundado y un humano adulto. Según
su doctrina, ambos están en las mismas condiciones espirituales y por lo tanto,
deben ser tomados como iguales.
Esto,
como ya sabemos, es totalmente distinto en el budismo. Según las Enseñanzas
budistas, las personas no somos creaciones personales, permanentes e
independientes, sino seres conformados por varios factores en un proceso
continuo. Una manera más práctica de explicarlo es que en realidad los seres
vivos, incluyendo los humanos, somos procesos de evolución y desarrollo físico
y espiritual. Nuestra existencia convencional y última deviene de unas causas y
condiciones anteriores a nosotros que se juntan, como ya hemos visto según los
pasajes mencionados del Canon Pali, para que den origen a nuestro ser como lo
conocemos.
Esto
quiere decir que cuando la concepción ocurre, la conciencia que interviene en
el proceso es aun muy incipiente. No hay sentir, ni percepción, ni formaciones
mentales, ni otros elementos esenciales para la formación de un ser humano
completo. Por lo tanto, no podemos hablar de una igualdad espiritual ni física
entre un embrión y un humano ya formado como sí hacen los cristianos en lo que
se refiere al aspecto espiritual. En términos técnicos podemos decir que en el
momento de la concepción solo existe una conciencia desarrollada a un 1%. Esto significa
que aunque sí existe un tipo de conciencia primaria en el momento de la
concepción, esta conciencia no es la misma que la de un ser que ya llega a
estar lo suficientemente desarrollado como para poder sobrevivir fuera del
útero materno.
Hay
un paralelo físico y espiritual en el desarrollo del ser desde el momento de la
concepción. Mientras las condiciones se terminan de armonizar y los elementos
se organizan dentro de la matriz de la madre, la conciencia también va
creciendo y desarrollándose a medida que pasa por las distintas etapas de la
gestación. Es un karma que aún puede variar y tomar otros rumbos como pueden
ser distintas causas de aborto espontáneo. Por lo tanto, no es lo mismo discutir
el aborto para un embrión recién fecundado que para uno de tres semanas, o para
un feto de catorce semanas, o para un ser de ocho meses. Técnicamente, los
casos serían distintos.
¿Cuándo
se podría decir entonces que una conciencia está lo suficientemente madura como
para considerarse completamente como una persona y no como un potencial?
La
respuesta puede variar según el maestro al que se le pregunte. Pero teniendo en
cuenta que durante la formación del ser humano en la matriz, la conciencia es
un proceso de desarrollo paralelo al del cuerpo, es válido creer que una
conciencia primaria está lo suficientemente desarrollada para ser considerada
más allá de un potencial cuando ya tiene una base funcional de los seis sentidos.
Apoyándonos en la ciencia, esto significaría que la diferencia se haría cuando
el sistema nervioso central ya está formado y funcionando en un nivel básico en
el que el cerebro ya puede percibir estímulos. Esto sería alrededor de las
catorce semanas. Es decir, en el momento en el que, aun en un nivel muy bajo e
inferior, ya es un ser sintiente. En el budismo es muy importante la
consideración hacia un ser cuando tiene la capacidad de sentir sufrimiento y
gozo. En las primeras etapas de la gestación, esta capacidad no está presente.
Esto
podría dar pie a dos posiciones. Primero, a la posición de que aunque la
conciencia sea mínima y no esté desarrollada, hay conciencia, y por lo tanto
hay un individuo que debe respetarse como todos los demás. Lo cual sería
concordar en la práctica con el punto de vista cristiano. Y segundo, que como
los procesos y los niveles de desarrollo varían según el tiempo en el que se
aborden, no habría mayor objeción en interrumpir de forma temprana un proceso
que traería grandes dificultades y limitantes con el objetivo de evitar karmas
muy negativos y perjudiciales.
El
proceso de desarrollo de la conciencia que inicia en la concepción continúa
durante toda la vida y puede avanzar hasta su máximo potencial o estancarse en
el camino y permanecer incompleto. La máxima evolución de este desarrollo de la
conciencia, es la realización del Nirvana.
La
elección de la mujer.
Una
gran parte de la discusión sobre el aborto recae sobre la responsabilidad ética
de la mujer en cuanto a su decisión de abortar o no. A la mujer se le hace un
juzgamiento ético y moral desde un extremo y desde el otro según la decisión
que tome o las políticas de Estado que apoye. Está en medio de un fuego cruzado
y como consecuencia muchas mujeres se han radicalizado sobre un tema que aunque
tiene implicaciones sociales, al final de cuentas se trata de una decisión
personal, íntima y privada que a lo sumo debería incluir al menos al hombre con
el cual se ha embarazado. Si es que así lo considera.
El
Buda explica que nadie puede hacerse responsable por las acciones de otro. Cada
uno debe responder por su propio karma y nadie puede responder por el karma de
otros. La mujer debe tomar su decisión e inevitablemente recibir los resultados
de las decisiones que tome. Para bien o para mal.
Tomemos
un ejemplo de un país en el cual el aborto está despenalizado. Hablando de una
de las llamadas tres causales de despenalización, cuando el embarazo implica un
alto riesgo de muerte para la madre. Se trata de una mujer joven que tiene
otros hijos pequeños y su esposo. El embarazo es muy riesgoso y las
posibilidades de que muera son muy altas. Las consecuencias de no realizar el
aborto implican el riesgo de que la mujer muera y deje a su esposo viudo con
hijos pequeños sin su madre. Esto sería un terrible karma para todos. En tanto
que realizar el aborto puede tener como resultado que la mujer continúe
viviendo, estando con sus hijos hasta que crezcan y al lado de su esposo
viviendo una vida larga e incluso, si las condiciones cambian y los médicos lo
consideraran viable, podría pensar en la posibilidad de tener otro hijo
después. Un karma muy diferente al anterior.
Por
otro lado, podemos ver un caso que se dio en Colombia en el que una mujer se
realizó un aborto estando ya en las etapas finales de la gestación, mientras el
padre luchaba por todos los medios legales para que lo tuviera y se lo entregara
para criarlo él solo. Incluso ya le había puesto el nombre. Este karma por otro
lado, seguramente tendrá consecuencias muy negativas por el grado de desarrollo
de conciencia y de capacidad de sentir del ser, y por la negativa a
entregárselo al padre quien lo deseaba, estaba haciendo todo para tenerlo y también
debió haber tenido voz y voto en tales circunstancias ya que el embarazo fue
concebido dentro de una relación de pareja.
Así
que como vemos, para bien o para mal, es la mujer quien debe decidir sobre el
karma que genera, más allá de temas políticos, sociales o religiosos. Y asumir
las consecuencias de las decisiones que tome. Cualquiera que estas sean.
¿Qué posición deberíamos tomar entonces?
A
diferencia de los polos opuestos que se dan en el mundo sobre este tema, para
nosotros sería muy difícil dibujar una línea roja tras la cual esté lo acertado
o lo incorrecto. Aunque en principio, el acto de abortar es matar, las
condiciones en las que se hace y las razones para hacerse varían en cada caso. Cada
persona tiene su propia historia. No estamos en capacidad de mostrar qué es lo
correcto o incorrecto a todas las personas bajo el mismo fundamento ético en
este caso.
Eso
sería como penalizar exactamente igual a todas las personas involucradas en una
muerte sin saber quién generó una muerte por accidente, quien causó una muerte
por defender su vida o la de una persona indefensa, y quien causa una muerte
con la intención de asesinar por odio o avaricia. La penalidad debe detenerse y
analizar cada caso antes de dejar caer la misma condena sobre todos por igual. Ninguna
democracia libre aplica la misma condena por muerte en todos los casos. En el
budismo la situación es semejante. Este rechazo al maniqueísmo social, político
y religioso es una característica fundamental de la práctica budista. Evitar
los radicalismos y las posiciones extremas es una advertencia constante en el
budismo. Personalmente, creo que el Buda dejó este tema así por una buena
razón.
Para
otros grandes dilemas éticos que siempre han afectado a la sociedad, sí podemos
tomar una decisión definitiva sin entrar en análisis ni discusiones. Para temas
como el consumo de drogas (por el simple hecho de que acaban con el trabajo de
la meditación más que por cuestiones éticas), como la explotación comercial de
animales, como el uso del sexo como comercio, como la violación de los derechos
de los demás, como la producción y el comercio de armas y otra gran cantidad de
temas, la doctrina budista sí da una explicación clara y definida de por qué se
deben hacer unas cosas y evitar hacer otras.
¿Qué dicen los maestros?
He
conocido las declaraciones y puntos de vista de varios monjes occidentales.
Curiosamente, algunos de los monjes que he tenido la oportunidad de escuchar,
que tampoco es que hayan sido demasiados, también están polarizados en este
tema y toman posiciones más a favor de un lado y en contra del otro. He
escuchado monjes feministas que apoyan el aborto en todos los casos
privilegiando la decisión de la mujer sin importar las circunstancias y las razones
para hacerlo. Y también he escuchado monjes que rechazan la práctica del aborto
sin importar razones ni circunstancias aludiendo a la generación de un karma muy
negativo por acabar con la posibilidad de una vida humana, la cual según la
cosmología budista, es extremadamente difícil de conseguir.
Estos
monjes y monjas, de ambos lados de la discusión, son de todas las escuelas y
tradiciones. En ambos casos. Por lo tanto, no se podría decir que una tradición
tiende más para un lado y que esta otra tradición tiende más para el otro. Hay
monjes liberales y conservadores en todas las escuelas. También debo decir que no
he visto ningún monje que se haya metido de lleno a una campaña proselitista a
favor o en contra de alguna postura. Simplemente dan su opinión cuando se les
pregunta, y ya.
Sin
embargo, a través de algunos medios de comunicación podemos ver que en oriente
y en occidente sí hay monjes que en realidad no lo son, y que usan su posición
y su túnica para apoyar causas políticas en nombre del budismo, lo cual está
desaprobado por el mismo Buda. Esto siempre hay que advertirlo ya que mucha
gente escucha a estas personas pensando que esa es la posición oficial de todo
el budismo organizado frente al aborto. Cosa que no es cierta.
También
he escuchado de monjes que evitan estos dos extremos y que proponen un análisis
más profundo en lugar de un juzgamiento a priori. Monjes muy humildes de bajo
perfil y monjes muy notables. Su Santidad El Dalai Lama ha dicho que, aunque el
aborto sigue siendo un acto de matar, considera que hay casos complejos en los
cuales se debe recurrir a una excepción. Esta respuesta sintetiza en gran
medida la posición a la que parece apuntar el budismo en cuanto al aborto, y
apoya la tesis de que debemos abandonar los extremos ideológicos y ver más allá
de los afanes proselitistas.
Retomando
la pregunta de, ¿qué posición deberíamos tomar entonces?, creo que la respuesta
más precisa sería que no tomaras una posición, sino que tomaras tú propia posición,
respetando la del otro. Ahora, tu posición debe estar basada en la guía de las
Enseñanzas y de los maestros de mayor sabiduría. Veo difícil el que toda la
comunidad budista tome una sola posición en bloque frente al aborto como sí
pueden hacerlo las demás comunidades religiosas. Nuestro habitual análisis de
las causas y condiciones nos impide ser tan simplistas y nos protege de todo
tipo de radicalismos.
Así
que la respuesta sería que te des una pausa. Estudia el Dharma con la razón y
considéralo todo con compasión. Y haz buen uso de las Enseñanzas en la vida
real, en tu vida diaria. Recuerda las doctrinas del Karma, de la originación
dependiente, de la vacuidad y todos los demás pilares de la práctica, y
refúgiate siempre en el sentido de la gran misericordia del Buda antes de
opinar, apoyar, decidir o tomar una posición definitiva.
No
tenemos por qué tener exactamente la misma opinión sobre el tema. Yo he
realizado un ejercicio de análisis del tema y he tomado una posición personal
sobre el aborto. Si otro hermano practicante tiene una opinión distinta a la
mía, no hay razón alguna para entrar en conflicto. Esa es una gran ventaja del
budismo. La otra es que con el aprendizaje vamos madurando y cada vez que
cambiamos de opinión lo hacemos para mejorar y superar una opinión errada o
simplemente incompleta. Así que en realidad, no hay pérdida en nuestro proceso
de aprendizaje, y toda nuestra experiencia en la práctica tiene como resultado
un avance hacia el desarrollo espiritual y la comprensión de nuestro mundo.
Sé
que esta respuesta no será satisfactoria para muchos. Por lo general nos gustan
las cosas hechas, preparadas y listas para consumir. No nos gusta mucho tener
que trabajar en nuestro sentido crítico, formarnos a nosotros mismos y hacernos
responsables por nuestras propias opiniones y decisiones. Preferimos pagarle a
otro por decirnos qué debemos hacer y ahorrarnos ese estrés. Nos gusta la
homogeneidad, las categorías simples y obedecer. Incluso cuando nuestra
consigna es no obedecer a nadie, buscamos a alguien que nos diga que no debemos
obedecer a nadie y luego le seguimos a todas partes. Es curiosa la naturaleza
humana, sobre todo en la etapa en la que adquirimos conciencia social y
sentimos un deseo insoportable de cambiar el mundo porque nadie más querrá ni
podrá hacerlo, solo nosotros. Igual a como lo sintió la generación anterior en
su momento. Y la anterior a esa. Y la que le antecedió a aquella… Hacer la
diferencia, como repiten los gringos cada vez que recogen un papel del suelo y
lo botan en una caneca.
Así
que las recomendaciones que doy a los budistas frente al tema del aborto son
las siguientes:
Miremos
cada caso con detenimiento antes de tomar una opinión definitiva en todos los
casos. No veamos a la mujer como un instrumento de extorsión emocional y social
para apoyar o atacar ideologías políticas extremistas que tienen sus propias
agendas (no permitamos que nos adoctrinen a través de este tema ni de ningún
otro). Prestémosle mucha más atención a la ciencia y quitémosle nuestra
atención a las redes sociales. Pesemos las circunstancias con la razón, no con
el corazón. Con sentido común y no con idealismos religiosos ni pasiones
políticas. Si conocemos a una mujer que se encuentre en este dilema, no le estampemos
nuestra opinión en su cara como si fuéramos sus jueces. A lo mucho podemos
brindarle nuestra opinión y apoyo si es que ella así lo permite. No antes.
Si no estamos de acuerdo con su decisión, apartémonos sin generar confrontación
ni odio. No tenemos autoridad ni capacidad para intervenir en las decisiones
ajenas. Recuerda que nadie puede responder por el Karma de otro. Sin importar
qué decisión tome la mujer, nuestro pensamiento debe apuntar siempre hacia la
compasión (compasión budista), y nuestra práctica debe apuntar siempre a servir
a los otros en lo que podamos, lo cual es la base de la práctica budista. Todas
estas recomendaciones están en concordancia con la opinión dada por el Dalai
Lama sobre el tema del aborto.
Espero que este aporte te sea útil y que aclare un poco este tema desde la práctica budista. Recuerda que puedes enviar tus preguntas a budismopsl@gmail.com y hacer parte de nuestra comunidad en nuestra página Budismo PSL
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