domingo, 7 de noviembre de 2021

Budismo y aborto.


En este artículo hablaremos sobre el tema del aborto. No nos referiremos al aborto desde el punto de vista legal, político ni social. Abordaremos el tema enfocándonos en el contexto de las Enseñanzas budistas. Lo cual no significa que ignoraremos totalmente los contextos externos ya que en la práctica esto es imposible. Pero veremos el tema desde el barco del Dharma, no desde la caótica tormenta del mundo y sus confrontaciones.

Esta pregunta atormenta a los budistas de hoy. ¿Qué posición toma el budismo frente al aborto? ¿Está a favor? ¿Está en contra?

Para empezar con nuestro análisis, creo necesario tomar en cuenta el contexto cristiano en el cual vivimos ya que sin duda afecta nuestra perspectiva del tema de forma indirecta. Hemos dicho que vamos a abordar el tema desde el punto de vista budista lo más que se pueda, pero nuestro contexto cristiano tiene un peso suficiente en temas como este como para que sea necesario aclarar su efecto en nuestro análisis con el objetivo de definir diferencias y concordancias.

En el cristianismo el tema se resuelve fácilmente. La respuesta es no. El aborto no está bien visto, no es defendible, no tiene ninguna justificación y no hay debate entre ellos. Para los cristianos el asunto no dura más de cinco minutos en explicarse y definirse, y una vez tratado el tema siguen trabajando según los parámetros de su doctrina sin mayor reparo. Desafortunadamente para nosotros, la cuestión no es así de simple.

El Buda no habló sobre el tema del aborto de forma directa. Por esta razón trataremos el tema basándonos únicamente en las Enseñanzas budistas que apuntan a nuestras dudas sobre el valor de la vida y de la libertad humanas. No hablaré sobre opiniones, argumentos ni posiciones específicas propias del debate en el mundo ya que el objetivo es que cada uno de nosotros comprenda lo más posible las Enseñanzas del Buda y nos basemos en ellas para tomar una decisión honesta y clara.

Aunque el Buda no se refirió específicamente a la práctica del aborto, sí comentó varios aspectos referentes al inicio de la conciencia humana en el proceso de formación de la vida según algunos pasajes del Canon Pali. En el Maha Tanhasankhaya Sutta, el Buda dice que la concepción depende de tres factores: Unión del padre y de la madre, la fertilidad de la madre y que el ser esté listo para renacer. La unión de estas causas en un momento específico y ligados a unas condiciones propicias, darían inicio a la unión de todos los factores que componen al ser humano, entre ellos la conciencia. El pasaje de este Sutta explica que la conciencia inicia en el momento de la concepción. Esto se evidencia con más claridad en otro pasaje del Maha Nidana Sutta, en el cual se explica que si la conciencia no entra en el vientre de la madre, el elemento mental y el físico no pueden unirse correctamente dentro de la matriz. En otro pasaje se explica que en el momento de la concepción se juntan seis elementos, uno de ellos la conciencia, que conformarán al ser humano. En el Vinaya monástico también se menciona que con la aparición de la concepción también aparece la primera mente. La primera forma de conciencia en la matriz de la madre. Por tanto, podemos decir que la existencia humana tiene dos componentes básicos: Uno físico y otro mental. Y que el componente mental predomina en la ecuación ya que es en la mente donde surge la conciencia que tiene el potencial de llegar a la iluminación.

Recordemos que todos estos conceptos están estrechamente ligados con la doctrina de la interdependencia y el surgimiento dependiente, así que son bases sólidas y bien establecidas en las Enseñanzas budistas.

Entendiendo que la conciencia está presente desde el momento de la concepción, ¿Significa esto que el ser humano está presente desde el principio y que por lo tanto, deberíamos estar en contra del aborto? Pues no es así de simple. Esto podría hacer creer que tendríamos que estar en la misma posición que los cristianos, pero nuestros fundamentos no son los mismos.  

Para los cristianos desde el punto de vista espiritual, en el momento de la concepción ya todo está listo y completado. Ellos tienen el concepto de alma. Es decir que cuando la concepción se realiza, la integración espiritual de la persona ya está hecha, completa e intacta, ya que ellos creen que desde el momento de la concepción, el alma ya está presente. Y el alma creada por Dios, es decir la persona, es eterna, permanente e independiente desde el momento en el que Dios le da vida en el vientre de la madre. Por lo tanto, para ellos no hay diferencia alguna entre un óvulo recién fecundado y un humano adulto. Según su doctrina, ambos están en las mismas condiciones espirituales y por lo tanto, deben ser tomados como iguales.

Esto, como ya sabemos, es totalmente distinto en el budismo. Según las Enseñanzas budistas, las personas no somos creaciones personales, permanentes e independientes, sino seres conformados por varios factores en un proceso continuo. Una manera más práctica de explicarlo es que en realidad los seres vivos, incluyendo los humanos, somos procesos de evolución y desarrollo físico y espiritual. Nuestra existencia convencional y última deviene de unas causas y condiciones anteriores a nosotros que se juntan, como ya hemos visto según los pasajes mencionados del Canon Pali, para que den origen a nuestro ser como lo conocemos.

Esto quiere decir que cuando la concepción ocurre, la conciencia que interviene en el proceso es aun muy incipiente. No hay sentir, ni percepción, ni formaciones mentales, ni otros elementos esenciales para la formación de un ser humano completo. Por lo tanto, no podemos hablar de una igualdad espiritual ni física entre un embrión y un humano ya formado como sí hacen los cristianos en lo que se refiere al aspecto espiritual. En términos técnicos podemos decir que en el momento de la concepción solo existe una conciencia desarrollada a un 1%. Esto significa que aunque sí existe un tipo de conciencia primaria en el momento de la concepción, esta conciencia no es la misma que la de un ser que ya llega a estar lo suficientemente desarrollado como para poder sobrevivir fuera del útero materno.

Hay un paralelo físico y espiritual en el desarrollo del ser desde el momento de la concepción. Mientras las condiciones se terminan de armonizar y los elementos se organizan dentro de la matriz de la madre, la conciencia también va creciendo y desarrollándose a medida que pasa por las distintas etapas de la gestación. Es un karma que aún puede variar y tomar otros rumbos como pueden ser distintas causas de aborto espontáneo. Por lo tanto, no es lo mismo discutir el aborto para un embrión recién fecundado que para uno de tres semanas, o para un feto de catorce semanas, o para un ser de ocho meses. Técnicamente, los casos serían distintos.  

¿Cuándo se podría decir entonces que una conciencia está lo suficientemente madura como para considerarse completamente como una persona y no como un potencial?

La respuesta puede variar según el maestro al que se le pregunte. Pero teniendo en cuenta que durante la formación del ser humano en la matriz, la conciencia es un proceso de desarrollo paralelo al del cuerpo, es válido creer que una conciencia primaria está lo suficientemente desarrollada para ser considerada más allá de un potencial cuando ya tiene una base funcional de los seis sentidos. Apoyándonos en la ciencia, esto significaría que la diferencia se haría cuando el sistema nervioso central ya está formado y funcionando en un nivel básico en el que el cerebro ya puede percibir estímulos. Esto sería alrededor de las catorce semanas. Es decir, en el momento en el que, aun en un nivel muy bajo e inferior, ya es un ser sintiente. En el budismo es muy importante la consideración hacia un ser cuando tiene la capacidad de sentir sufrimiento y gozo. En las primeras etapas de la gestación, esta capacidad no está presente.

Esto podría dar pie a dos posiciones. Primero, a la posición de que aunque la conciencia sea mínima y no esté desarrollada, hay conciencia, y por lo tanto hay un individuo que debe respetarse como todos los demás. Lo cual sería concordar en la práctica con el punto de vista cristiano. Y segundo, que como los procesos y los niveles de desarrollo varían según el tiempo en el que se aborden, no habría mayor objeción en interrumpir de forma temprana un proceso que traería grandes dificultades y limitantes con el objetivo de evitar karmas muy negativos y perjudiciales.

El proceso de desarrollo de la conciencia que inicia en la concepción continúa durante toda la vida y puede avanzar hasta su máximo potencial o estancarse en el camino y permanecer incompleto. La máxima evolución de este desarrollo de la conciencia, es la realización del Nirvana.

La elección de la mujer.

Una gran parte de la discusión sobre el aborto recae sobre la responsabilidad ética de la mujer en cuanto a su decisión de abortar o no. A la mujer se le hace un juzgamiento ético y moral desde un extremo y desde el otro según la decisión que tome o las políticas de Estado que apoye. Está en medio de un fuego cruzado y como consecuencia muchas mujeres se han radicalizado sobre un tema que aunque tiene implicaciones sociales, al final de cuentas se trata de una decisión personal, íntima y privada que a lo sumo debería incluir al menos al hombre con el cual se ha embarazado. Si es que así lo considera.

El Buda explica que nadie puede hacerse responsable por las acciones de otro. Cada uno debe responder por su propio karma y nadie puede responder por el karma de otros. La mujer debe tomar su decisión e inevitablemente recibir los resultados de las decisiones que tome. Para bien o para mal.

Tomemos un ejemplo de un país en el cual el aborto está despenalizado. Hablando de una de las llamadas tres causales de despenalización, cuando el embarazo implica un alto riesgo de muerte para la madre. Se trata de una mujer joven que tiene otros hijos pequeños y su esposo. El embarazo es muy riesgoso y las posibilidades de que muera son muy altas. Las consecuencias de no realizar el aborto implican el riesgo de que la mujer muera y deje a su esposo viudo con hijos pequeños sin su madre. Esto sería un terrible karma para todos. En tanto que realizar el aborto puede tener como resultado que la mujer continúe viviendo, estando con sus hijos hasta que crezcan y al lado de su esposo viviendo una vida larga e incluso, si las condiciones cambian y los médicos lo consideraran viable, podría pensar en la posibilidad de tener otro hijo después. Un karma muy diferente al anterior.

Por otro lado, podemos ver un caso que se dio en Colombia en el que una mujer se realizó un aborto estando ya en las etapas finales de la gestación, mientras el padre luchaba por todos los medios legales para que lo tuviera y se lo entregara para criarlo él solo. Incluso ya le había puesto el nombre. Este karma por otro lado, seguramente tendrá consecuencias muy negativas por el grado de desarrollo de conciencia y de capacidad de sentir del ser, y por la negativa a entregárselo al padre quien lo deseaba, estaba haciendo todo para tenerlo y también debió haber tenido voz y voto en tales circunstancias ya que el embarazo fue concebido dentro de una relación de pareja.

Así que como vemos, para bien o para mal, es la mujer quien debe decidir sobre el karma que genera, más allá de temas políticos, sociales o religiosos. Y asumir las consecuencias de las decisiones que tome. Cualquiera que estas sean.   




¿Qué posición deberíamos tomar entonces?

A diferencia de los polos opuestos que se dan en el mundo sobre este tema, para nosotros sería muy difícil dibujar una línea roja tras la cual esté lo acertado o lo incorrecto. Aunque en principio, el acto de abortar es matar, las condiciones en las que se hace y las razones para hacerse varían en cada caso. Cada persona tiene su propia historia. No estamos en capacidad de mostrar qué es lo correcto o incorrecto a todas las personas bajo el mismo fundamento ético en este caso.

Eso sería como penalizar exactamente igual a todas las personas involucradas en una muerte sin saber quién generó una muerte por accidente, quien causó una muerte por defender su vida o la de una persona indefensa, y quien causa una muerte con la intención de asesinar por odio o avaricia. La penalidad debe detenerse y analizar cada caso antes de dejar caer la misma condena sobre todos por igual. Ninguna democracia libre aplica la misma condena por muerte en todos los casos. En el budismo la situación es semejante. Este rechazo al maniqueísmo social, político y religioso es una característica fundamental de la práctica budista. Evitar los radicalismos y las posiciones extremas es una advertencia constante en el budismo. Personalmente, creo que el Buda dejó este tema así por una buena razón.

Para otros grandes dilemas éticos que siempre han afectado a la sociedad, sí podemos tomar una decisión definitiva sin entrar en análisis ni discusiones. Para temas como el consumo de drogas (por el simple hecho de que acaban con el trabajo de la meditación más que por cuestiones éticas), como la explotación comercial de animales, como el uso del sexo como comercio, como la violación de los derechos de los demás, como la producción y el comercio de armas y otra gran cantidad de temas, la doctrina budista sí da una explicación clara y definida de por qué se deben hacer unas cosas y evitar hacer otras.

¿Qué dicen los maestros?

He conocido las declaraciones y puntos de vista de varios monjes occidentales. Curiosamente, algunos de los monjes que he tenido la oportunidad de escuchar, que tampoco es que hayan sido demasiados, también están polarizados en este tema y toman posiciones más a favor de un lado y en contra del otro. He escuchado monjes feministas que apoyan el aborto en todos los casos privilegiando la decisión de la mujer sin importar las circunstancias y las razones para hacerlo. Y también he escuchado monjes que rechazan la práctica del aborto sin importar razones ni circunstancias aludiendo a la generación de un karma muy negativo por acabar con la posibilidad de una vida humana, la cual según la cosmología budista, es extremadamente difícil de conseguir.

Estos monjes y monjas, de ambos lados de la discusión, son de todas las escuelas y tradiciones. En ambos casos. Por lo tanto, no se podría decir que una tradición tiende más para un lado y que esta otra tradición tiende más para el otro. Hay monjes liberales y conservadores en todas las escuelas. También debo decir que no he visto ningún monje que se haya metido de lleno a una campaña proselitista a favor o en contra de alguna postura. Simplemente dan su opinión cuando se les pregunta, y ya.

Sin embargo, a través de algunos medios de comunicación podemos ver que en oriente y en occidente sí hay monjes que en realidad no lo son, y que usan su posición y su túnica para apoyar causas políticas en nombre del budismo, lo cual está desaprobado por el mismo Buda. Esto siempre hay que advertirlo ya que mucha gente escucha a estas personas pensando que esa es la posición oficial de todo el budismo organizado frente al aborto. Cosa que no es cierta.

También he escuchado de monjes que evitan estos dos extremos y que proponen un análisis más profundo en lugar de un juzgamiento a priori. Monjes muy humildes de bajo perfil y monjes muy notables. Su Santidad El Dalai Lama ha dicho que, aunque el aborto sigue siendo un acto de matar, considera que hay casos complejos en los cuales se debe recurrir a una excepción. Esta respuesta sintetiza en gran medida la posición a la que parece apuntar el budismo en cuanto al aborto, y apoya la tesis de que debemos abandonar los extremos ideológicos y ver más allá de los afanes proselitistas.

Retomando la pregunta de, ¿qué posición deberíamos tomar entonces?, creo que la respuesta más precisa sería que no tomaras una posición, sino que tomaras tú propia posición, respetando la del otro. Ahora, tu posición debe estar basada en la guía de las Enseñanzas y de los maestros de mayor sabiduría. Veo difícil el que toda la comunidad budista tome una sola posición en bloque frente al aborto como sí pueden hacerlo las demás comunidades religiosas. Nuestro habitual análisis de las causas y condiciones nos impide ser tan simplistas y nos protege de todo tipo de radicalismos.

Así que la respuesta sería que te des una pausa. Estudia el Dharma con la razón y considéralo todo con compasión. Y haz buen uso de las Enseñanzas en la vida real, en tu vida diaria. Recuerda las doctrinas del Karma, de la originación dependiente, de la vacuidad y todos los demás pilares de la práctica, y refúgiate siempre en el sentido de la gran misericordia del Buda antes de opinar, apoyar, decidir o tomar una posición definitiva.

No tenemos por qué tener exactamente la misma opinión sobre el tema. Yo he realizado un ejercicio de análisis del tema y he tomado una posición personal sobre el aborto. Si otro hermano practicante tiene una opinión distinta a la mía, no hay razón alguna para entrar en conflicto. Esa es una gran ventaja del budismo. La otra es que con el aprendizaje vamos madurando y cada vez que cambiamos de opinión lo hacemos para mejorar y superar una opinión errada o simplemente incompleta. Así que en realidad, no hay pérdida en nuestro proceso de aprendizaje, y toda nuestra experiencia en la práctica tiene como resultado un avance hacia el desarrollo espiritual y la comprensión de nuestro mundo.

Sé que esta respuesta no será satisfactoria para muchos. Por lo general nos gustan las cosas hechas, preparadas y listas para consumir. No nos gusta mucho tener que trabajar en nuestro sentido crítico, formarnos a nosotros mismos y hacernos responsables por nuestras propias opiniones y decisiones. Preferimos pagarle a otro por decirnos qué debemos hacer y ahorrarnos ese estrés. Nos gusta la homogeneidad, las categorías simples y obedecer. Incluso cuando nuestra consigna es no obedecer a nadie, buscamos a alguien que nos diga que no debemos obedecer a nadie y luego le seguimos a todas partes. Es curiosa la naturaleza humana, sobre todo en la etapa en la que adquirimos conciencia social y sentimos un deseo insoportable de cambiar el mundo porque nadie más querrá ni podrá hacerlo, solo nosotros. Igual a como lo sintió la generación anterior en su momento. Y la anterior a esa. Y la que le antecedió a aquella… Hacer la diferencia, como repiten los gringos cada vez que recogen un papel del suelo y lo botan en una caneca.

Así que las recomendaciones que doy a los budistas frente al tema del aborto son las siguientes:

Miremos cada caso con detenimiento antes de tomar una opinión definitiva en todos los casos. No veamos a la mujer como un instrumento de extorsión emocional y social para apoyar o atacar ideologías políticas extremistas que tienen sus propias agendas (no permitamos que nos adoctrinen a través de este tema ni de ningún otro). Prestémosle mucha más atención a la ciencia y quitémosle nuestra atención a las redes sociales. Pesemos las circunstancias con la razón, no con el corazón. Con sentido común y no con idealismos religiosos ni pasiones políticas. Si conocemos a una mujer que se encuentre en este dilema, no le estampemos nuestra opinión en su cara como si fuéramos sus jueces. A lo mucho podemos brindarle nuestra opinión y apoyo si es que ella así lo permite. No antes. Si no estamos de acuerdo con su decisión, apartémonos sin generar confrontación ni odio. No tenemos autoridad ni capacidad para intervenir en las decisiones ajenas. Recuerda que nadie puede responder por el Karma de otro. Sin importar qué decisión tome la mujer, nuestro pensamiento debe apuntar siempre hacia la compasión (compasión budista), y nuestra práctica debe apuntar siempre a servir a los otros en lo que podamos, lo cual es la base de la práctica budista. Todas estas recomendaciones están en concordancia con la opinión dada por el Dalai Lama sobre el tema del aborto.

Espero que este aporte te sea útil y que aclare un poco este tema desde la práctica budista. Recuerda que puedes enviar tus preguntas a budismopsl@gmail.com y hacer parte de nuestra comunidad en nuestra página Budismo PSL

No hay comentarios.:

Publicar un comentario