La
meditación es un factor central y de vital importancia en la práctica budista.
Todo practicante de las enseñanzas de Buda debe aprender a meditar. Sin embargo
muchas veces no es fácil dar con información confiable para empezar esta
práctica y los principiantes suelen perderse en ideas fantasiosas o
mercantilistas.
A
continuación veremos algunos aspectos básicos y útiles para personas que van a
empezar a meditar desde cero. El artículo está dividido en cinco partes.
Primero qué es meditar, segundo puntos de preparación para meditar, tercero
recomendaciones para meditar, cuarto instrucciones para meditar y cinco
conclusiones.
Qué es meditar.
Empezaremos
aclarando qué no es meditación budista.
Los
medios y la cultura de consumo nos hacen pensar que la meditación que realizan
los maestros budistas incluye cosas totalmente salidas de la realidad. Algunos
ejemplos de estas ideas fantasiosas son: La meditación es un estado alterado de
consciencia que sustrae a la persona del lugar y el tiempo en el que está. La
meditación genera poderes mentales como telepatía o clarividencia. La
meditación puede hacer que la gente levite. La meditación hace que los monjes
brillen en la oscuridad como lamparitas de mesa o se hagan invisibles. La
meditación puede hacer que uno sea inmune al dolor, le genere fuerza sobre
humana, etc.
Pensar
que la meditación puede provocar este tipo de fenómenos fantásticos es una idea
guiada por el ego, por la necesidad de ser mejor o más especial que los demás.
Es decir, una persona que medita creyendo que logrará tener algún tipo de
poderes mágicos se mueve por la ambición de su ego. El objetivo de la
meditación y de la práctica del Dhamma es todo lo contrario. Disminuir el ego
hasta que sus ambiciones e ideas irracionales no tengan efecto en la mente.
Otro
mito sobre la meditación y sus efectos es la supuesta relación que se le
atribuye con el uso de sustancias psicoactivas. Se suele relacionar la
meditación con las prácticas chamánicas de culturas naturalistas. En estas
culturas se da el uso de sustancias químicas de origen animal o vegetal para
provocar estados alterados de consciencia en busca de visiones e iluminaciones.
Existen sustancias psicotrópicas como el yagé, que según se dice despiertan
estados elevados de consciencia provocando experiencias espirituales, viajes
astrales y otros fenómenos similares. También se dice lo mismo de la marihuana
usada como catalizador espiritual. Algunos equiparan a la meditación con esto.
En realidad la meditación es exactamente lo contrario.
Ninguno
de los efectos provocados por el consumo de sustancias ocurre durante la
práctica de la meditación. No se alteran los sentidos sino todo lo contrario,
se concentra la percepción natural de los sentidos. La percepción del espacio y
del tiempo no se distorsiona. En lugar de eso la persona se centra más en el
presente, el aquí y el ahora. Cuando
usted vea a una persona ebria o drogada, totalmente perdida bajo los efectos de
alguna sustancia, usted podrá observar el estado mental y físico de esa persona
y podrá afirmar con total certeza: Ése es precisamente el estado diametralmente
opuesto al estado físico y mental de la meditación.
La
meditación y la práctica del Dhamma son una potenciación y un fortalecimiento
progresivo del estado de conciencia sobrio y consciente. El Buda es llamado “El
Despierto”, el que está consciente de la verdadera naturaleza de las cosas. Lo
cual es totalmente opuesto al uso de cualquier tipo de sustancia. De hecho
cualquier tipo de consumo de éstas sustancias, así sea pequeño, echará por
tierra el trabajo que hayamos avanzado meditando. En lo que a nosotros nos
interesa, que es la meditación budista, esto es totalmente claro. El Buda
enseñó en el quinto precepto para los laicos que es el consumo consciente, que
un practicante del Dhamma no se tiene permitido a sí mismo ingerir ni usar
ninguna sustancia que afecte la naturaleza de la mente. Esto desde luego
incluye el licor y cualquier otra sustancia que altere el estado consciente de
la mente.
Ahora
veamos qué es realmente meditar. Meditar es en términos prácticos, limpiar la
mente. Debido a nuestro ritmo de vida y la manera en que nos relacionamos con
el mundo nuestra mente constantemente crea y absorbe contaminantes.
Pensamientos tóxicos que generan venenos en nuestra mente y cuerpo. Estos
venenos son fuente de sufrimiento. Ansiedades, apegos, sufrimientos de todo
tipo, rencores y odios, avaricia y demás elementos negativos dominan nuestra
mente consciente e inconscientemente. La meditación es el arte de purificar la
mente devolviéndola a su verdadera naturaleza de calma y claridad, de la misma
manera que limpiamos nuestra casa evitando que se acumule el polvo y la
suciedad que genera enfermedades. Piense que es como ese programa de computador
que limpia archivos temporales y otros que no se usan pero que ocupan espacio y
pueden ser dañinos. Ése es el principio de la meditación.
La
meditación es un ejercicio mental que incluye la buena disposición del cuerpo.
Su fundamento es el movimiento, no el estancamiento. La meditación desarrolla
la fortaleza de generar cambios en la parte inconsciente de nuestra mente desde
la parte consciente. Es decir, a través de la práctica constante y asidua la
meditación puede hacer que el meditante logre cambiar pautas de comportamiento muy
arraigadas en las profundidades de su mente,
su parte inconsciente, desde la superficie consciente y activa de su
mente. Es como cambiar el curso de un río desde su cauce. Por esto, la
meditación también es una forma de cambio de karma ya que tiene el poder de
convertir un karma negativo en uno positivo y de crear nuevos karmas positivos.
La meditación es una parte imprescindible y de vital y central importancia para
el diario vivir de un practicante del Dhamma.
Es
imposible comprender cómo funciona la meditación a menos que se experimente
personalmente. La sola teoría al igual que todo el en Dhamma, no genera ningún
cambio. Usted puede leerse todos los libros de cocina escritos por los mejores
chefs del mundo, todos los libros para bailar salsa con todas las instrucciones
y las gráficas de apoyo y todos los libros sobre sexualidad y relaciones
íntimas. Puede leer y comprender toda la bibliografía a su alcance sobre estos
temas y comprenderla perfectamente. Pero
si usted nunca frita un huevo, jamás salta a una pista de baile y no tiene una
relación sexual, usted jamás va a saber realmente de qué está hablando. Así es la
meditación y el Dhamma. Si no lo practica, en realidad no sabe nada.
Preparación para
adquirir el hábito de la meditación.
Todo
practicante del Dhamma debe aprender a meditar y hacer de la meditación un
hábito cotidiano como lo es cepillarse los dientes o bañarse. Debemos abrir un
espacio en nuestra atareada vida diaria para las sesiones de meditación.
Sabemos que esto no es fácil teniendo en cuenta nuestro ritmo de vida y la
velocidad del mundo, así que vamos a ver seis puntos de apoyo que le ayudarán a
prepararse física y mentalmente para empezar meditar correctamente y para
mantener la meditación como hábito fundamental en la práctica.
El
primer punto de recomendación ya lo hemos mencionado. Es de suma importancia y
además es un precepto dictado por el mismo Buda, así que no hay mayor discusión
al respecto. Suspender la ingesta de sustancias que afecten el estado consciente
de la mente. Hay que decirle adiós al licor. No tanto por ser un precepto
dictado por Buda, sino porque la lógica de la meditación lo exige. Si vas a
gastar tiempo y esfuerzo en limpiar tu casa, no tiene sentido llegar con un
tanque de residuos industriales y regarlos por todas las habitaciones. Es
sentido común. Obviamente lo mismo aplica para la marihuana, el cigarrillo y
cualquier otra sustancia psicoactiva natural o sintética.
El
segundo punto de preparación es empezar a hacer ejercicio. Esto también es
necesario por razones lógicas. Nuestras vidas en la ciudad, ya sea grande o
pequeña, no nos exige mucha actividad física. Somos propensos a comer mal y a
ser sedentarios. Si usted va a empezar a meditar es necesario que su cuerpo
esté sano, ya que va a estar sometido a sesiones cada vez extensas de estar
sentado en una misma posición conforme avance su progreso en la meditación. Si
usted empieza a meditar sin que su cuerpo esté en condiciones mínimas de buena
salud, es posible que corra riesgos relacionados principalmente con su
circulación, su estado cardiovascular y su respiración, lo cual puede ser muy
serio sobre todo para personas que presentan algún grado de sobre peso u
obesidad. Además del hecho de que va ser
verdaderamente incómodo estar quieto por varios minutos en cualquier posición
así sea sentado en una silla.
La
meditación también es una actividad física exigente y requiere entrenamiento
para que su cuerpo pueda beneficiarse con la práctica. Esto en realidad es una
excelente noticia. Primero porque es una muy buena razón para ayudarle a
mejorar su salud, y segundo porque algo esencial para meditar bien es que usted
tenga la capacidad de sentirse cómodo dentro de su propio cuerpo ya que este es
el instrumento de su meditación.
No
es necesario que se someta a extenuantes sesiones de ejercicio ni debe
inscribirse en un gimnasio. Simplemente prepárese con ejercicios
cardiovasculares o aeróbicos como correr, montar en bicicleta, nadar o
cualquier otro ejercicio que le exija algo de resistencia cardíaca y respiratoria.
Otra buena noticia es que este tipo de ejercicios son precisamente los más
propicios para bajar de peso. No es necesario exagerar con el ejercicio, de
hecho se recomienda cuidarse de ello. Inicie con una intensidad acorde a su
estado físico inicial y valla incrementándolo sin apuro alguno pero teniendo en
cuenta que debe ir aumentando su resistencia. Lo importante es sudar un poco.
Si no suda, no está haciendo nada.
Haga
ejercicio de dos a tres veces por semana. Si desea hacer ejercicios todos los
días alterne días de baja y alta intensidad. No haga dos o más días seguidos de
alta intensidad porque puede generar lesiones y problemas de salud ya que el
cuerpo no está habituado a ello. Si elige correr, cerciórese de usa el calzado
adecuado a su tipo de pie y al terreno sobre el que va a correr. Correr
inadecuadamente también puede producir lesiones. Asesórese con un conocedor del
tema.
El
tercer punto de preparación es, antes de empezar a meditar, tómese al menos
diez o quince minutos de estiramiento. El estiramiento de las articulaciones y
de los tendones es fundamental para evitar problemas físicos y facilita
muchísimo el estar en la posición de meditación por largo tiempo. Esto porque
distensiona y oxigena los músculos, y lo más importante, mejora enormemente la
capacidad y el flujo de la circulación sanguínea ya que la principal causa de
incomodidades en articulaciones y extremidades es precisamente la mala
circulación de la sangre.
Debido
a esto, la práctica regular del yoga es un excelente complemento para la
práctica de la meditación. El yoga ayuda al mantenimiento del tono muscular y
la flexibilidad de las articulaciones, lo cual es de gran ayuda para permanecer
cómodamente en posición de meditación el tiempo que el practicante lo requiera.
Así que nunca olvide estirar de la misma manera que estira antes de hacer
ejercicio. Tómese todo el tiempo que considere necesario para estirar antes de
meditar. Y si practica yoga, notará una mayor comodidad y calidad en su postura
para meditar.
El
cuarto punto de preparación es hacer un cronograma o calendario de seguimiento
de sus sesiones de meditación. El objetivo es que usted llegue a meditar por
costumbre todos los días. Para llegar a ese punto se requiere un esfuerzo especial
y una reorganización de su tiempo así que tenga en cuenta el siguiente dato que
le será muy útil. La psicología a descubierto que si se realiza una actividad
específica por mínimo 21 veces seguidas ininterrumpidas, el cerebro empieza a
asociar dicha actividad con su funcionamiento habitual. Empieza a incluirla en
su actividad diaria disminuyendo la resistencia y la dificultad de realizarla.
Seguramente usted ha visto o escuchado en la publicidad de algún producto el
reto de los 21 días o las tres semanas. Esto en realidad es una estrategia de
las marcas usando la psicología del consumo bajo este principio. Lo que se
busca es que nuevos consumidores adquieran el nuevo hábito de consumir su
producto a través de los 21 días que necesita el cerebro para adquirir la
costumbre. Aplique este principio a sus sesiones de meditación y fortalecerá la
práctica meditativa.
No
se sienta mal si no lo logra al primer intento. No se haga esclavo de sus
propias metas. Es imprescindible no renunciar nunca así le tome un poco más de
tiempo. Lo importante no es cumplir con marcas perfectas, sino mantener la
constancia hasta lograrlo.
Organice
su cronograma de manera que no afecte sus demás actividades cotidianas. Lo más
recomendable es meditar temprano en la mañana antes de comenzar el día. Es la
hora más propicia según los maestros ya que el cerebro está descansado y la
mente despejada. En cuanto a meditar antes de dormir, los maestros explican que
lo mejor es hacer algo de ejercicio después de meditar ya que la meditación
puede hacer que la persona tarde más en conciliar el sueño debido a que es una
actividad de atención consciente intensa.
Si
se va a meditar en las mañanas, se recomienda en la medida de lo posible mover
su horario de sueño una hora hacia atrás de manera que pueda levantarse una
hora más temprano sin restarse horas de sueño. Las horas de sueño son de vital
importancia para el buen funcionamiento de la mente. Una persona debe dormir de
siete a ocho horas generalmente. Puede correr una hora de sueño eliminando una
actividad que sabe que no le genera beneficio y que en cambio puede que le esté
generando malos hábitos mentales como por ejemplo la televisión basura o las
redes sociales. Puede dejar de consumir algún producto televisivo o de internet
en las noches que sabe que no le aporta nada y usar esa hora para mover su
horario de sueño. De ésta manera usted estará literalmente intercambiando una
hora de malos hábitos mentales por una hora de meditación.
El
quinto punto de preparación es tener en cuenta que las primeras veces que se
siente a meditar van a ser un total desacierto. Esto es normal. Nadie es capaz
de sentarse por primera vez a meditar y de golpe comprender cómo se hace y
notar los beneficios inmediatamente. Las primeras veces son una preparación y
un aprendizaje para meditar correctamente. En estas primeras veces, usted va a
aprender a relacionarse con su cuerpo. Va a interrumpirse constantemente porque
su cuerpo al igual que su mente, no está acostumbrado a quedarse quieto ni por
un momento. Ambos se pondrán en su contra como niños pequeños y usted va a empezar
a encontrar la manera en la cual su cuerpo se estabilice en una postura fija y
su mente encuentre la quietud y deje de saltar incesantemente.
No
es preciso saber cuándo usted ha dejado de preparase para meditar y cuando
empieza a meditar debidamente. Cada persona tiene su propio ritmo y condiciones
y no hay un punto absoluto de diferencia entre una cosa y la otra. No se fije
mucho en ello y llegará el momento en el empezará a meditar naturalmente.
Debe
tener esto claro ya que la mayoría de la gente carece de voluntad y está tan
inmersa en la debilidad física y mental y en las zonas de confort que renuncian
al primer intento sin siquiera comprobar aunque sea superficialmente si las
cosas funcionan o no.
El
sexto punto de preparación tiene mucho que ver con lo anterior y es una clave
para perseverar y mantener el hábito de la meditación. Ponga especial atención
a lo siguiente. No existe una buena o mala meditación. Es solo meditación. No
califique la calidad ni la extensión de sus meditaciones ni se preocupe de si
lo hizo bien o mal. Ni al iniciar en las primeras veces ni cuando ya haya
tomado el hábito diario. Hacer esto es perjudicial para realizar una meditación
correcta y habitual. Los maestros budistas son muy claros en este punto.
Si
usted considera que hizo una meditación mala o negativa, cuando termine se va a
sentir fracasado, como si hubiera hecho algo mal. Esto le generará aversión a
la actividad y lo predispondrá negativamente para la siguiente sesión que
seguramente tampoco resultará muy bien. Lo que inevitablemente terminará en que
usted abandone. Si usted cree que ha realizado una buena o bien hecha
meditación, sentirá que hizo algo muy bueno o excepcional, y esa sensación de logro
hará que piense, qué bien lo he hecho, que bueno soy en esto. Esto alimentaría
el ego y fortalecería la presunción del yo, lo cual es precisamente lo opuesto
que se busca en la práctica del Dhamma. Eventualmente usted estará tan
convencido de que aprendió a meditar tan bien y en tan corto tiempo que su ego
lo engañará y terminará chocando con la realidad cuando se enfrente a una
pérdida o a alguna situación adversa que evidencie que usted no ha avanzado
nada.
Así
que ésta es una excelente noticia ya que esto significa que no importa como
inicie, las sesiones de meditación no pueden ser medidas como fracasos o
triunfos como los que anotamos en las
cuentas de otras áreas personales como el ejercicio o el trabajo. No tenemos
esa presión extra porque no existen sesiones bien hechas o mal echas. Son solo
sesiones. Esto también ayuda a fortalecer algo de crucial importancia para la
práctica y que facilita muchas otras actividades en la vida. La humildad.
Meditar le enseñará a ser humilde.
La
humildad en la meditación conlleva algo que los maestros llaman, la mente de
principiante. La mente de principiante consiste en sentarse en cada sesión de
meditación como si fuera la primera vez que medita. Sin pretensiones ni
ansiedades. Los grandes maestros que tienen décadas de práctica en la
meditación se sientan a meditar todos los días buscando la disposición que
usted debe tener la primera vez que se siente a meditar. Como un principiante
sin nada que perder. Esto es libertad total de practicar algo bueno que le
traerá beneficios sin importar las condiciones. Lo único que hay que tener en
cuenta es no dejar de practicar. Lo demás se hará presente con el tiempo.
Recomendaciones.
Veamos
ahora algunas recomendaciones prácticas a la hora de meditar.
Hay
muchas ayudas o elementos que se ofrecen pensando en realizar una mejor
meditación tales como inciensos, aceites, velas aromáticas, campanas,
estatuillas, mandalas, piedras energéticas, recomendaciones de Feng Shi y
otros. Estos elementos puede ayudar a crear un ambiente a gusto y exótico en
una habitación o salón, pero ¿ayudan a realizar una mejor y más profunda
meditación? La respuesta es no. No solo no ayudan a meditar mejor sino que por
el contrario, interfieren y desvían el proceso de meditación.
Los
inciensos, imágenes, objetos que producen sensaciones agradables en el olfato,
la vista, el tacto y todos los sentidos, hacen que el cerebro se enfoque en
esas sensaciones placenteras, interfiriendo con el objetivo principal de la
meditación que es la propia mente y lo que ocurre en ella. El principio básico
de la meditación es que la actividad debe originarse dentro de la mente, no
fuera de ella, porque de ser así no estaríamos trabajando con los procesos que
tienen lugar en la mente sino con las percepciones que llegan a ella. Nos
estaríamos quedando en los sentidos y sus sensaciones, ignorando lo que nos
interesa.
Para
poder realizar una sesión de meditación, necesitamos que todos los sentidos
estén lo menos estimulados posibles. Por eso es necesario estar en un lugar apartado
y silencioso. Si usted se encierra en una habitación llena de humo de incienso,
velas aromáticas, música instrumental, cantos de monjes, mandalas, campanillas,
estatuillas, etc, usted estaría entrando en un lugar lleno de estimuladores de
los sentidos. En lugar de meditar lo que estaría haciendo sería precisamente
eso, estimularse. Autosugestionarse con objetos y cosas agradables. De la misma
manera que lo hace un turista cuando entra a un templo en el extranjero porque
quiere ver algo espiritual y bonito. La meditación no es autoestimulación. La
meditación es un ejercicio para fortalecer el control de la mente. No es
relajación, es disciplina.
Las
meditaciones guiadas son otra sugerencia común para los que inician en la
práctica de la meditación. La meditación guiada tampoco sirve para realizar una
meditación correcta básicamente por las mismas razones. De nuevo, la meditación
es un ejercicio que debe iniciar, realizarse y terminar teniendo como único
origen, desarrollo y fin, la propia
mente. Cualquier elemento externo desvía la atención de la propia mente aunque
procure ayudar a enfocarse en ella.
Supongamos
que usted adquiere una cinta de meditación guiada. Al reproducir el audio, una
voz armoniosa y amable le dice: Imagine que tiene un punto de luz blanco en
mitad de su frente y otro punto de luz azul en la mitad de su pecho. Esas dos
luces tienen un significado específico para la persona que hizo la grabación,
pero en lo que concierne a su mente son solo dos metáforas a interpretar de
manera simbólica. No tienen significado alguno en su catálogo de símbolos
porque simplemente no son sus símbolos. No es lo mismo que usted vea una
película sobre un guía haciendo un safari por África a que usted mismo realice su
propio safari por África. Una impresión personal jamás puede ser reemplazada,
ni siquiera mal imitada, por otra impresión externa, sin importar que el tema,
los símbolos, y las metáforas sean exactamente los mismos. La meditación guiada
por otra persona no es meditación. A lo mucho es una técnica de relajación que
es algo distinto. La meditación no se guía, se realiza individualmente. Guiar
la meditación sería como hacer abdominales con una persona que le suba y le
baje el cuerpo agarrándole de los hombros. No estaría haciendo nada.
Hay
muchos tipos de meditación, pero recordemos que aquí estamos hablando de
meditación budista. El Buda jamás hizo tal cosa como guiarle la meditación a
nadie. Ningún maestro budista hace meditaciones guiadas. Lo que los monjes
hacen en los templos es enseñar la técnica, dar la instrucción correcta para la
disposición física y mental y alentar al meditante a que empiece la práctica. A
medida que el meditante haga sus sesiones de meditación, el monje responderá
sus preguntas y corregirá lo que sea necesario. El maestro señala el camino, no
lo camina con el discípulo ni mucho menos lo lleva cargado. Ninguna persona
puede meditar por otra.
La
meditación grupal es algo distinto. Se practica en los templos budistas. No hay
un guía que le diga al grupo lo que tiene que hacer, simplemente se explican
bien las instrucciones y todos inician y terminan al mismo tiempo. De nuevo,
aunque estén en grupo, cada persona medita independientemente de los demás. Cuando
se entra en estado de meditación, la meditación de los otros no tiene ningún
efecto en la meditación de cada uno.
La
meditación grupal en un templo tiene todas las condiciones para realizarse
debidamente ya que hay una persona instruida que estará pendiente de orientar a
los meditantes. Para las personas que no tienen templo ni monje y tienen un
grupo con el cual les gustaría hacer meditación grupal hay una recomendación
simple. Procure que todos los meditantes estén al mismo nivel, ya que si el
grupo es muy heterogéneo y hay meditantes avanzados y novatos en el mismo
grupo, lo más natural es que ocurran interrupciones constantes. A los novatos
les da vergüenza interrumpir la meditación de los demás y eso dificulta la
suya. Para solucionar éste problema realice una sesión de meditación grupal
para novatos en la cual los más avanzados estén disponibles para orientarlos, y
otra sesión para los más habituados. De todas maneras, con la práctica todos
podrán llegar al mismo nivel y hacer un solo grupo. Y también será así si todos
en el grupo inician la meditación al mismo tiempo.
Instrucciones para
meditar.
Para
meditar, es necesario tener un lugar lo más adecuado posible para ello. Se requiere
de un espacio privado, libre de interrupciones. Si es posible, defina una
habitación o estancia exclusivamente para ello. Si no tiene esta opción use su
habitación o cualquier otro lugar privado. Apague los teléfonos y demás
aparatos electrónicos. Procure que el espacio en donde se va a sentar esté
libre de objetos. El espacio debe ser íntimo y silencioso, es por esto que los
monjes recomiendan meditar bien temprano en la mañana ya que a esta hora el
silencio y la quietud son mayores que durante el resto del día.
Use
un cojín y si puede un tapete o algo parecido sobre lo cual centrar el cojín. Algunos
utilizan una toalla doblada. Después de hacer ejercicios de estiramiento
durante el tiempo necesario, siéntese en el centro del cojín. La posición más
común para sentarse en meditación es el loto. Pie izquierdo sobre muslo derecho
y pie derecho sobre muslo izquierdo.
No
es una posición fácil para todo el mundo, así que si no puede hacer la posición
de loto, intente sentarse en posición de medio loto. Pie izquierdo sobre muslo
derecho y pie derecho debajo de la rodilla izquierda.
Si
aún le cuesta mucho trabajo esta posición, siéntese cruzando las piernas como
lo hace normalmente. Una vez haya encontrado la postura más adecuada, siéntese
en el cojín inclinándose hacia adelante y hacia atrás, luego hacia la izquierda
y hacia la derecha cerciorándose de quedar bien centrado sobre el cojín. El objetivo es hacer un trípode entre el
cojín y las rodillas o sus puntos de apoyo de manera que pueda mantener la
estabilidad sin necesidad de corregir su postura.
La
posición de las manos o mudra es la siguiente. Mano izquierda tendida hacia
arriba y sobre esta la mano derecha tocándose ambos pulgares levemente.
La
espalda debe estar recta. Si tiene dudas practique apoyándose de espaldas
contra una pared. Tenga en cuenta la curvatura natural de la columna y no
fuerce su posición. La columna debe estar firme, no rígida. Es decir que debe
tener una posición recta pero natural. Ni muy encorvada ni tampoco exponiendo
demasiado el pecho.
La
barbilla debe formar un ángulo recto con relación a la garganta. La mandíbula
debe estar relajada. La punta de la lengua en el paladar en el lugar donde
nacen los dientes ayuda a que no se acumule mucho la saliva. Se puede meditar
con los ojos semi abiertos. Para esto se baja la mirada 45 grados hacia el
suelo en un punto fijo a unos ochenta centímetros de distancia o a ocho dedos
de la nariz. Si lo prefiere puede mantener los ojos cerrados.
Primero
que nada, olvídese de la frase “mantener la mente en blanco”. Eso no funciona.
Lo que hace es que se ponga a pensar en el color blanco y trate inútilmente de
reprimir los demás pensamientos. No se trata de reprimir sino de todo lo
contrario.
El
inicio y la clave de la meditación es la respiración. Respire normalmente, sin
hacer respiraciones hondas ni controladas. Deje que la respiración funcione
sola y valla siguiendo su ritmo natural estando consciente de cómo el aire
entra y sale por sus fosas nasales. Esté totalmente consciente de todo lo que
sus sentidos perciben y de lo que siente a su alrededor y a la lejanía. Cuando
esté consciente de su respiración, puede hacer uso de la visualización si así
lo desea. Visualice una imagen que le sea particularmente evocadora de quietud.
Puede ser la imagen de Buda o una esfera de luz del color que elija o cualquier
otra imagen que le ayude a enfocarse. No olvide nunca seguir su respiración.
Cuando
esté intentando enfocarse, los pensamientos automáticos empezarán a surgir
invadiendo su mente sin control ni orden. No pelee con estos pensamientos.
Tampoco los retenga. Simplemente acéptelos, contémplelos levemente y déjelos
ir. Haga de cuenta que su mente es como un río y usted está en el medio. El
agua le llega a la cintura. Sobre la corriente vienen un montón de escombros,
basura, residuos y demás elementos sucios que transitan por el río. Éstos son
los pensamientos automáticos, contaminados y recurrentes que circulan por su
mente todo el tiempo. Si usted intenta detenerlos con sus brazos como una represa,
llegará un punto en el que se saturará y se inundará de ellos. No los retenga.
Hace
mucho tiempo que mi pareja no me llama. ¿Debo concentrarme en el sentimiento de
frustración y abandono que esto me genera? No. Después sabré por qué no me llama.
Dejo ir ese pensamiento. Están haciendo auditorías en el trabajo y es posible
que pierda mi empleo. ¿Debo concentrarme en la incertidumbre y la ansiedad que
esa posible situación me genera? No. Cuando suceda algo en el trabajo, entonces
será el momento de ocuparse de ello. Dejo ir ese pensamiento. Estoy muy fuera
de forma y subiendo de peso. ¿Debo centrarme en lo mal que me hace sentir eso y
en lo difícil que es bajar de peso? No. Simplemente acepto que tengo una
insatisfacción con mi cuerpo pero no me quedo fijo en esa insatisfacción.
Simplemente comprendo que la tengo y la dejo ir.
Haga
lo mismo con todos los pensamientos automáticos que surjan. Ábrase paso entre
ellos, obsérvelos brevemente y déjelos ir. Lo importante es el fluir del río,
no lo que flota en él. Si hace esto continuamente la cantidad de elementos
ansiosos y automáticos empezará a disminuir. Vaya procurando que los elementos
sean cada vez menos y procure restarles fuerza. Tómese el tiempo que sienta
necesario.
Evadir
los pensamientos automáticos y recurrentes es como atravesar una galería llena
de vendedores fastidiosamente insistentes que le ofrecen con ansiedad cosas que
usted no quiere ni necesita. Usted simplemente dirá, no, muchas gracias, a
todos ellos y continuará sin detenerse en ninguno.
Estar
meditando es como cuando un guerrero está en guardia. Totalmente consciente y
alerta. En postura de ataque y defensa al mismo tiempo. Está quieto porque
espera al enemigo (los pensamientos contaminados). En cuanto el enemigo aparece
lo extingue sin perder la defensa. El cuerpo no está tenso, está firme, listo,
preparado. Imagine un tigre esperando su presa. Puede estar mucho tiempo en la
misma posición sin mover un pelo pero está totalmente alerta. Esa es la
disposición de la meditación.
En
principio el ejercicio de la meditación budista busca cuatro cosas. Evitar que
pensamientos negativos y tóxicos entren en la mente, erradicar los pensamientos
tóxicos que ya están en la mente, generar pensamientos positivos y benéficos en
la mente y reforzar e mantener fuertes los pensamientos positivos que se han
generado en la mente. En primer lugar lo que debemos tratar de hacer son las
dos primeras acciones. Evitar pensamientos negativos y erradicar los que ya
están, que es lo que hemos explicado con los pensamientos automáticos. Cuando
ya tengamos algún espacio libre de estos pensamientos dañinos, debemos empezar
a generar y reforzar los pensamientos positivos y beneficiosos, es decir lo
aprendidos en las enseñanzas del Dhamma. Los tipos de amor y compasión
enseñados por el Buda. Es necesario estudiarlos y hacerlos presentes durante la
meditación.
No
se imponga rangos fijos de tiempo determinado para sus sesiones de meditación.
Los maestros dicen que si solo ha podido meditar por un par de minutos y
después no se sintió cómodo intentándolo, suspenda ahí. Dos minutos son mejor
que ninguno. Es más, el solo intento de meditar es mucho mejor que no
intentarlo en absoluto. Si usted no pierde el impulso de dedicarle un tiempo,
así sea corto cada día, no hay pérdida alguna. Fíjese metas acordes a su nivel
y capacidad. Puede empezar meditando por cinco minutos. Cuando se sienta más
cómodo puede elevarlo a diez, y así sucesivamente.
Algunas
personas usan una alarma o una aplicación de celular para controlar las
sesiones de meditación. Siéntase libre de usar o no este método. Lo que sí es
recomendable es que elija una hora fija cada día para meditar. Una hora de
inicio, la cual podrá marcar en su calendario de sesiones. Iniciar la sesión a
la misma hora siempre es de gran ayuda para una práctica fuerte. Tenga en
cuenta la hora de inicio, no el momento de finalización ya que este variará de todos modos conforme vaya avanzando en la práctica. La larga o corta duración de las sesiones no es proporcional a
la calidad de la meditación. Todo el proceso irá desarrollándose a su ritmo
personal.
Al
finalizar cada sesión agradezca haciendo reverencia al Buda, al Dhamma y a la
Sangha.
Conclusión.
La
meditación budista es un ejercicio de fortalecimiento del estado consciente.
Una profundización de la consciencia del cuerpo, la mente y lo que rodea al
meditante. Es un ejercicio continuo de limpieza de la mente y de
fortalecimiento de las enseñanzas de Buda. Es un generador de buen karma. En
principio no hay buena ni mala meditación lo cual ejercita el valor de la
humildad.
La
meditación no tiene que ver con poderes mágicos ni con uso de drogas. La
meditación no requiere de ninguna ayuda ni apoyo externo por lo cual los
productos de las tiendas esotéricas y espirituales no sirven y por el contrario
perjudica la práctica de la meditación y la desvían de su verdadero propósito.
La meditación no es un acto
ceremonial ni un ritual. La meditación es una práctica física y mental que
requiere disciplina, no comodidad. El Buda ni siquiera usaba un cojín cuando meditaba
en los bosques.
Qué
es meditar.
1.
Meditar es potencializar el estar
despierto.
2. Meditar
es limpiar la mente.
3. Es
un ejercicio de cuerpo y mente.
4.
Además de estudiarlo se necesita
practicarlo.
Preparación.
1.
Dejar el consumo de licor o
cigarrillo.
2. Hacer
ejercicio.
3. Hacer
estiramiento antes de cada meditación.
4. Hacer
un cronograma. (Ejercicio de los 21 días seguidos).
5. Las
primeras veces son de preparación.
6.
No hay meditación mala ni buena.
Mantener la mente de principiante.
Recomendaciones.
1.
No usar ayudas externas de ningún
tipo.
2. No
meditar en grupo a menos que estén todos en el mismo nivel.
3.
Buscar siempre la soledad y el
silencio.
Instrucciones
básicas.
1. Lugar apartado, con espacio y silencioso, sin
aparatos ni estimuladores de los sentidos.
2.
Hacer estiramiento.
3.
Tomar una postura fija y cómoda.
4.
Seguir la respiración.
5.
Estar atento y alerta en todo
momento.
6.
Usar visualización si le ayuda a
enfocarse.
7.
Evitar los pensamientos negativos y
tóxicos.
8.
Erradicar los pensamientos
negativos y tóxicos.
9.
Generar pensamientos positivos y
benéficos.
10. Mantener
y fortaleces los pensamientos positivos y benéficos.
11. Meditar
durante el tiempo que le sea posible.
12. Al finalizar
agradezca al Buda, al Dhamma y a la
Sangha.
Conclusiones.
1.
Meditar es un ejercicio mental y
físico.
2. No
tiene que ver con supersticiones ni uso de drogas.
3. Consiste
en limpiar y fortalecer la mente.
4. Es
un generador de buen karma.
5.
No se necesita nada más que la
mente, el cuerpo y las enseñanzas de
Buda.