jueves, 9 de noviembre de 2017

Budismo y navidad.


Una pregunta común al iniciar la práctica budista es ¿Los budistas celebran la navidad? Una perspectiva más ortodoxa podría preguntar en cambio ¿Pueden los budistas celebrar la navidad? Ambas preguntas podrían tener una respuesta práctica en la comprensión de que el budismo no niega ni contradice otras religiones ni su práctica. Sin embargo hay que tener siempre presente que el hecho de que el budismo no tenga conflictos interreligiosos, no significa que sea una doctrina interreligiosa. El budismo como religión es una doctrina específica, única, separada de las demás y con sus propias formas y modos, por lo tanto no puede considerarse una “mezcla” de religiones ni funciona como un espacio abierto para lo mismo. Esas tendencias obedecen más al espíritu psicodélico y ansiosamente cósmico de los sesentas. Siendo esto así entonces ¿Qué hacemos con la navidad? ¿Es una contradicción celebrar la navidad? ¿Deberíamos dejar la navidad fuera del rango de la práctica budista y celebrarla sin mayor detenimiento?, ¿O deberíamos alejarnos de la navidad como una práctica religiosa ajena a nuestra práctica?

Para responder a esta pregunta analicemos la navidad. La navidad no es entendida por todo el mundo de la misma forma, ni siquiera entre los cristianos. Básicamente, la navidad hace referencia a la celebración del día del nacimiento de Jesucristo,  por lo cual es considerada en primera instancia como una festividad religiosa cristiana. No obstante, es ampliamente sabido que la celebración del 25 de diciembre como el nacimiento de Jesús corresponde más a situaciones políticas, comerciales y culturales históricamente determinadas que al propio nacimiento del mecías judío. La fecha en cuestión ha sido definida por la tradición cristiana como la fecha del nacimiento de Jesús. Sin embargo esta fecha fue celebrada por prácticamente todas las civilizaciones antiguas por razones naturales mucho antes del surgimiento del judaísmo y el cristianismo.

El solsticio de invierno que normalmente se comprende entre el 21 y el 23 de diciembre del actual calendario gregoriano cristiano es una fecha celebrada por prácticamente todas las grandes culturas por razones que obedecen  a las estaciones y al ciclo natural de la tierra. Durante éste periodo se presenta la noche más larga y el día más corto. Obedece al receso de la función productiva de la tierra y al tiempo de resguardo del invierno por lo cual se celebraba con fiestas que incluían excesos, agradecimiento a los dioses por las bendiciones recibidas en las cosechas, el cese temporal del trabajo y la producción, y la época de renovación de las tradiciones espirituales, las relaciones social y la familia.  A lo largo de la historia de la humanidad los pueblos antiguos han celebrado esta fecha como el fin e inicio del período productivo de la tierra y el cese y el renacimiento de los seres míticos y del ciclo vital de la naturaleza. Analizaremos esto de manera muy superficial y básica ya que un completo análisis de este tema nos llevaría una enorme cantidad de espacio y tiempo ajeno al tema que nos interesa.

El 25 de diciembre los romanos celebraban el nacimiento del dios del sol, Apolo, entre 1.100 y 800 años antes de Cristo. También el 25 de diciembre fue la fecha de nacimiento de otros dioses como Helios en Grecia,  Mitra en Persia, Huitzilopotchtli en Tenochtitlán actualmente México, y muchos otros en épocas que datan de siglos e incluso milenios antes de la era judeocristiana. Aunque no es difícil corroborar el origen histórico de los grandes dioses de las mitologías antiguas, lo más adecuado es investigarlos en bibliotecas, no en internet, ya que el tratamiento que se le da al tema no tiene el  mismo rigor en la red y suele contener intensiones en pro y en contra del tema teísta desde lo religioso y anti religioso.

En resumen, este período del receso en las actividades cotidianas por el ciclo de la naturaleza y el invierno fue dedicado a la festividad y a la celebración  en el mundo antiguo. Al llegar el cristianismo al poder del imperio romano y luego dispersarse por el mundo a través del avance de las guerras cruzadas, se vio obligado a competir con las costumbres de los pueblos que invadían. Las fuerzas cristianas que conquistaban pueblos agrícolas de creencias naturalistas y animistas trataron de erradicar las creencias ancestrales de estos pueblos cuyos habitantes eran designados con la palabra Pagano, que en realidad significa persona del campo o trabajador del campo, significado que cambió dentro del mundo cristiano para definirse como persona “no cristiana”. Y luego en el oscurantismo durante la inquisición como adorador o adoradora del diablo. Fue de este modo que la palabra Pagano fue literalmente satanizada.

Los intentos de erradicar éstas creencias por medio de la fuerza y el castigo fracasaron debido a que éstas no obedecían a edictos políticos ni a costumbres sociales, sino a las temporadas de las cosechas, las estaciones y a los ciclos de la naturaleza, elementos que los cristianos no podían controlar. Es así que el cristianismo empezó a apropiarse de las festividades paganas que se celebraban a lo largo de todo el período de cosechas y reposos, reemplazando poco a poco los nombres de los antiguos dioses con nombres de santos católicos y transformando su mayor festividad en el nacimiento de su mesías judeocristiano. Los teólogos y otros académicos que se dedican al estudio de la Biblia difieren en cuanto a la verdadera fecha del nacimiento de Jesucristo ya que algunos afirman que en realidad Jesucristo nació en Marzo y otros, según cálculos basados en los evangelios afirman que Jesucristo nació entre septiembre y octubre de un año cercano al actual conteo occidental. Este sin duda, es otro tema muy interesante desde la historia y la teología que dejaremos a los entendidos en estas áreas del conocimiento.

Lo que podemos concluir en cuanto a lo que nos interesa, es que la celebración de la navidad como fecha cristiana, no es en realidad una fecha cristiana, sino una fecha de celebración universal que representa el fin de un período y el comienzo de otro. Es la celebración del ciclo de la vida que todos los pueblos han realizado desde los orígenes de la humanidad. Así que esta temporada festiva no necesariamente debe tener un trasfondo cristiano.

Aun así, nosotros vivimos en sociedades cristianas. ¿Cómo interpretar esta celebración desde la tradición cristiana de nuestras sociedades como budistas? Y más importante aún. ¿Cómo interpretarla con nuestras familias cristianas? Celebrar o no la navidad es un acto de libre elección, incluso también para los cristianos. Hay muchos que no la celebran, incluso a algunos no les gusta. Además está la opinión de que la navidad es en realidad una celebración comercial impulsada por la cultura de consumo y que su único objetivo es estimular el movimiento de la economía. Aunque esto en buena medida es cierto, no interfiere ni aporta a nuestro tema. 

Básicamente y teniendo en cuenta la manera en que nuestras sociedades cristianas viven y celebran la navidad, ésta no es, o ya no es propiamente una celebración religiosa,  una celebración cristiana. Para los cristianos devotos sí es una época de suma importancia para reactivar su fe y heredarla a sus hijos. Pero para los cristianos no devotos y los no cristianos también es una época de celebración. Ahora como entonces la economía se acelera, el comercio se enfoca en lo festivo y las situaciones de competencia y confrontación dejan de ser prioridades. La festividad llamada navidad es universal y nos afecta a todos queramos o no.

Los budistas tenemos la opción de celebrar o no la navidad. Para los que no celebran la navidad el tema está resuelto. Para los que sí la celebramos lo hacemos de una forma muy sencilla y personal, pero totalmente acorde a nuestra identidad como practicantes del Dharma.

Obviamente para nosotros, ésta no es una festividad religiosa, pero no deja de ser una festividad. Nosotros no celebramos el nacimiento de Cristo. ¿Entonces qué celebramos? Para nosotros este viene siendo en términos de realización y de significado nada más y nada menos que el día de la familia. Así de simple y práctico. La navidad es la época del año en la que toda la familia se reúne. Así ha sido desde la antigüedad. Nosotros podemos celebrar este día como el día en el que celebramos tener una familia. Celebramos el privilegio de poder compartir con nuestros seres queridos. Es también el día de los niños ya que los hijos son en gran medida el eje central de la navidad. Es una fecha muy importante para quienes tienen hijos.

Para los que están solos es el día de la amistad ya que la navidad también pone a prueba las amistades verdaderas debido a que como todo el mundo regresa a casa a estar con los suyos, la soledad se hace más intensa y puede ser perjudicial para quien no tiene con quien compartirla. Por eso no es extraño invitar a una cena familiar a quien uno sabe que estará solo en esas fechas.

En resumen, la navidad para nosotros puede ser la celebración de las relaciones que tenemos con nuestros seres queridos y con nosotros mismos. Como fin e inicio de un ciclo es también el momento del año en el cual reevaluamos todo lo que hemos hecho y planeamos todo lo que podemos hacer en el año que viene. Sacamos una breve cuenta de cómo van los karmas que hemos creado y que estamos cambiando. Así que también podemos celebrar los triunfos, aprender sobre nuestros errores y preparar nuestros planes. Preparar la puesta en marcha de nuevos karmas positivos. Cosas importantes como por ejemplo elegir estudiar una carrera, elegir un nuevo empleo, buscar las condiciones para poder elegir una buena mujer o un buen hombre. Es decir, preparar la realización de cambios importantes y reales basándonos en nuestra práctica y en nuestras oportunidades, fortalezas y debilidades. Esto es la intención, el principio generador de karma.

Algunos durante nuestra infancia vivimos la navidad de una manera especial. Los recuerdos que tenemos de nuestra infancia suelen ser los de mayor carga emotiva sin importar su contexto. De ahí que la navidad sea también una expresión de agradecimiento hacia aquellos que hicieron de nuestra infancia una época muy feliz de nuestras vidas. Nos referimos aquí más que todo a los abuelos y a todas las personas que hicieron parte de nuestros primeros recuerdos. En algunos países se reza la novena de aguinaldos, se cantan los villancicos con los vecinos, se juntan regalos para los niños de la comunidad, algunas reuniones familiares son muy gratas. La tradición familiar en sí misma, más que la tradición cristiana, es lo que nos llama a vivir la navidad. No hay que darle la espalda a las tradiciones familiares que vivimos cuando niños ya que son parte de nuestra historia, de nosotros mismos y de nuestro vínculo con nuestras familias y nuestra sociedad, y nos encontramos con ello en cada fin de año.

Podemos celebrar la navidad en el espíritu de unidad con quienes amamos. Incluso podemos participar en las formas cristianas de su celebración de la misma forma en la que participamos todos los días en una sociedad cristiana sin ser cristianos, respetando y compartiendo con nuestros hermanos cristianos. Esto con el agregado de que estamos compartiendo con las personas que primero estarán de nuestro lado cuando las dificultades se presenten, es decir nuestros familiares.

Podemos ayudar a hacer el pesebre o nacimiento como le llaman en algunos países. El árbol de navidad, los platillos especiales para la cena, compartir regalos, poner las luces. Incluso podemos ir y presenciar las celebraciones cristianas sin que ello signifique algún problema. 

La palabra clave para disfrutar la navidad es simplemente, compartir. De eso se trata. Es una excelente excusa para compartir con todos, incluso con personas con las que no tienes cercanía. Una de las ventajas más gratificantes de ser budista es que sientes que puedes compartir con cualquier clase de persona sin ningún problema. Así que si eres de los que quieres celebrar esta bella época, no dudes en hacerlo. El budismo busca más que todo la integración y la unidad, por lo tanto desde el punto de vista budista, celebrar la navidad con las personas que amas es la opción más budista.

No existe nada equivalente a la navidad en el budismo. Lo más cercano por cuestiones de calendario sería el Día Bodhi o día de la iluminación que muchas tradiciones Mahayana celebran el día 8 de diciembre y que conmemora la noche en la que el Buda llegó a la iluminación. La celebración más importante del budismo a nivel mundial es Vesak que se celebra el día de luna llena del mes de mayo o entre mayo y abril, y que conmemora la iluminación y el cumpleaños de Buda. La celebración de Vesak es sumamente importante para todos los budistas del mundo y está reconocida por las naciones unidas como día sagrado para nuestra comunidad internacional.

Como budistas, podemos reunirnos con nuestro grupo o Sangha el 8 de diciembre. En algunos países latinoamericanos el 8 de diciembre también es un día festivo llamado día de las velitas. En esta festividad la gente hace vigilia hasta la madrugada para encender velas en la entrada de sus casas como homenaje a la Virgen María. Esta festividad puede ser aprovechada también por los budistas para celebrar la iluminación de Buda recordándole a través de la lectura de su biografía, de textos budistas, prácticas de meditación grupal y por qué no, una cena especial en su honor. Celebrar la época de navidad con la Sangha o grupo budista es imprescindible para todos nosotros.

La navidad no tiene por qué tener un tinte cristiano para nosotros. Es una festividad mundial y es parte de la tradición de nuestro mundo de una manera tan fuerte que va más allá del cristianismo. Por lo tanto no te confundas con dilemas éticos. Simplemente comparte y disfrútala tanto como puedas con tantas personas como puedas sin distinguir creencias ni atarte a costumbres. Recuerda que uno de los más grandes valores del budismo es siempre vivir el momento presente. Estar siempre aquí y ahora.  Disfruta la navidad al máximo compartiendo con los tuyos. Felices fiestas.





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