Una
pregunta común al iniciar la práctica budista es ¿Los budistas celebran la
navidad? Una perspectiva más ortodoxa podría preguntar en cambio ¿Pueden los
budistas celebrar la navidad? Ambas preguntas podrían tener una respuesta
práctica en la comprensión de que el budismo no niega ni contradice otras
religiones ni su práctica. Sin embargo hay que tener siempre presente que el
hecho de que el budismo no tenga conflictos interreligiosos, no significa que
sea una doctrina interreligiosa. El budismo como religión es una doctrina
específica, única, separada de las demás y con sus propias formas y modos, por
lo tanto no puede considerarse una “mezcla” de religiones ni funciona como un
espacio abierto para lo mismo. Esas tendencias obedecen más al espíritu
psicodélico y ansiosamente cósmico de los sesentas. Siendo esto así entonces
¿Qué hacemos con la navidad? ¿Es una contradicción celebrar la navidad?
¿Deberíamos dejar la navidad fuera del rango de la práctica budista y
celebrarla sin mayor detenimiento?, ¿O deberíamos alejarnos de la navidad como
una práctica religiosa ajena a nuestra práctica?
Para
responder a esta pregunta analicemos la navidad. La navidad no es entendida por
todo el mundo de la misma forma, ni siquiera entre los cristianos. Básicamente,
la navidad hace referencia a la celebración del día del nacimiento de
Jesucristo, por lo cual es considerada en
primera instancia como una festividad religiosa cristiana. No obstante, es
ampliamente sabido que la celebración del 25 de diciembre como el nacimiento de
Jesús corresponde más a situaciones políticas, comerciales y culturales
históricamente determinadas que al propio nacimiento del mecías judío. La fecha
en cuestión ha sido definida por la tradición cristiana como la fecha del
nacimiento de Jesús. Sin embargo esta fecha fue celebrada por prácticamente
todas las civilizaciones antiguas por razones
naturales mucho antes del surgimiento del judaísmo y el cristianismo.
El
solsticio de invierno que normalmente se comprende entre
el 21 y el 23 de diciembre del actual calendario gregoriano cristiano es una
fecha celebrada por prácticamente todas las grandes culturas por razones que obedecen a las estaciones y al ciclo natural de la
tierra. Durante éste periodo se presenta la noche más larga y el día más corto.
Obedece al receso de la función productiva de la tierra y al tiempo de
resguardo del invierno por lo cual se celebraba con fiestas que incluían
excesos, agradecimiento a los dioses por las bendiciones recibidas en las
cosechas, el cese temporal del trabajo y la producción, y la época de renovación
de las tradiciones espirituales, las relaciones sociales y la familia. A lo largo de la historia de la humanidad los
pueblos antiguos han celebrado esta fecha como el fin e inicio del período productivo
de la tierra y el cese y el renacimiento de los seres míticos y del ciclo vital
de la naturaleza. Analizaremos esto de manera muy superficial y básica ya que
un completo análisis de este tema nos llevaría una enorme cantidad de espacio y
tiempo ajeno al tema que nos interesa.
El
25 de diciembre los romanos celebraban el nacimiento del dios del sol, Apolo,
entre 1.100 y 800 años antes de Cristo. También el 25 de diciembre fue la fecha
de nacimiento de otros dioses como Helios en Grecia, Mitra en Persia, Huitzilopotchtli en
Tenochtitlán actualmente México, y muchos otros en épocas que datan de siglos e
incluso milenios antes de la era judeocristiana. Aunque no es difícil
corroborar el origen histórico de los grandes dioses de las mitologías
antiguas, lo más adecuado es investigarlos en bibliotecas, no en internet, ya
que el tratamiento que se le da al tema no tiene el mismo rigor en la red y suele contener
intensiones en pro y en contra del tema teísta desde lo religioso y anti
religioso.
En
resumen, este período del receso en las actividades cotidianas por el ciclo de
la naturaleza y el invierno fue dedicado a la festividad y a la
celebración en el mundo antiguo. Al
llegar el cristianismo al poder del imperio romano y luego dispersarse por el
mundo a través del avance de las guerras cruzadas, se vio obligado a competir
con las costumbres de los pueblos que invadían. Las fuerzas cristianas que
conquistaban pueblos agrícolas de creencias naturalistas y animistas trataron
de erradicar las creencias ancestrales de estos pueblos cuyos habitantes eran
designados con la palabra Pagano,
que en realidad significa persona del campo o trabajador del campo, significado
que cambió dentro del mundo cristiano para definirse como persona “no cristiana”.
Y luego en el oscurantismo durante la inquisición como adorador o adoradora del
diablo. Fue de este modo que la palabra Pagano fue literalmente satanizada.
Los
intentos de erradicar éstas creencias por medio de la fuerza y el castigo fracasaron
debido a que éstas no obedecían a edictos políticos ni a costumbres sociales,
sino a las temporadas de las cosechas, las estaciones y a los ciclos de la
naturaleza, elementos que los cristianos no podían controlar. Es así que el
cristianismo empezó a apropiarse de las festividades paganas que se celebraban
a lo largo de todo el período de cosechas y reposos, reemplazando poco a poco
los nombres de los antiguos dioses con nombres de santos católicos y
transformando su mayor festividad en el nacimiento de su mesías judeocristiano.
Los teólogos y otros académicos que se dedican al estudio de la Biblia difieren
en cuanto a la verdadera fecha del nacimiento de Jesucristo ya que algunos
afirman que en realidad Jesucristo nació en Marzo y otros, según cálculos
basados en los evangelios afirman que Jesucristo nació entre septiembre y
octubre de un año cercano al actual conteo occidental. Este sin duda, es otro tema muy
interesante desde la historia y la teología que dejaremos a los entendidos en
estas áreas del conocimiento.
Lo
que podemos concluir en cuanto a lo que nos interesa, es que la celebración de
la navidad como fecha cristiana, no es en realidad una fecha cristiana, sino
una fecha de celebración universal que representa el fin de un período y el
comienzo de otro. Es la celebración del ciclo de la vida que todos los pueblos
han realizado desde los orígenes de la humanidad. Así que esta temporada
festiva no necesariamente debe tener un trasfondo cristiano.
Aun
así, nosotros vivimos en sociedades cristianas. ¿Cómo interpretar esta
celebración desde la tradición cristiana de nuestras sociedades como budistas? Y
más importante aún. ¿Cómo interpretarla con nuestras familias cristianas? Celebrar
o no la navidad es un acto de libre elección, incluso también para los
cristianos. Hay muchos que no la celebran, incluso a algunos no les gusta. Además
está la opinión de que la navidad es en realidad una celebración comercial
impulsada por la cultura de consumo y que su único objetivo es estimular el
movimiento de la economía. Aunque esto en buena medida es cierto, no interfiere
ni aporta a nuestro tema.
Básicamente
y teniendo en cuenta la manera en que nuestras sociedades cristianas viven y
celebran la navidad, ésta no es, o ya no es propiamente una celebración
religiosa, una celebración cristiana.
Para los cristianos devotos sí es una época de suma importancia para reactivar
su fe y heredarla a sus hijos. Pero para los cristianos no devotos y los no
cristianos también es una época de celebración. Ahora como entonces la economía se acelera, el comercio se enfoca en lo festivo y las situaciones de
competencia y confrontación dejan de ser prioridades. La festividad llamada
navidad es universal y nos afecta a todos queramos o no.
Los
budistas tenemos la opción de celebrar o no la navidad. Para los que no
celebran la navidad el tema está resuelto. Para los que sí la celebramos lo
hacemos de una forma muy sencilla y personal, pero totalmente acorde a nuestra
identidad como practicantes del Dharma.
Obviamente
para nosotros, ésta no es una festividad religiosa, pero no deja de ser una
festividad. Nosotros no celebramos el nacimiento de Cristo. ¿Entonces qué
celebramos? Para nosotros este viene siendo en términos de realización y de
significado nada más y nada menos que el día de la familia. Así de simple y
práctico. La navidad es la época del año en la que toda la familia se reúne.
Así ha sido desde la antigüedad. Nosotros podemos celebrar este día como el día
en el que celebramos tener una familia. Celebramos el privilegio de poder
compartir con nuestros seres queridos. Es también el día de los niños ya que
los hijos son en gran medida el eje central de la navidad. Es una fecha muy
importante para quienes tienen hijos.
Para
los que están solos es el día de la amistad ya que la navidad también pone a
prueba las amistades verdaderas debido a que como todo el mundo regresa a casa
a estar con los suyos, la soledad se hace más intensa y puede ser perjudicial
para quien no tiene con quien compartirla. Por eso no es extraño invitar a una
cena familiar a quien uno sabe que estará solo en esas fechas.
En
resumen, la navidad para nosotros puede ser la celebración de las relaciones
que tenemos con nuestros seres queridos y con nosotros mismos. Como fin e
inicio de un ciclo es también el momento del año en el cual reevaluamos todo lo
que hemos hecho y planeamos todo lo que podemos hacer en el año que viene.
Sacamos una breve cuenta de cómo van los karmas que hemos creado y que estamos
cambiando. Así que también podemos celebrar los triunfos, aprender sobre
nuestros errores y preparar nuestros planes. Preparar la puesta en marcha de
nuevos karmas positivos. Cosas importantes como por ejemplo elegir estudiar una
carrera, elegir un nuevo empleo, buscar las condiciones para poder elegir una
buena mujer o un buen hombre. Es decir, preparar la realización de cambios
importantes y reales basándonos en nuestra práctica y en nuestras oportunidades,
fortalezas y debilidades. Esto es la intención, el principio generador de
karma.
Algunos
durante nuestra infancia vivimos la navidad de una manera especial. Los
recuerdos que tenemos de nuestra infancia suelen ser los de mayor carga emotiva
sin importar su contexto. De ahí que la navidad sea también una expresión de
agradecimiento hacia aquellos que hicieron de nuestra infancia una época muy
feliz de nuestras vidas. Nos referimos aquí más que todo a los abuelos y a todas
las personas que hicieron parte de nuestros primeros recuerdos. En algunos
países se reza la novena de aguinaldos, se cantan los villancicos con los
vecinos, se juntan regalos para los niños de la comunidad, algunas reuniones
familiares son muy gratas. La tradición familiar en sí misma, más que la
tradición cristiana, es lo que nos llama a vivir la navidad. No hay que darle
la espalda a las tradiciones familiares que vivimos cuando niños ya que son
parte de nuestra historia, de nosotros mismos y de nuestro vínculo con nuestras
familias y nuestra sociedad, y nos encontramos con ello en cada fin de año.
Podemos
celebrar la navidad en el espíritu de unidad con quienes amamos. Incluso
podemos participar en las formas cristianas de su celebración de la misma forma
en la que participamos todos los días en una sociedad cristiana sin ser
cristianos, respetando y compartiendo con nuestros hermanos cristianos. Esto
con el agregado de que estamos compartiendo con las personas que primero
estarán de nuestro lado cuando las dificultades se presenten, es decir nuestros
familiares.
Podemos
ayudar a hacer el pesebre o nacimiento como le llaman en algunos países. El árbol de navidad, los platillos especiales para
la cena, compartir regalos, poner las luces. Incluso podemos ir y presenciar las
celebraciones cristianas sin que ello signifique algún problema.
La
palabra clave para disfrutar la navidad es simplemente, compartir. De eso se
trata. Es una excelente excusa para compartir con todos, incluso con personas
con las que no tienes cercanía. Una de las ventajas más gratificantes de ser
budista es que sientes que puedes compartir con cualquier clase de persona sin
ningún problema. Así que si eres de los que quieres celebrar esta bella época,
no dudes en hacerlo. El budismo busca más que todo la integración y la unidad,
por lo tanto desde el punto de vista budista, celebrar la navidad con las
personas que amas es la opción más budista.
No
existe nada equivalente a la navidad en el budismo. Lo más cercano por
cuestiones de calendario sería el Día Bodhi o día de la iluminación que muchas
tradiciones Mahayana celebran el día 8 de diciembre y que conmemora la noche en
la que el Buda llegó a la iluminación. La celebración más importante del budismo a nivel mundial es Vesak que
se celebra el día de luna
llena del mes de mayo o entre mayo y abril, y que conmemora la iluminación y el cumpleaños de Buda. La celebración de Vesak es
sumamente importante para todos los budistas del mundo y está reconocida por
las naciones unidas como día sagrado para nuestra comunidad internacional.
Como
budistas, podemos reunirnos con nuestro grupo o Sangha el 8 de diciembre. En
algunos países latinoamericanos el 8 de diciembre también es un día festivo
llamado día de las velitas. En esta festividad la gente hace vigilia hasta la
madrugada para encender velas en la entrada de sus casas como homenaje a la
Virgen María. Esta festividad puede ser aprovechada también por los budistas
para celebrar la iluminación de Buda recordándole a través de la lectura de su
biografía, de textos budistas, prácticas de meditación grupal y por qué no, una
cena especial en su honor. Celebrar la época de navidad con la Sangha o grupo
budista es imprescindible para todos nosotros.
La
navidad no tiene por qué tener un tinte cristiano para nosotros. Es una festividad mundial y
es parte de la tradición de nuestro mundo de una manera tan fuerte que va más
allá del cristianismo. Por lo tanto no te confundas con dilemas éticos.
Simplemente comparte y disfrútala tanto como puedas con tantas personas como
puedas sin distinguir creencias ni atarte a costumbres. Recuerda que uno de los
más grandes valores del budismo es siempre vivir el momento presente. Estar
siempre aquí y ahora. Disfruta la
navidad al máximo compartiendo con los tuyos. Felices fiestas.
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