No
existe institución, ideología, grupo social o aspecto de la vida humana exento
de engaño. Esto incluye al budismo. Tanto en occidente como en oriente la farsa
y el engaño han estado junto al avance del Dhamma. Este factor negativo se
multiplica en países donde el budismo es una novedad y se le relaciona con
ideas propagadas por los medios, el comercio y cualquier otro tipo de fuentes
excepto el propio budismo.
A
continuación vamos a analizar tres factores claves para determinar
personalmente si un maestro o líder espiritual es un farsante o no.
No 1. El
misticismo. El budismo como ya hemos
mencionado en muchos artículos, nos llega repleto de ideas fantásticas
alimentadas por la sociedad de consumo y el comercio ya que la espiritualidad
oriental mueve una gran cantidad de capital en occidente donde la crisis moral
y la insatisfacción personal generan el perfil perfecto del nuevo consumidor
espiritual. El falso líder aprovecha este hecho y convierte a los buscadores de
budismo en consumidores, no en practicantes. El factor clave de este comercio
es el misticismo, la fantasía y la promesa de curas milagrosas y poderes
sobrehumanos.
El
truco es tomar cualquier factor folclórico de la cultura de un país oriental,
asociarlo convenientemente con algún término científico y convertirlo en un
poder mágico al alcance del buscador en la forma de una “enseñanza secreta”. Obviamente
a condición de seguir atentamente las instrucciones del líder.
Lo
que el falso maestro hace es poner un supuesto conocimiento trascendental fuera
del alcance racional del seguidor. Esto no es difícil ya que es precisamente lo
que el seguidor viene a buscar. Algo misterioso, superior a su entendimiento y
a su propia existencia. En pocas palabras un seguidor de promesas mágicas es
alguien que dejó de seguir al Dios cristiano porque no pudo comprobar ningún
milagro pero que lo sigue buscado en la forma de una relevación universal a
través de la mística oriental. El propio buscador generalmente ya viene
programado de ésta manera, por lo cual el falso maestro lo único que tiene que
hacer es decirle lo que quiere escuchar. Esto es pensamiento mágico, ideas
místicas mezcladas con metafísica, espiritualidad cosmológica o cualquier
concepto académica o científicamente confuso
del cual el buscador no tenga mayor conocimiento y que por lo tanto pueda, a su
comodidad, rellenar la falta de conocimiento sobre el tema con agradables ideas
espiritualistas que no tienen ningún asidero en la realidad ni en el sentido
común.
La
llave de esta puerta fantástica es “Los
científicos apenas están empezando a comprender esta realidad”. La frase
mágica que abre la puerta a un mundo de supuestos sin comprobación que
satisfacen la necesidad de milagros del buscador.
Por lo general se intenta hacer esto usando la
metafísica, la cosmología, Tantra, Yoga, mística tibetana, mahamudra, chacras,
reiki, esoterismo, alguna pseudociencia, o cualquier otro término científico o
religioso totalmente sacado de contexto, intencionalmente malinterpretado y
acomodado a la ignorancia de quien escucha, de manera que la propia persona se
auto adoctrine a sí misma bajo la premisa de que el origen de esta creencia es
científico, por lo tanto está basado en la realidad, por lo tanto ha de ser
correcto y verdad, sin considerar por un momento la posibilidad de investigar o
siquiera leer algo al respecto. De esta manera se pueden tomar campos de la
ciencia en los que apenas se está empezando a investigar algo y rellenar el
resto de la investigación con certezas espirituales convenientes a lo que el
maestro vende. Sin embargo nunca se investiga esto a fondo debido a que cuando
las investigaciones científicas avanzan y toman forma, los resultados no tienen
nada que ver con los supuestos conocimientos y predicciones del maestro místico.
Cuando el líder espiritual empieza dando un
discurso de porte científico y racional, y de un momento a otro lo transforma
en una delicada oratoria poética de espiritualidad sin que se pueda saber dónde
termina una cosa y dónde empieza la otra, es el momento de empezar a dudar
sobre las verdaderas intenciones de este supuesto líder espiritual.
Entre
más extrañas, místicas y ocultas sean estas promesas, más se empeñará el
seguidor en creerlas y en defenderlas. Algunas de éstas enseñanzas mágicas y ocultas
pueden incluso llegar hasta las más absurdas teorías de conspiración, rayando
en las más descabelladas y ridículas
ideas que pueden ser llevadas hasta el punto del fanatismo. Esta es la manera
en la que se inician las sectas peligrosas.
No 2. El culto a
la personalidad. La segunda señal es el culto a la
personalidad. Esto se evidencia gradualmente a medida que la persona se va
adentrando más en el grupo. Al principio se habla de budismo, hinduismo o
cualquiera sea el tema de manera general. Se promocionan las bondades de ésta
doctrina y se empieza a perfilar de manera muy sutil la figura del líder como
una persona de una larga trayectoria espiritual, gran sabiduría y enorme
compasión. Con el tiempo, cada vez que se vaya a hablar de las virtudes que
genera la práctica del budismo, se va a poner el ejemplo del líder como
personificación de la virtud. De esta manera se va dejando de hablar del Buda
como maestro y esta facultad se va traspasando gradualmente al líder espiritual
como portador de la verdadera sabiduría budista. Cuando la persona sigue todo
el proceso de adoctrinamiento según lo esperado, llega un momento en el que se
le asegura que el líder es en realidad el único y verdadero heredero de toda la
sabiduría y la verdadera práctica budista, aclarando que los demás no son
falsos budistas sino que simplemente tienen visiones incompletas, incorrectas o
están confundidos. Es decir, le venden al buscador la idea de que el budismo
más puro y perfecto, tal cual lo enseñaba el mismo Buda o incluso mejor, está
al alcance de su mano por lo cual solo tiene que seguir lo que el líder dice.
Una
vez se cruce este límite de admiración al líder espiritual, el peso y
significado de las palabras del maestro cambian. Cuando el maestro “dice” algo
o “recomienda” algo, en realidad lo que está haciendo es “ordenando” algo. De
esta manera, escuchar y tomar en cuenta son solo eufemismos para obedecer las
órdenes del líder.
El
sistema de lavado de cerebro que usaban las sectas se ha actualizado desde los
años 70, sin embargo el funcionamiento básico, es decir el programa mental que
el buscador espiritual ya trae consigo, es el mismo. El buscador espiritual
crédulo y sediento de fantasías espirituales es como un niño huérfano perdido
en la multitud que constantemente busca un padre o madre que le de todas las
respuestas y le dé órdenes que le quiten la responsabilidad por sus propios
actos y le evada de asumir las consecuencias de los mismos. En realidad estas
personas tienen un vacío de figura paterna y lo que hacen es proyectar esta
carencia afectiva en la figura de un líder espiritual el cual ha estudiado la
psicología de este consumidor y sabe cómo hacer de padre espiritual ante una
persona que vive buscando respuestas místicas más allá de sus preguntas, es
decir, más allá de su propio sentido común. En términos prácticos y poco
elegantes, podemos decir que hay mucha gente prácticamente rogando por que la
engañen.
Muchas
religiones teístas refuerzan este arquetipo paterno desde la infancia que
posteriormente es usando para manipular a las personas manoseando sus
sentimientos. Esta manipulación se ejerce en la adultez no solo en lo religioso
o espiritual, sino también en lo político, lo comercial, lo sentimental y lo
social. Nos han enseñado que la única manera de encontrar la sabiduría y
desarrollar nuestro potencial es a través de alguien más sabio, más capaz, más
valiente. Un líder. Si no hay líderes, entonces no hay salida. La idea de que
debe haber una persona superior se implanta en nuestro cerebro desde la niñez y prepara el terreno para que seamos fácilmente manipulables.
En
el budismo esto no existe. Los maestros y los monjes no son representantes de
Buda en la tierra. La iluminación no es un producto hecho por los monjes que se
alcance con un manual de sencillos pasos o estrictos mandamientos. Los maestros
budistas no son intermediarios entre sus seguidores y el Nibbana. Ni siquiera
tienen la autoridad para darles órdenes a los laicos. Los maestros de los
templos solo tienen autoridad sobre los demás monjes en función de prepararlos
para prestar una debida sabiduría y una buena enseñanza a los laicos. Nada más.
No hay culto a la personalidad en los templos. Y cuando un maestro es altamente
reconocido por su conocimiento y su sabiduría entre su sociedad, éste sabe
mantener la humildad y la sencillez, teniendo en cuenta que la adulación es
otro obstáculo que debe superar como practicante del Dhamma. Un monje jamás se
atribuye virtudes excepcionales a sí mismo. Un falso líder sí.
Los
falsos maestros budistas del siglo XXI adquieren títulos monacales sin cumplir
con los votos monásticos. Se casan, trabajan por dinero, más aún usan el
budismo como producto de venta y no siguen prácticamente ninguna regla
instituida por Buda para la vida monástica. Esto es muy frecuente en algunas
escuelas tanto tibetanas como zen, aunque también se ve en todas las
tradiciones Mahayana y Theravada. El asunto con algunas escuelas tibetanas es
más evidente y llega a conformar una tendencia en monjes occidentales ordenados
en masa. Esto es consecuencia de las circunstancias político sociales del
pueblo del Tíbet para quienes fue de suma importancia el reconocimiento mundial
de su situación a través los medios lo cual fue necesario y absolutamente
beneficioso. La consecuencia negativa de esto es la actual gran cantidad
de farsantes y embaucadores occidentales
y orientales que han abierto una creciente industria del budismo tibetano para
turistas espirituales occidentales de clase media y alta.
No 3. El dinero. El
dinero debería ser la señal más fácil de reconocer en un falso budista. Algunos
monjes budistas recorren el mundo enseñando el Dhamma y esto requiere gastos.
Es normal que los grupos budistas hagan un esfuerzo económico por realizar este
tipo de eventos y sean pagos para que el público asistente pueda valora y
contribuir a la expansión de las enseñanzas y al traslado y manutención de los
monjes. Sin embargo los falsos budistas se aprovechan de este hecho para
manipular a personas incautas y hacer riqueza con la inseguridad de sus
seguidores. La forma de saberlo es simple.
Los
falsos budistas se especializan más que todo en la clase alta de las sociedades
occidentales. Ponen las supuestas enseñanzas de Buda en un nivel económico
demasiado alto para que solo una pequeña élite de la sociedad pueda acceder,
equiparando el valor económico con el espiritual, y pudiendo de ésta manera
cobrar cantidades de dinero absurdas por unos retiros y unas charlas que en
realidad no tienen ningún contenido práctico ni una enseñanza real que genere
cambio o impacto en la vida de los asistentes. Estas personas están pagando
básicamente por “sentirse bien”. Compran ideas agradables de paz y satisfacción
que las sustraen de sus problemas personales y del ajetreo del mundo. Y
realmente compran un buen producto. Los retiros de éste tipo son en espas o
complejos turísticos muy lujosos con todas las comodidades y la elegancia que
requiere un retiro agradable y encantador a los sentidos y placentero y
satisfactorio para el cuerpo, con toda la estética de un templo budista según
la cultura popular y las películas norteamericanas. Las personas que van a
retiros budistas en realidad están pagando por una nueva y exclusiva zona de
confort. Y son precisamente las zonas de confort el principal objetivo de
desaparición de la práctica budista.
Cuando
una persona que no tiene esa capacidad económica o que tiene bajos recursos
pregunta cómo puede acceder a las enseñanzas del maestro cuando no puede pagar
por ellas, se le explica que los retiros son anuales y que ya que no pudo
asistir a éste, tiene todo un año para ahorrar y poder juntar el dinero para
poder asistir al siguiente. Si aun así no logra juntar el costo total de la
charla o el retiro a lo largo de un año, se le dice que haga el esfuerzo de
conseguir un préstamo para juntar al menos el setenta por ciento del valor
total del costo, y que el treinta por ciento restante lo puede saldar ayudando
en el grupo de logística del evento. Es decir, paga un dinero que no tiene y
por el que se endeuda para además ir a trabajar gratis. Todo con tal de
escuchar las valiosas enseñanzas del gran líder budista. Esto, sin decir más,
es una práctica ruin, deshonesta y totalmente fraudulenta. Ésta investigación
es real y se hizo en el culto de un lama occidental tibetano muy popular que hace
giras e imparte charlas y retiros en muchos países de Sudamérica y otras partes
del mundo.
Cuando
una persona se deja convencer de que un maestro tiene una información que
literalmente le hará inmortal y le dará un poder superior, el maestro lo obliga
indirectamente a comparar en una balanza, por un lado el dinero que también
aquí es definido como algo mundano, superficial y hasta negativo, y por el otro
la sabiduría trascendental que comparada con el dinero se sale de todo cálculo.
De ésta manera el cliente cae en la trampa ya que su viciado sentido común le
dirá que algo tan preciado como la eternidad o la sabiduría última y absoluta,
la cura de todos los males espirituales y corporales, justifica literalmente
cualquier pago en dinero y aún será poco. Así es como gente honrada e ingenua
literalmente regala el fruto de su esfuerzo y su trabajo, incluso el sustento
de su familia, a un farsante con título de maestro budista. Esto es igual para
los maestros espirituales esotéricos de nueva era tipo Osho y Deepak Chopra que
también abundan es estos días. El perfil del estafador espiritual está definido
desde hace más de treinta años. Y aún funciona.
Estas
son las tres señales principales de que se está frente a un falso maestro
espiritual. Aplíquelas usted mismo desde su propia experiencia y saque sus
propias conclusiones antes de tomar una decisión que para usted será muy
importante. Además de evaluar a su maestro, tómese el tiempo de evaluarse usted
mismo. Todos venimos con un programa mental al que obedecemos según nuestras
necesidades emocionales e intelectuales. Incluso sociales. Asegúrese de que
usted no tiene puntos débiles emocionales que lo hagan fácilmente manipulable.
Tenga en cuenta que estas personas han estudiado psicología, hacen estudios de
mercadeo y consumo y saben perfectamente lo que están haciendo. Este es un
negocio muy lucrativo que vive de las inseguridades y las carencias afectivas
de la gente. Antes de creerle a un vendedor de milagros, al menos hable con un
verdadero profesional de salud mental.
Si
un maestro es genuino y en verdad brinda conocimiento y ayuda al bienestar de
las personas, estos tres puntos le ayudarán a asegurar que así es y usted podrá
confiar más en esa persona. Si usted comprueba que la persona que le está enseñando no es un
maestro espiritual sino un estafador, denúncielo. Hágalo público y advierta a
los demás sobre él. Es un deber ético y moral advertir sobre éstos
embaucadores. Espero que esta información le pueda ser útil y ante todo recuerde
la recomendación que el mismo Buda nos deja para practicar sus enseñanzas. Sé
tu propio maestro.
Muy buen artículo, muchas gracias.
ResponderBorrarTienes un seguidor más para tu blog, desde España
Muchas gracias por tu apoyo.
BorrarFelicidades por el Bolg ,me quedo con la frase final "Sé tu propio maestro" .Desgraciadamente no tengo ninguna sangha cerca y tampoco nadie que pueda orientarme ,asi que intento instruirme yo mismo,con lo que todo eso conlleva para bien y para mal .
BorrarExcelente!! gracias otra vez!! de a poco voy leyendo todo... un enorme placer! (Oscar de Argentina)
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