En
éste artículo hablaremos del tema de las ilusiones a las que nos enfrentamos
todos los días. Abordaremos dos puntos específicos, las redes sociales y el
consumismo. Éstos dos temas que tienen la misma raíz, la cultura de consumo,
serán pasados por la espada de Buda, es decir por el Budadhamma, las enseñanzas
budistas. Veremos cómo la aplicación de las enseñanzas a nuestro mundo nos
puede ayudar y proteger de múltiples errores, sufrimientos y tipos de
ignorancia.
Las
redes sociales.
Las
enseñanzas de Buda en el primer grado del Noble Óctuple Sendero, la Recta
Visión, nos enseña que debemos entender, comprender y asimilar las Cuatro
Nobles Verdades de manera que las apliquemos en nuestra vida diaria. Uno de los
fundamentos de ésta enseñanza es que la práctica del Dhamma se convierte en un
instrumento de destrucción de ilusiones. Las ilusiones forman gran parte del
mundo que nos rodea y que tomamos como cierto y seguramente esta generación en
particular tiene el reto de enfrentar una cantidad y variedad de ilusiones como
ninguna otra ha tenido que hacerlo antes. La industria del consumo masivo y la
mercadotecnia tienen como objetivo generar adicciones físicas y psicológicas
legalmente. El consumo inconsciente y la sobrealimentación del ego son peligros
reales que podemos comprobar todos los días. Hoy en día la mayor fuente de
ilusiones instantáneas proviene de las redes sociales. Las redes sociales crean
la ilusión de un ego alterno y su uso continuo convence al usuario de que es
real.
Estamos
hablando de las cuentas personales a través de las cuales nos presentamos ante
conocidos y desconocidos. Tendemos a identificarnos con las cuentas de nuestras
redes sociales como si de verdad éstas fueran una representación literal de
nuestra verdadera persona o una extensión psicológica y biológica de nosotros
mismos. Incluso hay personas que tienen tal grado de identificación con sus
cuentas de red que han llegado a cometer delitos y hasta homicidios por causa
de éstas. De hecho, el problema del ciberbullyng o matoneo virtual que ha
llevado a muchos jóvenes al suicidio es causado precisamente por este problema.
Es la identificación psicológica con una cuenta virtual la raíz del suicidio en
éstos casos.
Aplicando
las enseñanzas al uso de las redes sociales se advierten todos los peligros a
los que el usuario se expone. La identificación con nuestras cuentas saca de
balance la imagen que tenemos de nosotros mismos y de las relaciones que
tenemos con las personas que conocemos. Además nos pone al alcance de personas peligrosas.
A
la luz de las enseñanzas de Buda, el practicante del Dhamma debe tener algo
claro. Las cuentas de las redes sociales SON ILUSIONES. No son reales. Son
falsas. Son una imitación artificial de la vida que no llega a representar ni
el 0.5 % de lo que es la vida real. Y es
precisamente esta inexistencia lo que las hace tan adictivas porque se
convierten en un mundo paralelo en el cual el usuario puede ser prácticamente
lo que él o ella quiera, calmando así sus frustraciones de lo que no puede o no
es capaz de hacer o ser en su vida real. Es decir, es un paraíso para el ego,
el mismo tipo de ego que la práctica de las enseñanzas busca combatir. Esto es
particularmente importante para las personas jóvenes, para los adolescentes que
están en proceso de formación de su personalidad y que tienen necesidad de
identificación y pertenencia social. Los jóvenes son los más propensos a caer
en este tipo de adicciones por lo cual esta información también es de suma
importancia para los padres.
Hay
un dicho que fue muy popular hace poco tiempo pero que sigue vigente. Si no
tienes Facebook, no existes. El dicho aplica exactamente al revés. En lo que a
las dinámicas sociales se refiere, no tener Facebook es existir en la vida
real. Si no tienes Facebook o no usas redes, toda tu vida social tendría que
ser llevada a cabo en interacción física con las personas lo cual obviamente sí
es la vida real, si es existencia.
Las
redes sociales prometen llenar un vacío que en realidad agrandan más y más con
su uso continuo. El gran problema de las redes sociales, al igual que los
grandes retos que afronta el practicante del Dhamma hoy en el mundo, es el
fortalecimiento del ego a través de las adicciones. Las redes sociales son una
de las fuentes de este problema. Este análisis es clave para combatir grandes
problemas, neurosis y enfermedades que el mundo nos genera sin darnos cuenta.
Identificar las estrategias de mercadeo que inflan nuestra falsa autoimagen
mientras nos generan necesidades de consumo que no tenemos es un gran escudo
contra las mentiras y las enfermedades de nuestro mundo.
Ahora
bien ¿Son las redes sociales algo perjudicial de lo que hay que alejarse? La
respuesta es no. Aplicar la Recta Visión nos permite darnos cuenta que muchas
veces las cosas no son malas sino mal utilizadas. Las redes sociales son una de
esas cosas. Las redes sociales pueden ser de gran ayuda si se usan
apropiadamente. Por ejemplo pueden ser una excelente herramienta para impulsar
un negocio familiar o una carrera profesional, un producto o servicio. Para
ayudar a otros difundiendo información útil. Para propagar el Dhamma como lo
estamos haciendo regularmente. La cuestión es entender que las redes sociales
son simplemente un medio, no un fin en sí mismas. Que no son indispensables
sino simplemente ayudas. Y que no son parte de nuestra personalidad sino
simplemente un medio de comunicación como lo fueron el teléfono y las cartas
del correo en su tiempo. Las redes sociales sirven para conectarnos con
nuestros seres queridos. Con familiares de los cuales estamos lejos. Con
personas que son amigas y con las que tenemos confianza. Pero solo eso. Son
solo mensajes.
El
gran fracaso de las redes sociales es que fueron creadas para organizarnos en
lo virtual para encontrarnos en lo físico y resultaron generando el efecto
opuesto. Nos alejamos de lo físico para escondernos en lo virtual. Quitarle la
importancia a las redes sociales es darle el uso para el cual fueron hechas.
Una
recomendación importante. Insisto en la menor identificación posible con las
cuentas de redes sociales. Entre menos información personal tenga en ellas, más
seguro será y más provecho les sacará.
Usa
tú las redes sociales. No permitas que las redes sociales te usen a ti. Lo
único que hay que hacer es tener cuidado de no caer en las ilusiones de la
mercadotecnia. Y para eso tenemos las enseñanzas de Buda. Sólo hay que
practicarlas.
Recta
Visión y Consumo Consciente.
Somos
consumidores. Tenemos necesidades que debemos satisfacer para poder vivir. La
trampa está en que las industrias mezclan intencionalmente nuestras necesidades
con nuestros deseos para que cambiemos el orden de nuestras prioridades y nos
acostumbremos a darles nuestro dinero por lo que la industria quiere, no por lo
que nosotros necesitamos. Es como si llegara alguien y de repente te inyectara
una sustancia desconocida por la espalda. Tú volteas sorprendido y preguntas
qué pasó. A continuación se te informa que has sido infectado con un virus pero
no tienes de qué preocuparte porque la misma persona que te inyectó por la
espalda es la misma que tiene la vacuna. Pero ésta no es gratis, y te genera
adicción. De esta manera es como se generan los hábitos de consumo en el
público hoy en día.
Es
por esto que cuando entras a un
supermercado, los artículos de primera necesidad, la comida, las carnes, los
productos de aseo, siempre están al fondo del almacén. Y los productos que no
son de necesidad básica o vital como electrodomésticos, teléfonos, cosméticos,
gaseosas, pasabocas, juegos, muebles, ropa y demás están organizados desde la
entrada a lo largo del lugar para que antes de llegar a lo que es fundamenta
primero te pasees por todo lo que sería bonito comprar para tener en casa pero
que en realidad no es una necesidad importante.
Si
practicas continuamente la Recta Visión, cuando la mercadotecnia te inyecte por
la espalda y te des vuelta para que te diga que estás enfermo de un virus (necesidad
creada) y que tiene la vacuna lista para que la adquieras (producto no
necesitado), tu podrás responder tranquilamente, no, no es cierto, no tengo
ningún virus. No hay ninguna enfermedad y no necesito ninguna cura, y podrás
irte tranquilo mientras todos te miran como bicho raro y dejas al asesor de
ventas de Samsung boquiabierto con un teléfono celular de última generación que
te ofreció con un 50% de descuento por un sorteo que te ganaste. No “necesito”
ese teléfono. Ya tengo uno y aun funciona perfectamente. No necesito comprar un
teléfono ultra inteligente sólo porque está rebajado. No está en mis planes ni
en mi presupuesto. Gracias.
Debemos
darnos un espacio para brindarnos nuestros gustos. No todo debe ser obligación
y es justo que tengamos y hagamos cosas placenteras. Pero con la práctica de la
Recta Visión podremos diferenciar qué es lo que nosotros queremos de lo que la
industria quiere que queramos. Discriminaremos lo que queremos o deseamos de lo
que en verdad necesitamos. Es decir, podremos reconocer cuándo queremos algo
por gusto propio y cuándo una necesidad es creada artificialmente a punta de
mercadotecnia y psicología de consumo, es decir, cuándo nos inculcan una
ilusión. Tendremos disciplina, conocimiento de nosotros mismos y podremos
disfrutar del mundo y ser consumidores responsables e inteligentes fuera de las
estrategias adictivas de las industrias. El estudio de las enseñanzas y la
práctica del Dhamma nos enseñarán a ser consumidores libres y a consumir con
inteligencia y ética.
Ejemplos
prácticos de cómo aplicar la Recta Visión y el Consumo Consciente.
La
falta de la Recta Visión del primer grado del Noble Sendero puede nublar o
anular la práctica correcta del Quinto Precepto de los budistas laicos, el
Consumo Consciente referente a embriagantes y tóxicos. El quinto precepto no se
detiene ahí como ya hemos visto en el apunte llamado 5to precepto. El consumo
consciente, que hace parte de los cinco artículos de los cinco preceptos para
laicos anteriormente publicados que recomiendo leer para complementar este
artículo. Con este precepto y con la enseñanza de la Recta Visión deben ser
analizados TODOS los hábitos de consumo que tenemos. Esto no quiere decir que
debemos convertirnos en obsesivos paranoicos y hacer una lista negra de todas
las cosas de las que debemos privarnos por razones religiosas. Esto significa
que lo que debemos hacer es estar atentos a todo lo que consumimos, e ir
haciendo poco a poco pequeños cambios en nuestros hábitos de consumo que
gradualmente irán mejorando y fortaleciendo nuestra calidad de vida y nuestra
práctica ética. Observemos esto con un ejemplo.
Supongamos
que tenemos predilección por un producto X de consumo regular. Es un hábito
tradicional. Nos gusta el producto, nos parece bueno y según vemos no nos hace
daño. Apliquemos el Quinto Precepto, el consumo consciente. Investigamos a cerca
del producto, digamos que sea una marca de refrescos también llamadas sodas,
bebidas carbonatadas o gaseosas. En nuestra investigación encontramos que hay
estudios científicos que afirman que éste tipo de bebidas son perjudiciales
para la salud por su alto contenido de azúcar procesada, colorantes y otros
químicos. Además de eso, hay informes de que las bebidas carbonatadas negras
además aumentan el riesgo de cáncer y otras enfermedades desencadenantes de
patologías complejas. Llegamos a la conclusión de que debemos dejar estas
bebidas, pero tenemos un problema. Hemos adquirido un hábito de consumo y éste
tipo de bebidas generan adicción como cualquier otra sustancia sintética.
Debemos entonces empezar a tratar nuestra adicción al producto con la práctica
del Dhamma y con asesoría si la necesitamos.
Pero
supongamos que tenemos predilección por otro producto. Esta vez es una marca de
té. Aplicamos el consumo consciente. Investigamos y encontramos que el producto
no tiene antecedentes ni estudios que indiquen peligro para el consumidor.
Incluso encontramos estudios que indican que el té de esta marca ayuda a la
buena digestión, aporta antioxidantes, no tiene calorías y otros más que nos
indican que el producto si es en realidad benéfico para el consumidor. Pero
entonces aplicamos la Recta Visión. Investigamos nuestra marca de té. Echamos
un vistazo casual a la industria y si algo nos llama la atención nos enfocamos
en ello.
Resulta
que descubrimos que la marca de té que compramos es de una multinacional que siembra
sus plantaciones de té a escala industrial en países poco desarrollados. En
nuestra investigación nos topamos con noticias sobre líderes locales que denuncian
la compra o apropiamiento ilegal de cientos de hectáreas de tierra para sembrar
su té y que despojan a comunidades campesinas de sus granjas para esto. Vemos
que hay denuncias de que esta gran multinacional está haciendo quebrar a
pequeños productores locales de té, que está deforestando grandes sectores de
bosque para aumentar su capacidad de siembra y que la empresa tiene suficiente
peso económico como para que el gobierno no tome medidas.
Vemos
entonces que la forma en la cual se produce un producto que es bueno para
nosotros, no es ética, es injusta y causa sufrimiento a otras personas que
están siendo violentadas en sus propias tierras.
De
ser éste el caso, la práctica del consumo consciente dirigida por la Recta
Visión nos dirá que debemos no solamente renunciar de manera absoluta a este
producto, por más que nos gusta y nos haga bien, sino que debemos ayudar a
difundir las razones por las cuales renunciamos a consumirlo. Esto es practicar
las enseñanzas del Buda en nuestra vida de forma real.
El
consumo consciente y la Recta Visión son como un escudo y espada para luchar
contra las ilusiones del mundo. Toda la enseñanza, las Cuatro Nobles Verdades y
el Noble Óctuple Sendero son de hecho un completo arsenal para avanzar en la
vida. No hay área de la vida para la cual no haya una herramienta.
Muchas
veces en la iconografía budista, pinturas y estatuas, se representa al Dhamma
en las manos de un maestro budista en la forma de una espada. Un budista o
practicante del Dhamma es una persona capaz de destruir las ilusiones y
afrontar los peligros del mundo con las enseñanzas del Buda empuñadas como una
espada. Somos guerreros. Por eso el Dhamma debe practicarse todos los días como
un artista marcial o un samurái que depura sus técnicas de combate diariamente.
Estudia y comprende todas las enseñanzas del Noble Óctuple Sendero y mantente
alerta a todas las ilusiones y engaños que se nos presenta como reales.
El
Buda dice:
No vivas una vida
baja, recuerda y no olvides; no sigas ideas equivocadas, no te hundas en el
mundo.
¡Levántate!
Vigila. Camina por la senda correcta. Quien sigue la senda correcta tiene gozo
en este mundo y en el mundo del más allá.
Sigue la senda
correcta: no sigas la senda equivocada. Quien sigue la senda correcta tiene
gozo en este mundo y en el mundo del más allá.
Cuando un hombre
considera que este mundo es una burbuja de espuma y una ilusión, entonces el
rey de la muerte no tiene poder sobre él.
Ven y mira este
mundo. Es como un carro real pintado que engaña a los necios. Los sabios no se
dejan encarcelar por él.
Versos 167, 168,
169, 170 y 171. Dhammapada.
Buda.
Excelente!!!
ResponderBorrarExcelente y s bien me considero un practicante y trato de serlo aprendi a reconocer que tambien que me gusta fumar. aunque mi consumo de tabaco es infimo y al igual que canabis, Esos tal vez son mis conflictos mas internos, pero prefiero aceptarlo y de ese modo seguir la practica
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