miércoles, 6 de enero de 2021

El problema con la comunidad budista en internet

Esta podría ser un análisis de la comunidad budista en internet, pero existe un problema básico para poder realizar tal análisis. Así que primero comentaré cómo se presenta el budismo en internet desde el punto de vista de un consumidor corriente y promedio. Posteriormente comentaré el problema de analizar a la comunidad budista en internet. 

La mayor presencia del budismo, como doctrina y como enseñanza en internet, la aportan monjes desde varias partes del mundo. Esto es un hecho excelente y muy auspicioso para el movimiento como religión mundial. El que los máximos exponentes del budismo se estén dando a la tarea de enseñar a través de las redes sociales es una ventaja y una bendición enorme. Es algo por lo que debemos estar agradecidos y algo que debemos alentar y agradecer. He realizado varios cursos de budismo en línea impartidos por varias organizaciones y maestros. Todos gratis. A pesar de que en nuestras ciudades los monjes aún no están presentes, se nota el esfuerzo que hacen por llevar el Dharma a donde ellos todavía no pueden llegar. Esto es algo para tener en cuenta y agradecer.

Esa es la parte positiva del tema. El esfuerzo y el trabajo de los maestros. La parte no tan positiva es la incapacidad de analizar la comunidad budista en internet. Y este análisis no se puede hacer porque la comunidad budista mundial, no existe.

No hay comunidad budista en este medio.

Hay cientos de páginas. Hay grupos en redes sociales. Hay bases de datos con números de cuatro y hasta cinco cifras, pero ese acumulamiento de cuentas en Facebook o en cualquier otra red, no es comunidad. No es comunidad porque la comunidad no es algo que es, si no algo que se hace. Y la comunidad budista, no hace nada.

Analizaré solo Facebook por ser la más notable y la que resume los comportamientos reflejados en todas las redes. Si ves las páginas de Facebook, por ejemplo, los grupos de Facebook sobre budismo, notarás que en ellas hay literalmente miles de personas anotadas. Las publicaciones son constantes y fluidas. En ellas se postean charlas de maestros, imágenes con frases, noticias, peticiones de ayuda, videos de youtube sobre budismo, libros y material excelente en pdf, películas, caricaturas, frases de Buda que el Buda jamás dijo, promociones de retiros y conferencias, videos de niños haciendo cosas tiernas, perritos, gaticos, elefantitos y mucho material.

Se postean cientos de memes e imágenes ingeniosas. Más allá de eso, no hay nada. No hay temas, no hay debate, no hay discusión, no hay intercambio. No hay eventos más allá de los retiros pagos de tres días en unas cabañas campestres con el Lama Daikiry sobre Tara verde, en fin. No hay asomo de comunidad en ningún sentido. Incluso los grupos que se titulan comunidad budista tal, al entrar se encuentran los mismos muros que en los otros grupos. Incluso con las mismas informaciones e imágenes compartidas en los demás.

Al parecer, los budistas con internet no tienen consciencia del sentido de comunidad o comunidad virtual, título que honestamente no me gusta porque hace más énfasis en el medio que se usa, que en las propias personas que lo usan. El punto no es el entorno virtual. El punto es que la gente no habla. No se relacionan a través de la palabra teniendo toda una tecnología a la mano para hacerlo. La sospecha es que esta misma dinámica es la que ocurre en los entornos presenciales. Si alguien lo sabe por favor atestigüe.  

Una vez me encontré con una discusión en un grupo budista. Fue hace tiempo. Hace tanto tiempo que por entonces a las discusiones de estados les llamaban “foros de Facebook”. Me encontré con un foro sobre un tema que generaba polémica pero que en realidad no recuerdo cual era. El punto fue que la gente se expresaba desde todos los puntos de vista y con todos los tonos. Desde los amables hasta los más hirientes. A pesar de las interferencias de los trolls (término que ya tampoco se usa pero que era bastante práctico para ignorar a los belicosos. Lo sé, ya estoy viejo), las discusiones se daban, y bien que mal, encontrabas personas con las cuales podías estar totalmente de acuerdo y compartir tus opiniones, y también gente con la cual podías debatir y aprender cosas nuevas sobre tus propios puntos de vista.

La cuestión fue que una persona, me acuerdo que era una señora muy decente y bien puesta, escribió que esa discusión era de muy mal gusto para un grupo budista. Que un verdadero budista no se debería expresar de esa manera, y que en realidad, no era de budistas discutir así por ningún tema. Lo realmente budista era aceptar las opiniones ajenas así no se esté de acuerdo con ellas y dejar que la paz florezca entre todos los integrantes compartiendo solo información y aportes positivos que generaran armonía y concordia entre todos, como habría de ser el modo verdaderamente budista.

Inmediatamente una gran cantidad de personas la secundaron. Posteriormente, la discusión terminó.

La misma idea la volví a ver en una o dos discusiones más. En alguna fue totalmente ignorada, en otra también tomada en cuenta. Noté que la gente dejaba de escribir tan seguido y con la energía que escribían antes. Y las publicaciones se hacían más sobrias.

Los “trolls” o personas malintencionadas, eras detenidas rápidamente por los administradores, hasta que al parecer desaparecieron. Luego me di cuenta de que en realidad, los administradores de las páginas budistas empezaron a censurar comentarios, a censurar personas y a expulsarlas de los foros. Y no solo se trataba del clásico cristiano fanático y sembrador de odio, del pervertido sexual, el del comentario racista o del que se le soltaba el seguro en un tema y empezaba a insultar a otros ad hominem con palabras de grueso calibre ignorando por completo el tema del que se estaba hablando.

Empezaron a censurar personas porque tenían opiniones que, según algunos, eran ofensivas. Como si una opinión pudiera ser ofensiva, cosa que yo en lo personal no creo. Una cosa es una opinión, y otra muy distinta es una ofensa. La diferencia es que la ofensa tiene la intención implícita de agredir, mientras que la opinión no la tiene y a lo mucho puede adolecer de ser honestamente incómoda para el que no la comparte o la rechaza. Ya entenderá el lector, cómo fue que me percaté de cómo avanzaba la censura contra las opiniones diferentes en los foros budistas. Me sacaron de la comunidad del loto de fomy por opinar incorrectamente sobre la dieta vegetariana, y de otros varios por razones similares.

Soy un Troooll.

Voy a ser honesto. No soy un modelo de amabilidad en el discurso, ni de considerar los sentimientos de los otros en el intercambio de ideas. Considero que los sentimientos y los argumentos son materias distintas a tratar, y que la razón, el conocimiento y la sabiduría deben estar por encima de nuestras subjetividades y sensibilidades en lo social, para que podamos aprender y madurar juntos. El mundo no se va a acomodar a nuestros complejos y traumas. Además de eso, debo confesar que no he sido una persona muy madura en cuanto al uso moderado del sarcasmo y la ironía. Mucha gente se toma internet muy en serio y se hieren a sí mismos fácilmente con estacas que algún desocupado como yo va dejando por el camino. Si eres un lector habitual del blog, ya sabrás de qué hablo.

Mi caso es algo particular. Tener un sentido del humor un poco negro y usarlo para desacomodar a personas lacrimosas y sensibleras no es una buena forma de comunicarse con otros. Lo acepto como una de tantas fallas de mi tercera adolescencia. Sin embargo, no por nada le llaman a esta gente, la generación de cristal.

El asunto no es la forma en la que se trasmiten las ideas, que en mi caso acepto que es incorrecta, sino el ejercicio en sí de trasmitir las ideas y las opiniones libremente entre las personas. En los foros no se opina. Solo se recibe y se aprueba. Solo se suben puras cursilerías y estupideces, seamos honestos.   

Entro en los grupos budistas para ver de qué se habla, y no encuentro a nadie hablando ni a nadie con quién hablar. Es más, en muchos grupos ni siquiera puedo hablar. Le han agarrado un terror a la palabra horrible y patético. Y ahora con lo políticamente correcto, esa plaga sarnosa y maliciosa que también ha infectado los espacios budistas, el solo hecho de compartir opiniones y diferencias se ha vuelto casi un crimen.

No soy políticamente correcto. Creo en la libertad de pensamiento, en la libertad de expresión y en la libertad de culto tal cual está escrita en la declaración universal de los derechos humanos. Y para mí las libertades civiles son más sagradas que el más sagrado de los monjes. Y eso me ha costado agarrones con férreos defensores de causas y escuelas budistas, veganos, progres, conservadores, con administradores de páginas y la expulsión de varios grupos budistas.

Los administradores de los grupos budistas se han convertido en unos verdaderos maestros de la censura. Ya ni siquiera se censuran las opiniones sino también la sola palabra. Han llegado al punto en el que deshabilitan los comentarios. No como antes, cuando la conversación se empezaba a calentar y empezaban a aparecer los egos malintencionados, sino incluso antes de que alguien publique una sola letra. Como para “evitar problemas”, como diría el cobarde escondido debajo de su cama mientras el ladrón acaba con su cocina.

Esto obviamente está impulsado por la misma plataforma de Facebook debido a que ha sido acusada de permitir los discursos de odio y las publicaciones peligrosas, que sí las hay. Por supuesto, eso es algo innegable. Sin embargo, el asunto de la censura se ha salido de control.

Ahora hasta hay que responder preguntas tontas antes de ser admitido a un grupo sobre budismo como si se tratara de una sociedad secreta. Y después de que uno pasa esta ridícula prueba para ver que hay en este grupo budista, te encuentras con que publican las mismas pendejadas y cursilerías que están publicando en todos los demás grupos. Entonces ¿Para qué quieren depurar el ingreso de usuarios sin en realidad no hay nada que proteger? Como estamos viendo, ni siquiera hay conversaciones ¿Para qué cuidar tanto los muros y los grupos donde nadie está diciendo nada?

La verdad es que sí hay gente lo suficientemente estúpida como para creer que, como el tema del grupo es el budismo, entonces la cuenta de Facebook en sí también es sagrada, igual que es sagrada la estancia en el templo donde está la estatua de Buda y se hacen las ceremonias. El contacto con la realidad se está perdiendo amigos.

Todo este problema con el uso de la palabra es en parte la causa de que los grupos de Facebook sobre budismo, y los foros budistas en general, sean espacios tan muertos como la democracia en Venezuela. Considero que otra causa también se encuentra en el exagerado sentido de sacralidad que se le da al budismo, lo cual hace que la gente prefiera no comentar por temor a quedar como un ignorante, un sabiondo, un fanático y lo que más triste se me hace, un irrespetuoso. Como si la doctrina budista no se pudiera trabajar ni comentar por personas del común, estuviera supeditada únicamente a personas con alguna extraña jerarquía, y estuviera fuera del alcance de la palabra de los “intocables”. El Buda mismo se burlaría de esta situación.

Hay muy pocas cosas contra las cuales estoy de acuerdo, y aunque parezca raro, esta posición resulta ser muy impopular. Una de esas cosas es la censura. Este es un blog políticamente incorrecto. He recibido, y todavía recibo, comentarios muy negativos, algunos bastante duros, sobre opiniones que expongo sobre temas dentro del ámbito budista. Ni uno solo de ellos ha sido borrado.

Lógicamente hay que tener un control de los aportes de la gente para mantener una calidad mínima en el intercambio de ideas. Hay cosas que hay que borrar. La gente que llega a vender cosas o a promocionar sus propias redes sociales, a predicar el evangelio cuando no tiene absolutamente nada que ver con el tema, a insultar directamente a las personas ignorando sus argumentos. En pocas palabras, cualquier cosa que no tenga que ver con la conversación.

Imagínese que estamos en la mesa de una cafetería hablando de un tema cualquiera, y llega una persona a hablar de cualquier cosa que no tiene nada que ver con lo que llevamos una hora hablando. Esas son las personas que, lógicamente, se deben retirar de la mesa. Y para eso están las herramientas. 

Pero en lo que respecta a la cuestión de las opiniones, los argumentos y los puntos de vista personales, esa área es para mí absolutamente sagrada. Intocable. Incluso si la persona pierde en control, olvida la cortesía, y se carga con todo contra otro argumento o explica el suyo con vehemencia y un mal francés. Volvamos a la mesa de la cafetería. Si la persona pierde los papeles, y grita y se desahoga en defensa de sus argumentos y sus ideas, no se le debe retirar de la mesa. De hecho, su presencia es mucho más valiosa que la del mojigato que está sentado y callado sin decir palabra para “no incomodar a nadie”. Para mí, el que debe echarse a las patadas de la mesa, es el mojigato.

Lo importante es el mensaje, el intercambio de ideas. Somos humanos y a veces nos exaltamos. Y para mí, la comunicación es el material del cual está hecha una comunidad. Pero este es mi punto de vista personal. 

Hay gente demasiado correcta y demasiado snob que solo tolera escuchar eufemismos y cosas agradables para “no dañar la armonía” y fomentar la paz. Pero eso no es paz. De hecho, así es como se plantan las semillas de la guerra, porque lo que no podemos hablar y expresar libremente, por otro lado explota amigos. El mundo está lleno de esos ejemplos.

Sacar a un idiota que interrumpe e interrumpe con lo mismo constantemente, o a un carroñero que viene a vender sus mercancías es algo normal y apenas lógico. Pero eliminar el comentario de alguien porque “ofende a los demás”, es algo dictatorial, fascista y vulgar. Busque fascismo en el diccionario o averigüe cómo funcionan los medios en una dictadura antes de rasgarse las vestiduras y gritar blasfemia por usar la palabra fascista.

Esa falta de comunicación entre los budistas practicantes es un lastre que impide el desarrollo de las Enseñanzas en todas partes del mundo hispanohablante. Según parece, los angloparlantes no tienen tantos problemas en este sentido. En hacer una verdadera comunidad budista abierta, quiero decir. Con lo de la corrección política están más que jodidos.

El budismo es una doctrina que funciona si, y solo si, se aplica en la realidad. Si no, no es más que letra muerta, fotos lindas y parafernalia cara y absurda que no sirve para nada. El Buda enseñó el Dharma para eso, para que se aplicara en la realidad de la vida. El Dharma hay que usarlo y aplicarlo en todos los temas. Todos. Por más incómodos, vergonzosos o indignantes que sean. Precisamente para ese tipo de temas es la urgencia de su aplicación.

Hay gente a la que considero francamente cobarde (opinión honestamente incómoda que puede usar para ofenderse usted mismo según las libertades civiles se lo permiten) y que se niega a tratar temas comúnmente considerados sensibles como la política, la religión y el sexo. Temas “delicados” que es mejor tratar en “ambientes seguros”, expresioncita patética esta que me da grima hasta los huesos. Ahora tenemos el tema del aborto debido a su aprobación en Argentina. ¿Por qué no se está hablando de eso en los foros? ¿Acaso no es algo que impacte o interese a la comunidad budista? Es algo que no entiendo.

Personalmente, no creo que hayan temas tabú. Hay personas tabú. Y ese tipo de personas, además de cobardes, son las más aburridas. Con ellas solo se puede hablar del clima, de las cosas hermosas y buenas de la vida y de lo rico que huele el Daliay lama. A galletas de canela según dicen. No se puede hablar de nada interesante con ellas.

Es muy triste ver cómo una persona que se nota que tiene un criterio, que tiene una opinión, y que tiene un punto de vista diferente, se censura a sí misma y se abstiene de opinar por físico miedo de ofender y de que otros le caigan encima solo por ejercer su derecho a hablar. Y esto lo vi en persona, en un grupo de una actividad budista durante la charla de un monje que vino a mi ciudad, hace ya más de un año. Era una mujer mayor, y además periodista. Sentí verdadera lástima.

Y se lo dije.

Porque soy un Trooooll…   

Suelo preferir personas con las cuales se pueda debatir y hablar de todos los temas que considero interesantes, y necesarios de comentar. Jamás le niego cinco minutos al cristiano evangélico que me los pide para hablar de su señor Jesucristo, sabiendo perfectamente que cuando le diga que soy budista, la conversación tomará una dirección que ninguno de los dos esperará. Y contrario a lo que esperaba, he tenido muchos más problemas de comunicación con los propios budistas que con los evangélicos o personas de otras religiones.

Soy un hombre de letras (en el sentido de que soy fanático de la palabra. No en el de ser un erudito literario o algo así), y me decepciona el hecho de que teniendo un tema tan rico, tan variado, tan importante como el budismo, y habiendo tanta gente practicándolo, o supuestamente practicándolo porque ¿cómo saberlo?, simplemente no haya nadie allá afuera con quien hablarlo. Por eso afirmo que lo que hay actualmente en las redes sociales no es ninguna comunidad budista. Es una farsa. Una farsa cobarde y triste. Algo que podría fortalecernos durante esta pandemia, nos tiene tan aislados como si estuviéramos en los ochentas. Cuando la vida era más libre y se podía hablar con franqueza y sin miedo. Pero no había internet.

La pandemia budista es una pandemia ochentera. Y eso no solo es triste, sino también bastante vergonzoso.

Lo mío es escribir, no postear ni compartir cosas para luego estar pendiente de cuantos me gusta recogen. No digo que eso esté mal, pero la verdad el sistema de los me gusta no me gusta. O simplemente me es irrelevante. Ni siquiera estoy pendiente de cuántos me gusta ganan los artículos. Sin embargo, el objetivo del blog es divulgar e intercambiar información con otros, así que también abrí una página y un grupo de Facebook a los que en realidad no presto demasiada atención.

Me tocó abrirlos precisamente porque me empezaron a echar de los grupos en los que estaba, mis artículos no eran aprobados para ser publicados en los grupos y me estaba quedando sin tener en dónde divulgar los artículos. De las varias páginas y grupos en los cuales hago una publicación de los artículos, solo una parte muy pequeña de ellos los aprueba (honestamente agradezco a esos administradores). Así que abrí los mismos espacios para el blog ya que no costaba nada. Tienen muy poca gente y el contenido no es tan variado como esos grupos con literalmente miles de miembros que suben postales hermosas y videos bellos cada quince minutos. De hecho, lo único que hay son estos artículos y una que otra cosa que me parece útil.

Pero lo que sí le puedo asegurar al lector, es que lo que no encontrará ahí, será censura. Puede usted ingresar e insultar, contradecir y rebatir todo lo que aquí o allí encuentre. Puede comentar libremente, opinar, estar de acuerdo o en desacuerdo. Puede hacer lo que quiera siempre y cuando se trate de budismo y de la vida real, que es de lo que en últimas se tratan todos y cada uno de los artículos de este blog. Lo que a mi torpe manera de ver las cosas llamo, hacer comunidad.

Creo que la censura se ha convertido en la cultura del miedo y la gente se está acostumbrando a la violación de sus propios derechos, y esto pasa en muchos lugares, áreas y comunidades, no solo las budistas. Hay una moda de hacer callar al que piensa diferente.

Si no le es permitido a nadie hablar diferente, ¿Cómo vamos a aprender, a madurar y a conocernos? Creo que esto es especialmente importante en el budismo occidental porque considero que esta falta de intercambio tiene a nuestra práctica del budismo estancada en clichés y canales de youtube que repiten lo mismo una y otra vez.

En una de esas conversaciones con cristianos, el evangelizador me preguntó cómo eran las cosas en la comunidad budista, qué pensábamos, en qué estábamos de acuerdo, en qué no, qué tema era importante en el momento, que posición teníamos frente al cristianismo y sus distintas facciones, cómo se replica la Enseñanza budista en nuestros países. Con más de diez años entrando y saliendo de foros, le tuve que contestar con toda sinceridad que no tenía la más remota idea. Le devolví la pregunta y tuvo para entretenerme más de una hora. Y no me estaba hablando de su comunidad y de su iglesia, cosas que en alguna medida yo ya sabía porque vivimos en el mismo lugar, sino de cosas referentes a otros lugares, movimientos por causas específicas, diferencias entre comunidades, noticias mundiales, etc. Hasta escándalos de pastores me contó. Los cristianos sí hacen comunidad entre ellos, no creo que nadie pueda negar eso. Los foros cristianos sí son foros. Hablan de lo suyo sin miedo.

No estoy afirmando que todos deberíamos ser franquicidas y entrar y decirnos todo lo que pensamos sin medirnos y valiéndonos rábano lo que piensen los otros. Estoy abogando por que haya conversación, discusión y debate con altura, con sinceridad y más que todo, sin censura.

Que se hable de budismo señores budistas, que para eso se supone que son los grupos.

Dudo mucho que llegue a surgir una verdadera comunidad budista en un tiempo cercano, y que verdaderos espacios de comunicación y aprendizaje se abran en internet. Hasta dudo que este artículo consiga la aprobación para publicarse en la mayoría de los grupos en los que lo postearé. De todas maneras, vale la pena dejar el tema en la mesa, si es que la mesa se presta. Y si no, ahí quedan la página y el grupo del blog. Multitud de veces más aburrido que los grupos que ya conoces, pero al menos sincero y abierto.

Eso sí, le debo pedir un favor estimado lector. No ponga carteles estúpidos, imágenes cursis, ni pendejadas de turista como las que ponen en todos los grupos budistas. De por sí no soy un gran tipo. No me convierta usted en un fascista.   

5 comentarios:

  1. Con la Plandemia y sus vacunas transgénicas nos van a convertir en zombies materialistas con fecha de caducidad.

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  2. Estoy de acuerdo con lo que expones en el artículo. Solo que si en occidente comparamos la comunidad cristiana (física o virtual) con la budista, existe una diferencia abismal. El budismo en Ámérica latina está en plena adolescencia (por no decir mejor en su total infancia) comparado con el cristianismo que forma básicamente parte de la psique de las personas en esta parte del mundo. El punto es que por lo mismo de su inmadurez y poca difusión masiva, es fácil para las personas creer que ser budista se trata de ser progre, vegano, políticamente correcto etc. Debido a la malinterpretación del Dhamma o incluso a la misma indolencia de no buscar, leer y entender lo que Buda dijo realmente; todo se queda en lo superficial. Por último una pregunta:¿cuáles cursos gratuitos has tomado en línea? En estos tiempos de reclusión, he tomado dos pero ninguno lo han presentado como gratis. Gracias por leer

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    1. En parte estoy de acuerdo contigo, pero no del todo. Es cierto que la diferencia aquí entre ambas doctrinas es abismal por la circunstancia de la doctrina local versus la visitante, y del poco tiempo que una doctrina extranjera lleva aquí, pero esas son circunstancias naturales de toda doctrina en expansión. Ese no es el punto. Tampoco la forma banal y superficial en la que la gente percibe y “practica” el budismo. Eso es normal en nuestra sociedad de consumo. Mi punto va más hacia los promotores del Dhamma. A las personas, ya sean occidentales u orientales, que nos vienen a enseñar. Pienso que en realidad no están haciendo nada. Nada más que recoger algunos recursos y ya. No hay en ellos una verdadera vocación de expansión. Sé que ese no es el estilo budista, pero no estamos en Asia, y el cristianismo es una doctrina agresiva con las demás confesiones. El modelo de enseñanza acá debería ser diferente. Más acorde a la cultura occidental. Simplemente más activa y con más iniciativa. Dices que el budismo acá está en una etapa adolescente por no decir infantil. Me parece que le das más crédito del que merece. Puedo pecar de pesimista, pero yo no le veo ningún desarrollo a la doctrina en occidente. La razón por la cual hay budismo aquí es porque existe internet, no más. Las campañas de las escuelas y de los líderes no tienen el objetivo de enseñar el Dhamma a la sociedad. Simplemente buscan explotar un pequeño nicho que los soporte y quedarse ahí como una atracción turística. En las redes sociales la gente está sola, censurándose y autocensurándose porque ni siquiera conocen el correcto uso de la palabra. No es comunidad, es una gran cantidad de huérfanos compartiendo imágenes. Así que mi propuesta consiste en hacer una comunidad occidental como occidentales que somos, no como orientales, porque esa fórmula simplemente no funciona aquí y el Dhamma se estanca. El budismo llegó a occidente desde los años 60. Esta es la hora y no ha hecho nada. No se ve. Es mi opinión.

      En cuanto a los cursos gratis, mi principal medio para encontrarlos es youtube y las páginas oficiales. Hice un curso con una orden de monjas llamado facebuda. Chocobuda, un zen mexicano los inicia cada año. La organización paramita del Lama Rinchen también hace cursos gratuitos una o dos veces al año. Y hay un curso de Abhidhamma en un canal llamado Anatomía de la realidad en youtube. Empezó el año pasado pero tiene mucho material. Lo imparten por zoom. Y así de vez en cuando me los encuentro en páginas. En Facebook no encuentro cursos gratuitos, solo pagos. Las páginas de organizaciones budistas son las que más cursos hacen. Espero que te sea útil. Un saludo y gracias por leer el blog.

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  3. Tienes razón en todo lo que comentas respecto a la pasividad de los que se supone deberían tener la intención de hablar y de promover la enseñanza budista en estas tierras. Particularmente creo que de occidente, los que más han sacado provecho a las enseñanzas son los norteamericanos por lo que he podido leer desde la llegada de Chokyam Trungpa. Ha habido quizá más madurez y compromiso de parte de los maestros para exponer el Dhamma (o quizás espero no pensar mal, allá hay más esfuerzo por el manejo de dólares, en fin).
    Respecto a los cursos que mencionas, sí conozco Facebuda, de hecho tenía suscripción al canal, pero soy sincero, quizás yo lo malentendí, pero los videos en YouTube parecen ser más videos de ''ayuda personal'' que un análisis del Dhamma más directo. Sé de Chocobuda, pero nunca me he dado la oportunidad de revisar qué cursos ha impartido. El que más he utilizado y me gusta bastante es Paramita de Lama Rinchen pero solo he visto sus videos de YouTube. Respecto a los cursos de organizaciones budistas son justo los que he llevado pero sí tuvieron un costo (no muy caro, pero si era por mes). Gracias y de nuevo saludos.

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    1. Tengo la misma opinión de facebuda. Aparte del tema, creo que lo mejor para nosotros es gestionar grupos de estudio con compañeros en nuestra ciudad. Espero que progreses bastante. Saludos.

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