Atiyaanagatabhayasutta Isidatta
Peligros Futuros
En este Sutta, el Buda advierte sobre diez peligros que no habían aparecido en su tiempo pero que aparecerán en el futuro. Estos peligros son conductas incorrectas generadas dentro de la Sangha que desviarán a los practicantes del verdadero Dhamma y le causarán daño a la Sangha y a toda la comunidad budista. El Buda profetiza que estos peligros futuros, serán realizados por monjes. En la actualidad, todos y cada uno de estos peligros ya se han presentado en la Sangha universal y siguen presentes en muchas órdenes budistas. Especialmente en las occidentales.
En este texto, se presentan dos grupos de cinco peligros cada uno. A continuación, vamos a mencionar cada uno de estos peligros y a explicar cómo se presentan en los monjes y en las órdenes actuales.
En el Sagrado Sutta, el Buda dice:
Atiyaanagatabhayasutta Isidatta
5.79 Tercer discurso sobre los peligros futuros.
Primer peligro:
“He aquí monjes, en el futuro habrá monjes que no serán desarrollados corporalmente en la conducta virtuosa, en la mente ni en la sabiduría. Ellos darán plena ordenación a otros, pero no serán capaces de disciplinarlos en la conducta virtuosa superior, en la mente superior ni en la sabiduría superior.”
Este peligro se refiere a los casos en los que los monjes abandonan el código del Vinaya, la guía de disciplina de los monjes. Los votos monacales. Pero no serán destituidos, por lo cual ordenarán a nuevos monjes que tampoco se regirán por el código de conducta monacal establecido por el Buda, y de esta manera se multiplicarán los monjes que carecen de una correcta instrucción y disciplina, y no estarán aptos para guiar a los laicos, apartándolos del verdadero Dhamma.
Segundo peligro:
“Ellos tomarán a otros como dependientes de ellos, pero no serán capaces de disciplinarlos en la conducta virtuosa superior, en la mente superior ni en la sabiduría superior.”
Este peligro advierte sobre monjes que no están bien preparados en la
ética y la disciplina y que toman a su cargo la guía de practicantes laicos que
no tienen la sabiduría para identificar a un monje genuino. Estos laicos son
desviados del camino por falsos monjes, perpetuando conductas negativas y
siendo débiles y permisivos en la disciplina de los preceptos.
Tercer peligro:
“Mientras se ocupen de charlas pertenecientes al Dhamma, en preguntas y respuestas, se van a deslizar hacia el Dhamma negro, pero no lo van a reconocer.”
En el argot budista, la palabra Dhamma significa conocimiento, saber o práctica. Hay muchos tipos de Dhammas, por eso en oriente, las enseñanzas del Buda se identifican como Buddha Dhamma, el Dhamma del Buda, diferenciándolo de los demás Dhammas. También hay Dhammas oscuros y negativos, como los ocho Dhammas mundanos explicados por el Buda. En este peligro, el Buda advierte de monjes que desarrollan la costumbre de plantear charlas sobre el Dhamma del Buda pero que en lugar de permanecer fundamentado en las Enseñanzas, se dejan llevar por temas diferentes al Dhamma y toman caminos que no tienen que ver con lo que el Buda enseña, dejando que la charla se desvíe hacia situaciones e ideas mundanas, alejadas del Dhamma, que no sirven para la realización del camino.
Este es el típico monje que, por ejemplo, empieza hablando de la virtud de la paciencia enseñada por el Buda, pero en lugar de enseñar qué dijo el Buda sobre cómo practicar la paciencia, empieza a hablar de cómo la gente no tiene paciencia hoy en día, de cómo las redes sociales debilitan la paciencia, de cuáles son las consecuencias de la falta de paciencia, del karma negativo que produce la poca paciencia, etc. Pero de las enseñanzas del Buda sobre la paciencia dice solo un par de frases al final sin nada de contenido, sustento ni desarrollo. Luego da una lista de virtudes budistas y ya está. Los asistentes creen que han aprendido algo del Dhamma del Buda, pero en realidad solo estuvieron rumeando obviedades e ideas vacías que no aportan a la práctica. Este Dhamma banal es un Dhamma negro. Inútil, carente de conocimiento y negativo porque aleja al practicante del verdadero Dhamma mientras cree que está practicando budismo. Actualmente abundan este tipo de charlas vacías en los grupos occidentales.
Cuarto peligro:
“Mientras se reciten aquellos discursos pronunciados por el Tathagata que son profundos, profundos en significado, que trascienden el mundo, conectados con la vacuidad, ellos no querrán escucharlos, no prestarán oídos a ellos ni aplicarán sus mentes para entenderlos; no pensarán que aquellas enseñanzas deberían ser estudiadas y aprendidas. Pero mientras se reciten aquellos discursos que son mera
poesía compuesta por los
poetas, hermosas palabras y frases, creadas por los desconocidos y pronunciadas
por sus discípulos, entonces querrán escucharlos, prestarán el oído a ellos y
aplicarán sus mentes para entenderlos; pensarán que aquellas enseñanzas
deberían ser estudiadas y aprendidas.
Este peligro está relacionado con el anterior. Normalmente las palabras del Buda son recitadas y cantadas en los templos. También se leen en voz alta las palabras del Buda en las Pujas y ceremonias. A través de los siglos, el arte budista ha crecido y avanzado junto con la difusión del Dhamma. Se han escrito obras magistrales de alabanza y agradecimiento. La admiración hacia el Dhamma es tan grande que a veces se olvida que el objetivo de la práctica es precisamente eso, practicar. Se confunde el ritual y el agradecimiento con la realización del camino, y el tiempo que debería dedicarse a estudiar, comentar e indagar en las Enseñanzas, se desperdicia en recitaciones y repeticiones. En palabras agradables y deleitables. El sentido estético, la sensación de bienestar, los sonidos armoniosos, las campanas, los coros, el lenguaje poético, atonta la mente y crea un estado de bienestar ilusorio que aleja al practicante de las enseñanzas budistas.
El exceso de ritual, la ceremonia, las manías decorativas con el altar y la repetición de palabras que buscan hacer sentir bien son una pérdida de recursos y de tiempo, y desvían al practicante del verdadero Dhamma. Suena absurdo, pero el estudio de los Suttas y de las Enseñanzas del Buda en cuanto a su práctica en nuestra vida diaria está siendo reemplazado por charlas motivacionales de coaches de vida sentados sobre un cojín frente a una estatua de Buda.
Quinto peligro:
“Los monjes ancianos – siendo no desarrollados corporalmente en la conducta virtuosa, la mente ni la sabiduría – serán lujuriosos y laxos, líderes en reincidencia, los que descartan la tarea de la reclusión; no harán surgir la energía para alcanzar lo que aún no ha sido alcanzado. Y la siguiente generación seguirá su ejemplo.”
Aquí el Buda advierte de las consecuencias de llevar una vida de autoridad sin poseer las condiciones básicas que debe tener un monje. El Buda profetizó que muchos monjes de edad avanzada se entregarían a su lujuria aprovechando su estatus religioso y su autoridad social. Actualmente, la cantidad de monjes budistas acusados y condenados por crímenes sexuales es alarmante. Aunque algunos son jóvenes, la mayoría son hombres ya mayores que llevan años cometiendo violaciones y diversos abusos sexuales hacia sus discípulos y estudiantes. Muchos de ellos mueren sin pagar por los crímenes que cometieron. Los abusos sexuales en las comunidades budistas son un problema creciente y muy preocupante al que todavía no se le ha dado la importancia que se merece. En este blog encontrarás un artículo en el cual se analiza esta problemática junto con una buena cantidad de casos de monjes perversos registrados.
Como dice el Buda, esta tendencia maliciosa se repetirá en los sucesores de estos ancianos maliciosos, cosa que ya también hemos visto en algunas comunidades budistas.
Atiyaanagatabhayasutta Isidatta
5.80 Cuarto discurso de los peligros futuros.
Primer peligro:
“…En el futuro habrá monjes que desearán hábitos finos. Ellos dejarán de usar los hábitos andrajosos, dejarán de usar viviendas remotas en los bosques y las arboledas selváticas, y habiendo convergido en los pueblos, las ciudades y las capitales de los países, establecerán su residencia allí; y se cautivarán en varias clases de búsqueda de sus hábitos inapropiados y equivocados.”
En este peligro, el Buda advierte sobre los monjes que viven demasiado cerca de la vida laica instalándose dentro de los entornos urbanos, lo que les da la posibilidad a algunos de dejarse seducir por lo que ven diariamente. Por la avaricia, la codicia y la sensualidad. Estos monjes empezarán a codiciar los bienes de los laicos y poco a poco dejarán los votos de renuncia manteniendo la apariencia de que todavía los conservan. Esto es consecuencia de cambiar el uso habitual de construir los templos y monasterios fuera de los centros urbanos, lejos de las grandes concentraciones urbanas y apartados en zonas rurales. De todas maneras, la construcción de templos dentro de los centros urbanos es inevitable debido al crecimiento de las poblaciones y el aumento de la densidad demográfica, razón por la cual la observación de los votos y la disciplina monacal es fundamental, más que todo en las ciudades grandes.
Segundo peligro:
…en el futuro habrá monjes que desearán comida fina de las limosnas. Ellos dejarán de hacer las rondas para pedir la comida de las limosnas, dejarán de usar viviendas remotas en los bosques y las arboledas selváticas, y habiendo convergido en los pueblos, las ciudades y las capitales de los países establecerán su residencia allí, buscando los mejores manjares para su paladar; y se cautivarán en varias clases de búsqueda de su comida de las limosnas inapropiadas y equivocadas.”
En la primera orden, el Buda estableció que los monjes debían alimentarse de las donaciones de los laicos, levantándose temprano cada mañana para caminar hacia las poblaciones a recoger los alimentos en sus tazones y comer de ellos sin importar lo que los laicos pongan en ellos. Este es un acto de disciplina ya que un monje no debe repara en qué le gusta o qué no le gusta comer. Un monje debe comer únicamente en función de la manutención de su cuerpo y no debe usar la comida como una fuente de deleite y placer.
El Buda advierte que el contacto cercano con el mundo laico sin la fortaleza de la disciplina monacal hará que los monjes abandonen la costumbre de caminar por la comunidad recogiendo sus alimentos sin reparar en lo que reciben. A esta práctica de recibir la comida en un tazón de manos del pueblo en las mañanas se le llama mendicar, por eso a los monjes también se les conoce como mendicantes. Al estar inmersos en el mundo laico y debilitar sus votos, los monjes olvidarán la mendicación y empezará a recibir la comida en sus templos en lugar de salir temprano a caminar en la mañana. También dejarán de recibir los alimentos que los laicos consumen y empezarán a exigir tal o cual tipo de comida, rompiendo sus votos de renunciantes y adquiriendo un estatus de preferencia dentro de la comunidad laica que no les corresponde.
Actualmente la práctica de la mendicación no es muy habitual en el budismo Mahayana. Aun es bastante común en el sudeste asiático. Sin embargo, en el norte de Asia, muchas escuelas Mahayana han cambiado la costumbre de la mendicación por formas más prácticas de sustentar a los monjes. Esto debido a diferentes circunstancias históricas y sociales como hambrunas, guerras, desastres naturales y diversas situaciones.
El tema central al que el Buda se reviere aquí es que algunos monjes se dejarán llevar por la comodidad y el deleite. Abandonarán los votos establecidos y harán uso de la comida de la misma forma que los laicos, abriendo la puerta a otros deleites y placeres mundanos alimentados vorazmente por el poder que les otorga su estatus de monjes. Los monjes pasaran de recibir con humildad todo lo que se ofrende en sus tazones, a exigir este o aquel tipo de comida. Esperarán que la comida les sea llevada al templo. La comida ofrendada va a dejar de ser nutritiva para ser deliciosa lo que perjudicará su salud. Y finalmente en lugar de comida se les llevará dinero para que compren lo que quieran lo que terminará de corromper totalmente muchas comunidades.
Estas cosas ya están pasando. En el 2018, la Sangha tailandesa se vio obligada a decirle a los laicos que dejaran de ofrendarles golosinas, frituras y refrescos carbonatados a los monjes debido a una crisis de obesidad en sus órdenes, y obligó a los monjes a entrar en un régimen saludable para bajarlos de peso y enseñarlos a comer más sanamente. Los monjes se volvieron obesos, perezosos y convenencieros, lo cual afectó su salud y también su integridad.
En algunas comunidades occidentales, el tema del vegetarianismo ha hecho que los monjes pidan a la carta las ofrendas que desean recibir, impulsando una industria de nicho comercial exclusivo en nombre de una moral superior con la excusa de posicionarse en contra del maltrato animal, pero finalmente impulsando una agenda política que usa el vegetarianismo y el veganismo como herramientas de reclutamiento y militancia ideológica.
Ambos ejemplos son contrarios a los votos y la disciplina establecida por el Buda. Y llegan a la realización de falsos Dhammas lo cual lleva a generar karmas negativos.
Tercer peligro:
“…en el futuro habrá monjes que desearán viviendas finas. Ellos dejarán las moradas al pie de un árbol, dejarán de usar viviendas remotas en los bosques y las arboledas selváticas, y habiendo convergido en los pueblos, las ciudades y las capitales de los países, establecerán su residencia allí; y se cautivarán en varias clases de búsquedas de viviendas inapropiadas y equivocadas.”
De nuevo, la contaminación con la vida mundana hará que los monjes hagan uso inapropiado del suelo que se les dona. Procurarán establecerse en sectores en los que la riqueza abunda y enriquecerán las propiedades que les fueron otorgadas como si fueran mansiones de soberanos. La debilidad de los monjes débiles que abandonan la disciplina por la riqueza es un peligro que va en aumento en la Sangha mundial actualmente. Esto recuerda el caso de otros monjes, también en Tailandia, país donde desgraciadamente todas estas profecías se cumplen cabalmente, en el que en 2013 apareció en YouTube un video en el que aparecían un grupo de monjes viajando en un jet privado, luciendo prendas de altísimo valor y ostentando una actitud arrogante y prepotente.
Cuarto peligro:
“…en el futuro habrá monjes que establecerán lazos cercanos con las monjas, candidatas y novicias. Cuando crean esos lazos cercanos, es de esperar que su vida espiritual será insatisfactoria, cometerán ciertas clases de infracciones y ofensas, o dejarán el entrenamiento y regresarán al estilo de vida más bajo.”
El Buda predice la violación del voto de castidad por parte de los monjes y las consecuencias desastrosas que esto trae no solo para los monjes sino para toda la Sangha. Ya hemos hablado del creciente y alarmante aumento de casos de abusos sexuales y violaciones por parte de monjes budistas en todo el mundo. Hay una razón por la cual el código Vinaya establece que los monjes y las monjas deben tener el mínimo contacto físico con el sexo opuesto. La cercanía física y la falta de disciplina hace que el monje débil caiga en conducta incorrecta, lo que lo incapacita para ser monje y es causal de pérdida del título. Esta advertencia del Buda es particularmente peligrosa en occidente, donde los monjes, sobre todo los orientales, gozan de una poderosa reputación y confianza adquirida gratuitamente solo por el hecho de ser monjes. Esto es aprovechado por muchos depredadores con título y túnica que aprovecha su posición de poder para engañar y abusar de mujeres occidentales, las cuales son particularmente susceptibles a adorar a estos hombres y a bajar la guardia por el arquetipo fantasioso del maestro bondadoso y totalmente espiritual.
Esta falta de disciplina con el voto de castidad también hace que muchas personas entren y salgan del monacato dejándose llevar por sus emociones y deseos. Muchos occidentales desean tener el título de monje budista o lama pero por razones equivocadas. Ambicionan tener una autoridad espiritual única y ostentar un liderazgo religioso. Pero luego al enfrentarse con la realidad del celibato, tienen una “experiencia mística”, y regresan al mundo a tener sexo. Tántrico obviamente…
Es claro que actualmente es sumamente fácil otorgarle el título de monje
budista a una gran cantidad de gente que simplemente no posee las cualidades
necesarias, pero que tiene el dinero suficiente para donarle al templo. Esto
pasa más frecuentemente en ciertas organizaciones en Europa y Estados Unidos.
Quinto peligro:
“… en el futuro habrá monjes que establecerán lazos cercanos con el personal doméstico de los monasterios y las novicias. Cuando crean esos lazos cercanos, es de esperar que se involucren en el uso de varias clases de bienes acumulados y traten inapropiadamente el suelo y la vegetación.”
El Buda predice que los monjes tendrán acuerdos indebidos con personas cercanas a los templos. Laicos voluntarios y novicias. Se supone que, en principio, los monjes no deben usar dinero. Ni siquiera deberían tocarlo. Sin embargo, como el Buda lo había predicho, el dinero entra en los templos y los convierte en intereses mundanos que terminan haciendo un mal uso del lugar que se supone debe ser sagrado. Estas relaciones indebidas entre el monje y sus colaboradores en el templo terminan por tratar inapropiadamente el suelo y la vegetación, cambiando el propósito para el que fueron dedicados, convirtiendo un lugar de santidad, de meditación y de paz, en un corredor secreto de comercios oscuros y riquezas mal habidas.
En cuanto a las novicias, el Buda reitera una y otra vez la perversión de los monjes por su debilidad hacia la lujuria, y las graves consecuencias que esto trae a toda la Sangha.
Al final de cada peligro, el Buda se dirige a sus discípulos advirtiéndoles: Ustedes deberán reconocerlo (al peligro explicado) y hacer el esfuerzo para abandonarlo.
Todos los peligros que el Buda había anticipado están en nuestra Sangha universal ahora mismo. Actualmente, la comunidad monacal está pasando por un pésimo momento. No hay suficientes advertencias ni estudio de las Enseñanzas del Buda para que los practicantes del Dhamma, especialmente los occidentales, dejen de literalmente adorar a los monjes budistas automáticamente sólo por la vista de una túnica, un título y una cara inocente que podría salir en una película de Hollywood o una serie de Netflix. Somos adoradores automáticos de arquetipos. Y ahí, en esa brecha psicológica, es donde residen estos peligros cuyas advertencias el Buda nos ha enviado a través del tiempo. Es esta la brecha a través de la cual nosotros mismos les damos poder a hombres contaminados de karma oscuro que no merecen ser respetados, y que en su lugar deberían estar enfrentando a la justicia.
Pero como también dijo el Buda, es responsabilidad de nosotros seguir sus Enseñanzas, o recibir las consecuencias negativas de nuestro propio karma. Un karma negativo en el que tendremos que lidiar con las consecuencias generadas por venerar figuras idealizadas que saben perfectamente cómo manipularnos debido a nuestras emociones rotas y nuestra negativa a usar nuestro sentido crítico por presión social.
Para muchos hermanos practicantes, cuestionar la autoridad de su maestro es tabú. Es comprensible el miedo, la duda, la intimidación ante la autoridad, el miedo a la sanción social en una comunidad que ha costado tanto construir poco a poco. Pero si somos honestos, las comunidades y los monjes se están alejando cada vez más de las Enseñanzas del Buda y están empezando a hablar de todo tipo de temas periféricos de forma moderna con el propósito de atraer personas complacientes y temerosas como venados que se irán al primer asomo de insatisfacción.
Las comunidades budistas occidentales son puertas giratorias. De cien personas iniciadas, noventa y cinco se irán, y los cinco que quedan establecerán sus zonas de confort en posiciones de autoridad. Hemos visto este panorama muchas veces. Es necesario que cuestionemos a nuestros maestros. Y al contrario de lo que digan los falsos maestros, que por algo son falsos, tenemos autoridad para cuestionarlos. Y esa la autoridad es la autoridad el propio Buda.
Entiendo la situación de un hermano en el Dhamma que lleva años siguiendo la guía de un maestro de forma absoluta sin tener en cuenta las palabras del propio Buda. Pero ahora tenemos más facilidad para acceder a los Suttas y Sutras sagrados.
En contraste y desde mi punto de vista personal, evaluando a los maestros que he tenido la oportunidad de conocer, he podido tener un criterio lo suficientemente claro para discriminar la cizaña del trigo. Mi fundamento es simple. Si el Buda no lo dijo, entonces no es. Eso es todo. La mayoría de los falsos maestros se pueden descartar de esta manera muy fácilmente. Hay que conocer las Enseñanzas del Buda y observar el comportamiento de los monjes según el criterio de lo establecido por el Buda. Entre más conozcas al Buda, más se agudizará tu vista.
Sigue la senda del Despierto. Recuerda estos peligros de los que el Buda te ha advertido. No confíes en nadie más que en el Buda Shakyamuni.
Namo Buddhaya.

.jpg)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario