Pregunta: En una conversación sobre política y temas sociales, una persona me señaló que un budista no puede hacer juzgamientos ni señalamientos a otras personas porque eso sería un mal uso del lenguaje y una falta de respeto al otro, incluso cuando se trate de una conducta entendida como maligna. Un budista entonces no debería nunca juzgar negativamente a otros ya que esto sería una ofensa o un ataque, y los budistas somos personas pacifistas. ¿Es esto verdad?
Respuesta: No es
verdad. De hecho, es todo lo contrario. El asunto es que la palabra juzgar se
malinterpreta como condenar directamente, criticar o medir malamente a una
persona desde una posición de superioridad moral. Un juzgamiento moral puede
ser para bien o para mal. Señalando una conducta incorrecta o resaltando las
acciones meritorias de una persona de bien. Los budistas sí podemos, y debemos
juzgar personas y situaciones. El asunto es que no debemos hacerlo basándonos
en nuestro propio criterio personal y apoyándonos en nuestros esquemas de
pensamiento particulares. Como practicantes, debemos juzgar siempre basándonos
en los preceptos éticos y morales enseñados por el Buda y guiados en la
dirección del Dhamma.
Un budista nunca se
basa en sí mismo para juzgar. Para eso tenemos una doctrina y un sistema ético el
cual es perfecto. Y debemos usarlo. Es nuestro deber señalar el mal cuando se
presenta. Denunciar una acción negativa cuando se comete, y advertir a otros
sobre el peligro de estar cerca de personas dañinas.
El mismo Buda llamó
cerdo a un rey una vez por vivir comiendo desmedidamente y estar echado en su
lecho todo el día. Ese es un juzgamiento moral directo. Hecho nada más y nada
menos que a un rey, una persona de alto rango social. ¡Y en su propia cara! Es
increíble que haya salido caminando de ahí sin ser atacado.
Esa idea de que un
budista no debe hablar del mal y no señalar el mal para no faltarle el respeto
a nadie, es otra de tantas romantizaciones ridículas de la práctica budista que
se suele hacer en occidente. Y como todas las demás, es una tontería. Si uno
sabe que una persona ha robado, uno debe denunciar públicamente el robo porque
no hacerlo lo convierte a uno en cómplice de un delito. Y esto obviamente es
así con un asesino o un violador. Es solo sentido común. El Dhamma del Buda es
un instrumento de lucha contra el mal en el mundo. Y si nosotros no
desenmascaramos y advertimos sobre el mal en este mundo ¿Cómo vamos a luchar
contra él? No tiene ningún sentido. Sería muy extraño encontrar un budista hoy
en día que no denuncie la ocupación China del Tíbet si tiene la oportunidad y
no apoye la libertad del pueblo tibetano. ¿Qué clase de budista sería ese?
Esa idea de callar
ante el mal y los que lo cometen con la excusa de ser un buen budista, es un
intento cobarde de esconder el miedo a actuar ante la injusticia. ¿Cómo podría
un practicante del Dhamma no hacer ni decir nada en la Alemania nazi de los cuarenta,
o ante la España franquista, o ante el régimen soviético o las dictaduras
comunistas en Cuba y más aún en China y Norcorea donde el budismo es combatido
y atacado con las armas del Estado?
Una vez más recordemos.
El budismo es una práctica social, y una práctica social exige luchar contra la
injusticia de forma abierta y directa tal como lo hizo el propio Buda en su
tiempo denunciando el sistema de castas, la corrupción de los brahamanes, el
maltrato a las mujeres y a los animales, y una larga lista de fundamentos
religiosos de su tiempo que lo convirtieron en blanco de numerosos intentos de
asesinato desde prácticamente todos los frentes, incluyendo su propia orden. El
verdadero budismo hermanos, no es para cobardes.
Ahora, juzgar no se
limita solamente a señalar con el dedo y decir, este tipo es un delincuente,
merece recibir un castigo tan grave como su delito. No estamos en el negocio
del ojo por ojo, diente por diente. Recordemos que el origen de las conductas
incorrectas son los tres venenos. La ignorancia, el odio y la avaricia. Y estas
personas, incluso las más malignas, tienen un potencial de budeidad que
desafortunadamente está oculto bajo las diferentes formas de los venenos que
causan los sufrimientos. Sin embargo, nosotros no tenemos el poder para detener
a la mayoría de las personas que hacen el mal. Por lo tanto, debemos usar nuestro
código de conducta ético y nuestra estructura moral (el Dhamma) para ayudarles
si es posible, o para conducirnos correctamente en nuestra sociedad y ayudarnos
entre todos a evitar que el mal prospere en el mundo. Debemos colaborar con las
personas que hacen el bien y actuar en contra de las acciones malignas de los
que las cometen, y contra ellos mismos si se trata de defender la vida de una
persona o cualquier otro ser, la dignidad humana, sobre todo la infantil y la
de la mujer, o evitar un daño a cualquier grupo o comunidad.
El Dhamma, las
Enseñanzas del Buda, son incorruptibles, insobornables, claras, sólidas y
precisas. Es el Dhamma y solo el Dhamma, el fundamento para tomar decisiones
que dirigen nuestras acciones. Como hemos dicho en múltiples artículos, nuestra
brújula moral nos protege del mal, nos mantiene en la senda segura, y nos da
las herramientas para contrarrestar el sufrimiento generado por la ignorancia
del mundo.
El otro punto
importante sobre este tema es el uso del lenguaje. No es el juzgar debidamente
lo que debemos evitar. Lo que no debemos hacer es andar por ahí etiquetando a
todo el mundo según sus acciones. De nuevo, el Dhamma nos enseña cuando debemos
hablar y cuando debemos permanecer en silencio y esperar el momento adecuado
para hacer buen uso de la palabra. Todo está en el Dhamma. El habla correcta es
un tema que ya hemos tratado en este blog. Si tienes dudas sobre el buen uso de
la palabra puedes leer el artículo Recto Lenguaje y todos los demás artículos referentes a
todos los grados del Noble Óctuple Sendero.
Sigan enviando sus
preguntas a nuestro correo. Recordemos que todas las inquietudes que podamos
tener referente a dilemas personales, éticos, morales y de cualquier índole, tienen
respuesta en el Dhamma.
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