Abstenerse
de matar y proteger toda vida.
Abstenerse
de tomar lo que no es de uno y ser desapegado y generoso con los demás.
Abstenerse
de las conductas sexuales inapropiadas y realizar el acto sexual con respeto,
compromiso y amor.
Abstenerse
de mentir, ser honesto y hablar siempre con la verdad.
Abstenerse
de intoxicar el cuerpo, y cuidarlo consumiendo solo lo que es bueno para el
cuerpo y la mente.
Abstenerse de matar suena simple. Tomando en cuenta la diferencia entre mandamiento en el cristianismo y precepto en el budismo explicada en el apunte anterior del segundo precepto, puede parecer que no tenga mucho que decir. Sin embargo hay más que decir al respeto.
Matar
es algo que debe evitarse a toda costa, de igual manera este precepto conlleva
no solo a no matar sino a proteger la vida. No sólo en el caso de una persona
que intenta matar a otra sino en los casos donde la vida está en peligro de
manera fortuita. Accidentes, desastres, enfermedades. Si está en nuestras
posibilidades y nuestro alcance, uno debe arriesgarse por salvar y proteger la
vida de otros. No cómo un acto heroico desinteresado sino por el sólo hecho de
saber que hay que hacerlo. Así como uno no ve como algo heroico quitarle a un
bebé un juguete pequeño con el que se puede ahogar, uno no debe hacer gala de
su valentía al intentar salvar a otros. A pesar de que éstas cosas suelen ser
resaltadas como extraordinarias en nuestra sociedad, en el budismo deben ser
tomadas como deberes éticos al tomar los preceptos. Lo que para el mundo es una
excepción, para un practicante debe ser una regla, por lo cual no hay lugar a
exaltaciones.
Muchos
budistas, sobre todo occidentales, intentan llevar este precepto más allá de lo
comúnmente observado incluso en oriente. El vegetarianismo es uno de esos casos
cuya consecuencia es el veganismo, práctica radical del vegetarianismo
occidental. Pero esto es opcional y no es en ningún caso una regla de Buda.
Sobre este tema se realizó un artículo de investigación que abarca todos los
puntos de vista sobre el vegetarianismo titulado Budismo y vegetarianismo. En éste artículo se muestran los fundamentos doctrinales y
las fuentes canónicas de lo que Buda dice y manda sobre el vegetarianismo,
además de estudios y hechos científicos y temas de ética sobre esta dieta que
conciernen a personas budistas y no budistas.
En
tiempos de Buda, también surgió una religión llamada Jainismo. Ésta religión
que aún existe actualmente hace tanto énfasis en el esfuerzo de no violencia
que entre varias de sus prácticas incluidas el vegetarianismo, está la de
cubrirse la boca con el objetivo de no absorber micro organismos que puedan
matar accidentalmente al ser absorbidos y asimilados por el cuerpo. Antes de
llegar a la iluminación, mientras estaba en su etapa de búsqueda de la verdad,
Siddhartha conoció y practicó el jainismo. Algunas fuentes históricas sugieren
que de hecho Siddhartha conoció a Majavira, el fundador del jainismo. Este
hecho no se ha podido confirmar pero si es conocido el paso de Siddhartha por
el jainismo. Después de estudiarlo y practicarlo, Siddhartha consideró que ese
no era el camino apropiado para llegar a la iluminación. Lo descartó y continuó
su camino. Esta determinación es coherente desde la perspectiva de las
cuatro nobles verdades y el camino medio.
Algunas
tradiciones budistas como las tibetanas consideran que este precepto debe ser
llevado de tal forma que en ningún caso debe ser violado. Por ejemplo, no están
de acuerdo con la práctica de la eutanasia. Práctica clínica que consiste en
procurarle un buen morir a un paciente que está padeciendo un gran y prolongado
dolor o a un animal en esta misma situación aun sabiendo que la agonía puede
ser larga y la muerte inevitable. Según esta perspectiva, este sufrimiento es
consecuencia de su karma y no debe ser interrumpido. No todas las corrientes de
pensamiento budista tienen esta misma concepción de Karma o del precepto de no
matar.
Aunque
parezca contradictorio, este precepto también está presente en la guerra. En
algunas ocasiones la guerra es algo inevitable y los pueblos y las naciones se
ven en la obligación de defenderse para sobrevivir o para proteger la
continuidad del Dharma. En estos casos se comprende que las acciones de alguien
que inevitablemente está inmerso en un conflicto deben enfocarse en lo que se
protege, no en lo que se destruye. Hay que tener demasiado poder para detener
una persona o personas decididas a matar sin tener que destruirlas. Esto es
prácticamente imposible para una persona común, sin autoridad o poder político
o militar.
En
algunas comunidades del sur de Asia en donde existe una confrontación entre
budistas e islamistas extremistas, muchas personas budistas que ni siquiera son
parte de ningún cuerpo militar se entrenan para combatir a los radicales
islámicos. Esto en muchos casos implica matar en defensa propia.
Durante
la historia también se ha visto la presencia del budismo en la guerra. En el
antiguo Japón, los samuráis eran guerreros de una alta ética e intachable
moral. Muchos de ellos practicaban el budismo zen y dentro de sus principios
estaba el de proteger. Usaban su arte con compasión y sabiduría. Y eran
guerreros excepcionalmente letales.
La
práctica de no violencia o de no matar absolutamente nada es más frecuentemente
llevada a cabo en la vida monástica, pero no resulta tan fácil en la vida
laica, y algunas veces imposible. Veamos un ejemplo.
Muchos
de nuestros países Latinoamericanos del centro y sur del continente son de
clima tropical selvático. Según las temporadas, algunas especies de insectos
pueden experimentar una explosión demográfica que tiene un impacto directo en
todo el ecosistema. Cada uno o dos años experimentamos un aumento en la
cantidad de mosquitos. Algunos de estos son portadores de enfermedades graves
que pueden generar importantes problemas de salud pública y la muerte de
personas vulnerables como ancianos, bebés y mujeres embarazadas.
El
Aedes Aegypti es una especie de mosquito portador del dengue. También se le
asocia a la fiebre amarilla. El dengue no tiene cura. Incapacita a la persona
por alrededor de una semana con síntomas fuertes como dolor de huesos, vómito,
diarrea, cefalea, debilitamiento y otros. Un hombre adulto requiere alrededor
de una semana en cama y otra semana recuperándose. El problema con esta
enfermedad es que a diferencia de otras, no genera resistencia en el cuerpo de
quien la padece. Eso implica que si a una persona que acaba de recuperarse de
dengue la vuelve a picar un mosquito portador, las posibilidades de que muera
son muy altas ya que el cuerpo no está preparado ni tiene la fortaleza para
soportar el mismo ataque dos veces. En personas vulnerables esta enfermedad
puede ser letal a la primera oportunidad. También hay otro tipo de dengue
llamado dengue hemorrágico que hace que la persona sangre copiosamente por
diferentes partes del cuero y tiene una taza importante de mortandad.
Cuando
hay temporada de mosquitos como el Aedes Aegypti en el país, el gobierno
implementa campañas de salud pública que consiste en no dejar agua estancada en
ningún lugar, incluso en una tapa de refresco al que ha caído agua de lluvia.
Los mosquitos pones sus huevos en aguas estancadas y de ellas se reproducen. Se
hace especial énfasis en la limpieza y se fumiga constantemente.
Si
una persona encuentra un estanque de agua en el que hay cientos de miles de
larvas de mosquito, es su deber vaciar el agua o echar en ella desinfectante o
algo que aniquile las larvas. De igual manera se debe matar todo mosquito de
esta especie. El Aedes Aegypti es reconocido por ser de color negro con patas
largas y manchas blancas a lo largo del cuerpo y de las patas, muy semejante al
diseño rayado de un tigre. Cada vez que uno ve un mosquito de estos debe actuar
según los reglamentos de salud pública, más aún en los hogares donde hay bebés,
mujeres embarazadas o ancianos ya que pueden morir por la picadura de un
mosquito de esta especie.
Esta
especie de mosquitos trasmite enfermedades distintas como el zica y el
chicunguña que suelen mutar con el paso del tiempo. Nuestra última temporada de
mosquitos fue con la plaga del zika, enfermedad que además de los síntomas
asociados al dengue, se caracteriza por generar deformaciones o condiciones
como hidrocefalia en los bebes de mujeres embarazadas que son picadas.
Durante
estas temporadas, me veo en la obligación de proteger a mis familiares de la
posibilidad de ser infectados por este mosquito, más aun cuando hay un bebé en
casa. Debo fumigar, desinfectar estanques y desechar aguas estancadas donde los
mosquitos se reproducen y matar estos mosquitos inmediatamente sean
identificados. Como budista veo la necesidad de proteger las vidas que
están en riesgo sobre las que por naturaleza esparcen la plaga. Pueda ser que
estos saltos disruptivos de la naturaleza se deban a causas humanas, pero nadie
tiene el poder para evitar que las plagas emerjan cuando llegan las lluvias. El
ciclo de la vida es simplemente indetenible. Es una situación que pone en
riesgo las vidas de muchos y no hay más opción que matar los mosquitos.
Como
este puede haber varios ejemplos. En el centro del país hubo una vez una plaga
de ratas que traían enfermedades letales a la población. De nuevo las políticas
de salud pública no podían hacer más que fumigar. El asesinato por defensa
propia es otro controversial ejemplo. Desde una mesa de discusión es fácil
opinar que puede haber otras formas de evitar la muerte propia o de un familiar
sin tener que matar al agresor, pero en el mundo real, a la velocidad de las
acciones y con las posibilidades ya servidas no hay tiempo de filosofar, sólo
de actuar. Quienes han estado en una situación de vida o muerte comprenden esto
perfectamente. No hay mucho que objetarle a un padre que mata a un delincuente
que está a punto de dispararle en la cabeza con un revolver a su hija.
Ya
que este es un espacio para tocar no tanto las formas cómodas de la práctica
budista sino el Dharma en su sentido práctico, en el mundo real, es bueno
comentar otra gran controversia. ¿Pueden los budistas ser soldados? Tomando en
cuenta que este trabajo implica la posibilidad de matar, la opinión más rápida
puede ser no. Pero esto es dejar fuera a cientos de millones de personas practicantes
y no solo eso. A cientos de personas sin las cuales no hubiera sido posible que
el Dharma hubiera podido llegar los lugares más recónditos del mundo.
En
primera estancia, el primer precepto laico y el quinto principio del noble
camino óctuple, modo de subsistencia correcto, entraría en conflicto con este
tipo de profesiones. Sin embargo esto es un juicio a priori. Los ejércitos han
sido herramientas de ataque y de defensa en todos los pueblos de la humanidad a
lo largo de la historia. Hay situaciones que hacen inevitable la guerra, como
la escasez de alimentos, los desastres naturales, la sobrepoblación.
También hay razones insulsas para la guerra como las ideologías, las
religiones o los nacionalismos. Un ejército puede ser un instrumento de muerte
como en las conquistas bélicas de la segunda guerra mundial o la toma del Tíbet
por el ejército comunista chino. O también pueden ser ejércitos de protección
de la vida como los cascos azules de la ONU. Esto último puede ser puesto a
discusión por las distintas influencias políticas que recibe la ONU, pero para
efectos prácticos nos estamos refiriendo aquí a las misiones de rescate de
población civil, de llevar alimentos a lugares de hambruna o de repeler
movimientos radicales terroristas que atacan poblaciones civiles.
Sería
muy bueno decirle a un país como Birmania que renuncie a su ejército, pero de
ser así nada impediría que un movimiento islámico extremista extinguiera el
Dhamma en esa parte del mundo. El establecimiento de un ejército no siempre
significa que se está combatiendo la violencia con violencia, lo cual es un
claro error. Un ejército también cumple la función de prevenir la guerra y más
aún, la matanza de un pueblo indefenso ante un grupo armado violento.
Seguramente no será muy fácil llegar a un consenso sobre este punto pero quien
tenga parientes en las fuerzas militares sabrá perfectamente que ser un soldado
no significa ser un asesino.
A excepción de Japón que fue obligado a firmar un tratado después de la segunda guerra mundial, todos los países budistas tienen ejército. Hay cientos de miles de soldados budistas en el mundo, incluso en el continente americano. Es totalmente cierto que las decisiones de los líderes de estado no siempre pueden estar acorde a los preceptos de Buda de manera estricta, pero eso no significa que todas las personas que dependan de las decisiones de un líder tengan sus mismas falencias éticas.
A excepción de Japón que fue obligado a firmar un tratado después de la segunda guerra mundial, todos los países budistas tienen ejército. Hay cientos de miles de soldados budistas en el mundo, incluso en el continente americano. Es totalmente cierto que las decisiones de los líderes de estado no siempre pueden estar acorde a los preceptos de Buda de manera estricta, pero eso no significa que todas las personas que dependan de las decisiones de un líder tengan sus mismas falencias éticas.
Un cuchillo es una herramienta. Puede usarse para intimidar, realizar delitos, robar, matar, violar. Generar muerte y sufrimiento. También puede usarse para conseguir comida, construir un refugio, crear arte, defender la familia de un depredador. Proveer y proteger. El cuchillo en sí no es malo ni es bueno, es la ética de quien lo empuña lo que decide sus actos. Con este tipo de profesiones es lo mismo. No nos referimos solo a los miembros del ejército, sino a los líderes que los comandan, a los políticos y también a los líderes religiosos. Éstas personas que no usan armas pueden ser incluso más peligrosas que un ejército armado. Pueden confundir la paz con la guerra, la justicia con la ideología y hacer que personas buenas cometan atrocidades por causas falsas e ilusorias.
Muchas
personas opinan que toda persona que trabaje con armas de fuego contradice la
doctrina budista. Muchas experiencias pueden dar lugar a esta opinión. La
supervivencia a una dictadura militar, una mala experiencia con la policía
durante la juventud o después, la corrupción de los líderes políticos, o por
razones ideológicas, políticas y sociales. Sin embargo estamos tratando el tema
desde el punto de vista individual, desde la práctica diaria de un laico. El
tema de los ejércitos como industria y como fuerza de estado nos ocuparía un
espacio muy extenso y hacia otra dirección, por lo tanto es bueno mantener la
discusión abierta.
El
precepto de no matar y proteger la vida se puede ejercer de muchas maneras.
Participando en voluntariados de distintos grupos. Fundaciones ecológicas,
sociales, de protección a la infancia. Grupos de rescate como la cruz roja.
También se puede hacer participando en programas que mejoran la calidad de vida
de otros, como las fundaciones que procuran construir casas para familias
desprotegidas o los donadores de tiempo para enseñar algún arte a los niños de
una comunidad vulnerable. La vida está repleta de oportunidades para ejercitar
este precepto y ser útil. No se limita simplemente a una dieta o a unas
preferencias de consumo.
Al
vivir conscientemente en el mundo podemos darnos cuenta de que no existe
ninguna manera de habitar el mundo sin provocarle sufrimiento y muerte absolutamente a
ningún ser vivo. Esto es simplemente una idea irrealizable. El solo hecho de
caminar, comer, respirar, competir y ganar, incluso no hacer nada,
conlleva impactar otras vidas diminutas, grandes, pasivas, activas de muchas
maneras incluyendo el sufrimiento y la muerte. La primera noble verdad dice,
"Dhuka existe en el mundo". El sufrimiento es parte de la vida al igual que la muerte. Ninguna ideología por benévola que quiera
ser podrá evadir ni superar esta Noble Verdad. El Buda nos enseña este
principio no para que nos ahoguemos con metas imposibles, sino para que
comprendamos las leyes de la naturaleza y vivamos acorde a ellas procurando
hacer siempre lo correcto. La muerte es parte de la vida. Creer que la muerte es en sí algo malo es malinterpretar la vida misma.
Ejercita
el precepto de proteger la vida no desde una ideología ni una idea radical sino
desde el compromiso serio y personal con el mundo en el que vives. Averigua qué
organizaciones de voluntariado hay en tu ciudad y participar de sus actividades
cuando te sea posible. Ayudar es otra forma de proteger la vida y acostumbrarse
a ello es a su vez proteger la propia vida. La sociedad aprecia a una persona
que se esfuerza por proteger la vida a diario y dentro de la doctrina budista
significa acumular mérito y estar un paso más cerca de la iluminación.
Fantastico blog. Me estoy iniciando en el Budismo y me ha servido de gran ayuda. Te animo a que sigas escribiendo pues nos ayudas mucho. Sobre todo a personas que no disponemos de la opcion de iniciarnos con un templo cerca. Muchas gracias por tu trabajo y tu tiempo.
ResponderBorrarGracias por tu comentario. Me motiva a seguir trabajando. Aún hay muchos temas que tratar. Un gran saludo.
BorrarPor poner un ejemplo, si meditamos sobre el Metta Sutta, donde queda el consumo de carnes y el sufrimiento que ocasionamos a los animales con nuestros habitos al comer?
ResponderBorrarTe recomiendo el artículo El budismo no exige ser vegetariano, de este blog. Ahí se trata el tema del vegetarianismo dentro del budismo desde varios puntos de vista.
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