domingo, 29 de agosto de 2021

¿Debería adoctrinar a mis hijos en el Dhamma o alejarlos del Dhamma y que ellos decidan de grandes?

 


Por alguna razón, seguramente por la mala imagen de la historia del cristianismo, la gente le tiene miedo a la palabra doctrina o adoctrinar. Se cree, o más bien se interpreta, que la palabra doctrina significa ley de hierro intransigente, y que adoctrinar es obligar a una persona a pensar en contra de su voluntad acorde a algún sistema autoritario. Esto no es verdad. Una doctrina es simplemente un sistema de creencias. Y adoctrinar, desde el punto de vista religioso, es enseñar esta creencia dentro del contexto de la comunidad que la sigue. No es más. No hay obligación, ni coerción, ni violencia en ello. Cuando lo hay, entonces estamos hablando de eso mismo. De obligar y de forzar. De violentar el pensamiento a través de la fuerza física o el daño psicológico. Y eso no tiene una relación directa con la palabra doctrina.

Habiendo aclarado lo anterior, pasemos al asunto de los niños. Esto ya lo había escuchado antes. La idea de que, como el budismo es una religión libre, a los niños no se les debe adoctrinar ni enseñar nada. Y esperar a que ellos mismos decidan por su propia cuenta si quieren o no ser budistas a su tiempo. Esto en realidad es una romantización del budismo y un intento de idealización para situarlo en un lugar más alto y benévolo que las religiones tradicionales teístas. Es decir, es una tontería.

Como la persona no especifica la edad de los niños asumiremos el caso desde pequeños, que es lo más factible. Primero que nada, adoctrinar a tus hijos en tu creencia religiosa no es malo. Ni siquiera es opcional. De hecho, es inevitable a menos que no vivas con ellos y no tengas cercanía con ellos. Es imposible que una persona con una relación medianamente normal con sus padres no conozca los fundamentos de la religión que practican.

Como dice el Dr Richard Dawkins, no existe tal cosa como niños budistas, niños cristianos, o niños musulmanes, o niños hindúes. Existen niños con padres budistas, niños con padres cristianos, niños con padres musulmanes, niños con padres hinduistas, etc. Cuando pequeños, los humanos por naturaleza no tenemos una identificación real con ninguna doctrina sino con nuestros padres o principales cuidadores. En esencia, un niño pequeño no puede ser adoctrinado. Es enseñado que no es lo mismo, y como ya se mencionó, esto es inevitable. Nuestro primer sistema de aprendizaje es la imitación. Aprendemos imitando las conductas de nuestros principales cuidadores. Las primeras formas religiosas que nuestro cerebro registra, son las exteriores. Las formas y las sensaciones. No las palabras ni los conceptos (la doctrina). El niño primero se identifica con papá y mamá, y por extensión, con lo que papá y mamá hacen. Por ejemplo, en el caso del budismo, el niño ve que papá y mamá se postran y meditan frente a la imagen del Buda. El niño entiende que el Buda es importante y debe ser respetado. Pero no por el Buda en sí o lo que significa, sino porque papá y mamá lo respetan. Y es todo lo que necesita saber. Si papá y mamá piensan que Buda es importante, entonces lo es, y no hay nada más pensar sobre ello. Papá y mamá se encargan de todo lo demás.

Así es con los niños de familias cristianas y de toda religión. Así es como las doctrinas religiosas se instalan en nuestra mente y sus imágenes nos traen recuerdos que evocan distintos sentimientos. Yo hace años que dejé el catolicismo, pero las imágenes de la navidad católica me evocan mucha ternura y todavía disfruto todo ello.

Los padres les enseñan a sus hijos su ética y su moral por medio de su sistema de creencias. Sus valores y su guía sobre lo que es correcto y no es correcto. El niño debe ser instruido en estas materias, y al ser estas organizadas en una doctrina religiosa, el niño aprende en casa el sistema religioso de sus padres. Esto debe ser así en las primeras etapas de la infancia.

La pregunta tiene realmente importancia en la época de la preadolescencia y la adolescencia. Ahí es cuando ese romántico punto de diferencia con las demás religiones debe brillar. En las religiones tradicionales se decía, mientras vivas en esta casa, vas a respetar a nuestro Dios y vas a ir a nuestra iglesia. Eso es lo que una familia budista no hace. Al llegar a la etapa de los primeros intentos, la etapa de los ensayos y errores, si el muchacho o la muchacha quiere probar otras opciones o no tener ninguna, es algo que debe respetársele. Pero cuando eso, los padres ya debieron haberle enseñado sus valores familiares y la forma en la cual practican su fe. Si tienes hijos, debes enseñarles el Dhamma a tus hijos. Pero no como un signo de pertenencia a un grupo humano, sino como una herramienta que le va a proteger y a ayudar durante toda su vida. Independientemente de que decida o no hacerse budista. Recordemos también que en oriente, el budismo es una tradición familiar y nacional. Y gracias a eso ha podido sobrevivir a ataques devastadores y problemas enormes, hasta poder llegar a nosotros.

Espero que esta corta respuesta pueda ser de ayuda.



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Si para ir a un retiro me dicen que sólo habrá comida vegetariana ¿Debería aceptar aun cuando no esté interesado en esa opción?


 

La mayoría de los retiros de los grupos occidentales sirven solo comida vegetariana. El vegetarianismo es, como ya lo analizamos, una opción voluntaria de la práctica, y no una obligación o una condición forzosa como muchos quieren hacer ver. La pregunta en cuestión se puede interpretar de la siguiente manera. Quiero ir a un retiro, pero solo sirven comida vegetariana y yo no soy vegetariano ni me interesa serlo al menos por ahora. ¿Debería aceptar esta imposición temporal de esta dieta para poder acceder al retiro o debería poder comer según mi criterio en los retiros?

Cuando uno va a un retiro, uno básicamente está yendo a la casa de una comunidad. Y al aceptar ir a esta comunidad se entiende que uno va aceptando las costumbres y las reglas de la misma. Por lo tanto, uno debe respetar las reglas de la casa que visita. De todas maneras, un primer retiro sirve solo para averiguar si ese es el tipo de comunidad a la que uno realmente puede pertenecer en función de desarrollar el máximo potencial de su práctica. Uno va a ver si de verdad puede pertenecer ahí o si simplemente va a aprovechar una experiencia enriquecedora y no más. Y sin importar como termine siendo el retiro, uno debe ser honesto con uno mismo.

Hay un peligro en estos retiros. A menudo nos sentimos tan solos en la práctica que accedemos rápidamente a adoptar costumbres con las que no nos identificamos solo por encajar y ser parte de algo. Si uno no es vegetariano y no le interesa serlo, pero quiere probar ir a un retiro, lo más sano es hablar directamente con el monje o persona que dirige el retiro y preguntarle si puede llevar su propia porción de proteína animal para comer cada día junto con la comida que ofrece el retiro. Algunos dirán que sí, algunos dirán que no. Ya cada caso es particular. Según la respuesta que reciba y la disposición que la persona tenga, decidirá si va o no al retiro.

Otro punto importante es la salud. Algunos retiros son de tres días y otros de una semana o más. Suspender la ingesta de proteína de un día para otro por largo tiempo genera un cambio brusco en la asimilación de alimentos y en el propio metabolismo de la persona. Esto no es recomendable. Si se trata de una persona sana y resistente en un retiro de tres días, podría considerarse si así se quiere. Pero si se trata de un retiro largo no es recomendable hacer el cambio de un día para otro. En los casos en los que las personas deciden hacerse vegetarianas o más aún, veganas, es importante empezar a hacer el cambio gradualmente. De manera que el cuerpo vaya soltando un tipo de nutriente y al mismo tiempo asimilando su reemplazo sin que el choque sea demasiado fuerte. Sin importar la velocidad con la que se haga el cambio, el cuerpo va a sentirlo y a reaccionar de forma algo incómoda.

Si uno va a ir a un retiro de siete días en el cual solo se va a comer vegetariano, lo mejor es irse entrenando unos días antes disminuyendo la cantidad de proteína animal y probando comidas similares a las que se van a ofrecer en el retiro. Esto para los que deciden probar la dieta en un retiro.

Para quienes simplemente no están interesados en adoptar esta dieta, o no planean hacerlo solo para poder asistir a un retiro (este es el caso en el que la persona encargada dice que no puedes llevar carne a su retiro), lo mejor es ser honestos y desistir de ir. No todas las comunidades les sirven a todos los practicantes, cosa que también analizamos en lo referente al tema de los maestros. Y el hecho de que no haya más opción en tu ciudad no debe ser una camisa de fuerza para obligarte a ser vegetariano solo para poder hacer parte de un grupo. En ese caso, lo mejor es participar solamente de las actividades abiertas que la comunidad ofrezca y buscar otras opciones más acordes a tu práctica.

Recordemos que el vegetarianismo NO es una obligación de la doctrina y que solo puede hacer parte de la práctica si el practicante así lo decide con plena convicción y libertad. Ser o no vegetariano no tiene ninguna injerencia en el camino al Nibbana.

budismopsl@gmail.com

¿Cómo responder ante los intentos de evangelización de los cristianos, los que muchas veces son con o sin intención, ofensivos?

 

Pregunta importante. El budismo está creciendo mucho en nuestra sociedad y los cristianos lo están notando. Entiendo que la pregunta hace más referencia a los cristianos protestantes, sin embargo, la respuesta también puede aplicar para los católicos. Primero que nada, hay que aclarar que la mayoría de los cristianos nos aborda con una intención honesta de generarnos un bien y procurar lo mejor para nosotros. Ellos son enviados por sus líderes y se les instruye de forma específica para evangelizar a personas de distintas religiones. Últimamente están prestándole atención a la doctrina budista.

Desafortunadamente, la instrucción que estas personas reciben para evangelizar budistas es pésima. La doctrina budista es muy densa y profunda para quien la investiga de forma externa con fines prácticos ajenos a la realización espiritual. Los líderes cristianos investigan en google, ojean páginas budistas y ven prédicas de pastores hablando de budismo. Analizan la doctrina de fuentes indirectas y poco fiables en busca de fallos para desacreditarla y anteponer su sistema religioso como mejor y real. No podemos interpretar esto como algo malicioso o irrespetuoso, así lo sintamos de esa manera. Debemos entender que la doctrina cristiana es así. Les ordena hacer eso. Les dice que todas las religiones, sin importar cuales sean, son falsas y deben ser combatidas. Y que su misión es rechazarlas usando todos los recursos que tengan a su alcance para anteponer la suya sobre todas las demás. Para ellos se trata de una misión de rescate, así que no tienen opción. Un cristiano que no predique su doctrina como la mejor, simplemente no es cristiano.

Ahora, según algunas experiencias propias y compartidas, algunos cristianos llegan pensando que conocen el budismo después de hacer un curso de tres días. Y resultan diciendo cosas totalmente absurdas que se salen de toda lógica y que son ideas ridículas sacadas de las creencias populares, la cultura de consumo y las ocurrencias más increíbles y tontas elaboradas por los pastores más ortodoxos. Como por ejemplo que ser budista es ser egoísta, que los budistas adoran al Dalai Lama o que para ser budista hay que pensar en estar triste y miserable todo el tiempo (historia real).

Algunos budistas sienten el impulso de corregir cada barbaridad que la persona está diciendo. Considero que esto es un error ya que la discusión se embarcaría en un círculo de qué es budismo y qué no es budismo y sobre que tus fuentes son erróneas y las mías correctas, etc. El objetivo es evitar hacer una confrontación budismo vs cristianismo, lo cual es precisamente para lo que han entrenado a estas personas.

En lugar de eso, lo mejor es escuchar atentamente y al final decir que lo que nosotros conocemos como budismo y lo que la persona ha descrito, no son lo mismo. Por lo tanto no podemos discutir sobre la información que trae porque simplemente no sabemos de qué está hablando ya que no podemos reconocer su información como budismo.

Personalmente y a forma de broma suelo responder “ha, entonces éstas son buenas noticias, porque según lo que me dices, yo no soy budista. Ya que lo que me cuentas no tiene nada que ver con lo que practico, entonces me puedes predicar como a cualquier persona”. A veces se confunden, pero de todas maneras, están obligados a continuar y presentar su evangelio de la misma forma en la que se la presentan a cualquier persona. El punto es no discutir sobre budismo con un cristiano cuando te está predicando porque no te va a entender. Su mente está en modo de competencia y cualquier cosa que pueda sonar a que el budismo de verdad funciona, se va a malinterpretar como un ataque a su fe. Así que lo mejor es sacar el budismo de la discusión, dejarlos hacer su trabajo, intentar tener una buena conversación, amable y disfrutable, y aprender algo de la charla. Agradecer y mantener un trato amigable.

El budismo no necesita defensa. No es aplicable a competencias y no debe ser motivo de disputa. Si la persona no escucha cuando le comentas que su idea de lo que es el budismo está equivocada, no importa. No pierdas tiempo en ello. Recuerda que su interés en el budismo es solo para desacreditarlo y su objetivo es convertirte, así que no es necesario aclarar conceptos en ese sentido. Simplemente disfruta la conversación. 

budismopsl@gmail.com

miércoles, 4 de agosto de 2021

RECTA MEDITACIÓN

                      

También conocido como recta concentración. Según nuestro esquema de aprendizaje es el octavo grado del Óctuple Noble Sendero, y hace referencia al ejercicio físico y mental de la meditación enseñado por el Buda.  Mantenga presente que cuando mencionamos aquí la palabra meditación, nos referimos específicamente a la meditación budista, ya que existen diversas formas y tipos de meditación.

El ejercicio de la meditación puede realizarse antes del estudio del Noble Óctuple Sendero, durante su estudio y al tener una comprensión básica de los anteriores siete grados. Es la práctica fundamental del budismo. Prepara el camino para toda la práctica, mantiene la práctica y fortalece la práctica desde su inicio hasta su madurez. Se podría decir que es la base fundamental de la práctica budista.

La meditación se ha hecho muy popular. Actualmente tiene su propio comercio en la literatura y en diversos servicios. Sin embargo, como todo en el budismo, también ha sido tergiversado para sacarle el máximo provecho comercial, desvirtuando su verdadera naturaleza y convirtiéndolo en un concepto liviano, facilista, empalagoso y en muchos casos, inútil. Y esto también sucede en los propios templos budistas occidentales. Por lo tanto, debemos hacer una breve aclaración de lo que es la meditación budista para evitar confusiones e irnos por caminos incorrectos.

Es serenidad, NO relajación.

Primero que nada, la meditación no es una técnica de relajación. Existen técnicas meditativas de relajación, pero no tienen que ver con la práctica budista. El objetivo de la meditación budista nunca es la relajación. Es cierto que con la práctica habitual, la mente consigue un estado de calma y tranquilidad que se va haciendo más pleno según se fortalezca la práctica. Pero esto no es relajación, es serenidad. Claridad mental. La diferencia es que la relajación es un estado placentero de quietud y adormilamiento. En cambio, la serenidad es un estado de alerta calmado.

Una persona en un estado mental relajado, al someterse a un estímulo aversivo como un ruido fuerte, un estallido, o una alarma, sentirá que su estado mental se quiebra inmediatamente.  Como una superficie de agua quieta cuando alguien le arroja una piedra. Su relajación se interrumpirá y se sobresaltará debido a la suspensión repentina de su estado de quietud. Una persona con calma y serenidad, cunado sienta algún estímulo de este tipo, no sufrirá una interrupción brusca de su estado mental porque su mente ya estaba alerta y se encontraba preparada para activarse y actuar según los cambios de la situación. La persona entrenada en la atención, y no en la relajación, no cambiará de estado mental bruscamente porque su estado mental ya era el estar atento, lo cual es lo contrario de estar relajado.

Es por esto que las personas acostumbradas a ir a retiros de meditación en los cuales se relajan, no resisten la confrontación. Son muy sensibles al estrés. Son muy frágiles ante los estímulos fuertes y no soportan la intensidad de la vida común. El exceso de relajación crea personas débiles, hipersensibles y pobremente capacitadas para lidiar con los problemas de la vida y para asumir la responsabilidad de sus propios actos. Precisamente por eso solo buscan relajarse. A este tipo de meditación de relajación vendida como meditación budista la llamo, “meditación para turistas”. La meditación debidamente realizada tiene el efecto contrario.

La meditación no es relajación, es disciplina. Es un estado consciente de alerta. La concentración del estado de vigilia guiado por los parámetros de las Enseñanzas. En el estudio y la práctica de la meditación y del Dhamma en general, el Buda jamás da ninguna instrucción que incluya relajarse. La palabra “relajación” no aparece en ninguna parte de las Enseñanzas.

Estado alterado de conciencia o trance.

La meditación no genera ningún estado alterado de conciencia o trance. De nuevo, estos estados son lo contrario a la dirección real de la meditación. Son lo opuesto a lo que la meditación budista pretende llegar. Las alteraciones de la conciencia son eso, alteraciones. Disrupciones del estado natural de la mente. En nuestro caso, buscamos aclarar el estado natural de la mente y fortalecerlo.

No se entra en contacto con seres incorpóreos ni se ven dimensiones alternas ni nada por el estilo. Las realidades alternas en este caso son material de ficción. El objetivo de la meditación es la limpieza de la mente y el fortalecimiento de su verdadera naturaleza. Querer meditar para encontrar estados o fuerzas supernaturales o sobrehumanas es querer usar la meditación para alcanzar privilegios extraordinarios por encima de los demás. Eso obedece a una ambición infantil de querer ser único y especial. Lo cual es la manifestación de un ego hambriento. Si meditas para ser especial, estás en el lugar equivocado.

La meditación hace que los monjes adquieran poderes mágicos que nosotros también podemos adquirir.

Lo mismo del punto anterior. Todas esas fábulas sobre monjes con poderes mágicos son solo eso. Fábulas. Buscan dejar una enseñanza o un ejemplo de práctica, pero no son reales. Recordemos que en cuanto a la realización del camino, hay que separar creencia de práctica. Todos los budistas realizamos la misma práctica, pero no todos creemos lo mismo. Un budista de escuela tibetana tiene un montón de creencias que un budista zen no tiene, y a la inversa. Sin embargo, a lo que la práctica respecta, ambos deben meditar igual.

La meditación te hace vulnerable a la posesión de demonios y al ataque de espíritus malignos.

La meditación no debe tomarse con ideas preconcebidas. Debe tomarse como un ejercicio de crecimiento y desarrollo. Como una práctica individual sin otras expectativas que el fortalecimiento de la mente y del cuerpo. Agregarle elementos externos a la meditación es entorpecerla con cosas ajenas a su realización. Además, desde el punto de vista espiritual según la doctrina propia y las diferentes tradiciones, lo que ocurre es todo lo contrario. Es una técnica de protección.

La meditación te hace egoísta porque solo piensas en tu bienestar.

Sí, y no. Esto se usa desde hace mucho tiempo para desacreditar la práctica budista por parte de las religiones teístas. La afirmación viene del hecho de que un budista se preocupa principalmente de su bienestar y fortalecimiento, antes del bienestar de los demás.

Obviamente es una afirmación maliciosa. El Dhamma enseña a practicar una vida de servicio desde el primer momento y durante toda la vida. Pero sí hay un elemento que se asocia malintencionadamente con el egoísmo, y es la preparación. Los budistas tenemos la misión de ayudar a la mayor cantidad de seres posibles. Para poder abarcar la mayor cantidad de seres posibles, debemos estudiar, practicar y fortalecernos. De la misma manera que un médico tuvo que gastar grandes cantidades de tiempo, dinero y energía a su formación antes de ser médico, el budista tiene que aprender a meditar y a comprender el Dhamma lo más profundamente posible antes de poder ayudar con todo su potencial a los seres que le rodean. Durante su etapa de preparación, el estudiante de medicina casi no sale, sus relaciones son intermitentes, la mayoría de su dinero se invierte en sus estudios, su atención a otros ámbitos es menor porque todo su esfuerzo está en el desarrollo de sus estudios.

El estudiante de medicina es egoísta porque durante su preparación solo le importa su carrera. El budista también. Pero el objetivo principal de ambos es alcanzar el estado máximo de conocimiento y de capacidad para ayudar a otros. Cuando el estudiante por fin consiga su título, contará con una capacidad de ayudar a muchas más personas y de una manera mucho más importante de lo que podía hacerlo antes de entrar a la universidad. La diferencia es que el médico se gradúa y el budista no. Debe seguir practicando y estudiando al tiempo que sirve a los demás.

Por lo tanto, es necesario apartar un espacio y tiempo exclusivos para la práctica de estudio y meditación por encima de todo lo demás. Porque si no hacemos nuestra práctica, nuestra capacidad y disposición para servir a otro va a ser tan insipiente como la que teníamos antes de conocer el Dhamma.

 Hablemos del minfulness.

La atención consciente o mindfulness, es una forma de meditación muy popular actualmente. En el mundo budista hay discusión sobre su veracidad o utilidad real. Algunos creen que el llamado mindfulness es verdadera meditación budista. Otros creen que es otra farsa mercantilista reciclada de los 80s como el método Silva o las técnicas de meditación de Osho. La verdad es que puede ser útil, pero también puede ser una farsa. E incluso un peligro. Ese es el problema con las formas de budismo occidental. Mezclan verdad con basura psicologista.

El mindfulness está inspirado en la meditación consciente enseñada por el maestro Tich Nhat Hanh, uno de los maestros budistas más grandes que ha desarrollado formas de enseñanza muy prácticas y útiles para las sociedades occidentales. El maestro Hanh simplificó la esencia de la meditación budista y la presentó a los occidentales como forma básica de entrenamiento para la práctica del budismo zen.

Como era de esperarse, un mercantilista estadounidense tomó esta idea del maestro Hanh, le retiro todo elemento budista y le añadió toda la escuela de la psicología de consumo norteamericana para venderla en forma de libros, retiros, conferencias, etc. Rellenó el vacío del Dhamma con datos científicos, estadísticas de satisfacción de consumo, testimonios de celebridades y toda esa encantadora lírica que incluye metafísica, neurología, medicina y por supuesto, el antecedente místico oriental que garantiza su romantización. Toda una línea de productos y servicios con el apellido mindulness. De la misma forma que se había hecho anteriormente con la palabra zen y que aún se hace con el budismo en general.

Entonces, ¿Estudiar y practicar el mindfulness occidental está mal? ¿Qué dicen los maestros?

Los monjes consultados sobre el tema del mindfulness explican que estudiar este tipo de técnica no es precisamente algo malo. De hecho, sí se puede obtener algún tipo de beneficio de ella. Sin embargo, basar la práctica de meditación solo en este tipo de técnica tampoco es lo más recomendable.

Esta técnica de meditación ligera está basada en la meditación budista, pero no contiene ningún elemento de la Enseñanza Budista ya que se le ha retirado todo componente espiritual para poder venderlo de manera más pura, desde el punto de vista comercial. El aspecto espiritual siempre incluye algún grado de esfuerzo, de trabajo y de compromiso. Y estos elementos no son atractivos al “cliente espiritual”, que solo reacciona positivamente a productos fáciles de adquirir, de usar y que prometen resultados rápidos (que nunca son ciertos) esperando solo ganancias fáciles sin ningún grado de esfuerzo ni responsabilidad.

El mindfulnes es básicamente meditación budista sin nada de budismo. Y eso simplemente no funciona. Es como comprar una hamburguesa sin carne. Solo pan, lechuga y salsas. No tiene sentido. Y es ahí, según los monjes consultados, en donde está el peligro. Ponga atención al siguiente comentario y recomendación de los monjes.

Como ya mencionamos, el mindfulness en sí mismo no es una mala técnica, pero es una técnica incompleta. Al practicar la meditación de forma tan básica y sin ningún compromiso buscando solo el bienestar y la comodidad en el aquí y el ahora, la persona puede adentrarse a rincones de su mente a los cuales no había entrado nunca. Este tipo de ejercicios mentales, sin una debida preparación ni guía, pueden generar que algunos factores mentales reaccionen de forma inesperada, ya que la mente siempre se defiende de forma automática cuando se le intenta cambiar algún parámetro sin preparación alguna.

Sin una introducción adecuada, ni una guía segura y definida, la mente basada solo en el mindfulness puede desatar problemas que estaban bajo la superficie. Y como la técnica solo se basa en bienestar, en comodidad, y en vivir el presente sin otro objetivo que vivir en el presente, se pueden ocasionar problemas de inestabilidad emocional y física que posteriormente requerirán intervención de un mayor nivel.

Es como una promoción en la que supuestamente te enseñan a manejar un automóvil, pero en realidad solo te enseñan a encender el motor y a iniciar la marcha. No te enseñan nada más. Ni a usar el embrague, a poner la gasolina, a leer las señales de tránsito, a cambiar una llanta, ¡ni a frenar! Nada. Solo sabes arrancar el motor, avanzar y acelerar. Y como se ve tan fácil y divertido, te vas satisfecho sin pensar en que no tienes idea de cómo manejar esa máquina y vas directo a un desastre. Eso es el mindfulness.

Entonces los maestros dicen, si quieres estudiar mindfulness, adelante, hazlo. Sácale todo el provecho que puedas. Es una buena introducción a la meditación. Pero no te quedes ahí. Úsalo solo como una introducción y sigue avanzando. Después de adoptar la técnica básica, lo cual es realmente fácil, estudia la meditación en su fuente. Consulta a maestros budistas y las técnicas adecuadas de meditación. Cuida tu mente. La meditación requiere estudio y comprensión de lo que se está haciendo. Estudia la meditación de forma más amplia y profunda hasta que comprendas el trabajo que realmente requiere y la responsabilidad que adquieres con tu cuerpo y con tu mente. Entonces los beneficios sí serán reales y duraderos en tanto la meditación se convierta en un verdadero hábito.

En pocas palabras, aprovecha la introducción del mindfulness, pero no te estanques en ella. Refuérzate con los fundamentos de las Enseñanzas Budistas que le fueron retirados y olvídate de las palabras relajación, bienestar y comodidad como objetivos de meditación. La verdadera meditación budista es muy completa y absolutamente segura. Y se realiza sin ningún tipo de expectativa sobre algún beneficio egocéntrico y personal. Una de las principales características de la meditación budista es que contiene un fundamento ético y moral de servicio a los demás, y el mindfulness, no lo tiene. De hecho, carece de todo tipo de disciplina real.

 Además de esto, al practicar la verdadera meditación budista, cuentas con una gran cantidad de personas expertas y confiables con las cuales puedes consultar y que no te cobrarán nada por ello. Esta es la recomendación de los monjes budistas sobre el mindfulness.

Obviamente, esta es una recomendación para las personas que han consumido este tipo de instrucción de meditación o que están interesadas en acceder a estos cursos. Pero el mindfulness es solo una opción. La meditación budista tiene sus propias formas introductorias y técnicas para principiantes.

Aunque he estudiado el mindfulness desde el maestro Hanh hasta su promoción en occidente, nunca me ha llamado la atención practicarlo. De todas maneras, la propia meditación budista basta, y es en mi opinión muy superior a las populares técnicas del minfulness promocionadas desde entonces hasta ahora. Sería como pagar por una bicicleta muy costosa cuando puedes contar con un avión gratis. Pero esta es una opinión personal. Como dicen los maestros, si te gusta el mindfulness, sácale todo el provecho. Pero no te estanques.

La meditación budista

La meditación budista es un tipo de meditación específico enmarcado dentro de la doctrina del Dhamma, las Enseñanzas del Buda, y que tiene como objetivo el fortalecimiento de la mente y del cuerpo, la práctica de una disciplina espiritual, la interiorización de una práctica ética y el desarrollo de una integridad que se fundamenta en el servicio a los demás y la protección de la vida. Descrito así no parece muy atractivo. Incluso puede parecer demasiado trabajoso como para querer intentarlo. Pero la meditación budista se basa en la simpleza y la sencillez desde las cuales se realiza un trabajo provechoso y disciplinado. En el budismo, disciplina no significa tortura, acción desagradable o trabajo castigador como se nos ha enseñado a interpretarla en occidente. En el budismo, disciplina significa trabajo fortalecedor, gratificante y satisfactorio. Por eso la meditación es tan agradable cuando se desarrolla como hábito.

El tema de la meditación budista es extremadamente extenso, y sería imposible abarcarlo en su totalidad de forma medianamente detallada en un espacio como este. Sin embargo, comentaremos algunos aspectos generales.

Básicamente podemos hablar de dos tipos de meditación. Meditación Samatha y meditación Vipassana. La meditación Samatha se fundamenta en la quietud y la concentración para aquietar la mente y dominar los pensamientos erráticos. Usa objetos de concentración variados y maneja técnicas básicas de respiración. La meditación Vipassanna se realiza después. Se fundamenta en el interior de la mente y en la comprensión de las verdades del Dhamma. Es la interiorización del Dhamma y a través de esta se profundiza en la sabiduría. Ambas meditaciones tienen a su vez más ramificaciones que contrarrestan aspectos negativos de la mente y desarrollan áreas específicas de fortalecimiento.

Los maestros recomiendan que el principiante procure no saturarse con conceptos y definiciones de la doctrina si antes no ha dominado los elementos básicos y generales de la práctica. Lo mejor es iniciar practicando la meditación de la forma más básica y sencilla posible. Y según se vaya ajustando la mente a una costumbre de práctica, se vayan estudiando e interiorizando todos los concentos de la doctrina y de la meditación. Los cuales se van practicando uno a uno mientras se van aprendiendo. Por eso no es bueno ser muy riguroso con la memorización de los diferentes tipos de meditación y sus definiciones al iniciar la práctica. El exceso de información puede abrumar al meditador y el propósito de la meditación es precisamente lo contrario.

Poco a poco, con paciencia y trabajo continuo, el meditador irá escalando uno a uno los distintos niveles de la Recta Meditación, estudiando las Enseñanzas y consultando a los monjes. A su propio ritmo y sin afán alguno. Esta es una clave importante.

En esencia, la meditación budista busca tranquilizar la mente. Aquietarla. Desarrollar control sobre ella. Buscamos precisamente eliminar conceptos y programas mentales. Estamos tan llenos de sistemas de pensamiento incorrectos que vamos por el mundo chocándonos contra las paredes y haciéndonos daño. La meditación busca una mente sencilla. Una mente de principiante. Que no juzga, no se hace daño con emociones nocivas, y no reacciona de forma automática. Para esto se necesita teoría y práctica a la vez. Es un ejercicio global que desarrolla todas las áreas de la persona.

La meditación abarca y fortalece todas las otras siete prácticas del Noble Sendero. Se puede meditar sobre cada grado de la rueda y sobre las bases fundamentales de la doctrina. Existen manuales básicos de meditación budista de distintas escuelas y maestros. Para iniciar en la práctica de la meditación, lo mejor es leer información sobre meditación enseñada por un monje. He iniciar una práctica de forma sencilla. Conforme pasa el tiempo y se domine la técnica básica, se van estudiando las bases de la meditación budista y se van adaptando a la práctica ya iniciada. Realmente no es nada complejo ni difícil de realizar. Solo requiere un mínimo de dedicación y continuidad.

Recuerde, no es un concurso. No tiene puntajes, triunfos ni fracasos como un deporte. No existe la buena o la mala meditación. Solo existe la meditación. La única meditación mala es la que no se hace.

Para una explicación más técnica y práctica de la meditación y su práctica diaria, mira el artículo de meditación de nuestro blog que puedes leer aquí (meditación budista).

Hasta ahora hemos visto los fundamentos básicos de la doctrina budista que son las Cuatro Nobles Verdades y cada grado del Noble Óctuple Sendero. Para conocer más fundamentos esenciales de la doctrina budista que te ayuden en tu iniciación de la práctica de las Enseñanzas, suscríbete a nuestro blog y haz parte de nuestra comunidad en Facebook (Budismo PSL).