También conocido como recta concentración. Según nuestro esquema de aprendizaje es el octavo grado del Óctuple Noble Sendero, y hace referencia al ejercicio físico y mental de la meditación enseñado por el Buda. Mantenga presente que cuando mencionamos aquí la palabra meditación, nos referimos específicamente a la meditación budista, ya que existen diversas formas y tipos de meditación.
El
ejercicio de la meditación puede realizarse antes del estudio del Noble Óctuple
Sendero, durante su estudio y al tener una comprensión básica de los anteriores
siete grados. Es la práctica fundamental del budismo. Prepara el camino para
toda la práctica, mantiene la práctica y fortalece la práctica desde su inicio
hasta su madurez. Se podría decir que es la base fundamental de la práctica
budista.
La
meditación se ha hecho muy popular. Actualmente tiene su propio comercio en la
literatura y en diversos servicios. Sin embargo, como todo en el budismo,
también ha sido tergiversado para sacarle el máximo provecho comercial,
desvirtuando su verdadera naturaleza y convirtiéndolo en un concepto liviano,
facilista, empalagoso y en muchos casos, inútil. Y esto también sucede en los
propios templos budistas occidentales. Por lo tanto, debemos hacer una breve aclaración
de lo que es la meditación budista para evitar confusiones e irnos por caminos
incorrectos.
Es serenidad, NO relajación.
Primero
que nada, la meditación no es una
técnica de relajación. Existen técnicas meditativas de relajación, pero
no tienen que ver con la práctica budista. El objetivo de la meditación budista
nunca es la relajación. Es cierto que con la práctica habitual, la mente
consigue un estado de calma y tranquilidad que se va haciendo más pleno según
se fortalezca la práctica. Pero esto no es relajación, es serenidad. Claridad
mental. La diferencia es que la relajación es un estado placentero de quietud y
adormilamiento. En cambio, la serenidad es un estado de alerta calmado.
Una
persona en un estado mental relajado, al someterse a un estímulo aversivo como
un ruido fuerte, un estallido, o una alarma, sentirá que su estado mental se
quiebra inmediatamente. Como una
superficie de agua quieta cuando alguien le arroja una piedra. Su relajación se
interrumpirá y se sobresaltará debido a la suspensión repentina de su estado de
quietud. Una persona con calma y serenidad, cunado sienta algún estímulo de
este tipo, no sufrirá una interrupción brusca de su estado mental porque su
mente ya estaba alerta y se encontraba preparada para activarse y actuar según
los cambios de la situación. La persona entrenada en la atención, y no en la
relajación, no cambiará de estado mental bruscamente porque su estado mental ya
era el estar atento, lo cual es lo contrario de estar relajado.
Es
por esto que las personas acostumbradas a ir a retiros de meditación en los
cuales se relajan, no resisten la confrontación. Son muy sensibles al estrés.
Son muy frágiles ante los estímulos fuertes y no soportan la intensidad de la
vida común. El exceso de relajación crea personas débiles, hipersensibles y
pobremente capacitadas para lidiar con los problemas de la vida y para asumir
la responsabilidad de sus propios actos. Precisamente por eso solo buscan
relajarse. A este tipo de meditación de relajación vendida como meditación
budista la llamo, “meditación para turistas”. La meditación debidamente
realizada tiene el efecto contrario.
La
meditación no es relajación, es disciplina. Es un estado consciente de alerta.
La concentración del estado de vigilia guiado por los parámetros de las
Enseñanzas. En el estudio y la práctica de la meditación y del Dhamma en
general, el Buda jamás da ninguna instrucción que incluya relajarse. La palabra
“relajación” no aparece en ninguna parte de las Enseñanzas.
Estado alterado de conciencia o
trance.
La
meditación no genera ningún estado alterado de conciencia o trance. De nuevo,
estos estados son lo contrario a la dirección real de la meditación. Son lo
opuesto a lo que la meditación budista pretende llegar. Las alteraciones de la
conciencia son eso, alteraciones. Disrupciones del estado natural de la mente.
En nuestro caso, buscamos aclarar el estado natural de la mente y fortalecerlo.
No
se entra en contacto con seres incorpóreos ni se ven dimensiones alternas ni
nada por el estilo. Las realidades alternas en este caso son material de
ficción. El objetivo de la meditación es la limpieza de la mente y el
fortalecimiento de su verdadera naturaleza. Querer meditar para encontrar
estados o fuerzas supernaturales o sobrehumanas es querer usar la meditación
para alcanzar privilegios extraordinarios por encima de los demás. Eso obedece
a una ambición infantil de querer ser único y especial. Lo cual es la
manifestación de un ego hambriento. Si meditas para ser especial, estás en el
lugar equivocado.
La meditación hace que los
monjes adquieran poderes mágicos que nosotros también podemos adquirir.
Lo
mismo del punto anterior. Todas esas fábulas sobre monjes con poderes mágicos
son solo eso. Fábulas. Buscan dejar una enseñanza o un ejemplo de práctica,
pero no son reales. Recordemos que en cuanto a la realización del camino, hay
que separar creencia de práctica. Todos los budistas realizamos la misma
práctica, pero no todos creemos lo mismo. Un budista de escuela tibetana tiene
un montón de creencias que un budista zen no tiene, y a la inversa. Sin
embargo, a lo que la práctica respecta, ambos deben meditar igual.
La meditación te hace vulnerable
a la posesión de demonios y al ataque de espíritus malignos.
La
meditación no debe tomarse con ideas preconcebidas. Debe tomarse como un
ejercicio de crecimiento y desarrollo. Como una práctica individual sin otras
expectativas que el fortalecimiento de la mente y del cuerpo. Agregarle
elementos externos a la meditación es entorpecerla con cosas ajenas a su
realización. Además, desde el punto de vista espiritual según la doctrina
propia y las diferentes tradiciones, lo que ocurre es todo lo contrario. Es una
técnica de protección.
La meditación te hace egoísta
porque solo piensas en tu bienestar.
Sí,
y no. Esto se usa desde hace mucho tiempo para desacreditar la práctica budista
por parte de las religiones teístas. La afirmación viene del hecho de que un
budista se preocupa principalmente de su bienestar y fortalecimiento, antes del
bienestar de los demás.
Obviamente
es una afirmación maliciosa. El Dhamma enseña a practicar una vida de servicio
desde el primer momento y durante toda la vida. Pero sí hay un elemento que se
asocia malintencionadamente con el egoísmo, y es la preparación. Los budistas
tenemos la misión de ayudar a la mayor cantidad de seres posibles. Para poder
abarcar la mayor cantidad de seres posibles, debemos estudiar, practicar y
fortalecernos. De la misma manera que un médico tuvo que gastar grandes
cantidades de tiempo, dinero y energía a su formación antes de ser médico, el
budista tiene que aprender a meditar y a comprender el Dhamma lo más
profundamente posible antes de poder ayudar con todo su potencial a los seres
que le rodean. Durante su etapa de preparación, el estudiante de medicina casi
no sale, sus relaciones son intermitentes, la mayoría de su dinero se invierte
en sus estudios, su atención a otros ámbitos es menor porque todo su esfuerzo
está en el desarrollo de sus estudios.
El
estudiante de medicina es egoísta porque durante su preparación solo le importa
su carrera. El budista también. Pero el objetivo principal de ambos es alcanzar
el estado máximo de conocimiento y de capacidad para ayudar a otros. Cuando el
estudiante por fin consiga su título, contará con una capacidad de ayudar a
muchas más personas y de una manera mucho más importante de lo que podía
hacerlo antes de entrar a la universidad. La diferencia es que el médico se
gradúa y el budista no. Debe seguir practicando y estudiando al tiempo que
sirve a los demás.
Por
lo tanto, es necesario apartar un espacio y tiempo exclusivos para la práctica
de estudio y meditación por encima de todo lo demás. Porque si no hacemos nuestra
práctica, nuestra capacidad y disposición para servir a otro va a ser tan
insipiente como la que teníamos antes de conocer el Dhamma.
Hablemos
del minfulness.
La
atención consciente o mindfulness, es una forma de meditación muy popular
actualmente. En el mundo budista hay discusión sobre su veracidad o utilidad
real. Algunos creen que el llamado mindfulness es verdadera meditación
budista. Otros creen que es otra farsa mercantilista reciclada de los 80s como
el método Silva o las técnicas de meditación de Osho. La verdad es que puede
ser útil, pero también puede ser una farsa. E incluso un peligro. Ese es el
problema con las formas de budismo occidental. Mezclan verdad con basura psicologista.
El
mindfulness está inspirado en la meditación consciente enseñada por el maestro
Tich Nhat Hanh, uno de los maestros budistas más grandes que ha desarrollado
formas de enseñanza muy prácticas y útiles para las sociedades occidentales. El
maestro Hanh simplificó la esencia de la meditación budista y la presentó a los
occidentales como forma básica de entrenamiento para la práctica del budismo
zen.
Como
era de esperarse, un mercantilista estadounidense tomó esta idea del maestro
Hanh, le retiro todo elemento budista y le añadió toda la escuela de la
psicología de consumo norteamericana para venderla en forma de libros, retiros,
conferencias, etc. Rellenó el vacío del Dhamma con datos científicos,
estadísticas de satisfacción de consumo, testimonios de celebridades y toda esa
encantadora lírica que incluye metafísica, neurología, medicina y por supuesto,
el antecedente místico oriental que garantiza su romantización. Toda una línea
de productos y servicios con el apellido mindulness. De la misma forma que se
había hecho anteriormente con la palabra zen y que aún se hace con el budismo
en general.
Entonces,
¿Estudiar y practicar el mindfulness occidental está mal? ¿Qué dicen los
maestros?
Los
monjes consultados sobre el tema del mindfulness explican que estudiar este
tipo de técnica no es precisamente algo malo. De hecho, sí se puede obtener
algún tipo de beneficio de ella. Sin embargo, basar la práctica de meditación solo
en este tipo de técnica tampoco es lo más recomendable.
Esta
técnica de meditación ligera está basada en la meditación budista, pero no
contiene ningún elemento de la Enseñanza Budista ya que se le ha retirado todo componente
espiritual para poder venderlo de manera más pura, desde el punto de vista
comercial. El aspecto espiritual siempre incluye algún grado de esfuerzo, de
trabajo y de compromiso. Y estos elementos no son atractivos al “cliente
espiritual”, que solo reacciona positivamente a productos fáciles de adquirir,
de usar y que prometen resultados rápidos (que nunca son ciertos) esperando
solo ganancias fáciles sin ningún grado de esfuerzo ni responsabilidad.
El
mindfulnes es básicamente meditación budista sin nada de budismo. Y eso
simplemente no funciona. Es como comprar una hamburguesa sin carne. Solo pan,
lechuga y salsas. No tiene sentido. Y es ahí, según los monjes consultados, en
donde está el peligro. Ponga atención al siguiente comentario y recomendación
de los monjes.
Como
ya mencionamos, el mindfulness en sí mismo no es una mala técnica, pero es una
técnica incompleta. Al practicar la meditación de forma tan básica y sin ningún
compromiso buscando solo el bienestar y la comodidad en el aquí y el ahora, la
persona puede adentrarse a rincones de su mente a los cuales no había entrado
nunca. Este tipo de ejercicios mentales, sin una debida preparación ni guía,
pueden generar que algunos factores mentales reaccionen de forma inesperada, ya
que la mente siempre se defiende de forma automática cuando se le intenta
cambiar algún parámetro sin preparación alguna.
Sin
una introducción adecuada, ni una guía segura y definida, la mente basada solo
en el mindfulness puede desatar problemas que estaban bajo la superficie. Y
como la técnica solo se basa en bienestar, en comodidad, y en vivir el presente
sin otro objetivo que vivir en el presente, se pueden ocasionar problemas de
inestabilidad emocional y física que posteriormente requerirán intervención de
un mayor nivel.
Es
como una promoción en la que supuestamente te enseñan a manejar un automóvil,
pero en realidad solo te enseñan a encender el motor y a iniciar la marcha. No
te enseñan nada más. Ni a usar el embrague, a poner la gasolina, a leer las
señales de tránsito, a cambiar una llanta, ¡ni a frenar! Nada. Solo sabes
arrancar el motor, avanzar y acelerar. Y como se ve tan fácil y divertido, te vas
satisfecho sin pensar en que no tienes idea de cómo manejar esa máquina y vas
directo a un desastre. Eso es el mindfulness.
Entonces
los maestros dicen, si quieres estudiar mindfulness, adelante, hazlo. Sácale
todo el provecho que puedas. Es una buena introducción a la meditación. Pero no
te quedes ahí. Úsalo solo como una introducción y sigue avanzando. Después de
adoptar la técnica básica, lo cual es realmente fácil, estudia la meditación en
su fuente. Consulta a maestros budistas y las técnicas adecuadas de meditación.
Cuida tu mente. La meditación requiere estudio y comprensión de lo que se está
haciendo. Estudia la meditación de forma más amplia y profunda hasta que
comprendas el trabajo que realmente requiere y la responsabilidad que adquieres
con tu cuerpo y con tu mente. Entonces los beneficios sí serán reales y
duraderos en tanto la meditación se convierta en un verdadero hábito.
En
pocas palabras, aprovecha la introducción del mindfulness, pero no te
estanques en ella. Refuérzate con los fundamentos de las Enseñanzas Budistas
que le fueron retirados y olvídate de las palabras relajación, bienestar y
comodidad como objetivos de meditación. La verdadera meditación budista es muy
completa y absolutamente segura. Y se realiza sin ningún tipo de expectativa
sobre algún beneficio egocéntrico y personal. Una de las principales
características de la meditación budista es que contiene un fundamento ético y
moral de servicio a los demás, y el mindfulness, no lo tiene. De hecho, carece
de todo tipo de disciplina real.
Además de esto, al practicar la verdadera
meditación budista, cuentas con una gran cantidad de personas expertas y confiables
con las cuales puedes consultar y que no te cobrarán nada por ello. Esta es la
recomendación de los monjes budistas sobre el mindfulness.
Obviamente,
esta es una recomendación para las personas que han consumido este tipo de
instrucción de meditación o que están interesadas en acceder a estos cursos.
Pero el mindfulness es solo una opción. La meditación budista tiene sus
propias formas introductorias y técnicas para principiantes.
Aunque
he estudiado el mindfulness desde el maestro Hanh hasta su promoción en
occidente, nunca me ha llamado la atención practicarlo. De todas maneras, la
propia meditación budista basta, y es en mi opinión muy superior a las
populares técnicas del minfulness promocionadas desde entonces hasta ahora.
Sería como pagar por una bicicleta muy costosa cuando puedes contar con un
avión gratis. Pero esta es una opinión personal. Como dicen los maestros, si te
gusta el mindfulness, sácale todo el provecho. Pero no te estanques.
La meditación budista
La meditación
budista es un tipo de meditación específico enmarcado dentro de la doctrina del
Dhamma, las Enseñanzas del Buda, y que tiene como objetivo el fortalecimiento
de la mente y del cuerpo, la práctica de una disciplina espiritual, la
interiorización de una práctica ética y el desarrollo de una integridad que se
fundamenta en el servicio a los demás y la protección de la vida. Descrito así
no parece muy atractivo. Incluso puede parecer demasiado trabajoso como para
querer intentarlo. Pero la meditación budista se basa en la simpleza y la sencillez
desde las cuales se realiza un trabajo provechoso y disciplinado. En el
budismo, disciplina no significa tortura, acción desagradable o trabajo castigador
como se nos ha enseñado a interpretarla en occidente. En el budismo, disciplina
significa trabajo fortalecedor, gratificante y satisfactorio. Por eso la
meditación es tan agradable cuando se desarrolla como hábito.
El tema de la
meditación budista es extremadamente extenso, y sería imposible abarcarlo en su
totalidad de forma medianamente detallada en un espacio como este. Sin embargo,
comentaremos algunos aspectos generales.
Básicamente podemos
hablar de dos tipos de meditación. Meditación Samatha y meditación Vipassana.
La meditación Samatha se fundamenta en la quietud y la concentración para
aquietar la mente y dominar los pensamientos erráticos. Usa objetos de
concentración variados y maneja técnicas básicas de respiración. La meditación
Vipassanna se realiza después. Se fundamenta en el interior de la mente y en la
comprensión de las verdades del Dhamma. Es la interiorización del Dhamma y a
través de esta se profundiza en la sabiduría. Ambas meditaciones tienen a su
vez más ramificaciones que contrarrestan aspectos negativos de la mente y
desarrollan áreas específicas de fortalecimiento.
Los maestros
recomiendan que el principiante procure no saturarse con conceptos y
definiciones de la doctrina si antes no ha dominado los elementos básicos y
generales de la práctica. Lo mejor es iniciar practicando la meditación de la
forma más básica y sencilla posible. Y según se vaya ajustando la mente a una
costumbre de práctica, se vayan estudiando e interiorizando todos los concentos
de la doctrina y de la meditación. Los cuales se van practicando uno a uno
mientras se van aprendiendo. Por eso no es bueno ser muy riguroso con la
memorización de los diferentes tipos de meditación y sus definiciones al
iniciar la práctica. El exceso de información puede abrumar al meditador y el
propósito de la meditación es precisamente lo contrario.
Poco a poco, con
paciencia y trabajo continuo, el meditador irá escalando uno a uno los
distintos niveles de la Recta Meditación, estudiando las Enseñanzas y
consultando a los monjes. A su propio ritmo y sin afán alguno. Esta es una
clave importante.
En esencia, la
meditación budista busca tranquilizar la mente. Aquietarla. Desarrollar control
sobre ella. Buscamos precisamente eliminar conceptos y programas mentales.
Estamos tan llenos de sistemas de pensamiento incorrectos que vamos por el
mundo chocándonos contra las paredes y haciéndonos daño. La meditación busca
una mente sencilla. Una mente de principiante. Que no juzga, no se hace daño
con emociones nocivas, y no reacciona de forma automática. Para esto se
necesita teoría y práctica a la vez. Es un ejercicio global que desarrolla
todas las áreas de la persona.
La meditación abarca
y fortalece todas las otras siete prácticas del Noble Sendero. Se puede meditar
sobre cada grado de la rueda y sobre las bases fundamentales de la doctrina.
Existen manuales básicos de meditación budista de distintas escuelas y
maestros. Para iniciar en la práctica de la meditación, lo mejor es leer
información sobre meditación enseñada por un monje. He iniciar una práctica de
forma sencilla. Conforme pasa el tiempo y se domine la técnica básica, se van
estudiando las bases de la meditación budista y se van adaptando a la práctica
ya iniciada. Realmente no es nada complejo ni difícil de realizar. Solo
requiere un mínimo de dedicación y continuidad.
Recuerde, no es un
concurso. No tiene puntajes, triunfos ni fracasos como un deporte. No existe
la buena o la mala meditación. Solo existe la meditación. La única
meditación mala es la que no se hace.
Para una explicación
más técnica y práctica de la meditación y su práctica diaria, mira el artículo
de meditación de nuestro blog que puedes leer aquí (meditación budista).
Hasta ahora hemos visto los fundamentos básicos de la doctrina budista que son las Cuatro Nobles Verdades y cada grado del Noble Óctuple Sendero. Para conocer más fundamentos esenciales de la doctrina budista que te ayuden en tu iniciación de la práctica de las Enseñanzas, suscríbete a nuestro blog y haz parte de nuestra comunidad en Facebook (Budismo PSL).
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