miércoles, 4 de agosto de 2021

RECTA MEDITACIÓN

                      

También conocido como recta concentración. Según nuestro esquema de aprendizaje es el octavo grado del Óctuple Noble Sendero, y hace referencia al ejercicio físico y mental de la meditación enseñado por el Buda.  Mantenga presente que cuando mencionamos aquí la palabra meditación, nos referimos específicamente a la meditación budista, ya que existen diversas formas y tipos de meditación.

El ejercicio de la meditación puede realizarse antes del estudio del Noble Óctuple Sendero, durante su estudio y al tener una comprensión básica de los anteriores siete grados. Es la práctica fundamental del budismo. Prepara el camino para toda la práctica, mantiene la práctica y fortalece la práctica desde su inicio hasta su madurez. Se podría decir que es la base fundamental de la práctica budista.

La meditación se ha hecho muy popular. Actualmente tiene su propio comercio en la literatura y en diversos servicios. Sin embargo, como todo en el budismo, también ha sido tergiversado para sacarle el máximo provecho comercial, desvirtuando su verdadera naturaleza y convirtiéndolo en un concepto liviano, facilista, empalagoso y en muchos casos, inútil. Y esto también sucede en los propios templos budistas occidentales. Por lo tanto, debemos hacer una breve aclaración de lo que es la meditación budista para evitar confusiones e irnos por caminos incorrectos.

Es serenidad, NO relajación.

Primero que nada, la meditación no es una técnica de relajación. Existen técnicas meditativas de relajación, pero no tienen que ver con la práctica budista. El objetivo de la meditación budista nunca es la relajación. Es cierto que con la práctica habitual, la mente consigue un estado de calma y tranquilidad que se va haciendo más pleno según se fortalezca la práctica. Pero esto no es relajación, es serenidad. Claridad mental. La diferencia es que la relajación es un estado placentero de quietud y adormilamiento. En cambio, la serenidad es un estado de alerta calmado.

Una persona en un estado mental relajado, al someterse a un estímulo aversivo como un ruido fuerte, un estallido, o una alarma, sentirá que su estado mental se quiebra inmediatamente.  Como una superficie de agua quieta cuando alguien le arroja una piedra. Su relajación se interrumpirá y se sobresaltará debido a la suspensión repentina de su estado de quietud. Una persona con calma y serenidad, cunado sienta algún estímulo de este tipo, no sufrirá una interrupción brusca de su estado mental porque su mente ya estaba alerta y se encontraba preparada para activarse y actuar según los cambios de la situación. La persona entrenada en la atención, y no en la relajación, no cambiará de estado mental bruscamente porque su estado mental ya era el estar atento, lo cual es lo contrario de estar relajado.

Es por esto que las personas acostumbradas a ir a retiros de meditación en los cuales se relajan, no resisten la confrontación. Son muy sensibles al estrés. Son muy frágiles ante los estímulos fuertes y no soportan la intensidad de la vida común. El exceso de relajación crea personas débiles, hipersensibles y pobremente capacitadas para lidiar con los problemas de la vida y para asumir la responsabilidad de sus propios actos. Precisamente por eso solo buscan relajarse. A este tipo de meditación de relajación vendida como meditación budista la llamo, “meditación para turistas”. La meditación debidamente realizada tiene el efecto contrario.

La meditación no es relajación, es disciplina. Es un estado consciente de alerta. La concentración del estado de vigilia guiado por los parámetros de las Enseñanzas. En el estudio y la práctica de la meditación y del Dhamma en general, el Buda jamás da ninguna instrucción que incluya relajarse. La palabra “relajación” no aparece en ninguna parte de las Enseñanzas.

Estado alterado de conciencia o trance.

La meditación no genera ningún estado alterado de conciencia o trance. De nuevo, estos estados son lo contrario a la dirección real de la meditación. Son lo opuesto a lo que la meditación budista pretende llegar. Las alteraciones de la conciencia son eso, alteraciones. Disrupciones del estado natural de la mente. En nuestro caso, buscamos aclarar el estado natural de la mente y fortalecerlo.

No se entra en contacto con seres incorpóreos ni se ven dimensiones alternas ni nada por el estilo. Las realidades alternas en este caso son material de ficción. El objetivo de la meditación es la limpieza de la mente y el fortalecimiento de su verdadera naturaleza. Querer meditar para encontrar estados o fuerzas supernaturales o sobrehumanas es querer usar la meditación para alcanzar privilegios extraordinarios por encima de los demás. Eso obedece a una ambición infantil de querer ser único y especial. Lo cual es la manifestación de un ego hambriento. Si meditas para ser especial, estás en el lugar equivocado.

La meditación hace que los monjes adquieran poderes mágicos que nosotros también podemos adquirir.

Lo mismo del punto anterior. Todas esas fábulas sobre monjes con poderes mágicos son solo eso. Fábulas. Buscan dejar una enseñanza o un ejemplo de práctica, pero no son reales. Recordemos que en cuanto a la realización del camino, hay que separar creencia de práctica. Todos los budistas realizamos la misma práctica, pero no todos creemos lo mismo. Un budista de escuela tibetana tiene un montón de creencias que un budista zen no tiene, y a la inversa. Sin embargo, a lo que la práctica respecta, ambos deben meditar igual.

La meditación te hace vulnerable a la posesión de demonios y al ataque de espíritus malignos.

La meditación no debe tomarse con ideas preconcebidas. Debe tomarse como un ejercicio de crecimiento y desarrollo. Como una práctica individual sin otras expectativas que el fortalecimiento de la mente y del cuerpo. Agregarle elementos externos a la meditación es entorpecerla con cosas ajenas a su realización. Además, desde el punto de vista espiritual según la doctrina propia y las diferentes tradiciones, lo que ocurre es todo lo contrario. Es una técnica de protección.

La meditación te hace egoísta porque solo piensas en tu bienestar.

Sí, y no. Esto se usa desde hace mucho tiempo para desacreditar la práctica budista por parte de las religiones teístas. La afirmación viene del hecho de que un budista se preocupa principalmente de su bienestar y fortalecimiento, antes del bienestar de los demás.

Obviamente es una afirmación maliciosa. El Dhamma enseña a practicar una vida de servicio desde el primer momento y durante toda la vida. Pero sí hay un elemento que se asocia malintencionadamente con el egoísmo, y es la preparación. Los budistas tenemos la misión de ayudar a la mayor cantidad de seres posibles. Para poder abarcar la mayor cantidad de seres posibles, debemos estudiar, practicar y fortalecernos. De la misma manera que un médico tuvo que gastar grandes cantidades de tiempo, dinero y energía a su formación antes de ser médico, el budista tiene que aprender a meditar y a comprender el Dhamma lo más profundamente posible antes de poder ayudar con todo su potencial a los seres que le rodean. Durante su etapa de preparación, el estudiante de medicina casi no sale, sus relaciones son intermitentes, la mayoría de su dinero se invierte en sus estudios, su atención a otros ámbitos es menor porque todo su esfuerzo está en el desarrollo de sus estudios.

El estudiante de medicina es egoísta porque durante su preparación solo le importa su carrera. El budista también. Pero el objetivo principal de ambos es alcanzar el estado máximo de conocimiento y de capacidad para ayudar a otros. Cuando el estudiante por fin consiga su título, contará con una capacidad de ayudar a muchas más personas y de una manera mucho más importante de lo que podía hacerlo antes de entrar a la universidad. La diferencia es que el médico se gradúa y el budista no. Debe seguir practicando y estudiando al tiempo que sirve a los demás.

Por lo tanto, es necesario apartar un espacio y tiempo exclusivos para la práctica de estudio y meditación por encima de todo lo demás. Porque si no hacemos nuestra práctica, nuestra capacidad y disposición para servir a otro va a ser tan insipiente como la que teníamos antes de conocer el Dhamma.

 Hablemos del minfulness.

La atención consciente o mindfulness, es una forma de meditación muy popular actualmente. En el mundo budista hay discusión sobre su veracidad o utilidad real. Algunos creen que el llamado mindfulness es verdadera meditación budista. Otros creen que es otra farsa mercantilista reciclada de los 80s como el método Silva o las técnicas de meditación de Osho. La verdad es que puede ser útil, pero también puede ser una farsa. E incluso un peligro. Ese es el problema con las formas de budismo occidental. Mezclan verdad con basura psicologista.

El mindfulness está inspirado en la meditación consciente enseñada por el maestro Tich Nhat Hanh, uno de los maestros budistas más grandes que ha desarrollado formas de enseñanza muy prácticas y útiles para las sociedades occidentales. El maestro Hanh simplificó la esencia de la meditación budista y la presentó a los occidentales como forma básica de entrenamiento para la práctica del budismo zen.

Como era de esperarse, un mercantilista estadounidense tomó esta idea del maestro Hanh, le retiro todo elemento budista y le añadió toda la escuela de la psicología de consumo norteamericana para venderla en forma de libros, retiros, conferencias, etc. Rellenó el vacío del Dhamma con datos científicos, estadísticas de satisfacción de consumo, testimonios de celebridades y toda esa encantadora lírica que incluye metafísica, neurología, medicina y por supuesto, el antecedente místico oriental que garantiza su romantización. Toda una línea de productos y servicios con el apellido mindulness. De la misma forma que se había hecho anteriormente con la palabra zen y que aún se hace con el budismo en general.

Entonces, ¿Estudiar y practicar el mindfulness occidental está mal? ¿Qué dicen los maestros?

Los monjes consultados sobre el tema del mindfulness explican que estudiar este tipo de técnica no es precisamente algo malo. De hecho, sí se puede obtener algún tipo de beneficio de ella. Sin embargo, basar la práctica de meditación solo en este tipo de técnica tampoco es lo más recomendable.

Esta técnica de meditación ligera está basada en la meditación budista, pero no contiene ningún elemento de la Enseñanza Budista ya que se le ha retirado todo componente espiritual para poder venderlo de manera más pura, desde el punto de vista comercial. El aspecto espiritual siempre incluye algún grado de esfuerzo, de trabajo y de compromiso. Y estos elementos no son atractivos al “cliente espiritual”, que solo reacciona positivamente a productos fáciles de adquirir, de usar y que prometen resultados rápidos (que nunca son ciertos) esperando solo ganancias fáciles sin ningún grado de esfuerzo ni responsabilidad.

El mindfulnes es básicamente meditación budista sin nada de budismo. Y eso simplemente no funciona. Es como comprar una hamburguesa sin carne. Solo pan, lechuga y salsas. No tiene sentido. Y es ahí, según los monjes consultados, en donde está el peligro. Ponga atención al siguiente comentario y recomendación de los monjes.

Como ya mencionamos, el mindfulness en sí mismo no es una mala técnica, pero es una técnica incompleta. Al practicar la meditación de forma tan básica y sin ningún compromiso buscando solo el bienestar y la comodidad en el aquí y el ahora, la persona puede adentrarse a rincones de su mente a los cuales no había entrado nunca. Este tipo de ejercicios mentales, sin una debida preparación ni guía, pueden generar que algunos factores mentales reaccionen de forma inesperada, ya que la mente siempre se defiende de forma automática cuando se le intenta cambiar algún parámetro sin preparación alguna.

Sin una introducción adecuada, ni una guía segura y definida, la mente basada solo en el mindfulness puede desatar problemas que estaban bajo la superficie. Y como la técnica solo se basa en bienestar, en comodidad, y en vivir el presente sin otro objetivo que vivir en el presente, se pueden ocasionar problemas de inestabilidad emocional y física que posteriormente requerirán intervención de un mayor nivel.

Es como una promoción en la que supuestamente te enseñan a manejar un automóvil, pero en realidad solo te enseñan a encender el motor y a iniciar la marcha. No te enseñan nada más. Ni a usar el embrague, a poner la gasolina, a leer las señales de tránsito, a cambiar una llanta, ¡ni a frenar! Nada. Solo sabes arrancar el motor, avanzar y acelerar. Y como se ve tan fácil y divertido, te vas satisfecho sin pensar en que no tienes idea de cómo manejar esa máquina y vas directo a un desastre. Eso es el mindfulness.

Entonces los maestros dicen, si quieres estudiar mindfulness, adelante, hazlo. Sácale todo el provecho que puedas. Es una buena introducción a la meditación. Pero no te quedes ahí. Úsalo solo como una introducción y sigue avanzando. Después de adoptar la técnica básica, lo cual es realmente fácil, estudia la meditación en su fuente. Consulta a maestros budistas y las técnicas adecuadas de meditación. Cuida tu mente. La meditación requiere estudio y comprensión de lo que se está haciendo. Estudia la meditación de forma más amplia y profunda hasta que comprendas el trabajo que realmente requiere y la responsabilidad que adquieres con tu cuerpo y con tu mente. Entonces los beneficios sí serán reales y duraderos en tanto la meditación se convierta en un verdadero hábito.

En pocas palabras, aprovecha la introducción del mindfulness, pero no te estanques en ella. Refuérzate con los fundamentos de las Enseñanzas Budistas que le fueron retirados y olvídate de las palabras relajación, bienestar y comodidad como objetivos de meditación. La verdadera meditación budista es muy completa y absolutamente segura. Y se realiza sin ningún tipo de expectativa sobre algún beneficio egocéntrico y personal. Una de las principales características de la meditación budista es que contiene un fundamento ético y moral de servicio a los demás, y el mindfulness, no lo tiene. De hecho, carece de todo tipo de disciplina real.

 Además de esto, al practicar la verdadera meditación budista, cuentas con una gran cantidad de personas expertas y confiables con las cuales puedes consultar y que no te cobrarán nada por ello. Esta es la recomendación de los monjes budistas sobre el mindfulness.

Obviamente, esta es una recomendación para las personas que han consumido este tipo de instrucción de meditación o que están interesadas en acceder a estos cursos. Pero el mindfulness es solo una opción. La meditación budista tiene sus propias formas introductorias y técnicas para principiantes.

Aunque he estudiado el mindfulness desde el maestro Hanh hasta su promoción en occidente, nunca me ha llamado la atención practicarlo. De todas maneras, la propia meditación budista basta, y es en mi opinión muy superior a las populares técnicas del minfulness promocionadas desde entonces hasta ahora. Sería como pagar por una bicicleta muy costosa cuando puedes contar con un avión gratis. Pero esta es una opinión personal. Como dicen los maestros, si te gusta el mindfulness, sácale todo el provecho. Pero no te estanques.

La meditación budista

La meditación budista es un tipo de meditación específico enmarcado dentro de la doctrina del Dhamma, las Enseñanzas del Buda, y que tiene como objetivo el fortalecimiento de la mente y del cuerpo, la práctica de una disciplina espiritual, la interiorización de una práctica ética y el desarrollo de una integridad que se fundamenta en el servicio a los demás y la protección de la vida. Descrito así no parece muy atractivo. Incluso puede parecer demasiado trabajoso como para querer intentarlo. Pero la meditación budista se basa en la simpleza y la sencillez desde las cuales se realiza un trabajo provechoso y disciplinado. En el budismo, disciplina no significa tortura, acción desagradable o trabajo castigador como se nos ha enseñado a interpretarla en occidente. En el budismo, disciplina significa trabajo fortalecedor, gratificante y satisfactorio. Por eso la meditación es tan agradable cuando se desarrolla como hábito.

El tema de la meditación budista es extremadamente extenso, y sería imposible abarcarlo en su totalidad de forma medianamente detallada en un espacio como este. Sin embargo, comentaremos algunos aspectos generales.

Básicamente podemos hablar de dos tipos de meditación. Meditación Samatha y meditación Vipassana. La meditación Samatha se fundamenta en la quietud y la concentración para aquietar la mente y dominar los pensamientos erráticos. Usa objetos de concentración variados y maneja técnicas básicas de respiración. La meditación Vipassanna se realiza después. Se fundamenta en el interior de la mente y en la comprensión de las verdades del Dhamma. Es la interiorización del Dhamma y a través de esta se profundiza en la sabiduría. Ambas meditaciones tienen a su vez más ramificaciones que contrarrestan aspectos negativos de la mente y desarrollan áreas específicas de fortalecimiento.

Los maestros recomiendan que el principiante procure no saturarse con conceptos y definiciones de la doctrina si antes no ha dominado los elementos básicos y generales de la práctica. Lo mejor es iniciar practicando la meditación de la forma más básica y sencilla posible. Y según se vaya ajustando la mente a una costumbre de práctica, se vayan estudiando e interiorizando todos los concentos de la doctrina y de la meditación. Los cuales se van practicando uno a uno mientras se van aprendiendo. Por eso no es bueno ser muy riguroso con la memorización de los diferentes tipos de meditación y sus definiciones al iniciar la práctica. El exceso de información puede abrumar al meditador y el propósito de la meditación es precisamente lo contrario.

Poco a poco, con paciencia y trabajo continuo, el meditador irá escalando uno a uno los distintos niveles de la Recta Meditación, estudiando las Enseñanzas y consultando a los monjes. A su propio ritmo y sin afán alguno. Esta es una clave importante.

En esencia, la meditación budista busca tranquilizar la mente. Aquietarla. Desarrollar control sobre ella. Buscamos precisamente eliminar conceptos y programas mentales. Estamos tan llenos de sistemas de pensamiento incorrectos que vamos por el mundo chocándonos contra las paredes y haciéndonos daño. La meditación busca una mente sencilla. Una mente de principiante. Que no juzga, no se hace daño con emociones nocivas, y no reacciona de forma automática. Para esto se necesita teoría y práctica a la vez. Es un ejercicio global que desarrolla todas las áreas de la persona.

La meditación abarca y fortalece todas las otras siete prácticas del Noble Sendero. Se puede meditar sobre cada grado de la rueda y sobre las bases fundamentales de la doctrina. Existen manuales básicos de meditación budista de distintas escuelas y maestros. Para iniciar en la práctica de la meditación, lo mejor es leer información sobre meditación enseñada por un monje. He iniciar una práctica de forma sencilla. Conforme pasa el tiempo y se domine la técnica básica, se van estudiando las bases de la meditación budista y se van adaptando a la práctica ya iniciada. Realmente no es nada complejo ni difícil de realizar. Solo requiere un mínimo de dedicación y continuidad.

Recuerde, no es un concurso. No tiene puntajes, triunfos ni fracasos como un deporte. No existe la buena o la mala meditación. Solo existe la meditación. La única meditación mala es la que no se hace.

Para una explicación más técnica y práctica de la meditación y su práctica diaria, mira el artículo de meditación de nuestro blog que puedes leer aquí (meditación budista).

Hasta ahora hemos visto los fundamentos básicos de la doctrina budista que son las Cuatro Nobles Verdades y cada grado del Noble Óctuple Sendero. Para conocer más fundamentos esenciales de la doctrina budista que te ayuden en tu iniciación de la práctica de las Enseñanzas, suscríbete a nuestro blog y haz parte de nuestra comunidad en Facebook (Budismo PSL). 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario