La oración Metta o Metta Sutta es una oración budista muy conocida y usada por prácticamente todas las tradiciones y escuelas budistas. Se encuentra en el Sutta Nipata (Sn1.8) y en el Khuddakapatha (Khp 9) en el Canon Pali. Esta oración, conocida como la oración de amor benevolente, representa la intención que todo budista debe tener hacia todos los seres sintientes. Es prácticamente la oración budista por antonomasia. Describe en qué consiste la compasión budista la cual es distinta al concepto de compasión que normalmente conocemos. Esta es una oración muy conocida y difundida por todo el mundo budista. Es muy recomendada para recitar durante la dedicación devocional y también para la dedicación diaria al levantarse y/o antes de dormir.
La oración Metta sirve para disipar la ira, el rencor y los pensamientos negativos. Protege contra el kamma negativo y más importante aun, nos previene de generar mal kamma. Es una oración muy poderosa, nos protege contra el odio que nos generan las personas que se encuentran en un estado mental contaminado y fortalece nuestro compromiso con los cinco preceptos lo cual nos permite mantener una visión clara de nuestra brújula moral y el sendero del Buddha Dhamma que debemos seguir, evitando que nos desviemos de nuestro objetivo espiritual. Es recomendable mantener esta oración cerca y a la mano, y recitarla todos los días.
Karaniya Metta Sutta
Aquel que desee entrar en el estado de paz (Nibbana) y conseguir su propio bienestar debeser capaz, recto, muy recto, fácil de asesorar, afable, gentil y sin orgullo o vanidad.
Debe estar satisfecho, ser fácil de sustentar, con pocas obligaciones y posesiones, con control de los sentidos, prudente, respetuoso y sin apegos.
No deberá cometer la más mínima falta que pudiera ser objeto de censura por parte de los sabios. Que todos los seres estén felices y seguros. Que sus corazones se regocijen.
Que todos los seres que existen, débiles o fuertes, grandes, mediatos o bajos, pequeños o voluminosos, conocidos o desconocidos, cercanos o lejanos, nacidos o por nacer, que todos los seres sin excepción sean felices.
Que nadie engañe ni desprecie a otro en ningún lugar; que nadie desee el sufrimiento de otro con provocación o enemistad.
Así como con su propia vida, una madre protege a su hijo, su único hijo, de la misma forma uno debe cultivar un corazón sin límites hacia todos los seres.
Que los pensamientos de amor benevolente llenen todo el mundo, arriba, abajo, a lo largo y ancho; sin diferencias, sin malicia, sin enemistad.
Ya sea parado, caminando, sentado o acostado, mientras se esté despierto, que se cultive esta meditación de amor. Ésta, dicen, es la conducta más elevada en este mundo.
Sin caer en percepciones erróneas, virtuoso y dotado de visión, aquel que supera el apego a los sentidos ciertamente no volverá jamás a experimentar sufrimiento.
Sadhu, Sadhu, Sadhu.
Bien dicho, Bien dicho, Bien dicho…
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